29 abril 2025

Dolor en muela empastada hace años: causas, tratamientos y cuándo acudir al dentista

¿Te duele una muela que fue empastada hace años? Te explico por qué un empaste antiguo puede causar dolor, qué soluciones existen y cuándo debes acudir urgentemente al dentista.

¡Hola! Soy Samuel Recaman y hoy quiero hablarte de un problema que veo con bastante frecuencia en mi consulta: el dolor en una muela empastada años atrás. Imagina que te empastaron (rellenaron) una muela hace mucho tiempo, quizá 5, 10 o más años, y de repente esa misma pieza empieza a doler después de tanto tiempo sin molestias. Entiendo que puede ser desconcertante y preocupante. Como profesional con años de experiencia, te voy a explicar por qué puede suceder esto, qué opciones de tratamiento tenemos para solucionarlo y en qué casos el problema puede volverse una urgencia dental que requiere atención inmediata.

Veremos las causas más comunes de que una muela empastada vuelva a doler tras años de haberla tratado, cómo lo solucionamos los dentistas (desde un simple ajuste hasta tratamientos más complejos) y también te daré consejos prácticos y ejemplos reales de pacientes que atendí en situaciones similares. Mi objetivo es que, al terminar de leer, tengas total tranquilidad y sepas exactamente qué hacer. ¡Vamos a ello!

¿Por qué puede doler una muela empastada años después?

La primera pregunta que nos hacemos ante este problema es: “¿Por qué me duele ahora si esa muela ya estaba arreglada?” Debes saber que un empaste (también llamado obturación dental) no hace indestructible al diente. Con los años, diferentes factores pueden hacer que un diente empastado vuelva a dar guerra. Te resumo las causas más habituales que he visto en mi práctica diaria:

Empaste filtrado y caries recurrente bajo el empaste

Una de las causas más frecuentes es que se haya desarrollado una nueva caries dental debajo o alrededor del empaste antiguo. Piensa que, con el tiempo, los empastes pueden desgastarse, contraerse o separarse ligeramente de las paredes del diente. Esto crea pequeños espacios por donde se filtran bacterias. Si esas bacterias se cuelan bajo el empaste, pueden producir una caries secundaria en la misma muela que creíamos “curada”.

En mi experiencia, muchos pacientes llegan diciendo “Me empastaron esta muela hace 8-10 años y ahora me duele”. Al examinar, a veces encuentro que el empaste está filtrado: el borde del empaste no sella bien, y debajo hay caries de nuevo. Es como si la caries “reviviera” en ese sitio. Cuando la caries avanza bajo un empaste viejo, puede causar sensibilidad al frío, al calor o al dulce, dolor al morder e incluso dolor espontáneo. Además, puede notarse un borde oscuro alrededor del empaste o cierta decoloración en la muela.

Ejemplo real: Hace unos meses atendí a un paciente cuya muela empastada empezaba a dolerle con los dulces. Al retirar el empaste antiguo, descubrimos una caries oculta debajo. Limpiamos bien la caries y colocamos un empaste nuevo, y el dolor desapareció. Le expliqué que es algo relativamente común: la caries puede reaparecer si el empaste se deteriora y no lo detectamos a tiempo.

La higiene bucal deficiente y dejar pasar las revisiones dentales favorecen que esto ocurra, porque no se detecta el problema en sus inicios. Recuerda que una caries dental sin tratar puede causar dolor, infección e incluso pérdida del diente, así que es importante atajarla cuanto antes reemplazando o reparando ese empaste defectuoso.

Fractura de la muela o del empaste

Otra causa posible es una fisura o fractura, ya sea en el propio empaste o en la estructura del diente empastado. Los empastes (especialmente los empastes grandes y antiguos) debilitan un poco la pieza dental, porque parte del diente fue removida al tratar la caries original. Con los años, si muerdes algo duro (huesos, cáscaras, un hielo) o simplemente por el estrés acumulado de masticar, la muela puede agrietarse. Un empaste agrietado o flojo también deja al diente desprotegido.

