23 abril 2025

Necesidad de tragar saliva constantemente: causas y soluciones

¿Tienes que tragar saliva constantemente y no sabes por qué? Te explico todas las posibles causas (desde boca seca hasta ansiedad) y qué soluciones existen para aliviar este molesto síntoma.

Hola. Soy Alicia Martín, odontóloga, y a menudo recibo pacientes angustiados porque sienten la necesidad de tragar saliva constantemente. Antes que nada, todos producimos saliva a diario (alrededor de 1 litro por día, en promedio) y la vamos tragando de forma natural sin darnos cuenta. Sin embargo, cuando notas a cada momento que tragas saliva, es normal preocuparse. Puede resultar incómodo, distraerte de tus actividades e incluso generar miedo de que algo no anda bien en tu salud.

En este artículo te voy a explicar cuáles son las posibles causas de tener que tragar saliva con frecuencia, desde motivos físicos hasta emocionales. Veremos ejemplos comunes, te señalaré signos de alarma (para que sepas cuándo conviene buscar ayuda médica) y te daré consejos prácticos para aliviar este síntoma. Mi objetivo como profesional de la salud es que entiendas qué te ocurre y cómo podemos mejorarlo. ¡Vamos a ello!

Causas de la necesidad de tragar saliva constantemente

Existen varias condiciones que pueden hacer que sientas esta molesta necesidad de deglutir todo el tiempo. Las causas van desde un exceso de saliva en la boca hasta justamente lo contrario, una boca muy seca, pasando por problemas digestivos, estrés y otros factores médicos. A continuación detallamos las causas principales:

Exceso de saliva (hipersalivación)

Una de las razones más comunes es que tu cuerpo esté produciendo demasiada saliva. Tener mucha saliva acumulada provoca esa sensación de “se me llena la boca” y te obliga a tragar con frecuencia para no babear. En medicina a esta sobreproducción se le llama sialorrea o hipersalivación. Puede ser constante o temporal​, y suele ser un síntoma de otra cosa, no una enfermedad en sí​.

Algunas causas de hipersalivación incluyen:

  • Pensar, ver u oler comida: Seguro has notado que se te hace agua la boca con tu plato favorito. A veces, incluso masticar chicle o sentir ansiedad o emoción puede disparar saliva extra​ (¡así de inteligente es nuestro cuerpo preparando la digestión!). Esto es normal hasta cierto punto.
  • Reflujo ácido o acidez: Cuando hay reflujo gastroesofágico, el ácido del estómago regresa al esófago y garganta, irritándolos. El organismo puede responder produciendo más saliva de lo habitual (lo que se conoce como water brash) para neutralizar ese ácido. Esto provoca regurgitación de saliva y la necesidad de tragarla para aliviar la molestia.
  • Prótesis dentales mal ajustadas: Una dentadura postiza nueva o mal posicionada puede estimular la producción de saliva​. El cuerpo percibe la prótesis como un objeto extraño que hay que “lubricar”.
  • Inflamaciones o infecciones en boca y garganta: Por ejemplo, una amigdalitis (infección de las amígdalas), faringitis, un absceso dental o de encía, sinusitis e incluso alergias pueden desencadenar salivación excesiva. A veces debido a irritación local, otras porque tragar duele y la saliva se acumula más de lo normal hasta que tragas.
  • Embarazo: Algunas mujeres embarazadas sufren hipersalivación (llamada ptialismo del embarazo), sobre todo en el primer trimestre junto con las náuseas matutinas. Esto suele ser temporal y benigno, pero molesto.
  • Trastornos neurológicos: Enfermedades como el Parkinson, la parálisis cerebral, el ELA (esclerosis lateral amiotrófica) o tras un accidente cerebrovascular pueden dificultar el control de los músculos de la deglución​. En estos casos, la persona puede no tragar de manera eficiente y la saliva se acumula; incluso puede babear por incapacidad de mantener la boca cerrada​. Aquí la causa no es que se produzca más saliva, sino un problema para gestionarla (deglutirla adecuadamente).

