¿Un diente sin nervio se cae?: causas, cuidados y soluciones
Te explico si un diente sin nervio (diente muerto o endodonciado) se puede caer, por qué sucede, cómo evitar la pérdida y qué hacer para mantenerlo sano tras una endodoncia.
Como odontólogo con años de experiencia, he escuchado muchas veces la pregunta: «¿Es verdad que un diente sin nervio se cae?». Entiendo perfectamente la preocupación detrás de esta duda. Si te han hecho una endodoncia(lo que comúnmente se llama “matar el nervio” de un diente) o te han dicho que necesitas una, es normal que te preguntes cuál será el futuro de ese diente: ¿se debilitará?, ¿podría aflojarse y caerse con el tiempo?, ¿hay que tomar precauciones especiales?
En este artículo te explicaré si un diente desvitalizado (sin pulpa o “muerto”) se puede caer, cuáles son las causas reales por las que a veces se pierde un diente tratado, cómo prevenir esos problemas y qué hacer si, por desgracia, ya has perdido ese diente. Mi objetivo es que, al terminar de leer, comprendas cómo cuidar tu diente endodonciado para que te dure muchos años.
¿Puede caerse un diente sin nervio? Mito vs realidad
La realidad es que un diente al que se le ha quitado el nervio no se cae por el hecho de haberse quedado sin nervio. Es un mito bastante común, pero te lo puedo desmentir categóricamente. Si el tratamiento de endodoncia (extracción del nervio infectado) está bien realizado y posteriormente el diente se reconstruye adecuadamente, lo normal es que ese diente dure muchos años en la boca sin caerse. De hecho, la razón por la que hacemos una endodoncia es salvar el diente y evitar tener que extraerlo.
Ahora bien, ¿de dónde viene entonces esa idea de que “se caen” los dientes desvitalizados? Posiblemente de casos donde, efectivamente, el diente finalmente se perdió tiempo después de la endodoncia. Pero hay que entender por qué ocurrió para no confundir las cosas. Un diente sin nervio puede llegar a perderse (es decir, a requerir extracción o incluso desprenderse solo en escenarios extremos) por factores indirectos como fracturas, caries avanzadas o problemas de encías que comentaremos más adelante. No es la ausencia del nervio en sí lo que “tira” el diente, sino complicaciones alrededor de ese diente.
Piensa en esto: si un diente tratado se cae, usualmente es porque ya estaba muy dañado antes del tratamiento o porque no se protegió bien después. Por ejemplo, un diente con una caries profunda y infección de nervio llega a la endodoncia en “últimas instancias”. La endodoncia elimina el dolor y la infección, pero ese diente ya perdió mucha estructura por la caries; si no se refuerza, podría fracturarse. Otro ejemplo: un paciente se hace la endodoncia pero no acude a poner la corona que le recomendó su dentista; meses después muerde algo duro, la pieza se parte y ya no se puede salvar. En esos casos la persona podría decir “es que se me cayó el diente que tenía sin nervio”, cuando en realidad la caída se debió a una fractura por falta de protección.
Un diente desvitalizado NO se afloja ni se cae simplemente por haber perdido el nervio. Sí puede ocurrir la pérdida del diente, pero por otras causas asociadas (estructura debilitada, infecciones no resueltas, enfermedad periodontal, etc.). Por eso es tan importante tratar correctamente el diente y cuidarlo después. Vamos a ver con detalle cuáles son esas causas y cómo prevenirlas, para que tu diente tratado con endodoncia se mantenga firme y saludable.
¿Por qué razones podría perderse un diente endodonciado?
