
Desde la medicina integrativa, cada diente forma parte de un sistema interconectado: una infección dental crónica puede afectar órganos distantes, y una disfunción en un órgano puede reflejarse en un diente concreto.

¿Notas tus dientes un poco flojos? Descubre si es normal que los dientes se muevan un poco y cuándo es señal de alerta, con causas, consejos y soluciones.

Como dentista con años de experiencia, a menudo me preguntan si es normal que los dientes se muevan ligeramente. Entiendo perfectamente la preocupación: sentir un diente “flojo” puede generar angustia e imágenes de un diente cayéndose. Yo también estaría preocupado si notara algo así en mi propia boca. Pero, antes de alarmarnos, quiero aclararte algo importante: en ciertos casos un leve movimiento dental es totalmente normal, mientras que en otros puede ser una señal de alerta de un problema que necesita atención.
En este artículo te hablaré, como tu odontóloga de confianza, para explicarte cuándo es normal que un diente se mueva un poco y cuándo debes preocuparte. Profundizaremos en las causas fisiológicas normales de movilidad dental y en las señales de alarma que indican un posible problema. Además, te daré consejos prácticos, soluciones profesionales y medidas de prevención, todo con un lenguaje claro y cercano. ¡Vamos a ello!
Primero, déjame tranquilizarte: sí, existe una movilidad dental leve que es completamente normal. Nuestros dientes no están soldados al hueso como si fueran clavos fijos; están unidos al hueso alveolar por medio de un ligamento periodontal elástico. Este ligamento actúa como un amortiguador natural entre el diente y el hueso, permitiendo un ligero “juego” o movimiento imperceptible.
Entonces, ¿cuándo este movimiento normal deja de ser normal? Básicamente, si logras percibir que un diente se mueve a simple vista o al empujarlo suavemente con la lengua, ya no estamos hablando de la movilidad imperceptible normal. Un diente sano no debería “bailar” visible o al tacto dentro de su encía. Cualquier movilidad notoria o creciente debe ponernos en alerta. Es posible que tus encías o el hueso que soporta el diente estén comprometidos.
Un ligero movimiento, casi inapreciable, es normal (todos lo tenemos y no nos damos cuenta). Pero si sientes o ves que un diente se mueve un poco al tocarlo, debes prestarle atención. A continuación, vamos a revisar las causas posibles, desde las más inofensivas hasta las que requieren tratamiento.
Algunas situaciones o etapas de la vida pueden provocar un leve aflojamiento de los dientes sin que ello sea patológico. Veamos las más comunes:
Si has llevado brackets o alineadores transparentes, seguramente ya sabes de qué hablo: durante un tratamiento de ortodoncia es normal que los dientes se muevan (¡de eso se trata justamente!). Los aparatos aplican fuerzas para mover los dientes a su posición correcta, y en ese proceso es habitual sentir cierta movilidad o que al retirarte los brackets los dientes estén algo “flojos” temporalmente.
No te asustes: esta sensación es temporal y esperada. Tras terminar la ortodoncia, los dientes necesitan estabilizarse en su nuevo sitio. Por eso insistimos tanto en el uso de retenedores: esas férulas o alambres de contención mantienen los dientes en posición mientras el hueso y el ligamento periodontal se adaptan. Con los cuidados adecuados y la supervisión del ortodoncista, tus dientes no quedarán flojos para siempre ni mucho menos. La ligera movilidad post-ortodoncia desaparece una vez que el organismo consolida la nueva posición dental.
➤ Consejo: Si acabas de concluir tu tratamiento de ortodoncia, utiliza tus retenedores (fijos o removibles) según las indicaciones. Eso garantizará que tus dientes se mantengan alineados y firmes a largo plazo. Y si sientes un poco de juego al principio, recuerda que es normal; consulta a tu ortodoncista si tienes dudas, pero confía en que forma parte del proceso.
¿Has escuchado el dicho “cada embarazo cuesta un diente”? Es un refrán exagerado, pero tiene algo de cierto en cuanto a las hormonas y las encías. Durante el embarazo, el cuerpo produce una hormona llamada relaxina, que aumenta la elasticidad de ligamentos y tejidos (su función es facilitar el parto, no te preocupes, ¡no es para que se caigan los dientes! ). Como efecto secundario, la relaxina puede afectar los ligamentos periodontales, haciendo que los dientes temporalmente estén un poquito más móviles de lo normal.
