Hola, soy Francisco Villoslada y a lo largo de mi carrera he ayudado a muchos pacientes preocupados por un diente que sale por la encía en un lugar inesperado. Entiendo perfectamente la inquietud que sientes al notar un diente brotando donde no debería o un fragmento asomando por la encía. Quiero acompañarte con información clara y tranquilizadora. En este artículo te explicaré qué significa exactamente que un diente esté saliendo por la encía, por qué puede ocurrir (a veces es parte de la erupción normal y otras veces indica un problema), cómo identificar cuándo es normal y cuándo hay que preocuparse, qué síntomas observar, y sobre todo qué hacer en cada caso. Hablaremos de posibles tratamientos odontológicos, consejos para aliviar el dolor mientras esperas tu cita y cómo prevenir complicaciones en el futuro. Mi objetivo es que, al terminar de leer, te sientas más tranquilo/a y sepas cómo actuar ante este tipo de situación.
Por qué aparece un diente por la encía (Causas comunes)
Como dentista, he visto varias causas por las que puede aparecer un diente por la encía de forma inesperada. A continuación, te detallo las más frecuentes:
Erupción dental normal: En niños y adolescentes, lo más habitual es que un diente permanente esté saliendo en reemplazo de uno de leche. A veces el diente definitivo empieza a brotar en la encía antes de que el diente de leche haya caído, creando la apariencia de “doble fila” de dientes. En adultos jóvenes, las muelas del juicio (terceros molares) suelen erupcionar entre los 17 y 25 años; es normal verlas asomando parcialmente por la encía en el fondo de la boca.
Diente retenido o impactado: Ocurre cuando un diente no puede emerger completamente porque encuentra un obstáculo o falta de espacio. Las muelas del juicio y los colmillos (caninos) son los más propensos a quedar retenidos bajo la encía. En estos casos el diente puede salir parcialmente o en una posición anómala. Por ejemplo, la muela del juicio puede asomar solo una esquina causando inflamación a su alrededor. Un diente impactado permanece atrapado en el hueso o la encía, a veces mostrando solo una parte visible. Esto suele deberse a falta de espacio (apiñamiento dental), a que la mandíbula es pequeña o a que el diente está mal posicionado. Un diente incluido es aquel completamente cubierto por hueso o encía, mientras que un retenido puede tener parte expuesta.
Diente supernumerario (extra): En algunas personas existe un diente de más (lo llamamos diente supernumerario). Estos dientes adicionales pueden aparecer en cualquier parte del arco dental. A veces erupcionan en la encía cerca de los dientes normales, dando la impresión de un diente fuera de lugar. Un ejemplo común es el mesiodens, un diente pequeño extra que aparece entre los incisivos superiores o detrás de ellos. Si un diente supernumerario logra salir, puede notarse como un diente que no debería estar ahí. Otras veces, los supernumerarios permanecen dentro del hueso y solo se detectan con radiografías.
Fragmento de diente o hueso: En ocasiones, lo que parece un diente saliendo por la encía en realidad es un fragmento. Esto puede pasar después de una extracción dental o un traumatismo: pequeños trozos de raíz o esquirlas de hueso pueden quedar atrapados y con el tiempo el cuerpo los expulsa a través de la encía. El fragmento asoma como una punta blanca dura. Aunque técnicamente no es un diente completo, para el paciente puede lucir como “un pedazo de diente” que está emergiendo. También puede ocurrir sobre un diente con infección crónica: un absceso puede formar una fístula por la encía y a veces arrastra partículas de hueso necrosado.
Infecciones o quistes: Una infección bajo la encía (como un absceso dental) no hace que “nazca” un diente nuevo, pero la inflamación puede revelar la corona de un diente que estaba cubierto. Por ejemplo, un quiste relacionado con un diente retenido puede llegar a asomar y descubrir parte del diente oculto. Asimismo, una infección severa en un diente de leche puede reabsorber hueso y hacer que el diente permanente subyacente se vea antes de tiempo. Estas situaciones son menos comunes, pero las menciono porque a veces una encía inflamada por un diente erupcionando puede asociarse a infección alrededor.
Cada causa es diferente. Algunas son parte del desarrollo normal, mientras que otras requieren evaluación y tratamiento. En la siguiente sección te explicaré cuándo es normal y cuándo hay que preocuparse, según la situación.