Ahora que sabemos que el procedimiento de matar el nervio en sí mismo no hace que el diente se caiga, es fundamental entender qué sí podría hacer que un diente sin nervio termine perdiéndose. En mi práctica diaria, estas son las causas más frecuentes por las que un diente endodonciado puede fracasar o necesitar ser extraído tiempo después:
Fractura del diente por fragilidad
Tras una endodoncia, el diente se considera «más frágil». Esto se debe a varias cosas: por un lado, la caries o el trauma que llevó a la endodoncia ya destruyeron parte del diente; por otro lado, durante la endodoncia se elimina tejido interno (la pulpa) y se realiza un acceso a través de la corona del diente. Aunque rellenamos el espacio con un material especial, la verdad es que ese diente ya no tiene la misma cantidad de tejido sano que antes. Además, al no tener pulpa viva, el diente tiende a deshidratarse ligeramente con los años, volviéndose un poco más quebradizo. Todo esto hace que, si no se refuerza apropiadamente, haya riesgo de que el diente se fracture al morder algo duro o por presión excesiva. Algunas fracturas (como una fisura vertical de la raíz) son catastróficas y obligan a la extracción de la pieza. ¿Cómo evitarlo? Lo veremos en la próxima sección, pero anticipo que normalmente la solución es colocar una corona (funda) o una incrustación fuerte que envuelva el diente y le devuelva la resistencia que necesita. (De hecho, según MedlinePlus, una corona se usa precisamente para “sostener y cubrir un diente débil y evitar que se rompa«)*
Caries recurrente o nueva bajo la restauración
Que le hayan quitado el nervio a un diente no significa que el diente esté inmune a las caries en el futuro. Me he encontrado con pacientes que, al ya no dolerles ese diente, bajan la guardia con la higiene pensando que “total, ya está muerto, no molesta”. ¡Error! Ese diente puede seguir desarrollando caries en su estructura remanente (por ejemplo, en los bordes alrededor del empaste provisional o definitivo). Si una nueva caries ataca un diente endodonciado y no se detecta a tiempo, puede progresar muy rápido (ya que la pieza no duele, uno no se entera) hasta comprometerlo seriamente. Una caries profunda debajo de una corona o en la raíz puede inutilizar el diente. En ese caso, de nuevo, habría que retirar el diente si la destrucción es muy grande. Mantener una buena higiene bucal y acudir a revisiones periódicas es clave para que esto no pase.
Infección persistente o reinfección (fracaso de la endodoncia)
Aunque la mayoría de las endodoncias bien hechas tienen mucho éxito, existe un porcentaje de casos en que la infección no se elimina del todo o retorna. Esto puede ocurrir si quedaron conductos accesorios sin tratar, si la obturación no sella perfectamente o si, con el tiempo, se filtran bacterias al interior (por una fractura o caries, por ejemplo). Si un diente endodonciado se vuelve a infectar (lo notaríamos porque duele al morder, aparece flemón en la encía, etc.), se puede intentar retratar (repetir la endodoncia) o hacer una pequeña cirugía apical. Pero si pese a todo la infección persiste o el diente ya está muy dañado, al final habrá que extraerlo para sanar la zona. En resumen, una reinfección no controlada puede llevar a la pérdida de la pieza. Es otra causa, menos común, pero posible.
Problemas periodontales (encías y hueso)
Aquí entramos en otro terreno importante: la salud de las encías y el hueso de soporte. Un diente desvitalizado por sí mismo no se afloja, pero si el hueso que lo rodea se pierde, cualquier diente (vivo o no) terminará aflojándose. La periodontitis (enfermedad de las encías) provoca destrucción del hueso alrededor de los dientes y es una de las causas más frecuentes de pérdida dental en adultos. Si un paciente tiene periodontalmente comprometida la zona del diente endodonciado, podría notar que ese diente (y sus vecinos) están flojos por la pérdida ósea. A veces se da la coincidencia de que un diente tratado endodónticamente años atrás se pierde en realidad por enfermedad periodontal avanzada, no por la endodoncia. Por eso, cuidar las encías es igualmente vital. Un diente sin nervio no tiene más riesgo periodontal que uno con nervio, pero si el paciente descuida su salud gingival, ningún diente está a salvo. (Podemos enlazar aquí a algún recurso sobre periodontitis para que el lector entienda mejor esta enfermedad de las encías). En consultorio, siempre evaluamos las encías en las revisiones: limpieza dental profesional, controlar el sarro, y tratar la gingivitis antes de que evolucione a periodontitis es fundamental para que todos los dientes se mantengan firmes en su sitio.
