14 julio 2025

Sensibilidad en un solo diente: causas reales, diagnóstico y soluciones efectivas

¿Te duele solo un diente al frío o al masticar? Te explicamos por qué puede aparecer sensibilidad localizada, cómo detectarla y qué tratamientos funcionan mejor.

La sensibilidad dental en un solo diente puede deberse a una caries, un empaste deteriorado, retracción de encías o una fisura en el esmalte. Un diagnóstico precoz es clave para aplicar el tratamiento adecuado y evitar complicaciones.

Aunque la sensibilidad dental suele afectar a varios dientes, cuando se localiza en uno solo suele indicar un problema específico. Un dentista puede identificar si la causa está en una caries oculta, una fractura, una inflamación pulpar o un problema en la raíz. El tratamiento varía desde desensibilizantes hasta endodoncia, dependiendo del origen.

¿Por qué tengo sensibilidad dental en un solo diente? (Causas comunes)

Cuando la sensibilidad se limita a un diente específico, significa que algo particular está ocurriendo en esa pieza dental. En términos sencillos, la sensibilidad aparece cuando la dentina (la capa interna del diente, llena de tubulillos que conectan con el nervio) queda expuesta. Generalmente esto pasa por desgaste del esmalte o retracción de la encía, pero si solo te ocurre en un diente, suele apuntar a un problema localizado en ese diente en concreto. A continuación, repasamos las causas más frecuentes de hipersensibilidad localizada:

Caries oculta o fisura en el diente

Una caries dental incipiente (o una fisura microscópica en el esmalte) puede provocar que un diente se vuelva sensible. Si la lesión va profundizando, los cambios de temperatura (como el frío del helado o el calor del café) activan el nervio causando dolor agudo. En mi consulta he visto que, efectivamente, cuando un paciente refiere sensibilidad en una sola pieza, muchas veces encontramos una caries localizada en ese diente. También una grieta o fractura en el diente puede ser la culpable. Por ejemplo, morder algo duro (hueso de aceituna, un caramelo) puede agrietar el esmalte; entonces el diente fisurado duele sobre todo al morder y a veces con lo frío. Si sientes dolor al morder un solo diente en particular, sospecha de fisura o de una caries que ha debilitado la estructura. Estas situaciones requieren atención, porque si el daño avanza podría exponer la pulpa (el nervio) y derivar en un dolor más intenso o infección.

Empaste defectuoso o corona mal ajustada

Otra causa común de sensibilidad en un diente aislado es que ese diente tenga un trabajo dental que ya no está en buen estado. Un empaste (obturación) desgastado o filtrado puede dejar pasar estímulos fríos/calientes hacia la dentina. Del mismo modo, una corona dental mal ajustada o descementada que deja parte del diente expuesto puede provocar sensibilidad. Imagina que debajo de un empaste antiguo se ha formado una caries secundaria: el diente empezará a “avisar” con punzaditas al comer dulce o frío. O si una corona provisional está mal sellada, ese diente puede resentirse con los cambios térmicos. En resumen, cualquier restauración defectuosa en ese diente –ya sea un empaste, corona o funda, e incluso una reconstrucción o incrustación– puede ser foco de filtraciones y desencadenar sensibilidad localizada.

Recesión gingival localizada (encía retraída)

A veces no es el diente en sí, sino la encía de ese diente la que está en retirada. Una recesión gingival localizada significa que la encía se ha retraído en un punto concreto, exponiendo la raíz del diente. La raíz no está recubierta de esmalte, sino de cemento radicular (más blando); por ello, cuando queda al descubierto, los estímulos externos causan dolor. Si notas que justamente en ese diente sensible la encía está más “subida” dejando ver parte de la raíz, esta puede ser la explicación. ¿Y por qué puede retraerse la encía de un solo diente? Posibles motivos: un cepillado muy agresivo siempre sobre ese lado, una posición dental prominente, o enfermedad periodontal (gingivitis/periodontitis) que afecte especialmente a esa zona. De hecho, la enfermedad de las encías es una de las causas más comunes de sensibilidad dental general, y a veces el primer signo es la hipersensibilidad en un diente donde la encía se ha retraído. Observa si hay sangrado o inflamación en esa área; si es así, atiende la salud de tus encías cuanto antes.