Cuándo es normal y cuándo hay que preocuparse
Notar un diente saliendo fuera de lugar genera dudas, pero no siempre es motivo de alarma. Veamos distintos escenarios:
En niños (5-12 años): Durante la etapa de recambio dental es normal que los nuevos dientes salgan por la encía mientras los de leche aún no se han caído. Por ejemplo, es frecuente que los incisivos inferiores definitivos aparezcan justo detrás de los de leche, dando ese aspecto de dientes en doble fila. Por lo general, no debe ser motivo de preocupación inicial. Lo habitual es que la presión de la lengua y el propio desarrollo hagan que el diente de leche se afloje y caiga por sí solo en unas semanas, permitiendo al permanente colocarse en su sitio. Preocúpate solo si pasan muchas semanas y el diente de leche sigue firme y el definitivo sigue muy desplazado; en tal caso conviene consultar al odontopediatra para valorar extraer el de leche y evitar malposiciones. Mientras tanto, si no hay dolor ni inflamación, simplemente observen la evolución. Fuera de la etapa infantil, si a un niño pequeño (bebé) le ves algo blanco en la encía, podría ser la erupción normal de sus primeros dientes de leche, lo cual es totalmente esperado.
En adolescentes y adultos jóvenes: La aparición de las muelas del juicio es un proceso natural entre finales de la adolescencia y la juventud. Puede ser normal sentir que “está saliendo un diente” al fondo de la encía alrededor de los 18-25 años. Si la muela del juicio asoma recta y hay espacio suficiente, podría erupcionar sin mayor problema aparte de ligeras molestias. Cuándo preocuparse: si la muela del juicio sale parcialmente y notas hinchazón, dolor intenso o que empuja otros dientes. El dolor fuerte o inflamación notable no es “normal” y sugiere que el diente está impactado o causando infección (pericoronaritis). En ese caso hay que acudir al dentista. También hay que vigilar si la muela sale en un ángulo extraño o queda mitad cubierta por encía, ya que eso suele empeorar con el tiempo.
Diente apareciendo en una ubicación anómala: Si de pronto ves un diente atravesando la encía en un lugar donde la arcada dentaria ya está completa (por ejemplo, un canino extra arriba del incisivo, o un diente en el paladar/encía delantera), no es normal en el sentido de la dentición típica. Probablemente se trate de un diente supernumerario o un diente retenido que encontró otra salida. Aunque puede que no duela, sí es motivo de evaluación, ya que podría afectar la alineación o salud de tus otros dientes. En adultos, prácticamente todos los dientes permanentes ya salieron en la infancia/adolescencia, así que cualquier “nuevo diente” que aparezca de adulto merece consulta (a menos que sea la muela del juicio, como excepción).
Sí hay dolor, sangrado o pus: El dolor intenso, sangrado espontáneo de la encía o presencia de pus nunca se consideran normales. Un leve malestar o pequeñas molestias cuando un diente rompe la encía sí pueden ser normales (por ejemplo, en la salida de un diente del bebé o la erupción de un colmillo, es común cierta molestia y algo de dolor de encías alrededor). Pero alerta roja si hay dolor agudo que no cede, inflamación importante, la encía muy enrojecida, supuración (pus) o incluso fiebre. Esos signos indican infección o complicaciones (como un absceso) que requieren atención urgente.
En general, es normal ver dientes erupcionando en las edades adecuadas (infancia, adolescencia) aunque a veces sea de forma curiosa (detrás de otro diente, por ejemplo). También puede ser “normal” un diente del juicio asomando en la edad correspondiente siempre que ocurra sin síntomas graves. Hay que preocuparse cuando ocurre fuera de esas circunstancias, cuando hay síntomas de alarma, o si el diente parece quedar atrapado o dañado. En caso de duda, siempre es mejor consultar con el dentista para evaluar mediante radiografía qué está pasando bajo la encía.
Síntomas frecuentes y señales de alarma
Cuando un diente está erupcionando o asomando por la encía, puedes experimentar diferentes síntomas. Algunos son leves y esperables, pero otros son señales de alarma que indican que algo no va bien. Te detallo los más comunes:
Síntomas frecuentes (esperables):
Molestia o dolor leve: Es normal sentir cierta sensibilidad en la encía donde el diente empuja para salir. Puede ser un dolor sordo o pequeñas punzadas, tolerable con analgésicos suaves. Por ejemplo, cuando una muela del juicio empieza a romper la encía, suele haber molestias al masticar en esa zona.