Desgaste excesivo o trauma oclusal
Mencionaré brevemente que, en personas con bruxismo(que aprietan o rechinan dientes) o con una mordida desbalanceada, un diente desvitalizado sin la protección adecuada puede sufrir fisuras o sobrecarga. Este factor está ligado a la fragilidad: el diente sin nervio a veces “avisa” menos (no duele con estímulos, solo cuando ya el daño es grande) y podría irse fisurando por la presión nocturna. De nuevo, la solución pasa por proteger el diente (ferulas de descarga si hay bruxismo, coronas resistentes, etc.).
En conclusión de esta sección: un diente endodonciado puede durar toda la vida, pero si lo perdemos antes suele ser por fracturas, caries o enfermedad del soporte. Todas son contingencias evitables con el tratamiento restaurador adecuado y buenos hábitos posteriores.
Cómo prevenir la caída de un diente sin nervio (cuidados después de una endodoncia)
Después de realizar una endodoncia exitosa, el trabajo no termina ahí. Hay varias medidas que tomamos (y que tú como paciente debes continuar) para asegurar que ese diente se mantenga sano, funcional y en su sitio por muchos años. Aquí te detallo cómo cuidar un diente sin nervio para prevenir problemas:
Reconstrucción adecuada (corona o incrustación): Este es, probablemente, el paso más importante tras “matar el nervio”. Rehabilitar el diente con una restauración resistente devuelve la fortaleza que la pieza ha perdido. En la mayoría de casos de molares o premolares desvitalizados, se indica colocar una corona dental de porcelana o circonio (o una incrustación onlay) que cubra el diente por completo. ¿Por qué? Porque así evitamos fracturas: la corona actúa como un “casco” protegiendo la estructura remanente. En dientes anteriores (incisivos o caninos) a veces basta con una reconstrucción estética de composite o una corona dependiendo de cuánto tejido se perdió. Tu dentista evaluará la mejor opción, pero no dejes el diente solo con el empaste provisional. Un diente endodonciado sin corona es como una casa sin techo: tarde o temprano tendrá problemas.
Apunte: Hay casos en que, para colocar la corona, primero necesitamos poner un perno o poste dentro del conducto para anclar la reconstrucción si el diente está muy destruido. Esto es normal y forma parte del refuerzo. En todo caso, seguir las indicaciones del odontólogo restaurador tras la endodoncia es clave. Si te dicen «necesitas una funda», hazlo lo antes posible, no dejes pasar meses o años, porque cada día sin proteger es un riesgo acumulado.
Higiene oral rigurosa: Como mencioné antes, un diente sin nervio puede sufrir caries igual que cualquier otro (especialmente en la unión entre el diente y la corona, o alrededor de los bordes de la obturación). Por eso, debes continuar con una excelente higiene bucodental. Cepíllate los dientes al menos dos veces al día con técnica adecuada, usa hilo dental o cepillos interdentales para limpiar bien los espacios entre dientes y debajo del borde de la corona. Si el diente endodonciado tiene corona, asegúrate de limpiar el margen entre la encía y la corona, porque ahí podría empezar una caries oculta si se acumula placa. También es recomendable usar un enjuague bucal con flúor regularmente para reforzar el esmalte de todos tus dientes. Y, muy importante, no descuides las limpiezas profesionales y revisiones con tu dentista cada 6-12 meses. En esas visitas, evaluaremos que todo siga bien sellado, tomaremos radiografías de control si hace falta, y detectaremos a tiempo cualquier caries incipiente o problema en las encías alrededor del diente tratado.
