
¿Dolor o sensibilidad después de un empaste profundo? Descubre cuánto dura el dolor, cuándo preocuparse y cómo aliviarlo adecuadamente.

Te explicamos por qué este empaste puede doler, cuánto tiempo es normal sentir molestias y cuándo podría ser necesaria una endodoncia.
Soy dentista y he visto a muchos pacientes asustados al oír que necesitan un “empaste profundo cerca del nervio”. En términos sencillos, significa que la caries dental ha avanzado mucho, acercándose peligrosamente a la pulpa (el nervio dental). En lugar de llegar directamente a una endodoncia (el famoso “matar el nervio”), intentamos primero un empaste profundo. Esto consiste en limpiar la caries muy profunda bajo anestesia local y rellenar la cavidad con un material (como composite) lo más cerca del nervio posible, pero sin tocarlo. El objetivo es salvar la vitalidad del diente evitando la endodoncia, pero debido a la proximidad al nervio, el procedimiento es delicado.
En un empaste común, solo se elimina caries superficial y se rellena. En un empaste profundo, el proceso es más complejo: suelo hacer radiografías previas para ver qué tan cerca está la caries del nervio, aplico suficiente anestesia (porque al tocar dentina profunda hay terminaciones nerviosas muy sensibles), y limpio cuidadosamente toda la caries sin exponer la pulpa. A veces coloco una base o forro protector (un material medicado) sobre la dentina profunda, para ayudar a proteger el nervio y favorecer que se calme. Luego coloco el empaste definitivo encima.
Porque la pulpa dental (donde están los nervios y vasos sanguíneos) está prácticamente al lado. Un milímetro de más removiendo tejido, o la infección muy avanzada, y el nervio podría dañarse irreversiblemente. Con el empaste profundo, buscamos eliminar la infección de la caries y sellar el diente sin quitar el nervio. Es una intervención exitosa en muchos casos, pero deja al nervio un poco “irritado” por habernos acercado tanto. Esa irritación es la que puede provocar las molestias que notas después.
Te hablo ahora como profesional que también ha estado en el sillón del paciente: sí, es bastante normal sentir sensibilidad o molestia tras un empaste profundo. Piensa que hemos estado trabajando muy cerca de tu nervio dental; aunque no lo hayamos tocado, el propio proceso puede inflamarlo ligeramente (lo que llamamos una pulpitis reversible, una inflamación pasajera del nervio). Además, al eliminar mucha dentina, el diente pierde parte de su “aislamiento” natural, y la pulpa queda más expuesta a cambios de temperatura o presión.
¿Qué sensaciones son normales? En mi experiencia, la mayoría de pacientes con empastes profundos refieren:
En resumen, ligero dolor y sensibilidad en los primeros días es común y suele indicar que el nervio está vivo y reaccionando (lo cual es bueno). Recuerdo a una paciente, Laura, que tras un empaste cercano al nervio me llamó preocupada porque al día siguiente no podía tomar agua fría. Le expliqué que era normal y le di algunas recomendaciones… A la semana, su sensibilidad había casi desaparecido y estaba mucho más tranquila.
Lo típico es que estas molestias duren unos pocos días y vayan reduciendo. Cada caso es único, pero como regla general el dolor agudo debe ceder en menos de una semana. Puede que después persista una leve sensibilidad al morder o al frío durante otra semana más, pero en clara mejoría. En casos muy profundos he visto pacientes que tardan un par de semanas en sentirse al 100%, pero cada día estaban un poco mejor.
Yo mismo me hice un empaste profundo en una muela y estuve sensible al frío unos 10 días. Cada mañana probaba con un vaso de agua fresca y veía que, aunque aún molestaba, el “saltito” era menor que el día anterior. Así supe que iba por buen camino.
Importante: Si después de 10-14 días todavía tienes un dolor notable o la sensibilidad no mejora (o empeora), ya no lo vemos como “normal”. Más adelante te explico qué hacer en ese caso, pero ten en mente ese plazo aproximado.