Encía inflamada localmente: Alrededor del diente que asoma, la encía puede verse un poco hinchada o más rojiza. Esto pasa porque el tejido gingival está abriéndose para dejar pasar al diente. Mientras la inflamación sea moderada y circunscrita, entra dentro de lo normal.
Ligero sangrado: A veces al cepillarte los dientes o morder algo duro, la encía sobre el diente que está saliendo puede sangrar un poquito. Un diente “cortando” la encía puede generar pequeñas laceraciones. Si es un sangrado leve y ocasional, no suele indicar nada grave.
Presión o cuerpo extraño: Sensación de que hay “algo ahí”. Muchos pacientes notan con la lengua la punta del diente nuevo o fragmento saliendo. Esa sensación de relieve en la encía es normal y de hecho nos avisa de la presencia del diente.
Señales de alarma (acudir al dentista):
Dolor intenso o agudo: Si el dolor es fuerte, constante o empeora con los días, no lo ignores. Un dolor severo puede indicar que el diente está impactado, presionando nervios o provocando infección. Por ejemplo, un dolor que irradia a la mandíbula o cabeza cuando la muela del juicio intenta salir es signo de alerta.
Encía muy inflamada, enrojecida o con pus: Una inflamación pronunciada, que incluso cause dificultad para abrir la boca o comer, es señal de posible infección. Si además ves pus (un líquido amarillo-blanquecino con mal sabor) o sientes mal olor, es probable que haya un absceso dental o una infección llamada pericoronaritis alrededor del diente parcialmente erupcionado. La presencia de pus indica infección bacteriana activa y requiere tratamiento urgente.
Fiebre o malestar general: Tener fiebre, ganglios inflamados en el cuello o sentirte decaído/a sugiere que la infección se está propagando. Un diente en erupción no debería causar fiebre; si la hay, es motivo de consulta inmediata.
Diente móvil o fragmento suelto: Si lo que asoma se mueve al tocarlo con la lengua o dedos (con suavidad y limpieza, claro), podría no ser un diente sano erupcionando sino un trozo suelto. Un fragmento residual o un diente de leche retenido que ya se está cayendo pueden moverse. Esto no es una urgencia médica por sí misma, pero un pedazo suelto puede causar irritación o riesgo de atragantamiento, así que conviene que el dentista lo retire.
Dolor al morder o masticar, mala oclusión: Si el diente que está saliendo choca con el de arriba o abajo al cerrar la boca, causando dolor o impidiendo morder bien, es un problema. Por ejemplo, en el caso de un diente permanente que sale por detrás de uno de leche, puede generar una mordida incómoda o desviada. También un diente fuera de alineación puede rozar la mejilla o lengua y ulcerarla.
Encía creciendo sobre el diente (pericoronaritis): En las muelas del juicio a medio salir es común que un colgajo de encía las cubra parcialmente. Si esa encía accesoria se inflama mucho y duele, es señal de pericoronaritis (infección de la encía sobre la muela) y es una señal de alarma. Podrás notar la encía hinchada tapando parte de la muela, muy sensible al tacto.
En presencia de cualquiera de estas señales de alarma, te recomiendo enfáticamente buscar atención odontológica pronto. Son indicios de que el proceso de erupción no está siendo normal y podrías necesitar tratamiento (ya sea aliviar la infección, facilitar la salida del diente o extraerlo). Nunca ignores síntomas como pus, dolor fuerte o fiebre, ya que una infección dental puede avanzar y volverse seria.
Qué hacer si ves un diente saliendo por la encía
Encontrarte frente al espejo con un diente asomando por la encía puede generar un poco de susto, pero mantén la calma. Te comparto algunos primeros cuidados y pasos a seguir que suelo recomendar a mis pacientes en esa situación:
Examínalo con cuidado: Lávate bien las manos y con un dedo limpio (o ayudándote de un espejo y buena luz) observa la zona. Intenta determinar si es realmente un diente completo que está erupcionando, o parece un fragmento pequeño. Fíjate si alrededor está rojo, si sale pus al presionar suavemente, o si duele mucho. Pero no toquetees demasiado; es solo para una idea general sin lastimar la encía.