Proteger el diente de fuerzas excesivas: Si sabes que aprietas los dientes por la noche (bruxismo), comenta esto con tu dentista. Un diente endodonciado puede sufrir más ante las fuerzas de rechinar. Es posible que te fabriquemos una férula de descarga nocturna a medida, para que uses al dormir; esto protegerá no solo a ese diente sino a toda tu dentadura del desgaste y fisuras. Igualmente, evita hábitos como morder hielo, destapar botellas con los dientes o masticar objetos duros (bolígrafos, por ejemplo). Aunque esto aplica para cualquier diente, hay que tener especial cuidado con ese diente que ya está reconstruido. Trátalo bien y él te responderá durando mucho tiempo.
Cuidar tus encías y salud general: No olvidemos la parte periodontal: mantén tus encías sanas mediante la higiene (ya lo mencionamos) y visitas al periodoncista si tienes antecedentes de gingivitis severa o periodontitis. Controla enfermedades sistémicas como la diabetes, que pueden agravar los problemas de encías y la cicatrización de infecciones. Un cuerpo sano en general favorece que tus dientes (vitales o no) se mantengan en buen estado.
Siguiendo estos cuidados, las probabilidades de que tu diente endodonciado se “caiga” son realmente mínimas. Para darte más tranquilidad: en la clínica vemos a diario dientes que llevan 15-20 años endodonciados y siguen cumpliendo su función perfectamente, gracias a que se les hizo una buena corona y el paciente los mantuvo limpios. Incluso hay casos de dientes desvitalizados que duran toda la vida del paciente. Por el contrario, cuando vemos fracasos tempranos suele ser cuando alguno de estos cuidados falló (no se puso corona a tiempo, el paciente no volvió a controles, etc.).
Para respaldar esto con datos, me gustaría compartir un hallazgo de un estudio amplio: se analizó el tiempo de supervivencia de más de 46.000 dientes endodonciados, y se encontró que la mediana de duración fue de 11.1 años. Pero atención, ese número aumenta drásticamente con buenos cuidados: los dientes tratados que se restauran con corona duran 20 años en promedio, mientras que aquellos que no recibieron restauración definitiva duraron 6 años. ¡La diferencia es enorme! Esto evidencia que la clave está en la restauración y el mantenimiento. Si haces lo correcto, tu diente sin nervio puede durarte incluso más que 20 años; y muchos pacientes lo llevan toda su vida sin problema.
¿Qué hacer si ya se ha caído o perdido un diente sin nervio?
Puede suceder que llegues a informarte de esto un poco tarde y pienses: “De acuerdo, pero a mí ese diente (que tenía sin nervio) ya se me cayó” o “ya me lo tuvieron que sacar porque se partió”. Si lamentablemente ya perdiste el diente, lo primero que te digo es que no te desanimes, tiene solución. Hoy en día, perder una pieza dental no es el fin de tu salud bucal ni de tu estética dental, pero sí conviene actuar con diligencia para reemplazarla.
Estos son los pasos y consejos si te encuentras en esta situación:
Acudir al dentista lo antes posible: Si el diente se te cayó espontáneamente, es señal de que había una infección muy avanzada o una destrucción extensa del soporte. Debes visitar al odontólogo para evaluar el estado de la encía y el hueso en esa zona. Es probable que necesites un curetaje o algún tratamiento de encías si hubo infección (por ejemplo, limpiar bien el alvéolo si quedó algún resto, tratar una posible periodontitis activa en la zona). Si, por el contrario, te extrajeron el diente en clínica por fractura u otro motivo, seguramente tu dentista ya habrá hecho un legrado de la zona y habrá iniciado los cuidados correspondientes. En todo caso, el profesional revisará que la zona esté sana y cicatrizando correctamente.
No dejar el espacio vacío permanentemente: La ausencia de un diente tiene consecuencias a mediano y largo plazo: los dientes adyacentes tienden a moverse o inclinarse hacia el espacio, el diente opuesto (en la arcada contraria) puede extruirse al no tener contacto, y además se va reabsorbiendo el hueso donde falta la pieza. Por eso, lo recomendable es reemplazar el diente perdido. Hoy en día, el estándar de oro para reemplazar un diente unitario perdido es el implante dental. Un implante es un “tornillo” de titanio que se inserta en el hueso y actúa como raíz artificial; sobre él luego se coloca una corona que luce y funciona como un diente real.
