
¿Dolor o sensibilidad después de un empaste profundo? Descubre cuánto dura el dolor, cuándo preocuparse y cómo aliviarlo adecuadamente.

¿Te duele una muela que fue empastada hace años? Te explico por qué un empaste antiguo puede causar dolor, qué soluciones existen y cuándo debes acudir urgentemente al dentista.
¡Hola! Soy Samuel Recaman y hoy quiero hablarte de un problema que veo con bastante frecuencia en mi consulta: el dolor en una muela empastada años atrás. Imagina que te empastaron (rellenaron) una muela hace mucho tiempo, quizá 5, 10 o más años, y de repente esa misma pieza empieza a doler después de tanto tiempo sin molestias. Entiendo que puede ser desconcertante y preocupante. Como profesional con años de experiencia, te voy a explicar por qué puede suceder esto, qué opciones de tratamiento tenemos para solucionarlo y en qué casos el problema puede volverse una urgencia dental que requiere atención inmediata.
Veremos las causas más comunes de que una muela empastada vuelva a doler tras años de haberla tratado, cómo lo solucionamos los dentistas (desde un simple ajuste hasta tratamientos más complejos) y también te daré consejos prácticos y ejemplos reales de pacientes que atendí en situaciones similares. Mi objetivo es que, al terminar de leer, tengas total tranquilidad y sepas exactamente qué hacer. ¡Vamos a ello!
La primera pregunta que nos hacemos ante este problema es: “¿Por qué me duele ahora si esa muela ya estaba arreglada?” Debes saber que un empaste (también llamado obturación dental) no hace indestructible al diente. Con los años, diferentes factores pueden hacer que un diente empastado vuelva a dar guerra. Te resumo las causas más habituales que he visto en mi práctica diaria:
Una de las causas más frecuentes es que se haya desarrollado una nueva caries dental debajo o alrededor del empaste antiguo. Piensa que, con el tiempo, los empastes pueden desgastarse, contraerse o separarse ligeramente de las paredes del diente. Esto crea pequeños espacios por donde se filtran bacterias. Si esas bacterias se cuelan bajo el empaste, pueden producir una caries secundaria en la misma muela que creíamos “curada”.
En mi experiencia, muchos pacientes llegan diciendo “Me empastaron esta muela hace 8-10 años y ahora me duele”. Al examinar, a veces encuentro que el empaste está filtrado: el borde del empaste no sella bien, y debajo hay caries de nuevo. Es como si la caries “reviviera” en ese sitio. Cuando la caries avanza bajo un empaste viejo, puede causar sensibilidad al frío, al calor o al dulce, dolor al morder e incluso dolor espontáneo. Además, puede notarse un borde oscuro alrededor del empaste o cierta decoloración en la muela.
Ejemplo real: Hace unos meses atendí a un paciente cuya muela empastada empezaba a dolerle con los dulces. Al retirar el empaste antiguo, descubrimos una caries oculta debajo. Limpiamos bien la caries y colocamos un empaste nuevo, y el dolor desapareció. Le expliqué que es algo relativamente común: la caries puede reaparecer si el empaste se deteriora y no lo detectamos a tiempo.
La higiene bucal deficiente y dejar pasar las revisiones dentales favorecen que esto ocurra, porque no se detecta el problema en sus inicios. Recuerda que una caries dental sin tratar puede causar dolor, infección e incluso pérdida del diente, así que es importante atajarla cuanto antes reemplazando o reparando ese empaste defectuoso.
Otra causa posible es una fisura o fractura, ya sea en el propio empaste o en la estructura del diente empastado. Los empastes (especialmente los empastes grandes y antiguos) debilitan un poco la pieza dental, porque parte del diente fue removida al tratar la caries original. Con los años, si muerdes algo duro (huesos, cáscaras, un hielo) o simplemente por el estrés acumulado de masticar, la muela puede agrietarse. Un empaste agrietado o flojo también deja al diente desprotegido.
He visto casos donde el paciente no sentía nada raro hasta que un día, mordiendo pan, ¡crac! Se partió un trozo de la muela empastada. A veces la fractura es pequeña y solo causa sensibilidad al masticar; otras veces puede exponer la dentina o incluso la pulpa, provocando un dolor agudo. Un diente fisurado o una parte del empaste rota pueden actuar igual que una caries: facilitan la entrada de bacterias al interior. De hecho, una grieta en el esmalte permite que las bacterias infecten la pulpa del diente, pudiendo derivar en un absceso dental (infección con pus) si no se trata. Por eso, si notas que se te ha roto parte del empaste o de la muela, no lo dejes pasar; es mejor solucionarlo antes de que el daño sea mayor.