Mantén una buena higiene oral: Es importante que la zona esté limpia. Cepilla tus dientes con suavidad, incluso las encías cercanas, para evitar acumulación de placa. Si el área está sensible, usa un cepillo de cerdas suaves e intenta remover delicadamente cualquier resto de comida atrapado. También puedes enjuagarte con cuidado. Una boca limpia ayuda a que no se infecte la encía que está abriéndose.
No intentes removerlo tú mismo: Si ves un fragmento blanco, por mucha tentación que tengas de jalarlo o arrancarlo, no lo hagas en casa. Podrías romperlo dejándolo a ras de encía o lastimarte e infectar la zona. Incluso si es un diente de leche colgando, es preferible dejar que el niño lo afloje naturalmente o que lo retire el dentista con instrumental estéril, salvo que ya esté muy muy flojo (en ese caso el niño con la lengua suele poder sacarlo sin dolor). Pero en general, no tires de nada que esté adherido a la encía.
Aplica medidas de alivio (si hay molestias): Más adelante detallaremos cómo aliviar el dolor, pero de momento, si duele o la encía está inflamada, puedes enjuagarte suavemente con agua tibia con sal (medio vaso de agua tibia con una cucharadita de sal) para reducir la inflamación y limpiar. También, colocar un cubito de hielo envuelto en un paño sobre la mejilla cerca del área puede calmar la hinchazón. Analgésicos de venta libre como ibuprofeno o paracetamol pueden ayudar si el dolor es molesto (siempre siguiendo las dosis recomendadas y asegurándote de no tener contraindicaciones).
Observa la evolución por 1-2 días: Si no tienes síntomas de alarma graves, puedes monitorear el progreso por uno o dos días. En niños, quizá el diente de leche comience a aflojarse; en adultos, tal vez notes si el fragmento se mueve más, o si la inflamación baja o aumenta. Cualquier mejoría (menos dolor, la encía se ve mejor) es buena señal. Pero si ves empeoramiento (más inflamación, dolor, aparece pus, se traba la mandíbula, etc.), no esperes más.
Agenda una cita con el dentista: Ante la duda, es mejor que un profesional evalúe. Si es un caso sin urgencia (por ejemplo, un niño con diente definitivo saliendo pero sin dolor), pide una cita normal para próximos días. Si hay dolor fuerte, infección o no estás seguro de qué es, comunícate cuanto antes; muchos dentistas dejan huecos para emergencias. En la consulta, el odontólogo revisará clínicamente y seguramente hará una radiografía de la zona para ver qué está pasando debajo de la encía (ver la posición del diente, si hay más fragmentos, etc.). Esto es crucial para decidir el tratamiento correcto. No te sorprendas si tu dentista te pregunta por tus antecedentes (si te extrajeron algún diente ahí antes, si tuviste golpes, cómo fue la erupción de tus dientes, etc.), toda esa información ayuda al diagnóstico.
Evita irritantes mientras tanto: Hasta ser visto por el profesional, trata la zona con cuidado. Evita alimentos muy duros que puedan golpear ese lugar, así como comidas muy calientes o picantes que puedan irritar la encía inflamada. Tampoco apliques remedios caseros dudosos (como poner aspirina sobre la encía, ajo, etc.); algunos pueden quemar la mucosa o empeorar el cuadro.
Si ves un diente o fragmento saliendo por tu encía, mantén la calma, cuida la higiene, alivia las molestias de forma segura y busca orientación profesional. Muchos casos se resuelven fácilmente, pero es importante que un dentista confirme la causa y te indique qué hacer.
Tratamientos odontológicos según el caso
El tratamiento va a depender completamente de qué esté ocurriendo con ese diente que sale por la encía. Te cuento las opciones más habituales que realizamos los odontólogos en estos casos, según la causa:
Extracción del diente retenido o supernumerario: Si se determina que el diente en cuestión no debería estar ahí o no va a poder erupcionar correctamente, la solución más común es extraerlo. Por ejemplo, una muela del juicio impactada que solo asoma una parte y provoca infecciones recurrentes suele recomendarse extraerla quirúrgicamente. Esto se hace con anestesia local (a veces sedación si el paciente está muy ansioso o es una cirugía compleja) y puede realizarlo el dentista general o un cirujano oral. Del mismo modo, un diente supernumerario que está saliendo en medio del paladar o entre dientes probablemente será removido para evitar problemas de alineación. La extracción elimina la causa de dolor o infección de raíz y permite que la encía sane. Nota: un diente de leche retenido que no se cae y está estorbando la salida del permanente también se extrae de forma sencilla en la consulta.
