
Te explicamos de forma cercana sus posibles causas (quiste mucoso, glándula inflamada, etc.), cuándo preocuparse, tratamientos y cuándo acudir al médico.

¿Cómo se quita una caries dental? Te lo explico paso a paso, desde qué es una caries y su tratamiento en el dentista, hasta mitos, cuidados y prevención.
Hola, soy Marta Cerezo odontóloga en Cleardent y entiendo perfectamente la preocupación que sientes al descubrir que tienes una caries. Muchos pacientes me preguntan con inquietud: “Doctor, ¿cómo se quita una caries? ¿Hay alguna forma de hacerlo en casa o es necesario ir al dentista?”. Quiero aprovechar mi experiencia para responderte de manera clara y honesta.
En esta guía completa te explicaré qué es exactamente una caries y cómo se forma, y sobre todo cómo podemos eliminarla de forma segura y eficaz. Hablaremos paso a paso del procedimiento dental para quitar una caries (para que sepas qué esperar cuando vayas a consulta), y también desmentiremos algunos mitos comunes sobre supuestos remedios caseros. Además, te contaré qué tratamientos existen según la gravedad de la caries – desde una pequeña lesión reversible hasta casos que requieren endodoncia o incluso extracción – y qué puedes hacer para que no empeore si no puedes atenderte de inmediato. Finalmente, te dejaré consejos para prevenir futuras caries y una sección de Preguntas Frecuentes, porque sé que probablemente tengas varias dudas adicionales.
Mi objetivo con este artículo es que, al terminar de leer, te quede todo mucho más claro y te sientas más tranquilo/a y confiado/a sobre qué hacer con esa caries. ¡Vamos paso a paso, que aquí encontrarás todas las respuestas que necesitas!
Una caries dental es básicamente una destrucción localizada del diente causada por bacterias. En nuestra boca viven naturalmente muchas bacterias que forman la placa dental (esa película pegajosa que se acumula si no cepillamos bien). Cuando consumimos azúcares y almidones (presentes en dulces, refrescos, pan, pasta, etc.), esas bacterias se alimentan de ellos y producen ácidos. Con el tiempo, los ácidos van desgastando el esmalte (la capa externa dura del diente).
El proceso suele ocurrir así: al inicio aparece una mancha blanca opaca en el diente, señal de que el esmalte está perdiendo minerales. En ese punto podemos detener e incluso revertir el daño inicial usando flúor y mejorando la higiene (el esmalte aún puede repararse a sí mismo reabsorbiendo minerales). Pero si no hacemos nada, los ácidos continúan atacando y el esmalte termina por perforarse. Cuando las bacterias atraviesan el esmalte y llegan a la dentina (la capa interna, más blanda), se crea un agujero: esto es ya una caries en toda regla. Desde ahí la lesión puede seguir avanzando hacia la pulpa del diente (donde está el nervio), causando dolor e infección.
Es importante entender que una caries no desaparece por sí sola. Una vez formado el agujero en el diente, el cuerpo no puede regenerar esa parte perdida de manera espontánea. La caries es un daño permanente que debe ser reparado con un empaste puesto por un dentista. Dicho de otro modo: si la lesión ya cavitó el diente, necesitaremos limpiar y rellenar esa zona para detener la destrucción. Ninguna cantidad de cepillado, enjuagues o remedios caseros logrará “reconstruir” el diente, solo un tratamiento profesional puede hacerlo.
Resumiendo, una caries se forma por la interacción de bacterias + azúcares + tiempo. La mala higiene bucal y la dieta alta en azúcares son los principales culpables, pero también influye la susceptibilidad de cada persona (por ejemplo, dientes muy apiñados donde es difícil limpiar, o poca saliva que favorezca el ambiente ácido). Es un problema extremadamente común – de hecho, la caries no tratada en dientes permanentes es la enfermedad más prevalente a nivel mundial según la OMS – pero la buena noticia es que podemos tratarla y prevenirla eficazmente. Veamos ahora cómo quitar una caries cuando ya está presente.