Lo mismo puede ocurrir en otras etapas de cambios hormonales, como la menstruación (algunas mujeres notan las encías más sensibles) o la menopausia, donde la disminución de estrógenos puede influir en la densidad ósea. En cualquiera de estos casos, la movilidad dental suele ser leve y temporal. Tus dientes no se van a caer por el embarazo ni por la regla. Las encías y ligamentos vuelven a su estado habitual tras equilibrarse las hormonas.
➤ Consejo: Si estás embarazada, extrema tu higiene dental y acude a tus controles odontológicos. El embarazo puede predisponer a encías inflamadas (gingivitis gestacional) y si se descuida podría derivar en problemas mayores. Pero con buena higiene y vigilancia profesional, podrás pasar el embarazo sin sorpresas desagradables en tus dientes.
Con el paso de los años, nuestro cuerpo cambia y la boca no es la excepción. Envejecimiento significa, entre otras cosas, algo de pérdida de densidad ósea y alteraciones en la mandíbula. Es común que con la edad la mordida cambie ligeramente y, en consecuencia, que los dientes se reacomoden un poco. Esto puede dar una sensación de mínima movilidad en algunos dientes, sin que necesariamente haya enfermedad.
Del mismo modo, acciones diarias como masticar, toser, estornudar o incluso empujar la lengua contra los dientes ejercen pequeñas fuerzas que, a lo largo de muchos años, pueden causar desplazamientos milimétricos. De nuevo, hablamos de cambios graduales y generalmente imperceptibles. Muchas personas mayores conservan todos sus dientes naturales con un soporte sano, aunque tal vez no estén exactamente en la misma posición que a los 20 años.
➤ Consejo: A cualquier edad, pero especialmente en edades avanzadas, es fundamental mantener una buena higiene bucodental y visitas periódicas al dentista. Así compensamos los efectos naturales de la edad y prevenimos que una ligera movilidad natural se agrave por problemas de encías. Recuerda: nunca es tarde para cuidar tus dientes.
Ahora pasemos a las situaciones en las que un diente flojo sí debe preocuparnos. Si notas que uno o varios dientes se mueven visiblemente, están flojos al morder o van a peor con el tiempo, probablemente haya una causa subyacente que requiere atención. Estas son las principales causas de movilidad dental patológica en adultos:
Sin duda, la enfermedad periodontal es la causa número uno de movilidad y pérdida de dientes en adultos. Hablamos de la periodontitis (coloquialmente llamada piorrea), una infección crónica de las encías y el hueso que sostiene al diente.
Todo suele comenzar con unas encías inflamadas y sangrantes (gingivitis) que no se tratan a tiempo. La placa bacteriana y el sarro acumulado bajo la encía van destruyendo progresivamente el ligamento periodontal y el hueso alveolar que rodea al diente. Durante bastante tiempo no duele, por eso es “silenciosa”. Meses o años después, cuando ya hay daño avanzado, es cuando ¡zas! notas que un diente está suelto.
¿Te suena familiar? Encías que sangran al cepillarte, retracción (dientes que se ven más “largos”), mal sabor de boca, dientes que cambian de posición o se espacian… Todos estos son síntomas de alarma. De hecho, la movilidad dental es un signo tardío de periodontitis – cuando aparece, significa que una parte importante del soporte del diente ya se ha perdido. La Sociedad Española de Periodoncia (SEPA) advierte que las enfermedades de las encías, si no se tratan adecuadamente, provocan pérdida ósea y movilidad progresiva, hasta la caída de los dientes. Es una de las principales causas de pérdida dental incluso en personas jóvenes.
La buena noticia es que, detectada a tiempo, la periodontitis tiene tratamiento y podemos frenar su avance. Pero hay que actuar antes de que la movilidad sea irreversible. Más adelante te contaré los tratamientos, pero imagina esto: limpiar bien las raíces de esos dientes (raspado y alisado radicular), eliminar toda infección y mantener una higiene exquisita. Muchas veces logramos que un diente con movilidad leve a moderada se “apriete” de nuevo tras el tratamiento periodontal y una vez que las encías se curan.
➤ Señales de alerta de enfermedad periodontal: Si tus encías están enrojecidas, sangran con facilidad (espontáneamente o al pasar el hilo dental), tienes sensación de dientes más largos por retracción, mal aliento persistente, o notas algún diente más flojo, es hora de visitar al periodoncista. No esperes a que el diente se mueva más. En nuestro sitio tenemos artículos dedicados a [encías inflamadas], [sangrado de encías] y [periodontitis] que te pueden ayudar a identificar estos síntomas y saber cómo actuar.