He visto casos donde el paciente no sentía nada raro hasta que un día, mordiendo pan, ¡crac! Se partió un trozo de la muela empastada. A veces la fractura es pequeña y solo causa sensibilidad al masticar; otras veces puede exponer la dentina o incluso la pulpa, provocando un dolor agudo. Un diente fisurado o una parte del empaste rota pueden actuar igual que una caries: facilitan la entrada de bacterias al interior. De hecho, una grieta en el esmalte permite que las bacterias infecten la pulpa del diente, pudiendo derivar en un absceso dental (infección con pus) si no se trata. Por eso, si notas que se te ha roto parte del empaste o de la muela, no lo dejes pasar; es mejor solucionarlo antes de que el daño sea mayor.

Empaste muy profundo (daño tardío en el nervio dental)

No todas las causas tienen que ver con nuevas caries. A veces el problema estaba latente desde el inicio: cuando la caries original fue muy profunda, el empaste quedó cercano al nervio de la muela (la pulpa dental). En su día quizás no dolió tras empastar, o hubo solo una ligera sensibilidad que se calmó. Pero con el paso del tiempo, ese diente pudo sufrir una irritación crónica o una infección interna en el nervio.

Me ha sucedido en consulta con muelas que fueron empastadas “in extremis” para evitar una endodoncia (lo que comúnmente se llama matar el nervio). Aunque inicialmente el tratamiento funcionó, años después la pulpa dental “protestó”. ¿Por qué? Puede que quedara una pequeña inflamación pulpar crónica tras aquel empaste profundo, o que con el tiempo el tejido pulpar se degeneró y se infectó. El resultado es una pulpitis (inflamación del nervio) o incluso necrosis pulpar (el nervio muere y se infecta). Esto suele manifestarse como un dolor intenso y persistente, a veces pulsátil, que empeora al morder o con cambios de temperatura. En estos casos, la muela empastada duele no por el empaste en sí, sino porque el nervio dentro del diente está dañado.

Una pista de este problema es cuando el dolor aparece al acostarse o de noche, o late con el pulso, lo cual indica afectación pulpar. También, si la muela duele al morder después de haber estado un rato mordiendo (dolor de rebote), puede ser signo de que la pulpa está inflamada. Es importante reconocerlo, porque en estos casos probablemente necesitaremos un tratamiento de conducto (endodoncia) para eliminar el nervio enfermo y aliviar definitivamente el dolor.

Desgaste normal del empaste con el tiempo

Los empastes dentales no duran para siempre. En promedio, un empaste bien hecho puede durar entre 5 y 10 años en buen estado, aunque algunos duran más (todo depende del material, tamaño del empaste y hábitos del paciente). Con los años, es normal que el material de relleno se desgaste por la masticación, se deforme ligeramente por los cambios de temperatura de comidas y bebidas, e incluso se pigmente o oscurezca si es de resina compuesta. Un empaste viejo puede empezar a dar molestias simplemente por envejecimiento del material.

Cuando el empaste está desgastado, ya no ajusta herméticamente contra el diente. Esto se relaciona un poco con la causa de la caries recurrente que mencioné antes: el desgaste crea pequeños bordes o ranuras donde se acumula placa bacteriana. Además, si el empaste era de amalgama (metal plateado) y tiene décadas, es posible que presente filtraciones en los bordes (las amalgamas con el tiempo pueden separar ligeramente). Si era de composite (resina del color del diente), podría haber contraído sus bordes al polimerizar o haber sufrido desgaste por cepillado. Todo esto se traduce en mayor sensibilidad. Algunos pacientes con empastes muy antiguos refieren sensibilidad al frío en esa muela empastada, aunque no haya caries visible, precisamente por la contracción o microfiltración en los márgenes del empaste.