No todas las causas tienen que ver con nuevas caries. A veces el problema estaba latente desde el inicio: cuando la caries original fue muy profunda, el empaste quedó cercano al nervio de la muela (la pulpa dental). En su día quizás no dolió tras empastar, o hubo solo una ligera sensibilidad que se calmó. Pero con el paso del tiempo, ese diente pudo sufrir una irritación crónica o una infección interna en el nervio.
Me ha sucedido en consulta con muelas que fueron empastadas “in extremis” para evitar una endodoncia (lo que comúnmente se llama matar el nervio). Aunque inicialmente el tratamiento funcionó, años después la pulpa dental “protestó”. ¿Por qué? Puede que quedara una pequeña inflamación pulpar crónica tras aquel empaste profundo, o que con el tiempo el tejido pulpar se degeneró y se infectó. El resultado es una pulpitis (inflamación del nervio) o incluso necrosis pulpar (el nervio muere y se infecta). Esto suele manifestarse como un dolor intenso y persistente, a veces pulsátil, que empeora al morder o con cambios de temperatura. En estos casos, la muela empastada duele no por el empaste en sí, sino porque el nervio dentro del diente está dañado.
Una pista de este problema es cuando el dolor aparece al acostarse o de noche, o late con el pulso, lo cual indica afectación pulpar. También, si la muela duele al morder después de haber estado un rato mordiendo (dolor de rebote), puede ser signo de que la pulpa está inflamada. Es importante reconocerlo, porque en estos casos probablemente necesitaremos un tratamiento de conducto (endodoncia) para eliminar el nervio enfermo y aliviar definitivamente el dolor.
Los empastes dentales no duran para siempre. En promedio, un empaste bien hecho puede durar entre 5 y 10 años en buen estado, aunque algunos duran más (todo depende del material, tamaño del empaste y hábitos del paciente). Con los años, es normal que el material de relleno se desgaste por la masticación, se deforme ligeramente por los cambios de temperatura de comidas y bebidas, e incluso se pigmente o oscurezca si es de resina compuesta. Un empaste viejo puede empezar a dar molestias simplemente por envejecimiento del material.
Cuando el empaste está desgastado, ya no ajusta herméticamente contra el diente. Esto se relaciona un poco con la causa de la caries recurrente que mencioné antes: el desgaste crea pequeños bordes o ranuras donde se acumula placa bacteriana. Además, si el empaste era de amalgama (metal plateado) y tiene décadas, es posible que presente filtraciones en los bordes (las amalgamas con el tiempo pueden separar ligeramente). Si era de composite (resina del color del diente), podría haber contraído sus bordes al polimerizar o haber sufrido desgaste por cepillado. Todo esto se traduce en mayor sensibilidad. Algunos pacientes con empastes muy antiguos refieren sensibilidad al frío en esa muela empastada, aunque no haya caries visible, precisamente por la contracción o microfiltración en los márgenes del empaste.
En resumen, el propio paso del tiempo factura al empaste, y una muela con un empaste viejo puede comenzar a resentirse aunque no veamos a simple vista una fractura o una nueva caries. Aquí también la solución suele ser preventiva: renovar el empaste antes de que duela más o surja caries debajo. Por eso siempre insistimos en las revisiones periódicas; así podemos detectar un empaste desgastado antes de que te dé problemas.
¿Aprietas los dientes por la noche? ¿Eres de morder cosas duras por nervios? Hábitos como el bruxismo (rechinar o apretar los dientes) también pueden ser culpables ocultos del dolor en una muela empastada. Yo mismo he visto en pacientes bruxistas que sus empastes se fisuran más rápido, o que los dientes con empaste presentan microfisuras alrededor por la enorme presión que ejercen al apretar. Este estrés constante puede irritar el ligamento que sujeta el diente o incluso la pulpa, causando ese dolor sordo al morder que no se va.
Incluso si el empaste está intacto, el bruxismo puede provocar inflamación en el ligamento periodontal de la muela empastada (y de dientes sanos también). Esto se siente como cuando el empaste está “alto” y duele al cerrar la boca, pero en realidad es la sobrecarga nocturna lo que genera la molestia. La sensibilidad al morder por las mañanas podría darnos la pista. En estos casos, tratamos el problema de fondo (con férulas de descarga para el bruxismo, por ejemplo) y generalmente el dolor cede porque dejamos de machacar ese diente.
Para cerrar el capítulo de causas, mencionaré que no siempre el problema está en la muela empastada en sí. A veces, un diente vecino con caries o infección puede hacer que “duela todo ese lado” y parezca que la muela empastada es la culpable. Por ejemplo, si la muela de al lado tiene una caries oculta, el dolor puede irradiarse y confundirse. También una infección en la encía (un absceso periodontal) cerca de la muela empastada puede hacerte creer que es esa muela la afectada, cuando en realidad el origen está en la encía o en otra pieza.