¿Te levantas con la mandíbula tensa o dolor de cabeza? Es posible que padezcas bruxismo, el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes, sobre todo durante la noche. El bruxismo somete a los dientes a una presión excesiva y constante, mucho más fuerte que la masticación normal. Esta fuerza sostenida fatiga los tejidos de soporte: el ligamento periodontal y el hueso pueden verse afectados y como resultado los dientes se aflojan ligeramente con el tiempo.
Un signo típico de bruxismo es el desgaste dental (los bordes de los dientes planos, como limados) y dolor en la mandíbula o articulación temporomandibular. A veces, el paciente no es consciente de que aprieta los dientes durmiendo, pero un dentista lo nota por estos desgastes y síntomas. La movilidad dental en bruxistas suele ser leve, pero no debe ignorarse: es una llamada de atención de que tus dientes están sufriendo un estrés excesivo.
➤ Consejo: El tratamiento del bruxismo generalmente incluye una férula de descarga (un protector nocturno a medida). Este aparato te lo pones para dormir y protege tus dientes del desgaste y de las fuerzas excesivas, amortiguando la presión. Muchos de mis pacientes notan que, usando la férula cada noche, despiertan sin molestias y con la sensación de dientes más firmes. Además, considera técnicas de manejo del estrés, porque a veces el bruxismo se relaciona con ansiedad. ¡Cuidar la mente ayuda a proteger la sonrisa!
Un golpe fuerte en la boca – ya sea practicando deporte, por una caída, un accidente o simplemente mordiéndote algo muy duro – puede aflojar un diente de inmediato. Incluso si el diente no se cae en el momento del impacto, el daño al ligamento periodontal puede hacer que ese diente quede móvil (lo que en odontología llamamos luxación dental).
He visto casos de pacientes que llegan preocupados porque “se me mueve este diente desde que me di un golpe”. En jóvenes, un ejemplo típico es el clásico balonazo en la boca jugando fútbol, o el niño que se cae de la bicicleta. En adultos, accidentes domésticos o deportivos (¡ojo con esas puertas de armario traicioneras que golpean la boca!).
¿Qué hacer en estos casos? Si sufres un traumatismo en un diente y notas que se mueve, acude al dentista de inmediato. No esperes a ver si “se arregla solo”. Cuanto antes evaluemos, mejor pronóstico. El tratamiento habitualmente consiste en inmovilizar el diente flojo mediante una férula o entablillado dental. Básicamente unimos ese diente a los adyacentes con un alambre/fibra especial, creando un soporte sólido que le dé estabilidad mientras sana. Este procedimiento, llamado ferulización, puede salvar el diente permitiendo que las estructuras de soporte se recuperen.
Además, debemos verificar que no haya fractura dental o de raíz. Un golpe severo podría fisurar el diente debajo de la encía, lo cual es más grave. Si la raíz se fracturó, a veces no hay más remedio que la extracción. Pero si solo se dañó el ligamento, con la férula y cuidados el diente puede reafirmarse.
➤ Consejo: Si practicas deportes de contacto o riesgo de impacto (boxeo, artes marciales, patinaje, etc.), usa un protector bucal deportivo. Un buen protector a medida evita muchos sustos al amortiguar los golpes y proteger tus dientes de fracturas y luxaciones. Más vale prevenir que curar; un diente permanente no vuelve a “nacer” si se pierde.
A veces los dientes se mueven porque están recibiendo más presión de la que deberían. Imagina una mesa coja donde una pata soporta más peso que las demás: probablemente se acabará aflojando. Pues con tus dientes, si muerdes de forma desequilibrada, algunos pueden recibir una sobrecarga y empezar a moverse con el tiempo.
¿Qué puede causar esto?
En estas situaciones, el diente en sí está sano, el problema es de fuerza y posición. La movilidad puede ser un aviso de que hay que corregir la mordida o reemplazar ese diente ausente.