Alternativas: Si por alguna razón un implante no es viable en tu caso (falta de hueso severa, contraindicación médica, o simplemente costo), existen otras opciones como un puente dental apoyado en los dientes vecinos o incluso una prótesis removible pequeña. Cada alternativa tiene sus pros y contras en términos de durabilidad, estética y comodidad. Lo importante es que, junto a tu dentista, valores esas opciones lo antes posible, idealmente pocos meses después de la pérdida, para evitar la atrofia ósea y el desplazamiento de los demás dientes.
Implante dental (la solución recomendada): Permíteme profundizar un poco en el implante, ya que suele ser la mejor solución. Si el hueso está en buenas condiciones, en muchos casos se puede incluso colocar el implante inmediatamente tras la extracción del diente (implante post-extracción) o, si el diente se cayó solo, una vez curada la encía. Tras colocar el implante, se espera un período de osteointegración (que el hueso se adapte y sujete firmemente al implante) de unas semanas a meses, y luego se coloca una corona sobre implante. El resultado final es muy estético y funcional, y te olvidarás de que ese diente no era el original. Un implante bien cuidado puede durar décadas. Debes mantener la misma higiene rigurosa y controles periódicos con el periodoncista para asegurarte de que el implante y la encía alrededor estén sanos (existe una enfermedad llamada periimplantitis, similar a la periodontitis, que puede afectar a los implantes si no se cuidan, así que la higiene sigue siendo fundamental).
Aprender de la experiencia: Si perdiste un diente que había pasado por una endodoncia, es importante analizar la causa para evitar que suceda con otros dientes. ¿Fue por caries descuidada? ¿Por no poner corona? ¿Por enfermedad de encías no tratada? Identificar esto te ayudará a reforzar tus cuidados en el futuro. Por ejemplo, si fue por periodontitis, ahora sabrás que necesitas un plan de mantenimiento periodontal más estricto. Si fue por fractura al no tener corona, ya no dejarás otro diente endodonciado sin su protección. Tomar acción preventiva con el resto de tu dentadura será clave para que esta historia no se repita.
En cualquier caso, mantén la calma. La odontología moderna ofrece soluciones efectivas para reemplazar dientes perdidos y para mantener sanos los que tienes. Rodéate de un buen equipo profesional (odontólogo general, endodoncista, periodoncista, etc. si es necesario) que planifique el tratamiento integral de tu boca. Un diente perdido es un recordatorio de la importancia de la prevención, pero también es una oportunidad para mejorar tu salud bucal a largo plazo con la solución adecuada.
Mantener sano un diente tratado con endodoncia: mi enfoque persona
Quiero dedicar unas últimas palabras a cómo encaramos los dentistas el cuidado de un diente endodonciado a largo plazo, porque sé que a veces el paciente puede sentirse inseguro sobre si su diente “aguantará”. En mi consulta, cuando termino una endodoncia, siempre le recalco al paciente las siguientes ideas:
El diente está salvado, pero hay que fortificarlo: La endodoncia resolvió la urgencia (infección/dolor), ahora nos enfocamos en restaurarlo bien. Le explico al paciente la importancia de la corona o reconstrucción y programamos esa cita lo antes posible. Incluso le muestro casos de molares fisurados por no ser coronados, para que entienda por qué insisto. Prefiero ser pesado en este punto que ver regresar al paciente con el diente partido.
Sigues teniendo que cepillarlo y cuidarlo como oro: Algunos piensan que al no haber nervio no habrá dolor si hay caries, y es verdad, pero les recuerdo que la ausencia de dolor no significa ausencia de problemas. Les enseño a limpiar bien alrededor de la corona, a usar el hilo dental en esa zona (muchos creen que si hay corona no hace falta pasar hilo, al contrario, hay que pasarlo con más razón entre corona y diente adyacente). También recomiendo pastas de dientes con flúor y visitas regulares. En definitiva, les digo: “Trata a este diente igual o mejor que a los demás. No lo olvides solo porque no duele.”
