16 mayo 2025

¿Por qué se tuercen los dientes en la edad adulta?

¿Por qué se tuercen los dientes en la edad adulta? Conoce sus causas (bruxismo, pérdidas dentales…), sus consecuencias y las soluciones para alinear tu sonrisa.

A menudo recibo pacientes preocupados porque sus dientes, que antes estaban rectos, ahora lucen torcidos o apiñados. ¿Por qué se tuercen los dientes en la edad adulta? Te entiendo perfectamente: ver cómo cambia tu sonrisa con los años puede generar inquietud. En esta introducción quiero acompañarte con empatía y claridad. No estás solo en esto, muchos adultos notan movimientos dentales con el paso del tiempo.

Causas comunes del apiñamiento o movimiento dental en adultos

Tus dientes pueden moverse o torcerse en la adultez por diversas razones. A veces es la prolongación de un problema no corregido en la juventud, y otras surge por cambios propios de la edad o hábitos de la vida adulta. Te detallo las causas más habituales:

Pérdida de dientes sin sustitución

Si has perdido una pieza dental y no la has reemplazado a tiempo, los dientes adyacentes empiezan a desplazarse hacia el espacio vacío. Esto ocurre porque los dientes vecinos «buscan» contacto y tienden a inclinarse o moverse para llenar el hueco. Como resultado, la mordida pierde su equilibrio natural y la alineación se altera. Por ejemplo, la ausencia de un molar puede hacer que los dientes de al lado se tuerzan o que el de la arcada opuesta erupcione de más. Esta es una causa frecuente de dientes torcidos en adultos que a veces pasamos por alto hasta que notamos el cambio.

Envejecimiento y cambios óseos

Con los años, nuestro cuerpo cambia y la boca no es la excepción. Existe un fenómeno llamado apiñamiento terciario que suele ocurrir en la edad adulta, donde especialmente los dientes frontales inferiores comienzan a apretarse más de lo que estaban. ¿Por qué sucede esto? Estudios indican que con el uso y el paso del tiempo, los maxilares pueden reducir ligeramente su tamaño, haciendo que los dientes se apiñen para adaptarse al espacio más reducido. Es decir, el hueso de soporte cambia y los dientes se reacomodan micra a micra. De hecho, los propios dentistas sabemos que los dientes se mueven a lo largo de la vida de forma natural, aunque no lo notes en el día a día. Las fuerzas masticatorias cotidianas y los pequeños cambios óseos acumulados pueden provocar desplazamientos graduales.

¿Qué hay de las muelas del juicio? Durante mucho tiempo se les culpó de que los dientes se apiñaran, pues al erupcionar (entre los 17 y 25 años) empujan al resto. Hoy sabemos que no son las únicas responsables. Es cierto que si las muelas del juicio no tienen espacio, ejercerán presión y pueden descolocar piezas adyacentes. Pero incluso personas sin cordales pueden sufrir apiñamiento en la adultez. En resumen, el envejecimiento óseo y los cambios en la mandíbula desempeñan un papel importante en que tus dientes ya no “queden en su sitio” como antes.

Problemas de encías (enfermedad periodontal)

Las enfermedades periodontales, como la periodontitis avanzada, son otra causa significativa de dientes que cambian de posición en adultos. Cuando hay periodontitis, se pierde el soporte óseo y gingival alrededor de los dientes. Al perderse ese anclaje natural, los dientes pueden aflojarse y moverse o inclinarse de su posición original. En casos severos, la movilidad dental es un síntoma claro: puedes notar que un diente “baila” ligeramente al tocarlo. La pérdida de hueso por enfermedad de las encías desequilibra por completo la alineación. Si no se trata a tiempo, incluso puede llevar a la pérdida del diente. Por eso siempre insisto en la importancia de unas encías sanas: no solo es cuestión de evitar sangrados, sino de mantener tus dientes firmemente sujetos en su lugar.

Bruxismo y otros hábitos orales

¿Rechinas o aprietas los dientes (bruxismo)? Este hábito involuntario puede ejercer una presión enorme sobre las piezas dentales, llegando a desgastarlas y desplazarlas con el tiempo. He visto pacientes con bruxismo severo que presentan dientes más cortos, fisuras en el esmalte e incluso ligeros movimientos dentales debido a la fuerza constante que aplican al apretar. El bruxismo por sí solo no siempre tuerce los dientes, pero sin duda puede acelerar un desplazamiento que de otro modo sería más lento. Además del bruxismo, otros hábitos pueden afectar la posición de los dientes a largo plazo: morderse las uñas, masticar bolígrafos, usar mondadientes de forma agresiva o empujar continuamente los dientes con la lengua (a esto lo llamamos deglución atípica o tongue thrust). Estos hábitos generan pequeñas presiones repetitivas. A lo largo de años, esas presiones constantes pueden llevar a que un diente se gire o se desplace de su sitio. Quizá de niño chuparte el dedo no te provocó grandes estragos, pero en la adultez morderte las uñas todos los días sí puede causar estragos en la alineación.