La forma más segura y efectiva de quitar una caries es acudir al dentista para que realice un tratamiento de restauración. Sé que a veces da miedo imaginar “la fresa” o el sillón dental, pero te explicaré cada paso del proceso tal como lo hago en mi consulta, para que sepas exactamente qué ocurre y por qué. Verás que, con las técnicas modernas, suele ser rápido y prácticamente indoloro. Estos son los pasos típicos para eliminar una caries:
Todo empieza con un buen diagnóstico. Cuando llegas con sospecha de caries, el odontólogo primero examina tu diente visualmente usando un espejo y sonda, buscando puntos blandos, oscurecidos o cavidades visibles. A veces la caries no se ve a simple vista (por ejemplo, si está entre dos dientes), por lo que es común tomar una radiografía dental. La radiografía nos deja ver la extensión exacta de la caries debajo del esmalte y si ha llegado cerca del nervio.
Con la exploración y/o radiografía, confirmamos la presencia de la caries y su severidad. Esto es importante para decidir el tratamiento adecuado. Por ejemplo, no es lo mismo una caries pequeñita superficial que se soluciona con un empaste sencillo, que una profunda que tal vez requiera endodoncia. Una vez evaluado, te explicaremos qué conviene hacer (siempre te informaremos y obtendremos tu consentimiento antes de cualquier procedimiento).
Ejemplo real: A veces los pacientes vienen por una molestia leve en una muela y dicen “creo que tengo una caries”. Al examinar, encuentro un puntito oscuro. Con una radiografía confirmamos que, efectivamente, hay una lesión moderada en la muela. Con esa información podemos planificar eliminarla ahí mismo antes de que avance más.
Si la caries ha progresado más allá del esmalte (lo cual es muy común), el siguiente paso es asegurar que el procedimiento no te cause dolor. Para ello, normalmente aplicamos anestesia local. Esto implica inyectar un anestésico (como lidocaína) en la encía cerca del diente afectado. ¿Duele la inyección? Apenas un pinchacito muy pequeño; además, solemos poner un gel anestésico tópico previo en la zona para que ni sientas la aguja.
Una vez administrada, esperaremos unos minutos a que la zona quede totalmente adormecida. Notarás que el labio, mejilla y diente se “duermen” – eso es buena señal. Con la anestesia, no sentirás dolor alguno mientras quitamos la caries. Este paso es fundamental para que tengas una experiencia cómoda. Muchos pacientes se sorprenden de lo indoloro que resulta todo gracias a la anestesia. (En caries muy superficiales, a veces ni siquiera hace falta anestesia, pero el dentista evaluará tu sensibilidad para decidirlo).
Ahora sí, con el área adormecida, procedemos a eliminar la caries en sí. Esto significa remover toda la parte del diente que esté descompuesta o infectada por las bacterias. ¿Cómo lo hacemos? Tradicionalmente, con la famosa fresa dental (el “taladrito” de alta velocidad). La fresa tiene una punta de carburo o diamante que rota rápidamente y permite cortar y desgastar el tejido dental dañado.
Iremos limpiando cuidadosamente la cavidad, retirando el esmalte y dentina que estén cariados. El ruido de la fresa puede ser un poco molesto para algunos, pero recuerda: no habrá dolor, solo el sonido y quizás una leve sensación de vibración. De vez en cuando te iremos aspirando la saliva y echando agüita para enfriar la zona (la fresa genera algo de calor). Si en algún momento sientes aunque sea un pequeño pinchazo, ¡levanta la mano! Podemos aplicar más anestesia; pero por lo general, los pacientes solo sienten presión y nada de dolor.