Exposición quirúrgica y ortodoncia: En casos de un diente permanente importante (por ejemplo, un canino) que esté incluido (retenido dentro del hueso) pero que se necesita en la arcada, a veces planificamos un tratamiento combinado: se realiza una pequeña cirugía para descubrir el diente (quitar encía y quizás hueso sobre él) y se le pega un bracket u otro aditamento para, mediante ortodoncia, irlo traccionando suavemente hasta su posición correcta. Este procedimiento es común en ortodoncia cuando un colmillo no ha salido espontáneamente. Requiere paciencia, pero puede salvar el diente y ponerlo en su lugar en vez de extraerlo.
Cirugía de encía (operculectomía): Si el problema es que la encía cubre parcialmente al diente y se inflama (como en la pericoronaritis de una muela del juicio parcialmente erupcionada), una solución menor es realizar una operculectomía. Consiste en recortar y remover ese colgajo de encía que está sobrando sobre el diente, dejando el diente descubierto. Esto puede evitar que sigan acumulándose bacterias debajo de la encía. Se hace con anestesia local y es rápido. Sin embargo, en las muelas del juicio muchas veces esto es temporal y acaban extrayéndose igualmente si siguen causando problemas.
Tratamiento de la infección: Si llegas a la consulta con una infección activa (encía con absceso, pus, etc.), lo primero será controlar la infección. Esto puede implicar drenar el absceso (abrir un poquito la encía para que salga el pus), limpiar la zona profundamente y recetar antibióticos durante unos días. Solo cuando la infección esté controlada se procederá con el tratamiento definitivo del diente (sea extracción u otro). En caso de un absceso dental en un diente que se va a conservar, podría requerir tratamiento de conducto (endodoncia) para eliminar la infección desde la raíz. Pero si el diente que causó el absceso es, por ejemplo, una muela del juicio sin espacio, seguramente se planificará extraerla tras resolver la infección aguda.
Brackets u otros tratamientos de ortodoncia: Si el diente salió en un lugar incorrecto pero es un diente permanente que queremos conservar, el ortodoncista puede corregir su posición. Un ejemplo: supongamos que, por falta de espacio, un incisivo salió montado sobre la encía más arriba de la línea normal. Después de evaluar espacio con radiografías, se puede optar por ortodoncia para alinearlo junto al resto. A veces esto implica extraer otro diente para hacer hueco, según el caso. En niños con dientes de tiburón, tras retirar el de leche, la presión de la lengua y quizás algún aparato simple pueden guiar al diente definitivo a su lugar.
Vigilancia periódica (no hacer nada inmediato): No todos los casos requieren una intervención invasiva. Si el dentista ve que es un proceso normal de erupción, podría decidir simplemente observar. Por ejemplo, en un niño con varios dientes permanentes saliendo fuera de lugar pero sin problemas mayores, se puede esperar unos meses a ver si solos se ubican correctamente tras caer los dientes de leche. Otro ejemplo: una muela del juicio que asomó un poco pero no causa molestias y parece tener espacio, quizás no se extrae de inmediato, solo se controla en revisiones periódicas por si en el futuro diera problemas. La vigilancia incluye visitas de control y radiografías de vez en cuando para asegurarse de que no se esté generando daño oculto (como quistes, caries en dientes vecinos, etc.).
En definitiva, el tratamiento irá desde medidas conservadoras hasta intervenciones quirúrgicas, dependiendo de la situación. Como profesional, siempre evalúo riesgo/beneficio: si dejar el diente puede hacer daño, recomiendo quitarlo; si se puede reubicar con ortodoncia porque es útil, lo intentamos; si no molesta, observamos. Lo importante es personalizar la decisión a tu caso concreto, explicándote las opciones. No dudes en hacer todas las preguntas necesarias a tu dentista sobre pros y contras de cada tratamiento.
Cómo aliviar el dolor mientras esperas la cita
Si tienes molestias por ese diente que está saliendo y aún faltan horas o días para tu cita con el dentista, puedes tomar algunas medidas seguras para aliviar el dolor y la inflamación temporalmente. Estas son recomendaciones que suelo dar a mis pacientes:
Analgesia oral: Puedes tomar analgésicos de venta libre para controlar el dolor, siempre y cuando no tengas alergias o contraindicaciones. Los más usados son el ibuprofeno o el paracetamol. El ibuprofeno, además de aliviar el dolor, ayuda con la inflamación. Recuerda seguir la dosis indicada en el prospecto o por tu médico. No excedas la dosis recomendada ni los tomes con el estómago vacío en el caso de ibuprofeno. Si tienes alguna condición médica o estás embarazada, consulta antes de tomar cualquier medicación.