Vigilancia periódica: En cada revisión periódica, suelo hacer una pequeña percusión suave en el diente endodonciado, revisar la radiografía anual de control para asegurar que no haya lesión apical recurrente, y comprobar el estado de la corona/filling. Ante el mínimo signo de filtración o caries secundaria, actuamos inmediatamente. Este seguimiento es a veces lo que marca la diferencia entre un diente endodonciado que dura 5 años y otro que dura 30. La detección temprana de cualquier inconveniente nos permite solucionarlo antes de que sea tarde.
Comunicación abierta: Le pido al paciente que me informe si siente algo raro en ese diente: alguna molestia al morder, si nota movilidad (no debería, pero por si acaso), si ve cambio de color, inflamación en la encía cercana, etc. Cualquier síntoma anómalo es motivo de revisión anticipada. Es mejor revisar y que sea una falsa alarma, a ignorar un síntoma que podría ser importante.
Finalmente, les transmito un mensaje positivo: “Este diente puede acompañarte toda tu vida si lo cuidamos bien. Muchos pacientes llevan empastes o endodoncias de décadas, y ni se acuerdan de ellas. Vamos a hacer todo lo posible para que este sea tu caso también.” La confianza del paciente en su diente restaurado es importante; no debe andar pensando que tiene “una bomba de tiempo” en la boca, sino más bien que tiene un diente salvado gracias a la odontología moderna, y que con su colaboración en los cuidados, no tiene por qué caerse jamás.
Un diente sin nervio NO se cae automáticamente: ese es el mensaje clave que quiero que te lleves. Si tú o un familiar os habéis sometido a una endodoncia, podéis estar tranquilos de que el propósito de ese tratamiento es conservar el diente en la boca por mucho tiempo. Por supuesto, ese diente requerirá ciertos cuidados y atenciones especiales, pero nada fuera de lo común en una buena higiene bucal y un mantenimiento odontológico regular.
Hemos visto que las causas de la pérdida de un diente desvitalizado suelen ser evitables: fracturas por no reforzar, caries por descuido, infecciones no tratadas a tiempo, problemas de encías no controlados. Todos esos factores se pueden prevenir o minimizar siguiendo las recomendaciones de tu dentista. En otras palabras, está en nuestras manos (como profesionales y como pacientes) hacer que ese diente tratado dure tanto como un diente sano.
Si tienes un diente “muerto” sin tratar, no esperes a que “se caiga” por sí solo, porque eso significa que probablemente pasará por un proceso infeccioso doloroso y dañino antes de suceder. Acude a tu odontólogo para recuperarlo mediante una endodoncia o, si no es viable, extraerlo de manera controlada y luego reponerlo. Siempre es mejor actuar con anticipación que perder la pieza en medio de una urgencia.
En caso de que ya hayas perdido un diente sin nervio, ya comentamos las soluciones: implantes dentales, puentes u otras prótesis que pueden devolverte la función y estética. La odontología actual tiene recursos para prácticamente cada problema, así que no te quedes con el espacio vacío ni con la duda; consulta las opciones y seguro encontrarás una adecuada para ti.
Espero que esta explicación te haya ayudado a entender toda la verdad sobre los dientes sin nervio y su pronóstico. Como dentista, mi mayor satisfacción es que mis pacientes conserven sus dientes toda la vida, y la endodoncia es una gran aliada para lograrlo. No dudes en hacerte el tratamiento cuando está indicado, y sigue las pautas de cuidado que te dimos: así, ese diente tratado podrá seguir mordiéndole a la vida junto al resto de tus dientes muchos años más. ¡Sonríe con confianza, que para eso estamos los profesionales cuidando de tu salud bucal.
Preguntas frecuentes
¿Cuánto tiempo puede durar un diente sin nervio o desvitalizado?