Ortodoncia mal finalizada o sin retención

Muchos adultos que tuvieron brackets en la adolescencia se sorprenden al ver que, años después, sus dientes se torcieron de nuevo. ¿Te suena familiar? La causa suele ser no haber usado la retención post-ortodoncia el tiempo indicado. Tras quitar los brackets o alineadores, los dientes tienen “memoria” y tienden a regresar a su antigua posición. La fase de retención es fundamental: implica llevar retenedores (placas transparentes nocturnas o un alambre fijo discreto detrás de los dientes) para mantener la nueva alineación. Si se omite este paso o se usa el retenedor solo unos meses y luego se abandona, con los años es muy posible que los dientes vuelvan a moverse. En mi experiencia, he atendido pacientes frustrados porque “la ortodoncia no sirvió”, cuando en realidad el problema fue la falta de retención continua. Incluso una ortodoncia bien hecha puede «fracasar» a largo plazo sin ese mantenimiento. Por eso siempre recalco: el tratamiento no termina al quitar los aparatos, termina cuando logramos que los dientes se estabilicen en su nueva posición de por vida.

Factores genéticos y desarrollo

No puedo dejar de mencionar la influencia de la genética y de la historia dental personal. Hay personas con predisposición genética a tener apiñamiento; por ejemplo, mandíbulas pequeñas con dientes relativamente grandes (lo que llamamos discrepancia de tamaño). Si en tu familia muchos tienen los dientes amontonados, es posible que hayas heredado esa característica. Además, ciertos hábitos de la infancia (chuparse el dedo, uso prolongado del chupete o biberón, respiración bucal) pudieron alterar la forma de tu paladar y mandíbula cuando eras niño. Quizá en la adolescencia tus dientes ya tenían alguna malposición leve que no se corrigió. ¿Qué ocurre? Que esos problemas tienden a empeorar con la edad si no los tratamos. Es decir, un leve diente girado a los 15 años puede volverse un incisivo montado sobre otro a los 40. La genética y los factores de desarrollo marcan la base; luego, el tiempo y las causas anteriores (pérdida de dientes, hueso, hábitos) hacen el resto.

¿Cómo saber si mis dientes se están moviendo?

Es normal preguntarse si los dientes se están moviendo o si es idea nuestra. Estas son algunas señales claras de movimiento dental en adultos:

  • Cambio en la alineación o apiñamiento visible: Mírate al espejo o en fotos antiguas. ¿Notas que ciertos dientes están más montados o girados que antes? Un signo típico es en los dientes inferiores frontales, que pueden empezar a encimarse unos sobre otros cuando antes estaban rectos. También pueden aparecer pequeños giros en piezas que antes estaban bien alineadas.
  • Aparición de espacios o diastemas: Lo contrario también puede ocurrir. Si de pronto ves un ligero espacio entre dos dientes donde antes no lo había (por ejemplo, entre los incisivos superiores), puede indicar que alguna pieza se movió de sitio dejando una separación.
  • Alteraciones en tu mordida: Cuando cierras la boca, ¿sientes que encaja distinto? Quizá un diente superior toca antes de tiempo con uno inferior, o ya no “engrana” igual tu mordida. Un cambio en la forma en que muerdes o masticas, sin causa aparente, puede significar que la posición de algún diente varió.
  • Dificultad para limpiar entre dientes: Si notas que de repente el hilo dental ya no pasa tan fácil por un espacio, o al contrario, que ahora hay más holgura entre dos piezas, posiblemente la posición cambió. A veces un diente movido crea un ángulo raro que atrapa más comida y te cuesta más limpiarlo.
  • Sensación de movilidad o flojedad: En casos asociados a problemas de encías, puedes sentir un diente ligeramente suelto al empujarlo con la lengua o al morder algo duro. Ojo, un diente sano adulto no debe moverse notablemente. Si sientes movilidad, es señal de alarma de enfermedad periodontal avanzada o traumatismo.
  • Tu retenedor ya no encaja: Si usaste ortodoncia y tienes una férula de contención, una prueba infalible es ponértela: ¿Entra ajustadamente o no calza bien? Si cuesta insertarla o notas presión en zonas nuevas, probablemente tus dientes se hayan desplazado ligeramente.