Cuando hay hipersalivación, además de tragar saliva constantemente podrías notar otros síntomas asociados como babear (saliva escapando por los labios), voz húmeda o entrecortada, dificultad para hablar claramente, labios agrietados, incluso dermatitis en el mentón por la humedad constante​. También podrías experimentar mal sabor o mal aliento, ya que el exceso de saliva a veces altera el equilibrio de bacterias en la boca​.

Ejemplo: Piensa en cuando tienes un caramelo ácido en la boca: ¿sientes cómo generas saliva extra y debes tragar más seguido? Si constantemente tu boca produce saliva como en esa situación, entenderás por qué tienes que tragarla a cada rato.

Sequedad bucal (xerostomía)

Curiosamente, el caso opuesto —tener poca saliva— también puede hacerte tragar constantemente. Cuando sufres de boca seca (lo que llamamos xerostomía), sientes la boca pegajosa, pastosa o áspera. Esta falta de saliva puede irritar la garganta y hacer que intentes tragar para humedecerla. Muchas personas con la boca seca tragan repetidamente en un intento reflejo de lubricar la garganta, aunque no haya mucha saliva que tragar. Es más, la sensación de “nudo” en la garganta a veces se relaciona con sequedad y ansiedad, formando un círculo vicioso (lo detallaremos en la sección de ansiedad).

La sequedad bucal es bastante común, especialmente en adultos mayores. Se estima que hasta un 30% de la población puede padecer xerostomía en algún grado, siendo más frecuente en mujeres​. Algunas causas típicas de boca seca incluyen​:

  • Deshidratación: No beber suficiente agua, pasar mucho tiempo al sol o transpirar en exceso puede reducir la producción de saliva. Si estás levemente deshidratado, es normal que tengas la boca seca y necesites tragar para intentar humedecerla.
  • Efectos secundarios de medicamentos: Hay muchos medicamentos que causan sequedad bucal​. Entre ellos, antihistamínicos (para alergias), antidepresivos, ansiolíticos, algunos fármacos para la hipertensión y diuréticos, tratamientos para el dolor neuropático, etc. Si estás tomando alguna medicación, revisa el prospecto: boca seca suele aparecer como efecto secundario común.
  • Trastornos de las glándulas salivales: Por ejemplo, el síndrome de Sjögren (un trastorno autoinmune) ataca las glándulas que producen saliva, causando sequedad intensa. Obstrucciones de los conductos salivales (cálculos) o un daño en las glándulas por radioterapia también derivan en falta de saliva.

Cuando hay poca saliva, no solo molesta al tragar o hablar —también puede traer consecuencias dentales. La saliva nos protege contra bacterias, por eso la xerostomía prolongada aumenta el riesgo de caries y enfermedad de encías, y provoca a menudo mal aliento por disminución del efecto limpiador de la saliva​. Si notas que amaneces con la boca muy seca, te cuesta salivar y debes beber agua para poder tragar, es posible que esta sea la causa de tu problema.

Ejemplo: Imagina que estuviste varias horas hablando o dando una presentación; sientes la boca seca y cada palabra cuesta, tragas saliva (escasa) intentando humedecer. Así se siente la xerostomía: la necesidad de tragar es más bien por incomodidad de garganta seca que por exceso de líquido.

Reflujo gastroesofágico y problemas digestivos

El reflujo ácido (también conocido como ERGE, enfermedad por reflujo gastroesofágico) es una causa frecuente y a veces sorprendente de la constante deglución de saliva. ¿Por qué? Cuando el ácido del estómago sube hacia la garganta, genera irritación y a menudo una sensación de algo atorado o ardor (agruras). Para protegerse, nuestras glándulas salivales pueden responder produciendo más saliva de lo normal – un fenómeno reflejo llamado hipersalivación refleja o water brash. Como resultado, la persona con reflujo nota sabor amargo o ácido en la boca, exceso de saliva repentina y tiene que tragarla para aliviar el ardor​. Tragar saliva neutraliza momentáneamente el ácido, por eso el cuerpo lo provoca.