En resumen, el propio paso del tiempo factura al empaste, y una muela con un empaste viejo puede comenzar a resentirse aunque no veamos a simple vista una fractura o una nueva caries. Aquí también la solución suele ser preventiva: renovar el empaste antes de que duela más o surja caries debajo. Por eso siempre insistimos en las revisiones periódicas; así podemos detectar un empaste desgastado antes de que te dé problemas.

Bruxismo u otras presiones excesivas

¿Aprietas los dientes por la noche? ¿Eres de morder cosas duras por nervios? Hábitos como el bruxismo (rechinar o apretar los dientes) también pueden ser culpables ocultos del dolor en una muela empastada. Yo mismo he visto en pacientes bruxistas que sus empastes se fisuran más rápido, o que los dientes con empaste presentan microfisuras alrededor por la enorme presión que ejercen al apretar. Este estrés constante puede irritar el ligamento que sujeta el diente o incluso la pulpa, causando ese dolor sordo al morder que no se va.

Incluso si el empaste está intacto, el bruxismo puede provocar inflamación en el ligamento periodontal de la muela empastada (y de dientes sanos también). Esto se siente como cuando el empaste está “alto” y duele al cerrar la boca, pero en realidad es la sobrecarga nocturna lo que genera la molestia. La sensibilidad al morder por las mañanas podría darnos la pista. En estos casos, tratamos el problema de fondo (con férulas de descarga para el bruxismo, por ejemplo) y generalmente el dolor cede porque dejamos de machacar ese diente.

Dolor referido de un diente adyacente u otros casos

Para cerrar el capítulo de causas, mencionaré que no siempre el problema está en la muela empastada en sí. A veces, un diente vecino con caries o infección puede hacer que “duela todo ese lado” y parezca que la muela empastada es la culpable. Por ejemplo, si la muela de al lado tiene una caries oculta, el dolor puede irradiarse y confundirse. También una infección en la encía (un absceso periodontal) cerca de la muela empastada puede hacerte creer que es esa muela la afectada, cuando en realidad el origen está en la encía o en otra pieza.

He tenido algún caso curioso: un paciente vino por dolor en una muela empastada arriba, y resultó que tenía una sinusitis maxilar (infección en el seno paranasal) que le causaba dolor referido en los molares superiores. Tras tratar la sinusitis, desapareció el dolor dental. Son casos menos comunes, pero merece la pena mencionarlos: el diagnóstico profesional es clave, porque a simple sensación a veces no estamos seguros de cuál diente duele realmente.

En resumen, las causas principales del dolor tardío en una muela empastada son: caries recurrente bajo el empaste, fracturas o filtraciones, problemas en el nervio (pulpitis) y desgaste o desajuste del empaste con el tiempo. Factores como el bruxismo, mala higiene o problemas en dientes vecinos también pueden influir. Ahora que conoces el “por qué”, veamos qué podemos hacer para solucionar cada caso.

Tratamientos para una muela empastada que duele después de años

Lo primero que te diré es que todo tiene solución . Cuando un paciente llega con una muela empastada dolorida, siempre realizo una evaluación completa: examinación clínica y normalmente una radiografía de esa zona. Con ello identificamos la causa exacta (si hay caries debajo, si hay infección en el nervio, si se ve fractura, etc.) y podemos plantear el tratamiento adecuado. Dependiendo del problema, las soluciones que aplicamos los dentistas suelen ser:

  1. Reemplazar el empaste (tratar la caries de nuevo): Si comprobamos que el empaste está picado, filtrado o con caries alrededor, la solución es quitar ese empaste antiguo y limpiar la caries. Básicamente, es repetir el tratamiento de caries en esa muela: eliminamos el tejido cariado y volvemos a restaurar el diente con un empaste nuevo. Esto suele realizarse con anestesia local (para que no sientas nada). Al poner un nuevo empaste dental bien sellado, eliminamos la causa del dolor. Notarás un gran alivio porque eliminamos la caries que te estaba molestando. Es un procedimiento bastante rutinario; de hecho, se puede empastar una muela más de una vez sin problema, aunque hay que tener en cuenta que cada empaste sucesivo quita un poco más de diente​. Si ya llevabas muchos empastes en esa muela, quizá valoremos poner una incrustación o corona para reforzarla, pero eso te lo explicaría en consulta según el caso.
  2. Ajuste o pulido del empaste: En casos donde el empaste no tiene caries pero está un poco alto o desajustado, una solución muy sencilla es regular la altura. Con la fresa, pulimos ligeramente el empaste para que encaje perfecto con tu mordida. Esto alivia el dolor al morder casi de inmediato. También si el empaste tiene alguna esquina astillada que roza u ocasiona molestia, podemos pulirla. Es un procedimiento rápido, normalmente sin anestesia, y te evita seguir con esa incomodidad.
  3. Endodoncia (tratamiento de conducto): Si identificamos que el nervio del diente está afectado (por ejemplo, hay un absceso o una infección en la raíz en la radiografía, o la prueba de sensibilidad indica que el nervio no responde bien), entonces el tratamiento indicado es una endodoncia. Esto significa remover la pulpa dental dañada (el nervio) y desinfectar el interior de la raíz, para luego sellarla. Te lo explico en sencillo: hacemos una apertura en la muela, limpiamos los conductos donde está el nervio enfermo con unas limas y líquido desinfectante, y luego rellenamos esos conductos con un material especial. Finalmente, la muela se vuelve a reconstruir (muchas veces con un empaste definitivo o incluso con una corona si ha quedado débil). La endodoncia elimina el dolor por completo, porque quitamos el nervio que lo causaba. Suena un poco aparatoso, pero es un procedimiento muy común y se realiza con anestesia, así que no sientes dolor durante el mismo. Después puede quedar algo de sensibilidad unos días, pero nada comparado con el dolor que tenías antes. Es importante destacar que hacemos la endodoncia cuando es necesario, no por gusto; si tu muela puede salvarse solo con un empaste nuevo, no vamos a “matar el nervio” innecesariamente. Pero si ya hay infección pulpar,la mejor solución para conservar tu diente sin tener que extraerlo​.
  4. Extracción de la muela (último recurso): En muy pocos casos la situación está tan avanzada que no se puede salvar la muela. Esto podría ocurrir si la muela está partida en dos de forma irreparable, o si la caries bajo el empaste fue tan grande que destruyó la mayor parte del diente y comprometió la raíz, o si la infección no se puede detener. Como última alternativa, recomendaría la extracción dental de esa muela. Sé que a nadie le gusta oír esto, pero a veces es lo más sano para evitar que la infección se disemine. La extracción se hace con anestesia (no vas a sentir dolor al sacarla) y posteriormente podemos planificar cómo reponer esa pieza (por ejemplo, con un implante dental o un puente, para que no te quede el hueco). Insisto, esto es lo menos frecuente; siempre intentamos agotar las opciones para salvar el diente con empaste nuevo o endodoncia antes de recurrir a la extracción.

En la mayoría de casos, con estas opciones logramos resolver el problema por completo. Lo importante es acudir al dentista cuanto antes cuando notes que una muela empastada te molesta, porque así podemos aplicar la solución más simple posible. Si dejas pasar el tiempo, la caries crecerá más, o el nervio se dañará más, y el tratamiento podría complicarse.

Mi consejo profesional: ante el menor síntoma en un diente empastado (dolor, sensibilidad persistente, notar el empaste flojo o partido), agenda una visita. Muchas veces, un ajuste o un empaste nuevo a tiempo evitan que necesites una endodoncia o algo más serio después. Además, en consulta podemos detectar otros empastes antiguos en mal estado y prevenir futuros dolores.