Si se cuida adecuadamente, puede durar décadas e incluso toda la vida. La endodoncia en sí no limita la vida del diente. Estudios muestran que, con una buena restauración (por ejemplo una corona) y buenos hábitos, un diente endodonciado suele durar más de 10-20 años o más. Sin esos cuidados, su duración se reduce. En resumen, no tiene fecha de caducidad fija: todo depende de cómo lo protejamos y mantengamos.
¿Es necesario poner una corona después de la endodoncia?
En la mayoría de los casos sí, es muy recomendable colocar una corona (funda) u otro tipo de restauración definitiva. Tras la endodoncia el diente queda más frágil y una corona le devuelve fuerza y estabilidad, evitando fracturas. En algunos dientes frontales, si la destrucción fue mínima, podría bastar un empaste, pero generalmente el dentista sugerirá corona para mayor seguridad. No colocar la corona cuando está indicada es arriesgarse a que el diente se rompa y se pierda.
¿Puede doler un diente sin nervio (endodonciado)?
Un diente al que se le extrajo el nervio ya no debería doler de forma espontánea, porque se eliminó la pulpa nerviosa que causaba el dolor. Sin embargo, puede haber molestias bajo ciertas circunstancias: por ejemplo, los primeros días post-endodoncia es normal algo de sensibilidad al morder debido a la inflamación del ligamento alrededor del diente. Más adelante, si el diente duele, podría indicar una reinfección o un problema en los tejidos de alrededor (un quiste, un absceso, o incluso una inflamación periodontal). También un diente sin nervio puede doler si tiene una fractura; en ese caso duele al masticar o al soltar la mordida. En definitiva, dolor en un diente desvitalizado no es habitual; si aparece, conviene que el dentista lo evalúe para encontrar la causa.
¿Por qué un diente con endodoncia se pone oscuro o negro?
El cambio de color en un diente endodonciado es relativamente común con el tiempo. Al quedarse sin vitalidad, el diente puede adquirir un tono más grisáceo u opaco. Además, a veces por dentro quedan pequeños residuos de sangre o tejido necrótico que con los años oscurecen la dentina desde dentro. Otros factores, como materiales antiguos de relleno de conductos (por ejemplo, pastas con óxido de plata usadas décadas atrás), también pueden pigmentar el diente. La buena noticia es que tiene solución estética: se puede hacer un blanqueamiento interno del diente desvitalizado, colocar una carilla o la propia corona dental si es en un diente posterior. Así que, aunque un “diente muerto” tienda a oscurecer, tu dentista puede devolverle el color blanco nuevamente con tratamiento apropiado.
¿Qué pasa si dejo un diente muerto sin tratar (sin hacer la endodoncia)?
Dejar un diente con el nervio muerto y no realizar la endodoncia es muy arriesgado. Un nervio necrosado suele llevar asociada una infección dentro del diente, que tarde o temprano escapará por la punta de la raíz formando un absceso (flemón) en el hueso. Esto puede causar mucho dolor, hinchazón e incluso infecciones más severas (infección generalizada, angina de Ludwig, etc., en casos extremos). Además, el diente muerto sin tratar puede ir perdiendo soporte óseo. Eventualmente, como el organismo ya no lo integra, ese diente se puede terminar cayendo por destrucción del hueso alrededor; pero para entonces habrá causado bastante daño. Por tanto, no es buena idea “esperar a que se caiga solo”. Lo correcto es acudir al odontólogo: normalmente, la solución será hacer la endodoncia para limpiar la infección y salvar el diente, o si el diente está muy destruido, proceder a una extracción segura.
Dr. José Bartolomé Lechuga
Odontólogo
El Dr. José Bartolomé Lechuga, odontólogo especializado en prostodoncia y cirugía bucal, se dedica a la odontología general y estética desde 2021. Su compromiso con la formación continua y su habilidad en tratamientos personalizados le permiten entender y satisfacer las necesidades estéticas y funcionales de sus pacientes. Como profesor colaborador en la Universidad CEU San Pablo y reconocido por importantes sociedades científicas, el Dr. Lechuga se esfuerza por devolver la confianza a sus pacientes, destacándose por su excelencia clínica y su pasión por mejorar cada sonrisa.