Además, el reflujo crónico puede causar esofagitis (inflamación del esófago) y a veces una sensación persistente de nudo en la garganta o dificultad para tragar, conocida como globo faríngeo o globus​. Aunque técnicamente no haya nada atorado, el paciente siente molestia y está trague y trague saliva intentando quitarla. Es un círculo vicioso: el estrés que causa la sensación de globo puede secar la boca, uno traga para alivianar la sequedad, puede inflamar más la mucosa… y sigue la sensación​.

Otras afecciones esofágicas pueden dar síntomas parecidos. Por ejemplo, si hay disfagia (dificultad para tragar alimentos, quizá por una estenosis o estrechez del esófago), la persona puede tragar saliva repetidas veces porque nota algo raro al deglutir. O en casos raros, la acalasia (un trastorno esofágico) u otros problemas hacen que la saliva no pase bien al estómago y se acumule.

Si además de tragar saliva frecuentemente tienes acidez, ardor de garganta, regurgitaciones ácidas o sensación de bola en la garganta, la causa podría estar en tu sistema digestivo (reflujo).

Ejemplo: María suele tragar saliva a cada rato y siente la boca amarga, sobre todo tras las comidas copiosas o al acostarse. También nota un ligero ardor en el pecho por las noches. En su caso, el médico diagnosticó reflujo gastroesofágico: el ácido le causaba hipersalivación refleja. Tras cambiar su dieta y medicarse, tanto el ardor como la salivación excesiva mejoraron.

Ansiedad, estrés y factores psicológicos

El estado emocional juega un papel importante en muchos procesos corporales, ¡incluyendo la saliva! La ansiedad puede provocar en algunas personas cambios en la producción de saliva y sensaciones corporales aumentadas. Me he encontrado con pacientes que, al ponerse nerviosos, notan la boca seca mientras que otros refieren lo contrario: “siento mucha saliva y no puedo tragarla rápido”. Cada cuerpo responde distinto al estrés.

Lo que es muy común es que la ansiedad genere una especie de hiperconciencia de actos involuntarios. Por ejemplo, normalmente tragamos saliva sin pensarlo, pero si por ansiedad te fijas demasiado en tu respiración o deglución, empiezas a sentir que algo no funciona y terminas tragando aún más. Es similar a cuando te concentras en tu respiración: puede volverse entrecortada o incómoda por ese mismo exceso de control. Con la saliva, cuanto más piensas en ella, más ganas de tragar tienes.

Además, la ansiedad y el estrés sostenido activan el sistema nervioso de forma que pueden aparecer síntomas físicos: sequedad bucal (muy frecuente en ataques de pánico), o a veces nauseas y acidez que conllevan salivación refleja. Incluso hay un fenómeno llamado globus hystericus (globo por ansiedad) referido a esa sensación de nudo en la garganta que aparece solo por estrés, después de descartar causas orgánicas​. En este caso, la persona puede pasar el día trague y trague saliva tratando de “deshacer” ese nudo imaginario.

La intención de tragar constantemente puede volverse un hábito nervioso. Algunas personas bajo estrés desarrollan manías como toser, carraspear o tragar repetitivamente sin necesidad fisiológica real, simplemente por descarga nerviosa. Por supuesto, esto a su vez puede irritar la garganta y agravar la sensación de molestia.

Ejemplo: Juan empezó a “sentir su saliva” durante un periodo de mucho estrés laboral. Notaba cada deglución y cuanto más lo pensaba, más saliva parecía tener en la boca. Llegó a agobiarse por miedo a ahogarse con su propia saliva. Tras consultar y descubrir que físicamente estaba bien, comprendió que era ansiedad. Inició terapia psicológica y técnicas de relajación, y poco a poco dejó de obsesionarse con la saliva — ahora traga normalmente sin notarlo.