Bruxismo o trauma por mordida

El bruxismo es el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes, generalmente por estrés o durante la noche. Este hábito desgasta el esmalte y puede incluso provocar microfisuras. Muchas veces el desgaste no es uniforme, y un diente que recibe más presión que los demás puede volverse doloroso o sensible. En mi experiencia, he tenido pacientes con un premolar específico sensible porque era el que más contacto soportaba al apretar los dientes. Además, si tu mordida está desequilibrada (por ejemplo, un empaste alto o un diente ligeramente salido de la arcada), ese trauma o exceso de carga en un diente puede irritar el ligamento y la dentina de esa pieza. El resultado: molestias al masticar y sensibilidad en ese punto. Si amaneces con la mandíbula tensa o sabes que rechinas, considera que el bruxismo podría estar detrás de la sensibilidad en un diente (o grupo pequeño de dientes). Un signo típico es tener un solo diente adolorido al morder sin signos de caries; esto suele indicar exceso de presión o una fisura por estrés mecánico.

Sensibilidad dental después de un tratamiento (temporal)

No podemos olvidar que a veces la causa es transitoria: ¿Te han hecho algo recientemente en ese diente? Tras ciertos tratamientos dentales es normal notar sensibilidad durante un tiempo en la pieza tratada. Por ejemplo:

  • Empaste profundo: al eliminar una caries cercana al nervio y colocar un empaste, es común que el diente quede sensible al frío unos días o semanas mientras sana la pulpa.
  • Limpieza dental profunda (profilaxis): si había sarro cubriendo parte de la raíz de ese diente, al retirarlo la zona puede sentirse sensible unos días. No es que el tratamiento esté mal hecho, al contrario: simplemente ahora la superficie dental quedó expuesta al ambiente hasta que la encía se adapte.
  • Blanqueamiento dental: los productos de blanqueamiento a veces provocan sensibilidad temporal. Si solo un diente tenía más mancha y recibió más gel, puede resentirse más que los demás. En todo caso suele ser pasajero.
  • Colocación de corona o incrustación: después de tallar el diente y cementar la corona, puede haber una sensibilidad postoperatoria leve, especialmente al morder, mientras el diente se acostumbra.
  • Ortodoncia o ajuste oclusal: aunque esto suele afectar a varios dientes, a veces tras retirar aparatos o hacer un ajuste, un diente en particular queda sensible por cambios en la mordida.

La clave de estas situaciones es que la sensibilidad debería mejorar gradualmente. Si notas que, pasadas unas semanas, en lugar de disminuir va a más, entonces conviene reevaluar porque podría haberse desarrollado algún otro problema (por ejemplo, si tras un empaste profundo el dolor persiste o empeora, podría indicar necesidad de endodoncia).

Cuando solo un diente presenta sensibilidad, lo más probable es que haya una causa localizada: una caries o fisura, un problema con un empaste/corona, una raíz expuesta por encía retraída, o algún factor de estrés mecánico en ese diente. Identificar la causa exacta es el primer paso para el alivio, así que no dudes en examinar ese diente cuidadosamente (mejor aún, acudir al dentista) para encontrar la raíz del asunto.

Síntomas de alarma: ¿cuándo la sensibilidad indica algo más serio?

Quiero detenerme un momento en distinguir la típica sensibilidad vs un dolor dental más grave. La sensibilidad dentinaria suele sentirse como un dolor agudo breve solo ante un estímulo (contacto con frío, calor, dulce, ácido o al morder) y desaparece en segundos al eliminar dicho estímulo. En cambio, un dolor de diente continuo o espontáneo podría indicar un problema mayor (como caries profunda, pulpitis o absceso). Presta atención a estas señales de alarma en ese diente sensible:

  • El dolor persiste aún sin estímulo: si la molestia continúa por minutos u horas después de que dejó de actuar, es indicativo de que el nervio dental está más afectado de lo que sería una simple sensibilidad. Por ejemplo, una caries cerca del nervio puede empezar como sensibilidad al frío y evolucionar a dolor punzante continuo.
  • Dolor al morder con sensación de corrientazo interno: una cosa es una ligera molestia al mascar algo duro por dentina expuesta, y otra es un dolor agudo al hacer presión que puede indicar fisura dental o incluso un absceso incipiente bajo la raíz. Si al cerrar la mordida sientes que “te llega al nervio”, podría haber inflamación pulpar o fractura.
  • Cambios visibles o otros síntomas: si ese diente, además de sensible, cambió de color (se ve más oscuro o translúcido), duele al tocar la encía cercana, presenta hinchazón en la encía o un flemón, o hay fiebre/malestar general, entonces estamos ante algo más serio que sensibilidad. Podría ser un absceso o infección del diente.
  • La sensibilidad no mejora, va en aumento: una sensibilidad que al principio era leve y manejable pero en unas semanas empeora o se hace más amplia (afecta ya al calor, luego incluso con aire frío, etc.), merece revisión pronto.

En cualquiera de estos casos, no conviene esperar. Como les digo a mis pacientes: la sensibilidad “normal” es más un aviso que un problema en sí; si el aviso se transforma en dolor constante o viene con signos adicionales, ese diente necesita atención profesional urgente. Más adelante hablaremos de cuándo acudir al dentista, pero adelanto: ante sospecha de caries avanzada, fisura seria o infección, mejor visitar la consulta cuanto antes.

(Consejo: Muchos de estos problemas mayores se pueden evitar si tratamos a tiempo las causas de la sensibilidad. Por eso, no ignores las alertas iniciales de tu diente pensando que “mientras duela solo con el helado no pasa nada”. Es el momento ideal para actuar y prevenir una complicación.)

Cómo aliviar la sensibilidad de un diente en casa (primeros auxilios)

Cuando la sensibilidad dental es reciente o leve, existen medidas que puedes tomar en casa para aliviar las molestias mientras buscas la causa. Estos remedios caseros y consejos de cuidado diario te ayudarán a reducir el dolor y proteger ese diente sensible:

  • Pasta dental desensibilizante: Usa una pasta de dientes especial para dientes sensibles a diario. Estos dentífricos (como las marcas con nitrato de potasio o arginina) ayudan a bloquear la sensación dolorosa con el uso continuo. Truco: al acostarte, después del cepillado, puedes ponerte una pequeña cantidad de esta pasta directamente sobre el diente sensible y dejarla actuar (como si fuera una crema). Con el tiempo notarás menos reacción al frío o calor.
  • Cepillado suave y herramientas adecuadas: Cambia a un cepillo de cerdas suaves y asegúrate de no “restregar” con fuerza. Un cepillado demasiado enérgico puede desgastar más el esmalte o la encía del diente afectado, empeorando la sensibilidad. En su lugar, cepilla con movimientos suaves, circulares, dedicando tiempo pero sin presionar. Considera usar un cepillo eléctrico con sensor de presión si te cuesta medir la fuerza. Y no olvides el hilo dental o cepillos interdentales para limpiar bien entre los dientes (la acumulación de placa puede agravar la sensibilidad).
  • Evita temporalmente los estímulos desencadenantes: Mientras resuelves el problema, protege ese diente de lo que le molesta. Por ejemplo, si duele con lo frío, bebe líquidos con pajita (popote) evitando el contacto directo con ese diente. Si es al comer dulce o ácido, minimiza esos alimentos por un tiempo. Tampoco muerdas cosas duras con ese lado. Darle un “descanso” al diente sensible puede prevenir sobresaltos de dolor.
  • Enjuagues con flúor y otros aliados: Un enjuague bucal con flúor diario (sin alcohol) puede fortalecer el esmalte y reducir la sensibilidad con el uso constante. Hay colutorios específicos para sensibilidad que contienen fluoruro de sodio o estaño que vienen muy bien. Incluso puedes pedir en tu farmacia un gel de flúor concentrado para uso casero semanal (a veces recomendado por dentistas para sensibilidad o inicio de caries). Estos productos ayudan a remineralizar el diente y tapar los túbulos dentinarios expuestos.
  • Remedios calmantes naturales: Algunas personas encuentran alivio temporal aplicando sustancias como aceite de clavo (que tiene eugenol, un analgésico natural) en la zona del diente sensible. No es una solución mágica, pero puede calmar momentáneamente. Moja un hisopo en aceite de clavo y aplícalo suavemente en la superficie del diente cerca de la encía (cuidado de no irritar la encía). Notarás un ligero entumecimiento local que puede reducir el dolor. (Si te arde o sabe muy fuerte, escupe y aclara).
  • Cuida tu alimentación y hábitos: Evita, en la medida de lo posible, comidas y bebidas muy ácidas (refrescos, cítricos, vinagre) porque erosionan más el esmalte. Si los consumes, no cepilles inmediatamente después ya que el esmalte está algo reblandecido por el ácido; mejor enjuaga con agua y espera 20-30 minutos antes de cepillar. Asimismo, limita los cambios bruscos de temperatura (por ejemplo, no alternar algo muy caliente con agua helada) porque esos choques térmicos pueden exacerbar la sensibilidad.
  • Analgésico oral si es necesario: Si la molestia es más intensa en un momento dado (por ejemplo, te toca cenar fuera y ese diente está sensible), puedes tomar un analgésico de venta libre como ibuprofeno o paracetamol para controlarlo. Ojo: esto solo en caso necesario y siguiendo las dosis indicadas, no como solución permanente. El medicamento solo enmascara el dolor temporalmente; no abuses de él ni dejes de buscar la causa real.