➤ Consejo: La solución aquí suele ser rehabilitar la oclusión: puede requerir un tratamiento de ortodoncia para alinear los dientes mal posicionados, un ajuste o tallado selectivo de puntos prematuros de contacto, o la colocación de prótesis/implantes en zonas donde faltan piezas para redistribuir las cargas. En odontología siempre decimos que “la mejor prótesis es un diente bien alineado”, porque cuando todos engranan correctamente, no hay un diente solo cargándose todo el peso. Consulta con tu dentista; un buen estudio oclusal detectará si la movilidad viene de una sobrecarga y cómo solucionarlo.
¿Puede una caries hacer que un diente se mueva? Indirectamente, sí. Cuando una caries no se trata a tiempo y progresa mucho, las bacterias pueden llegar al nervio del diente y más allá, al hueso, causando un absceso dental (infección) en la punta de la raíz. Esta acumulación de pus e inflamación lesiona los tejidos que rodean la raíz, y puede dar sensación de que el diente está más “flojo” o elevado (muchos pacientes refieren que “siento el diente raro, como salido hacia afuera”).
Si tienes dolor al morder, inflamación en la encía o una fístula (grano de pus), podría haber un absceso provocando pérdida de soporte alrededor del diente. La movilidad en estos casos suele ser aguda y acompañada de dolor. El diente afectado duele al masticar, puede moverse un poquito y aliviarse el dolor cuando lo “dejas de apretar” – es un mecanismo de defensa del cuerpo.
➤ Consejo: Un diente con infección o absceso necesita tratamiento urgente. Normalmente realizaremos una endodoncia (tratamiento de conducto) para eliminar la infección desde la raíz, limpiar bien y sellar el diente. Junto con antibióticos e antiinflamatorios, el tejido de alrededor se desinflamará y el diente debería volver a fijarse si el daño no era extremo. No ignores un flemón o un dolor intenso pensando que se pasará, porque la infección puede agravarse. Tras tratar el nervio, es posible que la movilidad desaparezca y puedas conservar ese diente por muchos años más.
El estado de nuestros huesos en general influye en la firmeza de los dientes. Enfermedades sistémicas como la osteoporosis (pérdida de densidad ósea) pueden hacer que el hueso alveolar esté más débil y los dientes tengan menos soporte. De hecho, la osteoporosis avanzada se asocia a mayor pérdida de dientes en adultos mayores.
Otras condiciones médicas, como la diabetes mal controlada, la artritis reumatoide o enfermedades autoinmunes, están relacionadas con mayor riesgo de enfermedad periodontal y problemas en las encías. Incluso ciertos medicamentos (por ejemplo, anticonvulsivantes que causan agrandamiento de encías, o tratamientos para la osteoporosis como los bifosfonatos) pueden influir indirectamente en la salud periodontal.
En resumen, tu salud general impacta tu salud bucal. Si tienes alguna condición médica crónica, es importante que se lo comentes a tu dentista, ya que podríamos recomendarte visitas de control más frecuentes o cuidados especiales para tus encías.
➤ Consejo: Mantén a tu dentista informado sobre tu historial médico y medicación. Y si padeces osteoporosis o estás en menopausia, asegúrate de tener una ingesta adecuada de calcio y vitamina D, además de tus revisiones dentales. Prevenir la periodontitis en pacientes con factores sistémicos de riesgo es clave para que no llegue a producir movilidad dental. Como siempre, la base es una buena higiene oral diaria y visitas periódicas de profilaxis.
Ya vimos las causas principales que pueden explicar por qué un diente se mueve. ¿Te has identificado con alguna? A veces es una combinación de factores (por ejemplo, una persona con algo de periodontitis y bruxismo y además fumadora tiene varios frentes atacando sus pobres dientes). No te abrumes: a continuación, te orientaré sobre qué hacer si notas un diente flojo y cómo abordamos cada caso los profesionales.
Lo primero y más importante: no entres en pánico, pero tampoco lo dejes pasar. Un diente permanente flojo nunca es algo que debamos ignorar, incluso si no duele. A continuación te explico los pasos recomendados y las soluciones disponibles según la causa, para que puedas tomar acción con conocimiento.
Antes de correr al consultorio, haz una pequeña evaluación en casa. ¿El diente flojo duele? ¿Las encías alrededor están rojas, hinchadas o sangran? ¿Ha habido algún golpe reciente? ¿Notas cambios en la posición de otros dientes? Cualquier detalle es útil. Por ejemplo:
No se trata de que te autodiagnostiques, pero estos indicios nos guían. En cualquier caso, si la movilidad es perceptible, persistente o va a más, debes pasar al siguiente paso sin dudarlo.