Nota: Hoy en día también existen otras técnicas para remover caries. Por ejemplo, en ciertas clínicas usan láser dental o abrasión por aire (un chorro de micro-partículas) para eliminar el tejido cariado sin el ruido de la fresa. Incluso hay un gel que disuelve la dentina cariada en casos específicos. Sin embargo, el método más común sigue siendo la fresa, por su eficacia y rapidez. Tu dentista elegirá la opción apropiada según el caso y la tecnología disponible.
Durante este proceso de limpiar la caries, es crucial ser minucioso: debemos quitar todo el tejido enfermo y dejar solo diente sano. Si queda algún resto de caries, podría continuar el daño debajo del empaste. A veces utilizamos unos detectores químicos o instrumentos manuales para verificar que la dentina restante esté firme y limpia. Una vez satisfechos de que hemos eliminado la caries por completo, procedemos al siguiente paso.
Con el “agujero” ya libre de caries, nos queda una cavidad limpia que hay que rellenar. Este paso se conoce comúnmente como poner un empaste (o obturación). El objetivo es restaurar la forma, función y estética del diente que perdió ese fragmento, y sellarlo para que no queden bacterias encerradas ni entren más.
Primero, preparamos la cavidad con forma adecuada para que el material de relleno se asiente bien. Dependiendo del tamaño y ubicación de la caries, elegiremos el material restaurador. Las opciones más habituales son:
Supongamos que en tu caso usamos resina, que es lo más común para una caries típica. Procedemos entonces a aislar el diente (muchas veces colocando un dique de goma, que es como un “parche” de látex alrededor del diente, para trabajar en seco). Aplicamos un gel ácido suave en la cavidad (para que la resina se adhiera mejor), luego una capa de adhesivo, y finalmente vamos colocando la resina en capas. Cada capa de resina la fotopolimerizamos con una luz especial (esa luz azul) para que endurezca.
El dentista dará forma a la resina imitando la anatomía original del diente – por ejemplo, si es una muela, recreará sus cúspides y ranuras para que encaje con el diente opuesto al morder. ¡Es casi un trabajo de artesano! No te extrañe vernos concentrados tallando y puliendo el empaste. Lo importante es que quede bien sellado (sin espacios entre el material y el diente, para que no entren bacterias) y con forma correcta.
Con el empaste ya colocado, estamos casi listos, pero faltan los toques finales. Retiramos cualquier aislamiento que hayamos usado y luego comprobamos tu mordida. Para esto te daremos a morder un papel de articular (tinta) que marca los puntos de contacto. Si el empaste quedó un poco “alto” (es decir, si sientes que choca antes que los demás dientes al morder), lo ajustaremos desgastándolo muy ligeramente hasta que encaje cómodo.
También nos aseguramos de que no queden bordes ásperos o material sobrante entre los dientes. Pasaremos hilo dental por el contacto entre ese diente y el vecino para verificar que esté liso y libre. Finalmente, pulimos la superficie del empaste para que quede suave y brillante, lo que ayuda a que no acumule placa y se vea como un diente natural.
Ahora sí, ¡hemos quitado la caries exitosamente! El diente quedó limpio y restaurado. Te mostraremos con un espejo cómo se ve. La mayoría de las veces, ni notarás dónde estuvo la caries; el diente se ve y se siente como nuevo. Puedes morder sin dolor y la estructura del diente está protegida nuevamente.
Aunque la caries en cuestión ya fue removida, al terminar solemos darte algunas indicaciones postoperatorias sencillas:
En la mayoría de casos, quitar una caries es un procedimiento de una sola visita (30-60 minutos según la extensión) y sales de la clínica pudiendo hacer vida normal. Si eran caries múltiples, podríamos planificar varias visitas. Y si la caries estaba muy avanzada y fue necesaria una endodoncia o tratamiento más complejo, también te daremos instrucciones específicas (lo veremos en secciones más adelante).