Enjuagues de agua tibia con sal: Este remedio sencillo puede hacer maravillas para la encía inflamada. Mezcla media cucharadita de sal en medio vaso de agua tibia (¡no muy caliente!) y haz buches manteniendo el líquido sobre la zona adolorida por 30 segundos, luego escupe. La solución salina ayuda a reducir la inflamación y a limpiar la zona de bacterias. Puedes hacer esto 3-4 veces al día. Es especialmente útil si sospechas una pequeña infección local o para la incomodidad de la pericoronaritis. (Nota: en niños muy pequeños no se recomienda si no saben enjuagarse sin tragar).
Aplicar frío externo: Coloca una bolsa de hielo envuelta en un paño o una compresa fría sobre la mejilla en la zona donde el diente molesta. El frío aplicado externamente por intervalos de 10 minutos puede adormecer ligeramente el área y bajar la hinchazón. No pongas el hielo directamente sobre la encía, siempre por fuera de la cara y envuelto para no quemar la piel. Alterna 10 minutos con hielo, 10 de descanso.
Buena higiene con cepillado suave: Aunque duela un poco, intenta mantener la zona limpia cepillando muy suavemente alrededor del diente que sale. Usa un cepillo de cerdas suaves o incluso un hisopo de algodón para limpiar si el cepillo es muy grande para ese rincón. Retirar los restos de comida evita que las bacterias empeoren la inflamación. Después de cepillar, puedes complementar con un enjuague bucal antiséptico (por ejemplo, que contenga clorhexidina, pero solo por unos días según indicación) para reducir la carga bacteriana en la encía lastimada.
Alimentos blandos y frescos: Mientras tengas dolor, preferirás comer cosas blandas que no requieran mucha masticación en esa zona. Purés, yogures, sopas tibias (no hirviendo), smoothies fríos, helado (además el frío te aliviará) – son buenas opciones temporalmente. Evita morder con el diente o muela adolorida. También evita alimentos muy azucarados o ácidos que puedan irritar más la encía.
No estimular de más el área: Aunque es tentador estar todo el tiempo con la lengua tocando el diente que asoma, trata de no hacerlo excesivamente porque puedes inflamar más la zona. Tampoco mastiques chicle del lado afectado. Déjale “descansar” lo más posible hasta que te vea el especialista.
Estos cuidados paliativos no solucionan el problema de fondo, pero te ayudarán a llevar mejor la molestia mientras esperas la consulta. Si en algún momento el dolor se vuelve insoportable a pesar de estas medidas, o notas signos de alarma (fiebre, inflamación muy grande, dificultad para tragar o respirar), considera acudir a un servicio de urgencias odontológicas, no esperes a la cita programada.
Prevención: cómo evitar complicaciones en el futuro
Después de afrontar un episodio de diente saliendo por la encía, es normal que te preguntes qué puedes hacer para prevenir complicaciones similares en el futuro. Si bien no todo es evitable (no podemos cambiar la genética o la necesidad de que salgan los dientes), sí hay medidas para minimizar riesgos:
Revisiones dentales periódicas: La mejor prevención es detectar a tiempo cualquier diente mal posicionado o retenido. Acude a tus chequeos odontológicos regularmente (al menos una o dos veces al año). Con radiografías de control, el dentista puede ver si tienes alguna muela del juicio en mala posición, o si a tu hijo le está saliendo un diente definitivo de forma incorrecta. Identificar un diente retenido antes de que cause síntomas permite planificar su extracción o tratamiento antes de que provoque infección o daño a otros dientes.
Control en la etapa de recambio dental en niños: Si tienes hijos en edad de mudar los dientes, obsérvalos y llévalos al odontopediatra para verificar que todo marche bien. A veces, si un diente de leche está tardando demasiado en caerse y el definitivo ya se ve, el dentista puede recomendar extraer el de leche preventivamente para guiar correctamente al permanente. Esto evita las famosas “dos filas de dientes” prolongadas y reduce la necesidad de tratamientos de ortodoncia más complejos después. La erupción dental en niños es un proceso natural, pero con supervisión profesional podemos evitar que un detalle se convierta en un problema mayor.