Con estas medidas, muchos pacientes logran reducir significativamente las molestias de su diente sensible en el día a día. Recuerda que son cuidados paliativos: si la sensibilidad proviene de un problema subyacente (caries, grieta, etc.), estas soluciones caseras te darán alivio, pero no eliminarán el origen. Úsalas para estar cómodo, pero no olvides el siguiente paso: abordar la causa de fondo, idealmente con ayuda profesional.

(En mi práctica, he visto que combinar la pasta desensibilizante, el flúor y mejorar la técnica de cepillado suele dar excelentes resultados en sensibilidad moderada. Muchos pacientes vuelven diciendo que pueden tomarse un helado mucho mejor que antes. Aun así, siempre insisto: si un diente sigue “quejándose” pese a todo, hay que investigarlo más a fondo.)

Tratamientos profesionales para eliminar la sensibilidad en un diente

Llega un punto en que, si la sensibilidad persiste o resulta muy intensa, debemos intervenir clínicamente. El tratamiento en consulta dependerá de la causa exacta que esté provocando la sensibilidad en ese diente. Como dentista, mi prioridad será primero examinar cuidadosamente el diente: hacer pruebas de frío, de mordida, tomar una radiografía si es necesario, etc. Una vez identificado el problema, podremos aplicar alguno de estos tratamientos u opciones profesionales:

  • Obturación (empaste) de caries: Si se detecta una caries en ese diente sensible, la solución es limpiarla y restaurar el diente con un empaste. Al eliminar la caries y colocar una resina o amalgama que selle la cavidad, desaparecerá la vía por la que los estímulos llegaban al nervio. Cuanto más superficial la caries, más rápido y sencillo; si estaba muy profunda y rozando el nervio, puede que la sensibilidad tarde unos días en desaparecer por completo tras el empaste, pero irá mejorando. Nota: Si la caries resultó ser muy profunda y el dolor del diente era constante (no solo por estímulos), podría requerir una endodoncia (tratamiento de conducto) para retirar el nervio enfermo. Esto se decide caso a caso, dependiendo de si el tejido pulpar aún es viable o no.
  • Reparación de fisuras o fracturas: En el caso de un diente fisurado, el tratamiento varía según la gravedad de la grieta. Si es una microfisura en el esmalte, a veces basta con aplicar un sellador o un agente desensibilizante en consulta para ocluir los túbulos expuestos. Si la fisura es mayor pero el diente se puede salvar, es común recomendar una corona que cubra el diente completo, evitando que la grieta se abra al morder y protegiendo la dentina. He tenido pacientes que con una corona bien ajustada dejan de tener esas punzadas al morder que tenían por una fisura. Ahora bien, si el diente está partido hasta la raíz (fisura vertical severa), lamentablemente la solución suele ser la extracción, ya que no hay forma duradera de repararlo. Por eso es importante evaluar temprano: pequeñas fracturas tienen arreglo y alivian la sensibilidad, fracturas grandes requieren medidas más drásticas.
  • Reemplazo o ajuste de empastes y coronas: Si encontramos que el empaste está flojo, filtrado o defectuoso, lo ideal es reemplazarlo por uno nuevo que selle bien. Con una restauración nueva, el diente quedará aislado de los cambios térmicos. En el caso de coronas mal ajustadas, a veces se pueden recementar si están en buen estado; si no, habría que confeccionar una corona nueva que ajuste perfectamente. Igualmente, si la mordida está desequilibrada (por ejemplo, un empaste alto causando trauma en ese diente), un simple ajuste oclusal limando suavemente los contactos prematuros puede quitar la sensibilidad al morder. Dato curioso: He visto casos en que un paciente sufría sensibilidad en un molar con corona y resultó que la corona de porcelana tenía una pequeña fisura; se hizo una corona nueva y asunto resuelto. ¡A veces son pequeños desperfectos que solo identificamos en consulta!
  • Fluoruración y sellado de la raíz expuesta: Cuando la causa es una recesión gingival que dejó dentina expuesta, en clínica podemos aplicar productos desensibilizantes de alta potencia. Un procedimiento común es la aplicación de barniz de flúor concentrado en la zona cervical del diente (cerca de la encía). El fluoruro refuerza el diente y disminuye la transmisión de estímulos. Otro método es usar selladores o resinas: básicamente, pintamos la parte de raíz expuesta con una resina adhesiva que tapa los túbulos dentinarios abiertos. Esto suele proporcionar alivio inmediato en muchos casos de hipersensibilidad. En situaciones de recesión más severa o estéticamente molesta, existe la posibilidad de un injerto de encía: es un microinjerto de tejido gingival que un periodoncista coloca para volver a cubrir la raíz expuesta. Además de reducir la sensibilidad, recupera la protección de la encía en ese diente. No todas las recesiones lo necesitan, pero es una solución definitiva cuando la sensibilidad es por encía perdida en un diente clave (por ejemplo, un colmillo muy expuesto).
  • Tratamiento del bruxismo o trauma oclusal: Si sospechamos que el bruxismo está detrás de la molestia, abordaremos dos frentes: proteger los dientes y eliminar el factor de estrés. Para lo primero, seguramente te recomendaré una férula de descarga nocturna (un protector bucal a medida) para que al apretar por la noche no sigas dañando el esmalte. Estos dispositivos no solo previenen más desgaste, sino que a menudo alivian la sensibilidad existente al reducir la sobrecarga en los dientes. En cuanto al factor de estrés, conversaremos sobre técnicas de relajación, higiene del sueño, etc., ya que controlar el bruxismo de raíz ayuda a que el diente sensible se recupere y no se vea afectado de nuevo. Por otro lado, si la sensibilidad venía de un contacto prematuro (un diente chocando antes que los otros al morder), realizar un ajuste en la mordida (odontología oclusal) puede eliminar esa sobrecarga. Es increíble cómo un talladito de menos de un milímetro en algunos casos quita completamente el dolor al morder.
  • Otros tratamientos específicos: En ocasiones aplicamos terapias complementarias. Por ejemplo, si tras un empaste profundo el diente quedó sensible por inflamación pulpar leve, un forro de hidróxido de calcio o medicación antiinflamatoria intrapulpar puede calmarlo. También hay tratamientos láser que algunos odontólogos usan para desensibilizar dientes sensibles (el láser de baja potencia puede sellar túbulos y reducir la sensibilidad). Y, por supuesto, si la causa final resulta ser una infección pulpar (un dolor de muela encubierto), la endodoncia eliminará el nervio enfermo y con ello desaparecerá toda sensibilidad y dolor definitivamente.