Como ya he enfatizado, un diente adulto flojo = visita dental obligatoria. No existe remedio casero que sustituya la evaluación profesional. Un odontólogo podrá medir el grado de movilidad (usamos un instrumento para cuantificarla, de grado I a III), tomar radiografías si hace falta y determinar la causa exacta.
Recuerda que, cuanto antes se aborde el problema, más probabilidades de salvar el diente. Si dejas pasar el tiempo, una periodontitis avanzará más, un diente con infección podría fracturarse, o un diente que se mueve por trauma podría terminar necrosándose.
En mi clínica he visto de todo: pacientes que vienen apenas notan “algo raro” y generalmente podemos resolverlo rápido, y otros que aguantaron meses con el diente moviéndose hasta que prácticamente colgaba – en esos casos a veces ya es tarde para salvarlo. ¡No cometas ese error por miedo o dejadez! Un diagnóstico temprano marca la diferencia entre un tratamiento sencillo y la posible pérdida irreversible del diente.
El tratamiento dependerá totalmente de la causa. No existe una única solución para todos los dientes flojos, sino que abordamos la raíz del problema:
En resumen, hay solución para los dientes que se mueven, pero la estrategia dependerá de por qué se mueven. Cada tratamiento va dirigido a la causa raíz (nunca mejor dicho). Confía en tu odontólogo: tras la evaluación te explicará cuál es el plan para tu caso específico, y juntos tomaremos acción.
Entiendo la tentación de buscar en internet “cómo fijar un diente flojo en casa”. Pero déjame ser clara: no hay enjuague, pasta ni truco casero mágico que pegue un diente flojo de nuevo. Si el soporte del diente está dañado, solo un tratamiento profesional podrá repararlo o compensarlo.
He escuchado de todo: que si enjuagues de agua con sal, que si masticar cierta hierba, aplicarse limón con bicarbonato… Por favor, mucho cuidado con estos “consejos” no comprobados. En el mejor de los casos, perderás tiempo valioso; en el peor, podrías empeorar las cosas. Por ejemplo, hay quien se pone clavos de olor o alcohol pensando calmar un dolor (y terminan irritando más la encía).
El agua con sal como enjuague solo ayuda ligeramente en encías inflamadas – es un desinfectante suave – pero no va a volver firme un diente que se mueve. Puede ser útil tras un tratamiento dental o si tienes una llaga, pero no es la solución a la movilidad. Tampoco apliques fuerzas excesivas: hay pacientes que cometen el error de morder cosas duras “a ver si así el diente se vuelve a encajar”, ¡y lo aflojan más! O al contrario, evitan masticar con ese lado durante meses, lo cual tampoco es bueno porque el desuso atrofia más el hueso.
➤ Consejo final en este apartado: Usa el sentido común y confía en la ciencia odontológica. Ante un diente flojo, mantén una higiene suave pero efectiva (no dejes de cepillar por miedo, al contrario, cepilla con cuidado esa área para que no se acumule placa). Y acude al dentista para una solución real. Piensa que tus dientes deben durarte toda la vida, y hoy día tenemos las herramientas para lograrlo siempre que pongas de tu parte en acudir a tiempo.
La prevención es tu mejor aliada para no llegar al punto de tener dientes flojos (o si ya lo tuviste una vez, para que no se repita). Aquí te dejo algunos consejos prácticos de prevención que recomiendo a todos mis pacientes:
Siguiendo estas recomendaciones, estarás creando un entorno oral saludable donde difícilmente un diente se afloje sin motivo. La clave es la constancia: de nada sirve cepillarse perfecto una semana y luego olvidarlo. Haz de la salud bucodental parte de tu rutina diaria. ¡Tus dientes te lo agradecerán toda la vida!
Quiero concluir recordándote lo más importante: si notas que un diente permanente se mueve más de lo habitual, no lo dejes pasar. Puede que no duela, puede que pienses “bueno, es solo un poquito”… pero esa pequeña movilidad puede ser el aviso temprano de un problema que, si actúas ahora, tiene solución sencilla, y si lo ignoras, podría costarte el diente.
Como odontóloga, mi objetivo es que conserves tus dientes sanos toda la vida. Por eso, te animo a pedir una revisión dental ante la menor duda. En la consulta evaluaremos tus encías, tu hueso y tu mordida, y encontraremos la causa de esa movilidad. Cuanto antes iniciemos el tratamiento necesario – ya sea una limpieza profunda, un ajuste, una férula o lo que haga falta – más posibilidades tendremos de fortalecer ese diente flojo.