Ortodoncia temprana si es necesaria: Muchos casos de dientes que salen fuera de lugar se deben a falta de espacio o maloclusión. Si tu dentista o ortodoncista detecta apiñamiento (poco espacio en la mandíbula para todos los dientes), quizá te sugiera un tratamiento de ortodoncia interceptiva. Expandir el paladar, usar mantenedores de espacio en caso de pérdida prematura de dientes de leche, o brackets en la adolescencia, previene que los dientes nuevos busquen salidas raras. Corregir el alineamiento y espacio a tiempo puede evitar futuros dientes retenidos o encimados.
Buena higiene oral siempre: Una higiene deficiente puede contribuir a infecciones cuando un diente está erupcionando. Si mantienes tus encías y dientes limpios y sanos, incluso si una muela del juicio sale parcialmente, hay menos probabilidad de infección grave. Cepíllate mínimo dos veces al día, usa hilo dental diariamente para evitar acumulación de placa entre los dientes, y complementa con enjuague bucal si tu dentista lo indica. Encías saludables resisten mejor las molestias de la erupción y se recuperan más rápido de una cirugía si la necesitas.
No esperes ante las anomalías: Si notas algo inusual en tu boca o en la de tu hijo (un diente donde no debería, inflamación persistente, etc.), no dejes pasar meses pensando que “ya se arreglará solo”. A veces se arregla solo, pero otras veces no, y cuanto más tiempo pase, más complicado puede ser solucionarlo. Una consulta a tiempo puede ahorrarte dolor, dinero y tratamientos más invasivos luego. Por ejemplo, extraer una muela del juicio antes de que cause un problema serio es más sencillo que hacerlo después con infección; de hecho, extraer las cordales antes de los 20 años suele conllevar una recuperación más rápida que de adulto.
Protección ante traumatismos: No es directamente relacionado con la erupción, pero por prevenir: si practicas deportes de contacto, usa protector bucal. Un golpe fuerte podría fracturar un diente y dejar un fragmento incrustado que luego salga por la encía. Más vale evitar esas situaciones protegiendo tus dientes.
La prevención pasa por estar atento a tu salud bucodental y confiar en tu dentista para monitorear el desarrollo de tus dientes. Muchas complicaciones se evitan con seguimiento y pequeñas intervenciones a tiempo. Y mantener una boca limpia y cuidada siempre ayudará a que cualquier proceso de erupción o cicatrización sea más fácil y sin infección.
Preguntas frecuentes sobre los dientes que salen por la encía
¿Es normal que un diente salga por la encía en un adulto?
En adultos, casi todos los dientes ya han erupcionado en la niñez o adolescencia. Por eso, ver un diente nuevo saliendo por la encía en la edad adulta no es habitual (excepto el caso de las muelas del juicio hasta aprox. los 25 años). Si te ocurre, podría ser una muela del juicio tardía, un diente retenido que finalmente está emergiendo o un diente supernumerario (extra). Ninguna de estas situaciones es peligrosa por sí misma, pero debes consultarlo con el dentista para evaluarlo. A veces un diente incluido decide salir años más tarde; otras veces lo que parece un diente puede ser un fragmento de cálculo (sarro) grande o una espícula ósea. En resumen: en un adulto es mejor que un profesional lo revise, ya que no es “normal” como en un niño.
A mi hijo le está saliendo un diente definitivo detrás del de leche, ¿qué hacemos?
Este es el clásico caso de dientes de tiburón o doble fila. Primero, mantén la calma porque es bastante común. Vigila el diente de leche: normalmente, al poco tiempo comenzará a aflojarse hasta caerse de forma natural. Puedes animar a tu hijo a mover suavemente el diente de leche con la lengua o con los dedos limpios para acelerar el proceso, sin forzarlo. Si pasan unas semanas y el diente de leche sigue firme mientras el definitivo crece más detrás, entonces lleva al niño al odontopediatra. El dentista evaluará con una radiografía y posiblemente recomendará extraer el diente de leche en el consultorio (es un procedimiento sencillo bajo anestesia tópica o local). Tras retirar el de leche, el diente permanente debería desplazarse hacia su lugar con la ayuda de la lengua con el tiempo. En casos raros donde quede muy mal posicionado, podría requerir ortodoncia en el futuro, pero la mayoría de las veces se corrige solo al eliminar el obstáculo. Lo importante es que no cunda el pánico: mientras no haya dolor o infección, no es una urgencia grave, pero tampoco lo dejes mucho más de 2-3 meses sin consultar si no se cae.