Como ves, las opciones son variadas y siempre dependientes de qué encontremos al evaluar ese diente. La clave es individualizar el tratamiento: tratar la causa, no solo el síntoma. La **única manera de acabar con la sensibilidad de manera definitiva es solucionar lo que la provoca*. Por eso insisto en la importancia de acudir al odontólogo si la sensibilidad de un diente es recurrente o intensa; con un buen diagnóstico, la solución puede ir desde algo muy sencillo (un barniz de flúor en una sesión) hasta un procedimiento mayor, pero en cualquier caso pondremos fin a tu molestia de raíz (nunca mejor dicho).

¿Se puede prevenir la sensibilidad dental localizada?

La prevención es tu mejor aliada para no volver a sufrir ese latigazo en un diente al tomar un helado. Aunque no siempre podemos anticipar problemas (no vas a predecir una fisura accidental, por ejemplo), sí existen hábitos generales que reducen mucho el riesgo de sensibilidad dental, tanto generalizada como en una pieza en particular:

  • Higiene bucal excelente pero gentil: Mantén una rutina de cepillado dos veces al día con pasta fluorada, uso de hilo dental una vez al día y limpiezas profesionales periódicas. Esto previene caries y enfermedad de las encías, dos de los grandes culpables de sensibilidad. Y recuerda hacerlo todo con suavidad: técnica correcta de cepillado (movimientos suaves, sin “raspar”), cepillos de cerdas suaves/medias cambiados cada 3 meses, y no exagerar con la fuerza. Limpieza efectiva no es sinónimo de limpieza agresiva.
  • Cuidado con los alimentos ácidos y las bebidas carbonatadas: Como mencionamos, la erosión ácida del esmalte es causa de sensibilidad. Modera el consumo de refrescos, cítricos, vinagres, vino, café muy ácido, etc. Cuando los tomes, acompáñalos con agua después para neutralizar la acidez, o mastica chicle sin azúcar para estimular saliva (la saliva ayuda a remineralizar). Un truco útil: usar pajita para bebidas ácidas o carbonatadas minimiza el contacto con los dientes sensibles. Y si padeces reflujo gástrico, procura tenerlo controlado con tu médico, ya que los ácidos del estómago también pueden erosionar dientes con el tiempo.
  • Evita cambios bruscos de temperatura y malos hábitos: No expongas tus dientes a “terapia de choque” caliente-frío (como morder hielo tras tomar café caliente, por ejemplo). Tampoco uses los dientes como herramienta (abrir tapas, morder objetos duros) porque puedes fisurarlos. Si practicas deportes de contacto, utiliza un protector bucal para prevenir fracturas dentales. En general, trata a tus dientes con cuidado, ¡solo tienes una dentadura permanente que debe durarte toda la vida!
  • Protégelos del bruxismo: Si sabes que aprietas o rechinas dientes, toma medidas. Además de la férula de descarga nocturna que mencionamos, incorpora formas de manejo de estrés: ejercicio, buena rutina de sueño, incluso terapia o mindfulness si es necesario. No solo evitarás sensibilidad, también prevendrás desgastes severos o fracturas en tus dientes a largo plazo.
  • Acude a tus revisiones odontológicas regularmente: Suelo citar a mis pacientes cada 6 meses (o al menos una vez al año) para revisión y limpieza. En esas visitas podemos detectar problemas incipientes antes de que causen síntomas. Por ejemplo, una caries chiquita en un diente, la arreglamos antes de que duela; unas encías que empiezan con gingivitis, las tratamos antes de que haya recesión marcada. Las revisiones son la mejor inversión en evitarte sorpresas dolorosas. Además, tu dentista puede reforzar la prevención con aplicaciones de flúor periódicas, selladores en piezas susceptibles, etc.
  • Usa productos adecuados a tus necesidades: Si ya sabes que tienes tendencia a sensibilidad, puedes incorporar a tu rutina diaria una pasta dental para dientes sensibles de forma permanente o intermitente. Muchas personas alternan la pasta normal con la desensibilizante y les va genial para mantener a raya las molestias. También un enjuague con flúor neutro, como ya dijimos, ayuda. Pregunta a tu dentista si en tu caso conviene algún producto especial (por ejemplo, pastas de alta concentración de flúor bajo receta).