Es comprensible buscar alternativas caseras o trucos de internet cuando nos enteramos de que tenemos una caries, especialmente si nos da temor el dentista. Sin embargo, debo ser muy claro al respecto: ningún remedio casero eliminará una caries que ya ha perforado el diente. Veamos algunos mitos comunes y por qué no funcionan:
En conclusión, ningún atajo casero sustituye la visita al odontólogo. Lo que sí funciona en casa es prevenir (buena higiene, dieta baja en azúcar, flúor) o aliviar molestias en lo que esperas el tratamiento (por ejemplo, tomar un analgésico de venta libre para el dolor, enjuagar con agua tibia salada si hay inflamación de encía, etc.). Incluso existen materiales provisionales en farmacia (unas masillas) para tapar temporalmente un agujerito y protegerlo unos días, pero insisto: son parches temporales, no soluciones definitivas.
La ciencia odontológica ha avanzado mucho y hoy contamos con tratamientos indoloros y efectivos. Así que no dejes que estos mitos retrasen tu tratamiento. Mientras más pronto quitemos la caries profesionalmente, mejor prognosis para tu diente. ¡Tu salud dental lo agradecerá!
No todas las caries son iguales. Dependiendo de qué tan avanzada esté la lesión, el tratamiento para quitarla puede variar. Aquí te explico las opciones de tratamiento según la profundidad del daño, desde la más simple hasta la más compleja:
Si la caries se detecta muy temprano, cuando apenas hay una desmineralización del esmalte sin cavidad visible, sí es posible evitar que progrese e incluso revertirla en cierta medida. En este caso, el dentista puede optar por un tratamiento no invasivo, como:
En controles posteriores, verificamos si la mancha blanca no avanzó a cavidad. Este enfoque es válido solo para caries incipientes. Tan pronto haya una perforación aunque sea mínima, pasamos ya a la necesidad de obturar.
Esta es la caries típica que se trata con un empaste (obturación). Aquí el procedimiento es el que describimos en la sección “¿Cómo se quita una caries?” paso a paso: remoción del tejido cariado y relleno con material. Es un tratamiento ambulatorio sencillo:
En ambos supuestos, el objetivo es el mismo: eliminar la caries y restaurar la anatomía del diente. Mientras la caries no haya alcanzado la pulpa, no hace falta un tratamiento más invasivo. Un empaste bien hecho detiene el avance y te permite conservar tu diente vivo.
Cuando la caries se ha dejado tanto tiempo que las bacterias llegan al nervio del diente (pulpa), suele producir un dolor intenso, absceso (infección) o la pulpa empieza a necrosarse. En este escenario, solo quitar la caries y empastar no es suficiente, porque dentro de los conductos radiculares quedan bacterias y tejido dañado. El tratamiento indicado aquí es la endodoncia, comúnmente llamada “tratamiento de conducto” o incluso “matar el nervio”.
La endodoncia consiste en, tras remover la caries y abrir acceso, limpiar y desinfectar los canales internos del diente (donde está el nervio). Se realiza bajo anestesia local también, y con instrumentos muy finos (limas) se retira la pulpa infectada, se limpian las paredes internas hasta la punta de la raíz y luego se rellenan esos conductos con un material sellador (gutapercha). Después de esto, el diente ya no tiene nervio, por lo que la infección se erradica y el dolor desaparece.
Tras una endodoncia, el diente queda frágil (sin pulpa y algo debilitado por la caries extensa). Por ello, normalmente se reconstruye: puede ser con un empaste grande, pero frecuentemente se recomienda colocar una corona (funda) dental que cubra todo el diente. La corona devuelve la resistencia y protección, para que puedas masticar con esa pieza sin riesgo de fractura. En resumen, ante una caries profunda el orden es: quitar caries -> endodoncia -> reconstrucción/corona. Así salvamos tu diente a pesar de la gran destrucción interna, manteniendo su raíz en tu boca. Tu propio diente, aunque sin vida pulpar, seguirá funcionando para morder y estéticamente estará normal.