Consejos para aliviar el dolor en casa mientras acudes al dentista

Entiendo que quizás estés leyendo esto justamente porque te duele ahora mismo esa muela empastada . ¿Qué puedes hacer por tu cuenta para sobrellevar el dolor antes de ir al dentista? Aquí van algunos consejos prácticos que suelo dar a mis pacientes cuando me llaman con este problema:

  • Analgésicos y antiinflamatorios: Puedes tomar un analgésico de venta libre como ibuprofeno o paracetamol para mitigar el dolor temporalmente. Siempre siguiendo las dosis recomendadas en el prospecto y verificando que no tengas alergias o contraindicaciones. Estos medicamentos suelen ayudar a reducir la inflamación del nervio y el dolor en lo que recibes tratamiento definitivo. (Ojo: esto alivia, pero no elimina la causa. No te confíes si mejora con pastillas, igual necesitas el arreglo dental.)
  • Evita extremos de temperatura y ciertos alimentos: Mientras tengas la molestia, mejor consume comida tibia o fría moderada, nada demasiado caliente porque el calor suele aumentar el dolor si hay inflamación pulpar. También evita alimentos muy azucarados (podrían empeorar una posible caries) y cosas duras o crujientes que puedan hacer presión o terminar de fracturar el empaste. Opta por alimentos blandos y mastica por el lado contrario al dolor.
  • Higiene suave pero meticulosa: Aunque duela, es importante mantener la zona limpia. Cepilla tus dientes con cuidado (usa un cepillo de cerdas suaves) después de cada comida, intentando limpiar bien alrededor de esa muela. Si los restos de comida se acumulan, pueden empeorar el dolor o la infección. También puedes usar hilo dental delicadamente por si hubiese restos atorados entre esa muela y la de al lado (muchas veces el dolor aumenta si se queda comida atrapada presionando la encía). Hazlo con suavidad para no lastimar si la zona está sensible.
  • Enjuague de agua tibia con sal: Un antiguo remedio que recomiendo: disuelve media cucharadita de sal en un vaso de agua tibia y haz enjuagues bucales suaves con esa solución salina, manteniéndola alrededor de la muela dolorida unos 30 segundos. La salmuera puede ayudar a reducir la inflamación de la encía y a “limpiar” el área de bacterias superficiales. Escupe el agua (¡no tragues la sal!). Esto puedes repetirlo un par de veces al día, es inocuo y a veces calma un poco las molestias.
  • Aplicar frío externo si hay hinchazón: Si notas la mejilla un poco inflamada o cierta hinchazón, puedes aplicar hielo externamente en la cara, a la altura de la muela (nunca pegues el hielo directo en la encía o diente, siempre por fuera, envuelto en un paño). El frío externo contrae los vasos sanguíneos y puede aminorar el dolor pulsátil y la inflamación. Úsalo en intervalos de 10 minutos (10 minutos con hielo, 10 de descanso).
  • No te apliques remedios caseros dudosos: He oído de todo, desde colocar aspirina sobre la muela (¡error, eso quema la encía!) hasta enjuagues con alcohol fuerte. Por favor, no pongas aspirinas ni ningún químico directamente en la muela o encía, podrías causarte una quemadura química y agravar el problema. Quédate con los consejos seguros: higiene, enjuague salino, frío externo y analgésicos tomados, nada de inventos extraños.

Estos consejos no sustituyen la visita al dentista, pero te ayudarán a pasar estos días previos con el menor dolor posible. Muchos pacientes me cuentan que el enjuague con agua tibia y sal y tomar un ibuprofeno les permitieron dormir mejor la noche antes de la consulta.

Y un último consejo muy importante: aunque el dolor mejore o desaparezca con estos remedios temporales, igualmente ve al dentista cuanto antes. A veces el dolor de muela puede “dormirse” unos días y luego volver peor (sobre todo si es por infección del nervio). No queremos que llegues a un dolor de muelas insoportable a las 3 am o con la cara hinchada por un absceso. Cualquier dolor dental es una señal de alerta, así que no lo ignores. Alivia en casa lo que puedas, pero busca la solución definitiva en el consultorio.

¿Cuándo es urgente acudir al dentista por el dolor en un empaste?