Aunque cierto dolor es normal, hay señales de alarma que indican que el nervio puede estar en problemas más serios (una posible pulpitis irreversible o infección). Presta atención a lo siguiente:
Si notas cualquiera de estos signos de alarma, no esperes. Enseguida toca contactar con tu dentista para una revisión (más abajo detallamos cuándo y por qué acudir). Estos síntomas indican que probablemente el empaste por sí solo no ha sido suficiente y el nervio está pidiendo “auxilio” (posiblemente necesites un tratamiento adicional como la endodoncia).
Mientras las molestias sean las habituales post-empaste profundo, hay medidas sencillas que puedes tomar en casa para sentirte mejor. Te las recomiendo tanto como dentista, como personalmente cuando he pasado por lo mismo:
Personalmente, tras mi propio empaste profundo, combiné ibuprofeno cada 8 horas el primer día, y enjuagues tibios de agua con sal por la mañana y noche. Al segundo día el dolor había bajado mucho. He tenido pacientes que prefieren evitar medicinas y se apañan con compresas frías y pastas desensibilizantes; esto está bien si las molestias son llevaderas. Cada persona es un mundo, así que prueba lo que mejor te funcione de estos consejos.
Tu intuición cuenta: si algo no te cuadra con el dolor post-empaste, mejor consulta. Pero para ser más específicos, recomiendo volver al dentista en las siguientes situaciones:
Ten presente que los dentistas estamos acostumbrados a hacer revisiones post-tratamiento. En mi clínica, cuando hago un empaste profundo, suelo citar a mis pacientes a las 2-3 semanas para ver cómo van, precisamente para adelantarnos a cualquier complicación. Así que no tengas miedo de “molestar”: es nuestra responsabilidad asegurarnos de que estés bien.
Esta es la gran pregunta que todos se hacen cuando el empaste ha sido muy cercano al nervio. La respuesta sincera es: depende del comportamiento de tu diente en las semanas posteriores. Aproximadamente, en la mayoría de casos de empaste profundo no hará falta una endodoncia porque el nervio se recupera (¡esa es la idea por la que hicimos el empaste y no la endodoncia de entrada!). Pero en un porcentaje de casos, a pesar de nuestros esfuerzos, el nervio puede quedar dañado irreversiblemente y entonces sí habrá que realizar la endodoncia.
¿Cómo saberlo? Hay dos escenarios después de un empaste profundo:
Señales bastante claras de que necesitas una endodoncia: dolor fuerte que no mejora con nada, sensibilidad al calor (paradójicamente un diente que duele con cosas calientes suele indicar pulpitis irreversible), dolor espontáneo (latidos sin tocarlo), o la aparición de infección (flemón). También, si semanas después de un empaste profundo sigues teniendo que tomar analgésicos diarios, probablemente haya que desvitalizar ese diente.
Te cuento el caso de José, un paciente que atendí el año pasado: Llegó con una caries profunda; le hicimos un empaste cerca del nervio. Al principio todo normal, pero me volvió a las dos semanas con un dolor muy agudo que había comenzado de repente, incluso sin comer ni beber. La muela le latía y no lo dejaba dormir. Lamentablemente, el nervio no había aguantado: la caries seguramente ya lo había afectado más de lo que parecía. Decidimos hacer la endodoncia. ¿La buena noticia? En cuanto le “matamos el nervio” y limpiamos los conductos, el dolor desapareció por completo. Conservamos su diente, solo que ya sin nervio. Le coloqué una corona tiempo después para reforzarlo, y hoy José mastica con esa muela sin problema.
Así que, si te toca una endodoncia, no lo veas como un fracaso. Al contrario, es la solución adecuada para salvar tu diente cuando el empaste no basta. La endodoncia eliminará el nervio enfermo y con ello el dolor definitivamente. Se realiza con anestesia (no duele durante el procedimiento, similar a un empaste en cuanto a molestia), y luego se rellena el interior del diente. Tras endodonciarlo, seguramente necesitarás una reconstrucción grande o incluso una corona, dado que el diente habrá quedado muy “hueco”. Todo esto te lo explicará tu odontólogo en caso necesario.