Lamentablemente, hay casos en que la caries ha hecho estragos irreversibles. Por ejemplo, el diente está tan destruido que queda poca estructura sana donde agarrar un empaste o corona; o la infección crónica ha dañado el hueso y encía alrededor del diente; o la caries llegó debajo de la línea de la encía de forma irrecuperable. En estas situaciones extremas, a veces no es posible salvar el diente. El tratamiento indicado es la extracción dental.
Extraer un diente con caries terminal se vuelve necesario cuando mantenerlo podría hacer más mal que bien (foco de infección constante, dolor recurrente, riesgo de afectar dientes vecinos). Pero tranquilidad: si llegamos a este punto, ya planificaremos cómo reemplazar ese diente para que no pierdas funcionalidad ni estética. Las opciones después de una extracción suelen ser:
La decisión depende de cada paciente (edad, situación de otros dientes, presupuesto, etc.). Lo importante es saber que, aunque perdamos la batalla con ese diente, podemos restaurar tu sonrisa y mordida. En la clínica siempre intentamos agotar primero las posibilidades de salvar el diente (porque nada es mejor que tu diente natural), pero si no hay opción, la extracción seguida de un plan protésico es el camino a seguir.
Desde un empaste sencillo hasta una endodoncia o extracción con posterior rehabilitación, existen soluciones para cada nivel de caries. Lo ideal es tratar la caries lo antes posible, así usamos el método más conservador. Si acudes al dentista en etapas iniciales, seguramente un empaste será suficiente. Si esperas hasta el dolor fuerte, probablemente necesites endodoncia. Y si nunca vas y la muela se rompe casi por completo… entonces tocará extraer. Cada escalón de invasividad conlleva también más costo y tiempo, por eso prevenir y tratar precozmente es la mejor estrategia.
A veces, por circunstancias de la vida, no puedes ir al dentista justo ahora: puede ser por viaje, por temas económicos, por miedo que estás tratando de superar, o simplemente porque tardaste en conseguir cita. Entiendo esa situación, y aunque lo ideal es atender la caries lo antes posible, te brindaré algunos consejos para minimizar el daño mientras tanto. Estos tips te ayudarán a ralentizar el avance de la caries y a manejar cualquier molestia temporalmente, pero recuerda que no son una solución definitiva. Úsalos solo como medidas de contención hasta que obtengas el tratamiento adecuado.
Siguiendo estos consejos, ganarás algo de tiempo. En esencia estás congelando un poco la situación: mantienes el ambiente lo menos propicio para que la caries avance rápidamente. Pero tarde o temprano, debes tratarla. Cada persona y cada diente son diferentes; en algunos, con buenas medidas, la caries puede mantenerse casi igual unos meses, en otros podría progresar pese a todo. Por eso, úsalo solo como plan temporal de emergencia.
En cuanto te sea posible, agenda tu cita odontológica. Piensa que será mucho peor (más costoso, más molesto) si esperas a que ese diente se destruya más. Tu yo futuro te lo agradecerá.
Después de haber hablado de cómo quitar una caries, seguramente estarás pensando: “Bien, arreglaré esta caries… ¿y cómo evito que me salga otra?”. ¡Excelente pregunta! La prevención es la piedra angular de la odontología: lo ideal es no tener que llegar al punto de una caries. Aquí te comparto los mejores consejos para prevenir caries a futuro, los mismos que le doy a mis pacientes para mantener sus sonrisas sanas:
En síntesis, prevenir caries se logra combinando buena higiene, alimentación adecuada y visitas periódicas al dentista. La caries es en gran medida prevenible con hábitos relativamente sencillos. Recuerda este dato: en países donde el consumo de azúcar es bajo y el uso de flúor es alto, la incidencia de caries ha caído muchísimo. ¡Así de poderoso es cambiar nuestros hábitos!
Adopta estas medidas en tu rutina y tus dientes te lo agradecerán con años de salud. Es más fácil y barato invertir en prevención que en curación. Tú tienes el control de tu salud bucal día a día.