Hablemos ahora de la urgencia. Ya sabemos que debes pedir cita si te duele una muela empastada, pero ¿qué tan pronto? ¿Es algo por lo que debas salir corriendo al dentista, o puedes esperar unas semanas? Aquí te oriento:

En mi opinión como dentista, hay ciertas situaciones en las que el dolor en una muela empastada se considera una urgencia y conviene atender de inmediato (en 24-48 horas):

  • Dolor agudo e intenso que no cede con nada: Si sientes un dolor muy fuerte, punzante o constante, que ni los analgésicos logran calmar, no esperes. Un dolor insoportable suele indicar infección importante o un nervio muy comprometido que requiere atención pronta (posible endodoncia o drenaje de absceso).
  • Hinchazón en la cara o encía: Si además del dolor notas inflamación de la encía alrededor de la muela o incluso de la cara (cachete) en esa zona, es signo de posible absceso dental o infección severa. Esto es urgente; una infección puede extenderse y es más difícil de controlar cuanto más esperes. Acude lo antes posible, ya que seguramente se deba drenar el absceso y tomar medidas (antibióticos, tratamiento del diente) rápidamente.
  • Fiebre, malestar general o ganglios inflamados: Son también signos de que la infección se está propagando. Un simple dolor de muela no suele dar fiebre; si la tienes, no lo tomes a la ligera. Hay que eliminar la infección de esa muela cuanto antes para que no afecte tu salud general.
  • Imposibilidad de masticar o de dormir: Si el dolor te impide llevar una vida normal (no puedes comer bien, te desvela por las noches), no sufras más días de los necesarios. Eso ya amerita consulta urgente. Ningún paciente debe estar “aguantando” varios días un dolor que le quita el sueño; hoy en día tenemos medios para aliviarte rápido.
  • Empaste caído o diente fracturado con aristas cortantes: Si se te ha caído el empaste entero de la muela y tienes el agujero expuesto, o si la muela se partió y hay un filo que te lastima la lengua o la mejilla, también es motivo de urgencia. No solo por el dolor (que puede ser inmediato o no), sino porque ese diente está desprotegido y puede dañarse más o infectarse. Lo ideal es recubrirlo o repararlo cuanto antes para evitar complicaciones.

En cambio, ¿cuándo podría no ser tan urgente? Por ejemplo, si solo notas una leve sensibilidad al frío en esa muela empastada, sin dolor fuerte, o un dolorcillo leve al morder pero soportable, y no hay otros signos graves. En ese caso, podrías programar cita en los próximos días sin que sea emergencia de ir el mismo día. Pero cuidado: “no urgente” no quiere decir “dejarlo indefinidamente”. Significa que no parece grave, pero igualmente debes atenderlo antes de que empeore. He visto pequeñas molestias convertirse en dolores agudos por postergar la visita.

Mi recomendación personal: ante la duda, consulta. A veces recibo llamadas de pacientes preguntando «Doctor, ¿esto puede esperar o voy ya?». Con unas preguntas puedo orientarte. Si tu dentista ofrece contacto telefónico o por WhatsApp para dudas, úsalo. Pero si presentas cualquiera de las situaciones de urgencia que describí (dolor muy fuerte, hinchazón, fiebre, etc.), acude a urgencias odontológicas sin dudarlo. Es mejor pasarse de precavido que lamentar luego una infección complicada.

Y no olvides algo básico: más vale prevenir que curar. Programar tus limpiezas y revisiones periódicas (cada 6-12 meses) ayudará a que los empastes antiguos sean controlados, detectando filtraciones o caries incipientes antes de que haya dolor.

Preguntas frecuentes sobre muelas empastadas y dolor

Ahora responderé brevemente algunas preguntas frecuentes que suelen hacerme los pacientes cuando enfrentan este problema. Espero que te sean útiles para aclarar cualquier duda que quede:

¿Es normal que una muela empastada vuelva a doler con el tiempo?