No esperes a sentir dolor agudo o a que el diente esté colgando. Una cita a tiempo puede salvar tu sonrisa. Pide tu cita hoy mismo con tu dentista de confianza (¡estaré encantada de ayudarte si estás cerca!). Juntos elaboraremos un plan para estabilizar tus dientes y mantener tu salud bucal en óptimas condiciones.
Recuerda: Tus dientes no tienen por qué moverse ni mucho menos caerse si los cuidas bien. Con buena higiene, prevención y atención profesional oportuna, podrás morder, sonreír y disfrutar toda la vida con tus propios dientes firmes. ¡Así que a cuidar esa sonrisa y a actuar sin miedo cuando algo no parezca normal!
No, en los dientes permanentes no debería notarse flojedad. Un ligero movimiento imperceptible es normal (movilidad fisiológica), pero si sientes los dientes “un poco flojos” al tocarlos o morder, suele indicar algún problema subyacente. En adultos, los dientes flojos son a menudo signo de encías enfermas (periodontitis) u otra condición que debe ser tratada. (En niños sí es normal que los dientes de leche se aflojen, pero los dientes permanentes deben permanecer firmes.) Ante cualquier movilidad perceptible en un diente adulto, lo recomendable es acudir al dentista para evaluarlo y evitar complicaciones.
Depende de la causa. En algunas situaciones temporales, sí. Por ejemplo, durante el embarazo o cambios hormonales, los dientes pueden aflojarse ligeramente y luego volverse a apretar solos cuando las hormonas se equilibran. También un pequeño trauma puede causar movilidad que luego mejora si el ligamento periodontal se recupera. Pero en la mayoría de los casos patológicos, un diente flojo no se arreglará sin tratamiento. Si hay periodontitis, necesitamos limpiar y eliminar la infección para que el diente se fije; si hay sobrecarga o mal mordida, debemos corregirla, etc. Mi consejo es: siempre consulta con el dentista. Si es algo temporal, te lo confirmaremos y monitorearemos; y si no, actuaremos a tiempo. Más vale tratar pronto un diente flojo que “esperar a ver” y perderlo por inacción.
No como solución definitiva. El enjuague de agua tibia con sal es un remedio casero que puede aliviar encías inflamadas y disminuir bacterias momentáneamente, pero no va a reinsertar un diente flojo ni regenerar hueso perdido. Puede ser útil como medida de apoyo (por ejemplo, tras una limpieza dental o si tienes una pequeña infección gingival) porque reduce la inflamación. Pero cuidado: Si un diente está flojo por enfermedad periodontal u otra causa seria, enjuagarte con salmuera no detendrá el daño que ya existe. Piensa en el agua con sal como un complemento para mantener la boca limpia, no como un tratamiento curativo. Si notas movilidad dental, no te quedes solo con los enjuagues caseros: busca ayuda profesional. Y nunca apliques remedios dudosos o abrasivos (limón, bicarbonato u otras mezclas agresivas pueden empeorar tus encías).
Sí, en cierta medida es normal. Al terminar un tratamiento de ortodoncia (ya sea con brackets o alineadores tipo Invisalign), es común que sientas los dientes ligeramente móviles o “flojos”. Esto ocurre porque los dientes fueron desplazados a una nueva posición y los tejidos de soporte necesitan tiempo para adaptarse. No significa que vayan a caerse, para nada. Con el uso constante de los retenedores que tu ortodoncista te proporcionó, esos dientes se estabilizarán en su sitio correcto. Ten en cuenta que si no usas el retenedor, los dientes sí pueden moverse de nuevo (pero por volver a su posición antigua, no por caerse). Por eso es vital llevar el retenedor según las indicaciones, normalmente todas las noches al dormir, especialmente durante el primer año post-ortodoncia.
Si pese al retenedor notas movimientos significativos o tu mordida cambiando, consulta con tu ortodoncista: podría ajustar el plan de retención. En definitiva, un ligero movimiento post-ortodoncia es esperado y temporal, pero requiere cumplir con los cuidados de retención para mantener tu sonrisa alineada



Desde la medicina integrativa, cada diente forma parte de un sistema interconectado: una infección dental crónica puede afectar órganos distantes, y una disfunción en un órgano puede reflejarse en un diente concreto.


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