He tenido algún caso curioso: un paciente vino por dolor en una muela empastada arriba, y resultó que tenía una sinusitis maxilar (infección en el seno paranasal) que le causaba dolor referido en los molares superiores. Tras tratar la sinusitis, desapareció el dolor dental. Son casos menos comunes, pero merece la pena mencionarlos: el diagnóstico profesional es clave, porque a simple sensación a veces no estamos seguros de cuál diente duele realmente.
En resumen, las causas principales del dolor tardío en una muela empastada son: caries recurrente bajo el empaste, fracturas o filtraciones, problemas en el nervio (pulpitis) y desgaste o desajuste del empaste con el tiempo. Factores como el bruxismo, mala higiene o problemas en dientes vecinos también pueden influir. Ahora que conoces el “por qué”, veamos qué podemos hacer para solucionar cada caso.
Lo primero que te diré es que todo tiene solución . Cuando un paciente llega con una muela empastada dolorida, siempre realizo una evaluación completa: examinación clínica y normalmente una radiografía de esa zona. Con ello identificamos la causa exacta (si hay caries debajo, si hay infección en el nervio, si se ve fractura, etc.) y podemos plantear el tratamiento adecuado. Dependiendo del problema, las soluciones que aplicamos los dentistas suelen ser:
En la mayoría de casos, con estas opciones logramos resolver el problema por completo. Lo importante es acudir al dentista cuanto antes cuando notes que una muela empastada te molesta, porque así podemos aplicar la solución más simple posible. Si dejas pasar el tiempo, la caries crecerá más, o el nervio se dañará más, y el tratamiento podría complicarse.
Mi consejo profesional: ante el menor síntoma en un diente empastado (dolor, sensibilidad persistente, notar el empaste flojo o partido), agenda una visita. Muchas veces, un ajuste o un empaste nuevo a tiempo evitan que necesites una endodoncia o algo más serio después. Además, en consulta podemos detectar otros empastes antiguos en mal estado y prevenir futuros dolores.
Entiendo que quizás estés leyendo esto justamente porque te duele ahora mismo esa muela empastada . ¿Qué puedes hacer por tu cuenta para sobrellevar el dolor antes de ir al dentista? Aquí van algunos consejos prácticos que suelo dar a mis pacientes cuando me llaman con este problema:
Estos consejos no sustituyen la visita al dentista, pero te ayudarán a pasar estos días previos con el menor dolor posible. Muchos pacientes me cuentan que el enjuague con agua tibia y sal y tomar un ibuprofeno les permitieron dormir mejor la noche antes de la consulta.
Y un último consejo muy importante: aunque el dolor mejore o desaparezca con estos remedios temporales, igualmente ve al dentista cuanto antes. A veces el dolor de muela puede “dormirse” unos días y luego volver peor (sobre todo si es por infección del nervio). No queremos que llegues a un dolor de muelas insoportable a las 3 am o con la cara hinchada por un absceso. Cualquier dolor dental es una señal de alerta, así que no lo ignores. Alivia en casa lo que puedas, pero busca la solución definitiva en el consultorio.
Hablemos ahora de la urgencia. Ya sabemos que debes pedir cita si te duele una muela empastada, pero ¿qué tan pronto? ¿Es algo por lo que debas salir corriendo al dentista, o puedes esperar unas semanas? Aquí te oriento:
En mi opinión como dentista, hay ciertas situaciones en las que el dolor en una muela empastada se considera una urgencia y conviene atender de inmediato (en 24-48 horas):
En cambio, ¿cuándo podría no ser tan urgente? Por ejemplo, si solo notas una leve sensibilidad al frío en esa muela empastada, sin dolor fuerte, o un dolorcillo leve al morder pero soportable, y no hay otros signos graves. En ese caso, podrías programar cita en los próximos días sin que sea emergencia de ir el mismo día. Pero cuidado: “no urgente” no quiere decir “dejarlo indefinidamente”. Significa que no parece grave, pero igualmente debes atenderlo antes de que empeore. He visto pequeñas molestias convertirse en dolores agudos por postergar la visita.
Mi recomendación personal: ante la duda, consulta. A veces recibo llamadas de pacientes preguntando «Doctor, ¿esto puede esperar o voy ya?». Con unas preguntas puedo orientarte. Si tu dentista ofrece contacto telefónico o por WhatsApp para dudas, úsalo. Pero si presentas cualquiera de las situaciones de urgencia que describí (dolor muy fuerte, hinchazón, fiebre, etc.), acude a urgencias odontológicas sin dudarlo. Es mejor pasarse de precavido que lamentar luego una infección complicada.