Estate atento a tus sensaciones. Si van a mejor, genial. Si van a peor, no esperes y acude a revisión. Muchas veces podemos intentar tratamientos intermedios (por ejemplo, reabrir y poner un medicamento calmante en la cavidad, o ajustar el empaste) pero si nada funciona, la endodoncia es el siguiente paso lógico y te quitará el dolor, salvando tu pieza dental.
Sí, es normal tener cierta sensibilidad dental o dolor leve tras un empaste profundo, especialmente porque el trabajo se realizó muy cerca del nervio. Puedes notar molestia al morder o sensibilidad al frío/calor durante unos días. Esto ocurre por la irritación reversible del nervio y los tejidos alrededor debido al procedimiento. Mientras el dolor vaya disminuyendo con el paso de los días, generalmente no hay de qué preocuparse. Es parte del proceso de curación natural del diente.
Depende de cada caso, pero por lo general las molestias notables duran entre unos pocos días y una semana aproximadamente. La sensibilidad leve puede alargarse a veces hasta 10-14 días mientras el diente termina de recuperarse. Si pasado este tiempo aún sientes dolor intenso o las molestias no mejoran (incluso empeoran), conviene consultar de nuevo al dentista. Cada persona es distinta, pero más de dos semanas con dolor no es habitual – en ese caso, el odontólogo deberá evaluarlo.
Puedes tomar medidas en casa para aliviar las molestias: analgésicos comunes (ibuprofeno, paracetamol) según indicación de tu médico/dentista, comer alimentos suaves evitando extremos de temperatura (mejor tibio, nada muy frío o caliente), y masticar del lado opuesto al diente tratado los primeros días. Mantén una buena higiene bucal, con cepillado suave y enjuagues de agua tibia con sal o colutorios recomendados, para ayudar a la zona a sanar. Si te lo recetaron, utiliza gel o pasta desensibilizante dental. Estos cuidados suelen reducir significativamente el malestar hasta que el diente se normaliza.
Un dolor al morder después de un empaste puede indicar que el empaste está ligeramente “alto” o desajustado en la mordida. Esto significa que al cerrar la boca, ese diente choca antes con su opuesto y recibe más presión de la debida. Es común sin querer cuando se trabaja con anestesia (el paciente no siente bien la mordida en el momento). La solución es sencilla: acudir al dentista para que polilee o ajuste el empaste hasta que encaje cómodamente. El alivio suele ser inmediato tras el ajuste. Otra causa de dolor al morder, si el empaste no está alto, podría ser una inflamación del ligamento del diente por la profundidad de la caries; en tal caso, es cuestión de días y antiinflamatorios hasta que cede. Pero primero descarta que el empaste necesite ajuste.
Las señales de que podrías necesitar una endodoncia (“matar el nervio”) tras el empaste incluyen: dolor intenso que no mejora con los días o con analgésicos, dolor espontáneo (latidos o punzadas sin estímulo, o dolor que despierta por las noches), sensibilidad prolongada al calor o al frío (que dura minutos), y/o signos de infección como inflamación de la encía, aparición de una bolita de pus (fístula) en la encía cerca del diente, o hinchazón facial y fiebre. Estos síntomas indican que la pulpa dental podría estar dañada irreversiblemente. Ante esta situación, el dentista confirmará el diagnóstico (con pruebas de vitalidad y radiografías) y probablemente recomendará la endodoncia para eliminar el nervio enfermo y acabar con el dolor.
Debes acudir si el dolor no sigue un curso normal de mejoría. En concreto, si pasados 7-10 días persiste un dolor significativo o la sensibilidad no disminuye, es hora de revisar. También acude de inmediato si presentas dolor muy agudo, hinchazón, pus, o cualquier síntoma de infección (no esperes a que “se pase solo”). Igualmente, si al morder notas el empaste alto o algo te incomoda en la oclusión, agenda una visita para ajustarlo. En resumen, ante cualquier duda o síntoma fuera de lo común, mejor que te vea el odontólogo. Es preferible una revisión extra a dejar evolucionar un problema mayor por esperar.
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