Medicamentos y otras sustancias

Como comentamos antes, muchos medicamentos pueden alterar la producción de saliva. La mayoría tienden a resecar la boca (causando xerostomía), pero algunos fármacos también pueden producir sialorrea en ciertos pacientes. Por ejemplo:

  • Fármacos psiquiátricos: Algunos antipsicóticos (como el clozapine usado en esquizofrenia) pueden causar hipersalivación notable. Ciertas medicaciones para Alzheimer también. Por otro lado, ansiolíticos y antidepresivos suelen dar más bien boca seca.
  • Antihistamínicos y descongestivos: usados para alergias o resfriados, secuestran la producción de saliva (boca seca).
  • Medicinas para hipertensión (ej. diuréticos, betabloqueantes) y para el Parkinson pueden secar la boca. Paradójicamente, algunos pacientes con Parkinson toman medicación y aun así babean, porque su problema principal es neurológico (como mencionamos).
  • Consumo de sustancias: El tabaco tiende a disminuir la producción salival y irritar la boca. El alcohol es deshidratante (provoca sequedad posteriormente, aunque enjuagues con alcohol pueden estimular saliva momentáneamente por irritación). Las drogas estimulantes (anfetaminas, algunas drogas recreativas) también suelen causar boca seca intensa.

Si empezaste a notar la necesidad de tragar saliva tras iniciar un medicamento nuevo, revisa ese posible vínculo. En muchos casos, ajustar la dosis o cambiar de fármaco (bajo indicación médica) resuelve el problema. Y si consumes tabaco o cafeína en exceso, considera que podrían estar contribuyendo a esa sensación incómoda.

Otras causas médicas menos frecuentes

Por completitud, mencionemos otras causas menos comunes que podrían explicar una deglución constante:

  • Problemas anatómicos ORL: Una amígdala muy grande, adenoides inflamadas (especialmente en niños) o un tabique nasal desviado que te haga respirar por la boca podrían generar cambios en el manejo de la saliva. Por ejemplo, respirar por la boca reseca mucosas y alterna periodos de acumulación de saliva que luego tragas de golpe.
  • Trastornos endocrinos/metabólicos: La hiperacidez gástrica no solo ocurre en reflujo crónico; a veces el estrés adrenal o ciertas condiciones hormonales aumentan la acidez y salivación refleja. La hipertiroidismo severo podría influir indirectamente aumentando la ansiedad y metabolismo (y con ello la sed o salivación). La diabetes mal controlada suele dar mucha sed y boca seca, lo cual puede confundirse con salivación alterada.
  • Hábitos orales: Mascar tabaco, masticar chicle todo el día, chuparse frecuentemente los labios o uso habitual de sprays bucales irritantes pueden modificar la producción de saliva a ratos, creándote la costumbre de tragar seguido.
  • Dolor o náuseas: El dolor intenso (por ejemplo migrañas fuertes) o las náuseas a veces vienen acompañados de un aumento reflejo de saliva justo antes de vomitar. Si tienes episodios de náusea frecuentes, es posible que notes salivación repentina en esos momentos y estés tragando continuamente hasta que pasa.

Como ves, son muchas las posibles causas. ¿Cómo saber cuál es tu caso? Fíjate en tus otros síntomas acompañantes: ¿Tienes la boca muy seca o más bien empapada? ¿Notas sabor ácido, dolor de garganta, o solo es la conciencia de tragar? ¿Estás bajo estrés? ¿Tomas algún medicamento? Responder estas preguntas puede orientarte. En cualquier caso, no te alarmes; en la siguiente sección te indicaré qué signos deben preocuparte de verdad y cuándo conviene buscar ayuda profesional.

Cuándo preocuparse y acudir al médico

Tragar saliva constantemente suele tener solución y no representar algo grave, pero a veces puede ser señal de un problema de salud que requiera atención. ¿Cuándo consultar al médico o dentista? Te recomiendo hacerlo si:

  • El síntoma es muy persistente y no mejora identificando la causa. Por ejemplo, llevas semanas con esta molestia sin explicación aparente.
  • Dificultad para tragar alimentos o líquidos (disfagia): Si además de saliva, te cuesta tragar la comida, se te atora o duele al pasar, es importante evaluarlo. Podría haber un problema en el esófago o garganta que necesite tratamiento específico​.
  • Otros síntomas digestivos importantes: ardor fuerte en el pecho, vómitos frecuentes, pérdida de peso, o regurgitación de alimentos. Estos signos acompañando la sialorrea sugieren un reflujo severo u otra condición que el médico debe tratar​.
  • Síntomas neurológicos: Si la salivación excesiva viene con dificultad para hablar, debilidad muscular, temblores u otros signos neurológicos, es fundamental una consulta médica. Podría indicar un trastorno del sistema nervioso que esté afectando la deglución​.
  • Problemas dentales evidentes: Si notas caries nuevas, sangrado de encías, infecciones o dolor en boca/garganta junto con el cambio en tu salivación, ve al dentista. Una buena revisión bucal descartará causas locales (como abscesos, prótesis mal ajustadas, etc.) y ayudará a prevenir complicaciones de la boca seca o babeo (caries, gingivitis…).
  • Impacto en tu vida diaria: Aunque no haya un gran problema orgánico, si esta necesidad constante de tragar te genera ansiedad, vergüenza o te impide hacer vida normal, busca ayuda. Un profesional de la salud (médico de cabecera, odontólogo o psicólogo, según corresponda) podrá orientarte para gestionar y tratar el síntoma. No tienes por qué resignarte a vivir con esa incomodidad.

En resumen, consulta al médico si sospechas una causa subyacente seria o si el síntoma es muy molesto y persistente. Un chequeo permitirá descartar problemas mayores. En muchos casos resultará que todo está bien orgánicamente, y solo con saber eso tu tranquilidad aumentará (lo que a su vez puede reducir la ansiedad y mejorar el síntoma).

Recuerda: tragarse la saliva en sí no es dañino – de hecho, la tragamos constantemente toda la vida. Pero si algo cambia en tu cuerpo que te hace notarlo y sufrirlo, vale la pena investigarlo.

Consejos y soluciones para dejar de tragar saliva todo el tiempo

¿Qué puedes hacer para aliviar esta molesta sensación? Aquí te brindo consejos prácticos y opciones de tratamiento según la causa, tal como le recomendaría a un paciente en consulta:

  • Identifica la causa principal: Parece obvio, pero es el paso crucial. ¿Tienes boca seca o mucha saliva? ¿Hay ansiedad o reflujo detrás? Por ejemplo, si sospechas de boca seca, mantente hidratado durante el día: bebe sorbos de agua frecuentemente (lleva una botellita contigo). Además, puedes masticar chicle sin azúcar o chupar pastillas sin azúcar para estimular la producción de saliva de forma natural si tu boca tiende a secarse. Esto mantendrá tu boca húmeda y reducirá la sensación de irritación (¡así no tragas “en vacío”!). En cambio, si tu problema es exceso de saliva, evita masticar chicle o caramelos continuamente, pues eso aumenta la producción.
  • Mejora tu higiene bucal: Una boca limpia y sana maneja mejor la saliva. Cepíllate los dientes después de cada comida y usa hilo dental diariamente. Un tip adicional: en casos tanto de salivación excesiva como de boca seca, suele ayudar usar un enjuague bucal adecuado. Si tienes mucha saliva, prueba enjuagues sin alcohol de sabor suave (el alcohol en boca puede secarla momentáneamente pero luego rebota produciendo más saliva​). Si tienes xerostomía, hay colutorios especiales para boca seca que hidratan y protegen. La buena higiene también previene mal aliento y otros efectos secundarios.
  • Evita factores que empeoran la salivación: Identifica si hay detonantes en tu dieta o hábitos. Por ejemplo, reduce los alimentos muy ácidos o picantes que te hagan salivar mucho (limón, vinagre, ají… cada persona tiene sus disparadores). Limita el consumo de cafeína y alcohol, pues pueden alterar la salivación y la hidratación. Si fumas, considera seriamente dejarlo o disminuir, por innumerables beneficios (uno de ellos, mejorar tu salud bucal y salival).
  • Técnicas de relajación y manejo de ansiedad: Si intuyes que la ansiedad o estrés están jugando un papel (por ejemplo, solo te pasa cuando estás nervioso/a o en ciertos contextos), enfócate en calmar tu sistema nervioso. Practica respiración profunda (inhalando por 4 segundos, exhalando por 6-8 segundos, repetidas veces) cuando notes que estás muy pendiente de tragar. Técnicas como la meditación mindfulness pueden ayudarte a sacar la atención de esa sensación corporal. También actividades como yoga, ejercicios suaves o simplemente distraerte hablando con alguien o haciendo alguna tarea mental pueden romper el ciclo de hipervigilancia de la saliva. En casos de ansiedad crónica, la terapia psicológica (por ejemplo, cognitivo-conductual) es muy efectiva​ para disminuir síntomas psicosomáticos. Incluso puede ser útil acudir a un psicólogo aunque creas que tu caso es físico, porque aprender a manejar la preocupación te ayudará a sobrellevar mejor cualquier tratamiento.
  • Tratamientos médicos específicos: Dependiendo de la causa, un profesional puede indicarte medidas concretas:
    • Si se confirma un reflujo gastroesofágico, seguirás posiblemente una dieta especial (evitar comidas copiosas, grasas, picantes, no acostarse justo tras cenar)​ y quizá medicamentos como inhibidores de ácido (ej. omeprazol). Con el reflujo controlado, esa sensación de tener que tragar todo el tiempo suele desaparecer.
    • Si tienes infecciones o inflamación en boca/garganta (amigdalitis, absceso, sinusitis), el tratamiento de esa infección (antibióticos, antiinflamatorios, o la extracción de las amígdalas si fuese necesario en casos crónicos​) resolverá la salivación excesiva.
    • Para la boca seca pronunciada, además de hidratarte, el dentista o médico puede recetar sustitutos salivales (sprays, geles que imitan la saliva) o medicamentos sialagogos que estimulen tus glándulas.
    • En casos de hipersalivación severa crónica (por causas neurológicas, por ejemplo), existen tratamientos como medicamentos anticolinérgicos que reducen la producción de saliva​. Deben usarse con supervisión médica porque pueden tener efectos secundarios (sequedad excesiva, somnolencia, etc.). Otra opción en estos casos es la toxina botulínica (Bótox): se inyecta en las glándulas salivales para frenar temporalmente la producción​; es un procedimiento con pocos efectos secundarios que ha ayudado a muchos pacientes neurológicos a controlar el babeo. En situaciones extremas, se puede considerar incluso cirugía de las glándulas salivales​​, pero esto es rarísimo y solo para casos muy específicos.
    • Si la causa es psicológica y hay un componente obsesivo, en ocasiones el médico puede recetar ansiolíticos suaves o antidepresivos para ayudarte a bajar la ansiedad mientras aprendes herramientas cognitivas.
  • Mantén postura y hábitos saludables: Un consejo sencillo para quienes babean al dormir o sienten saliva acumulada: intentar dormir boca arriba con la cabeza ligeramente elevada (usa dos almohadas o una almohada especial) para que el flujo de saliva se mantenga hacia atrás y la tragues inconscientemente sin ahogarte. En el día, si tienes problemas neuromusculares, un fonoaudiólogo o logopeda puede enseñarte ejercicios para mejorar el control de la lengua y la postura de la cabeza​, de modo que la saliva permanezca en la boca hasta que decidas tragar, reduciendo escapes involuntarios.

Aborda el problema desde la raíz. Muchos pacientes me preguntan “¿Hay alguna pastilla para no tragar saliva?” Más que una pastilla mágica, lo que funciona es entender por qué te pasa y tratar eso: si es ansiedad, trabajarla; si es reflujo, controlarlo; si es algo en la boca, solucionarlo. Mientras tanto, sigue estos consejos generales: hidrátate bien, cuida tu boca, evita extremos (muy ácido, muy dulce, alcohol) y mantén la calma. Con el enfoque adecuado, se puede superar este síntoma y volver a la normalidad de tragar saliva sin siquiera notarlo.