No, no es lo normal ni deseable. Si una muela empastada comienza a doler años después, es señal de que algo no está bien en esa pieza. Un empaste bien realizado debería mantener el diente sin dolor mientras no haya caries u otros problemas. Puede haber ligera sensibilidad unos días tras empastarlo, pero pasado ese periodo, la muela no debería doler. Que duela con el tiempo indica probablemente caries recurrente, filtración, fractura o afectación del nervio. En resumen: no es normal, y conviene que un dentista lo evalúe. No pienses “bueno, será que es normal porque es un empaste viejo” y lo dejes pasar; un dolor así siempre merece revisión.

¿Cuánto tiempo dura un empaste dental en buen estado?

Depende de varios factores, pero por lo general un empaste puede durar entre 5 y 10 años en buen estado antes de necesitar reemplazo. Algunos duran incluso más (he visto empastes de amalgama metálica durar 20 años), y otros menos si son muy grandes o el paciente no cuida su higiene. Los empastes de resina (color blanco) suelen tener una vida útil algo menor que las amalgamas (plata), porque la resina puede desgastarse o pigmentar con más facilidad. Pero hoy en día las resinas son de alta calidad y pueden durar muchos años también. Lo importante es chequearlos periódicamente: en las revisiones, el dentista comprueba si el empaste sigue sellado, si hay filtraciones o desgaste. Cuando vemos que un empaste ya está viejo o filtrado, recomendamos cambiarlo antes de que cause problemas. Así que en resumen, 5-10 años es un rango típico, pero varía por caso.

¿Cómo saber si tengo caries debajo de un empaste sin quitarlo?

A simple vista puede ser difícil, pero hay varias señales que sugieren una caries debajo de un empaste:

  • Sensibilidad persistente o dolor en esa muela al comer dulce, algo frío o caliente, que antes no tenías.
  • Dolor al morder o con determinada presión.
  • Cambio de color alrededor del empaste: bordes oscurecidos o área ennegrecida en la unión entre empaste y diente.
  • El empaste se siente flojo o con bordes ásperos al pasar la lengua.
  • En la radiografía dental, el dentista puede ver un área oscura bajo el empaste que indique caries.

Lo más común es que notes síntomas (dolor o sensibilidad). Si los tienes, acude al dentista: él podrá confirmar la caries subyacente examinando y tomando una radiografía de esa pieza. Gracias a las radiografías, detectamos caries ocultas debajo de empastes sin tener que quitarlos primero. Así que, en cuanto a saberlo por ti mismo, fíate de las molestias anormales: tu diente te “avisa” con dolor o sensibilidad que algo pasa bajo el empaste.

¿Qué hago si se cae o se fractura un empaste antiguo?

Si se te ha caído un empaste (o un fragmento grande de él) de una muela, lo primero es mantener la calma. Revisa la zona en el espejo: si ves que quedó un hueco grande en el diente, es importante proteger ese diente cuanto antes. Mis recomendaciones:

  • No mastiques por ese lado hasta arreglarlo, porque podrías fracturar más el diente.
  • Limpia suavemente después de comer para que no queden residuos en el agujero.
  • Llama a tu dentista y explica la situación, generalmente te darán cita lo más pronto posible por ser una urgencia.
  • Si sientes mucho dolor, sigue los consejos de analgesia que di antes y, si es necesario, acude a urgencias. Pero usualmente, cuando se cae un empaste, el dolor puede ser leve o aparecer después; no esperes a que duela mucho.
  • No intentes pegar el empaste por tu cuenta con ningún pegamento casero (sí, a veces lo intentan ). Los pegamentos no dentales son tóxicos y podrías dañar más el diente.