Con todos estos consejos, estarás blindando tus dientes frente a la sensibilidad. No se trata de vivir con miedo –¡claro que puedes disfrutar de un helado o un zumo de limón de vez en cuando!– sino de equilibrar la balanza a favor de tus dientes: buen cuidado, moderación de factores de riesgo y atención temprana a cualquier signo. Así, ese molestísimo dolor en un diente aislado será cosa del pasado.

(En lo personal, aplico estos mismos consejos: cepillo suave, pasta con flúor y sin abusar de refrescos. Y sí, yo mismo uso férula por las noches porque solía apretar los dientes estudiando… ¡Los dentistas también seguimos nuestras recomendaciones! )

Preguntas frecuentes sobre la sensibilidad dental en un solo diente

A continuación, respondo algunas dudas frecuentes que suelen tener quienes padecen de un diente sensible. Esta sección te dará más claridad sobre situaciones específicas relacionadas con la sensibilidad localizada. (Todas estas recomendaciones las hago basándome en mi experiencia y en información odontológica confiable, para que tengas la certeza de que son respuestas útiles.)

¿Por qué tengo sensibilidad solo en un diente y no en los demás?

Cuando la sensibilidad afecta a un único diente, normalmente indica que hay un problema localizado en esa pieza. Las causas más comunes son: una caries en ese diente, una fisura o grieta en el esmalte, un empaste defectuoso que deja pasar el frío, o una encía retraída en esa zona. También puede deberse a que recibiste un golpe o presión excesiva en ese diente (por bruxismo, por ejemplo). En contraste, la sensibilidad generalizada (en muchos dientes) suele deberse a esmalte desgastado o encías retraídas en varias áreas. Por eso, un solo diente sensible nos hace pensar en un factor específico que está afectando solo a ese diente. Identificar cuál es ese factor es crucial: puede ser tan simple como cambiar un empaste flojo o tan necesario como tratar una caries oculta.

¿Cómo saber si el diente sensible tiene una caries o es solo “hipersensibilidad”?

Hay una pista clave: la duración e intensidad del dolor. Si es hipersensibilidad dentinaria pura, el dolor aparece solo con estímulos (frío, dulce, cepillado) y desaparece al retirar el estímulo en cuestión de segundos. En cambio, si se trata de una caries avanzando (o un problema pulpar), el dolor tiende a durar más tiempo e incluso puede doler espontáneamente sin estímulo (por ejemplo, un dolor sordo que viene de la nada o que despierta por la noche, suele indicar afectación del nervio). Otra señal: mira el diente, ¿tiene alguna mancha oscura, puntito o cavidad visible? Si ves un agujerito o la superficie áspera, podría ser caries. De todos modos, no siempre la caries se ve a simple vista (puede estar entre los dientes). Mi consejo: si la sensibilidad es muy localizada en un punto específico del diente o empeora en vez de mejorar, acude al dentista. Con una radiografía o examen clínico podremos confirmar si hay caries. Recuerda que a veces caries y sensibilidad van de la mano – la caries inicial causa ligera sensibilidad al frío; al progresar, el dolor aumenta. Por eso, ante la duda, mejor revisar y salir de dudas.

Si me duele un diente al morder, ¿qué puede ser?

El dolor al morder en un solo diente suele indicar un problema en la estructura de ese diente o en el tejido que lo rodea. Las causas posibles más comunes son: una fisura o grieta en el diente (al morder la grieta se abre microscópicamente y duele), una caries profunda no visible que al masticar duele por presión en la dentina reblandecida, un empaste alto (si recientemente te arreglaron ese diente, quizás esté tocando antes y por eso duele al presionar) o incluso un absceso dental en etapas tempranas (el diente infectado duele al aplicar presión). También un diente con endodoncia reciente puede doler unos días al morder, pero eso es temporal. En resumen, dolor al morder = bandera roja. No es normal que un diente duela solo por ejercer fuerza; debería revisarlo un odontólogo. En mi práctica, la causa más frecuente que encuentro es o fisura o pulpitis (inflamación del nervio) en ese diente. Ambas requieren tratamiento (corona/endodoncia, etc., según el caso). Así que si cada vez que masticas te pega un brinco el diente, agenda una visita lo antes posible para evitar que empeore (una fisura sin tratar puede fracturarse más, y una pulpitis puede volverse un absceso).