Preguntas frecuentes sobre la salivación constante

¿Es malo tragar saliva constantemente, puedo enfermar por eso?

Tragar saliva muy seguido en sí no te enfermará, ya que la saliva es un fluido natural y normalmente la estamos ingiriendo todo el tiempo. No es dañino tragar tu propia saliva, pero sí puede ser malo en sentido de calidad de vida. Si estás tragando saliva constantemente por algún problema (sea ansiedad, reflujo, etc.), podrías tener efectos secundarios: irritación de garganta, fatiga muscular mandibular por forzar el acto de tragar​, o incluso problemas de sueño si te despiertas a mitad de la noche por esa necesidad. Además, la causa subyacente (por ejemplo reflujo, boca seca) si no se atiende podría provocarte otras complicaciones: el reflujo puede lesionar el esófago, la boca seca causar caries, etc. Así que tragar mucho no te causará daño directo, pero es importante encontrar la causa y resolverla para que estos efectos colaterales no te afecten.

¿Cómo saber si produzco demasiada saliva o si tengo la boca seca?

Parece contradictorio, pero a veces no es tan obvio distinguirlo cuando solo notas que tragas mucho. Algunas pistas: si sientes la boca llena o incluso babeas en la almohada al dormir, probablemente tienes hipersalivación. Si al hablar notas saliva acumulada en comisuras o te ahogas ligeramente con líquidos, también indica exceso. En cambio, si sientes la boca pegajosa, pastosa o con ardor y tragas para intentar aliviarlo, seguramente tienes sequedad bucal. Puedes mirarte al espejo debajo de la lengua: ¿ves saliva brillante acumulada? Si hay muy poca humedad y la lengua se ve seca o blanca, es xerostomía. También fíjate en los síntomas acompañantes: labios secos, sed y mal aliento apuntan a boca seca; saliva acuosa abundante y goteo apuntan a exceso. A veces por la mañana tenemos la boca seca (por dormir con la boca abierta), pero en el día tenemos exceso – en tal caso podrías tener ambos en distintos momentos.

¿La ansiedad realmente puede hacerme tragar saliva más seguido?

Sí, definitivamente. La ansiedad tiene dos efectos posibles: en algunos provoca sequedad (boca seca del nerviosismo) y en otros, paradójicamente, hipersalivación (hay personas que al ponerse ansiosas sienten más saliva o más necesidad de deglutir, como respuesta vagal). Además, la ansiedad nos vuelve más conscientes de funciones automáticas, como explicamos. Muchos pacientes con ansiedad describen este síntoma. No significa que “estés inventando” la sensación; es real, pero está originada en tu estado de nervios. La buena noticia es que al tratar la ansiedad (terapia, técnicas de manejo del estrés, e incluso medicación breve si se requiere), disminuye o desaparece esa necesidad de tragar constante.

¿Qué puedo comer o beber para mejorar este problema?

Si tienes la boca seca, te ayudará consumir agua frecuentemente y bebidas sin cafeína ni alcohol (por ejemplo infusiones de hierbas, agua con un chorrito de limón suave – el limón estimula algo de saliva pero diluido no irrita). Chupar cubitos de hielo puede aliviar momentáneamente la sequedad o el ardor de garganta. También puedes incorporar alimentos ligeramente ácidos o crujientes que fomentan saliva (una rodaja de naranja, manzana, o masticar apio) si tu problema es poca saliva. Por el contrario, si tienes exceso de saliva, intenta evitar esos desencadenantes ácidos. Puedes consumir alimentos astringentes que tienden a secar un poco la boca de forma natural, como el té negro (sin exceso), tostadas secas o guayaba. En general, mantén una dieta equilibrada: los extremos de azúcar o condimentos fuertes pueden empeorar la saliva tanto por exceso de bacterias (más saliva para limpieza) como por irritación gástrica (más reflujo). Y algo muy importante para reflujo: cena ligero, evita chocolate, menta, picante y alcohol en la noche, y no te acuestes inmediatamente después de comer.

¿Qué especialista trata este problema?