No debería doler. Actualmente, el procedimiento para remover una caries se realiza bajo anestesia local, por lo que no sentirás dolor mientras el dentista trabaja. Podrías notar sensaciones de presión o el sonido de la fresa, pero dolor agudo, no. Después, al pasar el efecto de la anestesia, la mayoría de las personas no tienen mayor molestia. A veces hay una leve sensibilidad si el empaste fue profundo, pero es temporal. En resumen: con las técnicas modernas, quitar una caries es prácticamente indoloro, así que no temas ir al dentista por miedo al dolor.
No es posible eliminar una caries en casa una vez que el diente está agujereado. Ningún remedio casero, por eficaz que parezca, puede remover el tejido cariado y reconstruir el diente. Lo único que podrías lograr en casa es ralentizar un poco su avance (por ejemplo, mejorando tu higiene, usando flúor) o aliviar el dolor momentáneamente (con analgésicos o clavo de olor, etc.), pero la caries seguirá ahí. La única forma de quitar la caries por completo es que un profesional la limpie y rellene el diente (empaste). Recuerda además que si esperas demasiado, la lesión empeorará. Así que aunque no puedas “curarla” tú mismo, sí puedes prevenir que empeore (sigue los consejos dados arriba) mientras agendas tu tratamiento odontológico.
Depende del tamaño de la caries, pero en general un empaste dental de una caries promedio tarda entre 30 minutos a 1 hora. Caries muy pequeñas quizás en 20 minutos estén listas. Carias grandes o múltiples pueden requerir más tiempo o varias sesiones (por ejemplo, un empaste en cada lado de la boca solemos dividirlo en dos citas para no anestesiarte todo a la vez). Si se trata de una endodoncia, entonces el procedimiento es más largo: puede tomar entre 60 y 90 minutos e incluso a veces se divide en dos citas. Pero para la típica caries que se resuelve con empaste directo, calcula alrededor de media hora a cuarenta minutos en el sillón. ¡Bastante rápido en comparación con el alivio y protección que obtienes de por vida en ese diente!
Ambos materiales funcionan bien para eliminar la caries y restaurar el diente, pero tienen diferencias:
Una vez que un diente ha tenido caries y fue restaurado, puede ocurrir que con el tiempo aparezca otra caries en el mismo diente, ya sea alrededor del empaste o en otra parte del diente. A esto lo llamamos caries recurrente. Suele pasar si no se mantiene una buena higiene: se acumula placa en el borde del empaste o en la encía cercana y allí inicia una nueva lesión. Los empastes no hacen al diente inmune; de hecho, la unión entre empaste y diente es un punto que requiere higiene cuidadosa. Por eso es importante seguir cuidándote igual o más después de un empaste. La ventaja es que ahora estás más consciente. Si te cepillas bien y visitas tus controles, no tiene por qué salir otra caries en ese diente. Y si llegara a ocurrir años después, pues se trata igual que cualquier caries: se retira el empaste viejo, se quita la nueva caries y se coloca uno nuevo. Algunos empastes, con el tiempo, pueden filtrarse en los bordes permitiendo entrada de bacterias; por eso los revisamos periódicamente en consulta.
La caries es una enfermedad multifactorial. Aunque la higiene y dieta son cruciales, también hay un componente de susceptibilidad individual. Factores que influyen:
En conclusión, quitar una caries implica un proceso clínico sencillo que devuelve la salud a tu diente, y aunque no existe un remedio mágico en casa, siguiendo las indicaciones profesionales puedes resolverla sin dolor y prevenir muchas más. Como dentista, te animo a que ante cualquier señal de caries acudas a tu revisión; verás que con un buen tratamiento y cuidados posteriores, mantendrás tu sonrisa sana, bonita y libre de caries en el futuro. ¡Tu salud dental está en buenas manos y también en tus propias manos con la prevención diaria!
Te explicamos de forma cercana sus posibles causas (quiste mucoso, glándula inflamada, etc.), cuándo preocuparse, tratamientos y cuándo acudir al médico.
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