¿Qué pasta de dientes es buena para un diente sensible?

Lo ideal es usar una pasta dentífrica para dientes sensibles. En el mercado hay varias opciones de marcas reconocidas que contienen ingredientes desensibilizantes. Busca en la etiqueta componentes como nitrato de potasio, arginina o fluoruro de estaño – son agentes que ayudan a bloquear los estímulos en la dentina. Por ejemplo, el nitrato de potasio actúa calmando la respuesta del nervio, y el fluoruro de estaño o la arginina fomentan la oclusión de los túbulos dentinarios expuestos. Algunas pastas también tienen hidroxiapatita nanoparticulada, que ayuda a “remineralizar” y tapar micro-poros en el esmalte. Marcas comunes incluyen Sensodyne®, Oral-B Pro-Encías®, Colgate Sensitive®, etc. Lo importante es usarla correctamente: mínimo dos veces al día, y darle tiempo de actuar (no enjuagarse con mucha agua inmediatamente después del cepillado, para no arrastrar el principio activo). Ten paciencia, porque suelen necesitar 1–2 semanas de uso continuo para notar mejoría notable. Y no te preocupes, que estas pastas se pueden usar a largo plazo sin problema. De hecho, si ya tienes tendencia a sensibilidad, podrías incorporarla a tu rutina diaria permanentemente.

¿Debo ir al dentista aunque la sensibilidad sea tolerable?

Mi recomendación sincera es sí, ve al dentista para una evaluación, aunque el dolor sea tolerable. Entiendo que a veces con los cuidados en casa la sensibilidad se vuelve llevadera y uno se acostumbra a “mientras no coma helado por ese lado, estoy bien”. Pero piensa que la sensibilidad es un síntoma, no una enfermedad en sí. Algo la está causando. Si bien puede ser algo benigno (por ejemplo, esmalte ligeramente desgastado) que con pasta dental especial se maneja, también podría ser el aviso de un problema mayor en ciernes (una caries que podría crecer, una grieta que podría fracturarse más, inicio de enfermedad periodontal en ese diente, etc.). Los dentistas estamos para encontrar y resolver la causa antes de que se vuelva algo serio. Además, si resulta ser algo simple, saldrás de dudas y quizás con un tratamiento rápido quedarás 100% bien. Y si fuera algo más complejo, mejor abordarlo pronto que tarde. Así que, aunque puedas tolerar la sensibilidad evitando tal o cual cosa, no lo dejes pasar muchos meses. Una visita preventiva puede ahorrarte un dolor de muelas (literalmente) en el futuro. En resumen: si la sensibilidad en un diente lleva más de unos pocos días, o si va y viene recurrentemente, vale la pena que un profesional la evalúe. Tu tranquilidad y salud bucal lo valen.

Tener sensibilidad dental en un solo diente es una experiencia molesta, pero con la información y cuidados adecuados está en tu mano (y en la del dentista) resolverla. Te he hablado en primera persona como profesional que ha tratado muchos casos así, y espero que estos consejos te hayan sido útiles para entender qué le pasa a ese diente sensible y cómo actuar. Recuerda que la clave siempre es combinar el autocuidado (higiene, pastas especiales, evitar factores dañinos) con la atención profesional oportuna. No hay pregunta tonta cuando se trata de tu salud bucal: ante la duda, consulta. Tu sonrisa merece que la cuides sin miedo, por eso acude a Cleardent si tienes sensibilidad dental y te ayudaremos para tener una boca limpia y sana.

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Odontólogo
El Dr. Samuel Recamán Núñez es un experto en implantología y cirugía oral, comprometido con la excelencia clínica y el bienestar de sus pacientes. Desde 2017, su dedicación exclusiva en cirugía e implantología en Cleardent lo ha convertido en un referente en tratamientos avanzados y personalizados. Su sólida formación en regeneración ósea y rehabilitación implantosoportada, junto con una trayectoria en odontología general y estética, aseguran resultados excepcionales y de alta precisión en cada tratamiento.

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