Depende de la causa sospechada:

  • Un odontólogo (dentista) es indicado si crees que el origen es bucal: ya sea por sequedad, exceso de saliva, prótesis, caries, etc. El dentista puede evaluar tu saliva, tu salud oral y darte soluciones (productos para xerostomía, higiene profesional, ajustar dentaduras, etc.).
  • Un médico de cabecera o internista puede ser tu primer paso si no tienes idea de la causa. Él/Ella podrá hacer un panorama general y quizás pedir análisis básicos, derivándote luego al especialista adecuado (odontólogo, gastroenterólogo, neurólogo o psiquiatra, según corresponda).
  • Un gastroenterólogo si los síntomas apuntan a reflujo u otro trastorno digestivo (acidez, dificultad al tragar alimentos).
  • Un otorrinolaringólogo (ORL) si sospechas algo en garganta, amígdalas, senos nasales o glándulas salivales. Por ejemplo, en caso de amigdalitis crónicas, obstrucción de conductos salivales, o globo faríngeo muy marcado, este especialista puede ayudarte.
  • Un neurólogo en casos de trastornos neurológicos evidentes que cursen con babeo (Parkinson avanzado, etc.).
  • Un psicólogo/psiquiatra si se identifica que es por ansiedad y no logras controlarlo con medidas generales. La salud mental es importante; no dudes en apoyarte en estos profesionales si lo necesitas.

En muchos casos, puede hacer falta un enfoque multidisciplinario. Te lo digo por experiencia: a veces colaboro con médicos internistas y psicólogos para ayudar a un paciente a resolver su queja de salivación. Por ejemplo, mientras el psicólogo trabaja la ansiedad, yo como odontóloga le ayudo con un barniz para proteger sus dientes de la boca seca y un colutorio, y el médico evalúa su reflujo. No te desanimes, entre todos encontramos la solución adecuada.

¿Este problema tiene cura? ¿Voy a tener que lidiar con esto siempre?

En la gran mayoría de los casos tiene solución o al menos un buen control. Si la causa es transitoria (un medicamento, un cuadro de estrés, el embarazo), lo más probable es que al cabo de un tiempo el síntoma desaparezca por completo. Por ejemplo, mujeres embarazadas con sialorrea suelen mejorar después del primer trimestre o tras el parto. Personas con ansiedad pueden superar esa etapa y ya no experimentar salivación excesiva. Incluso causas crónicas se pueden manejar: un paciente con Parkinson puede llevar una vida casi normal usando sus medicamentos y, si es necesario, aplicando botox periódicamente en las glándulas salivales para controlar el babeo. La clave está en tratar la causa de fondo y ser constante con las recomendaciones médicas. Puede que tardes unas semanas en notar cambios (por ejemplo, la terapia para ansiedad no es inmediata, o sanar una esofagitis lleva su tiempo), pero mejorarás. Ten paciencia y ve ajustando junto a tu médico lo que funcione mejor en tu caso.

En conclusión, no estás condenado/a a tragar saliva constantemente para siempre. Entendiendo por qué sucede y siguiendo un plan de abordaje (ya sea hidratarte más, cambiar hábitos, medicación, terapia, etc.), lo normal es que el síntoma disminuya o desaparezca. Y mientras tanto, recuerda que tu saliva es tu amiga: está ahí para protegerte, no para molestarte. Con los cuidados adecuados, recuperarás el control y ni te acordarás de ella salvo cuando sea hora de disfrutar de una buena comida. ¡Ánimo!

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Alicia Blog 300px
Odontóloga General y Estética en Clínicas Cleardent
Con una sólida formación en odontología general, endodoncia y técnicas estéticas como el uso de ácido hialurónico, la Dra. Alicia Martín brinda atención completa y especializada en Clínicas Cleardent. Su pasión por la salud bucodental y su compromiso con el bienestar de sus pacientes se refleja en su participación en campañas educativas para promover hábitos de higiene oral. La Dra. Martín se asegura de que cada tratamiento esté adaptado a las necesidades de sus pacientes, ofreciendo siempre un enfoque profesional y actualizado.

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