Y no olvides algo básico: más vale prevenir que curar. Programar tus limpiezas y revisiones periódicas (cada 6-12 meses) ayudará a que los empastes antiguos sean controlados, detectando filtraciones o caries incipientes antes de que haya dolor.
Ahora responderé brevemente algunas preguntas frecuentes que suelen hacerme los pacientes cuando enfrentan este problema. Espero que te sean útiles para aclarar cualquier duda que quede:
No, no es lo normal ni deseable. Si una muela empastada comienza a doler años después, es señal de que algo no está bien en esa pieza. Un empaste bien realizado debería mantener el diente sin dolor mientras no haya caries u otros problemas. Puede haber ligera sensibilidad unos días tras empastarlo, pero pasado ese periodo, la muela no debería doler. Que duela con el tiempo indica probablemente caries recurrente, filtración, fractura o afectación del nervio. En resumen: no es normal, y conviene que un dentista lo evalúe. No pienses “bueno, será que es normal porque es un empaste viejo” y lo dejes pasar; un dolor así siempre merece revisión.
Depende de varios factores, pero por lo general un empaste puede durar entre 5 y 10 años en buen estado antes de necesitar reemplazo. Algunos duran incluso más (he visto empastes de amalgama metálica durar 20 años), y otros menos si son muy grandes o el paciente no cuida su higiene. Los empastes de resina (color blanco) suelen tener una vida útil algo menor que las amalgamas (plata), porque la resina puede desgastarse o pigmentar con más facilidad. Pero hoy en día las resinas son de alta calidad y pueden durar muchos años también. Lo importante es chequearlos periódicamente: en las revisiones, el dentista comprueba si el empaste sigue sellado, si hay filtraciones o desgaste. Cuando vemos que un empaste ya está viejo o filtrado, recomendamos cambiarlo antes de que cause problemas. Así que en resumen, 5-10 años es un rango típico, pero varía por caso.
A simple vista puede ser difícil, pero hay varias señales que sugieren una caries debajo de un empaste:
Lo más común es que notes síntomas (dolor o sensibilidad). Si los tienes, acude al dentista: él podrá confirmar la caries subyacente examinando y tomando una radiografía de esa pieza. Gracias a las radiografías, detectamos caries ocultas debajo de empastes sin tener que quitarlos primero. Así que, en cuanto a saberlo por ti mismo, fíate de las molestias anormales: tu diente te “avisa” con dolor o sensibilidad que algo pasa bajo el empaste.
Si se te ha caído un empaste (o un fragmento grande de él) de una muela, lo primero es mantener la calma. Revisa la zona en el espejo: si ves que quedó un hueco grande en el diente, es importante proteger ese diente cuanto antes. Mis recomendaciones:
En consulta, lo que haremos es evaluar el daño. Si solo se cayó el empaste limpio, probablemente podamos reemplazarlo por uno nuevo en la misma cita. Si además se fracturó parte de la muela, veremos la mejor forma de reconstruirla (ya sea con empaste, incrustación o corona, según la magnitud). Lo importante es no dejar ese diente descubierto mucho tiempo, porque sin el empaste las bacterias entran libremente y en pocos días puedes desarrollar caries o infección en la pulpa. Así que, ante un empaste caído o roto: cuida la zona y visita al dentista cuanto antes.
La prevención es tu mejor aliada para que los empastes no den lata con los años. Como dentista, estos son los consejos de cuidado que doy a mis pacientes con empastes:
Siguiendo estos consejos, tus empastes durarán más y en mejores condiciones, y lo más importante: tendrás menos riesgo de pasar por el mal trago de un dolor dental inesperado.
En conclusión, si tienes dolor en una muela empastada hace años, ahora ya sabes que las causas pueden variar desde una caries oculta hasta un nervio dañado o un simple desgaste del material. Lo fundamental es no ignorar el problema: acude a una revisión, porque muchas veces la solución es más sencilla de lo que piensas si se aborda a tiempo. Te hablé con la franqueza de la experiencia, porque he visto de todo en el día a día odontológico, y créeme, mientras antes atiendas un dolor dental, más fácil y rápido será arreglarlo.
Espero que este artículo te haya sido útil y te haya transmitido tranquilidad. Si te quedó alguna duda, ¡no dudes en preguntarle a tu dentista de confianza! Tu salud bucodental es muy importante y merece toda la atención.
Gracias por leerme. Si estás pasando por este problema, mucho ánimo y a solucionar esa muela; verás que pronto podrás olvidarte del dolor y volver a sonreír sin preocupaciones.
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