En consulta, lo que haremos es evaluar el daño. Si solo se cayó el empaste limpio, probablemente podamos reemplazarlo por uno nuevo en la misma cita. Si además se fracturó parte de la muela, veremos la mejor forma de reconstruirla (ya sea con empaste, incrustación o corona, según la magnitud). Lo importante es no dejar ese diente descubierto mucho tiempo, porque sin el empaste las bacterias entran libremente y en pocos días puedes desarrollar caries o infección en la pulpa. Así que, ante un empaste caído o roto: cuida la zona y visita al dentista cuanto antes.

¿Cómo prevenir el dolor o problemas en mis empastes en el futuro?

La prevención es tu mejor aliada para que los empastes no den lata con los años. Como dentista, estos son los consejos de cuidado que doy a mis pacientes con empastes:

  • Mantén una excelente higiene oral: Cepíllate 3 veces al día con pasta fluorada, usa hilo dental o cepillos interdentales diariamente (sobre todo en las zonas donde tienes empastes, para que no se acumule placa en los bordes), y complementa con colutorio si te lo recomienda tu dentista. Una boca limpia reduce mucho la probabilidad de caries nuevas alrededor de los empastes.
  • Visitas de control periódicas: No esperes a que algo duela. Hazte una revisión y limpieza con tu dentista cada 6 meses (o al menos una vez al año). En esas visitas podemos detectar un empaste desgastado o una caries incipiente bajo un empaste a tiempo. Un pequeño retoque o cambio de empaste hecho preventivamente te ahorrará dolores mayores.
  • Cuidado con los alimentos muy duros o hábitos perjudiciales: No uses tus dientes (menos uno empastado) para abrir botellas, romper nueces, morder objetos extraños, etc. Evita masticar hielo o dulces muy duros. Estos esfuerzos pueden fisurar los empastes. Si tienes bruxismo (aprietas los dientes), usa tu férula de descarga por las noches para proteger tanto dientes como empastes.
  • Tratamientos complementarios si el dentista lo indica: A veces, para proteger un diente empastado muy grande, recomendamos colocar una corona que lo cubra completamente y evita fracturas. O aplicar selladores en fisuras adyacentes. Sigue esas indicaciones personalizadas, ya que cada caso es distinto.
  • Alimentación equilibrada: Reduce la ingesta frecuente de azúcares y ácidos (refrescos, zumos industriales) porque estos favorecen la aparición de caries en general, incluso alrededor de empastes. Llevar una dieta sana no solo cuida tus empastes sino todos tus dientes.

Siguiendo estos consejos, tus empastes durarán más y en mejores condiciones, y lo más importante: tendrás menos riesgo de pasar por el mal trago de un dolor dental inesperado.

En conclusión, si tienes dolor en una muela empastada hace años, ahora ya sabes que las causas pueden variar desde una caries oculta hasta un nervio dañado o un simple desgaste del material. Lo fundamental es no ignorar el problema: acude a una revisión, porque muchas veces la solución es más sencilla de lo que piensas si se aborda a tiempo. Te hablé con la franqueza de la experiencia, porque he visto de todo en el día a día odontológico, y créeme, mientras antes atiendas un dolor dental, más fácil y rápido será arreglarlo.

Espero que este artículo te haya sido útil y te haya transmitido tranquilidad. Si te quedó alguna duda, ¡no dudes en preguntarle a tu dentista de confianza! Tu salud bucodental es muy importante y merece toda la atención.

Gracias por leerme. Si estás pasando por este problema, mucho ánimo y a solucionar esa muela; verás que pronto podrás olvidarte del dolor y volver a sonreír sin preocupaciones.

cta clearden 2025

Dr samuel recaman cleardent 300×300
Odontólogo
El Dr. Samuel Recamán Núñez es un experto en implantología y cirugía oral, comprometido con la excelencia clínica y el bienestar de sus pacientes. Desde 2017, su dedicación exclusiva en cirugía e implantología en Cleardent lo ha convertido en un referente en tratamientos avanzados y personalizados. Su sólida formación en regeneración ósea y rehabilitación implantosoportada, junto con una trayectoria en odontología general y estética, aseguran resultados excepcionales y de alta precisión en cada tratamiento.

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