Tengo una muela del juicio asomando y me duele mucho la encía, ¿debo sacarla siempre?
Las muelas del juicio (terceros molares) suelen provocar molestias al erupcionar, especialmente si no tienen suficiente espacio. Si te duele mucho la encía alrededor, puede ser por inflamación o infección del tejido (pericoronaritis). En estos casos, el dentista primero tratará la infección/inflamación con limpieza y posiblemente antibióticos, y evaluará la posición de la muela. No siempre hay que extraerla de urgencia en medio de la inflamación, pero una vez controlada, es muy probable que te recomienden la extracción si la muela está en mala posición (por ejemplo, semi-incluida bajo la encía). Si la muela del juicio está saliendo recta y hay espacio, se puede conservar; solo se extrae si representa un riesgo o causa dolor recurrente. En resumen, no la sacarás “siempre” que duela, pero en la mayoría de casos de dolor fuerte es porque la muela no podrá erupcionar bien y terminará indicada la extracción. Tu odontólogo te explicará riesgos y te aconsejará lo mejor. Mientras esperas la consulta, sigue los consejos de higiene y alivio mencionados y no apliques calor en la zona (el calor podría empeorar una posible infección; es mejor el frío suave externo).
¿Un diente que sale por la encía puede causar complicaciones graves si no se trata?
Por lo general, si ignoramos un problema dental, sí, puede derivar en complicaciones. Un diente retenido que nunca logra salir puede formar un quiste alrededor que dañe el hueso o las raíces vecinas. Un diente parcialmente salido que acumula placa puede provocar infecciones repetidas e incluso un absceso. Por ejemplo, un absceso dental no tratado puede expandir la infección a otras áreas de la cara y cuello, algo potencialmente peligroso. Además, un diente extra fuera de lugar podría desplazar dientes adyacentes, causando maloclusión (apiñamiento dental o mordida inadecuada) e incluso dolor en la mandíbula a largo plazo. Dicho esto, no todos los casos son urgencias críticas: hay personas con dientes retenidos asintomáticos por años. La clave está en el seguimiento profesional. Si tu dentista controla con radiografías y ve que no hay daño, puede dejarlo. Pero si hay signos de problemas (quistes, caries en dientes vecinos, infección, dolor), lo recomendable es tratar (ya sea extrayendo o corrigiendo la posición del diente).
En definitiva, encontrar un diente que sale por la encía puede asustarte al principio, pero espero haberte demostrado que detrás de ese fenómeno puede haber explicaciones variadas, muchas de ellas benignas y manejables. Te he hablado desde mi experiencia como odontólogo, con el conocimiento de haber visto muchos casos similares.
Mantén la calma, observa los signos en tu boca y confía en los profesionales. Si algo no va bien o tienes duda, acude a consulta; aquí estamos para ayudarte, aclarar tus preguntas y tratar el problema de raíz (nunca mejor dicho). Más vale una revisión por precaución que quedarte con la incertidumbre o que un problema pequeño se vuelva grande por esperar.
En nuestra clínica siempre recordamos a los pacientes que cada boca es un mundo. Por eso, ante un diente fuera de lugar o cualquier molestia, lo importante es evaluar tu caso particular. Con una radiografía y examen adecuado saldrás de dudas y podrás tener tranquilidad. Mi consejo final: cuida tus encías y dientes a diario, y no dudes en buscar ayuda profesional cuando notes algo inusual. Así mantendrás tu sonrisa saludable y evitarás sobresaltos. ¡Estoy a tu disposición para lo que necesites, cuenta conmigo para cuidar tu salud bucal!
Dr. Francisco Villoslada
Odontólogo
El Dr. Villoslada es un odontólogo con una sólida formación en endodoncia, prostodoncia y estética dental, áreas que le permiten ofrecer un enfoque integral en cada tratamiento. Desde 2013, su trayectoria se ha caracterizado por una atención personalizada y una planificación detallada que prioriza tanto la estética como la funcionalidad. Con experiencia en grupos odontológicos de prestigio, el Dr. Villoslada es reconocido por su habilidad en tratamientos restauradores, siempre enfocado en brindar resultados de alta calidad para sus pacientes.