Consecuencias de no tratar los dientes torcidos

Puede que pienses: “Bueno, es solo estética, puedo vivir con unos dientes chuecos”. Pero ojo, unos dientes desalineados pueden traer varias consecuencias negativas más allá de la apariencia:

  • Higiene dificultosa y más caries: Los dientes montados crean recovecos donde el cepillo y el hilo dental no llegan bien. Esto facilita la acumulación de placa bacteriana. Con el tiempo aumenta el riesgo de caries interdentales y de enfermedades de las encías (gingivitis, periodontitis) por la higiene deficiente en esas zonas. He atendido pacientes con caries repetitivas entre dientes apiñados, precisamente por lo complejo que es limpiarlos a fondo.
  • Desgaste dental desigual: Una mala alineación hace que al morder, ciertos dientes choquen más de lo debido y otros queden casi sin contacto. Esto provoca un desgaste prematuro del esmalte en zonas puntuales. Los dientes que reciben más carga se van desgastando, volviéndose más pequeños o planos. Incluso puede haber pequeñas fracturas o astillado en bordes incisales. Mientras, otras piezas apenas mastican y pueden incluso extruirse (salir un poco) buscando contacto. En definitiva, se altera la armonía de la mordida y algunos dientes envejecen más rápido que otros.
  • Dolor mandibular y problemas de la articulación temporomandibular (ATM): Cuando la mordida no encaja bien por la desalineación, la articulación temporomandibular (la bisagra de la mandíbula) sufre. Un desequilibrio oclusal puede generar tensión en los músculos mandibulares, derivando en molestias, clics articulares e incluso dolores de cabeza o cuello. Muchos pacientes con maloclusión severa refieren dolor al abrir mucho la boca o al masticar alimentos duros, debido al estrés constante en la articulación. Es decir, unos dientes fuera de lugar pueden acabar afectando la salud de tu mandíbula en general.
  • Digestión deficiente: Quizá no lo imaginas, pero si tus dientes no mastican bien los alimentos por mala posición, tu digestión se resiente. Cuando no trituramos adecuadamente la comida, el estómago tiene que hacer un trabajo extra. Personas con mordidas disparejas a veces comen más rápido o casi sin masticar de un lado porque no pueden –lo que puede provocar indigestión o malabsorción. Un caso típico: si faltan dientes o están muy torcidos, masticas menos por ese lado y tragas trozos más grandes, afectando la eficiencia digestiva.
  • Impacto estético y psicológico: La sonrisa es una parte importantísima de nuestra imagen y de cómo nos relacionamos. Tener los dientes visiblemente apiñados o montados puede ocasionar inseguridad al sonreír o hablar. Hay adultos que evitan reír abiertamente, se tapan la boca al hablar o se cohíben en fotos por este motivo. Esa falta de confianza influye en las relaciones sociales, laborales y en la autoestima. Como dentista, he visto casos emocionales muy fuertes: pacientes que tras corregir sus dientes recuperan la seguridad en sí mismos de una forma que les cambia la vida. Por otro lado, una sonrisa alineada suele percibirse como más saludable y estética, lo que también influye en la impresión que causamos en otros. En resumen, no tratar el problema puede significar seguir acumulando complejos e incomodidades en tu día a día.
  • Mayor riesgo de problemas futuros: Dejar los dientes torcidos “por las buenas” puede complicar tratamientos más adelante. Por ejemplo, si en el futuro pierdes una pieza y los demás ya están muy mal colocados, colocar un implante o una prótesis será más difícil sin ortodoncia previa. O si desarrollas enfermedad de encías, el apiñamiento empeora el pronóstico. Es decir, la maloclusión no tratada tiende a agravarse y puede ser más costosa de corregir después.

Como ves, no es solo una cuestión estética. La alineación dental deficiente puede afectar tu salud bucal integralmente: más caries, más sarro, desgaste, dolores y menos calidad de vida. Por eso siempre aconsejo corregir estos problemas, nunca es “tarde” para buscar una solución.

Opciones de tratamiento para dientes torcidos en adultos

La buena noticia es que actualmente contamos con múltiples tratamientos para alinear dientes en la edad adulta. Atrás quedó la idea de que “de adulto ya no se pueden mover los dientes” —¡claro que se puede!— y además de forma discreta y cómoda. Te presento las opciones más habituales:

Ortodoncia con alineadores transparentes (Invisalign/SureSmile): Es el tratamiento estrella hoy en día para adultos. Consiste en unas férulas de plástico transparente hechas a medida, que se colocan sobre los dientes y los van moviendo gradualmente. Cada dos semanas aproximadamente se cambia al siguiente alineador, y poco a poco los dientes se van enderezando. La gran ventaja es que son prácticamente invisibles cuando los llevas puestos, nadie nota que estás en ortodoncia. Además, son removibles, así que puedes quitártelos para comer y para cepillarte, sin las limitaciones de los brackets. En cuanto a comodidad, los alineadores suelen ser más suaves: no hay alambres que lastimen, y las visitas al dentista suelen ser más espaciadas. En mi experiencia, los pacientes adultos los llevan muy bien porque les permite continuar con su vida social y laboral sin complejos. Eso sí, requieren ser muy responsable en usarlos 22 horas al día y seguir las instrucciones al pie de la letra.

Brackets estéticos (cerámicos o de zafiro): Son similares a los brackets metálicos tradicionales pero hechos de materiales del color del diente (cerámica, porcelana, zafiro monocristalino). Al mimetizarse con la dentadura, son mucho menos notorios que los metálicos. Son una excelente opción si necesitas la eficacia de un bracket fijo pero te preocupa la estética. Yo suelo recomendarlos en casos donde se requiere mucho control en el movimiento (por ejemplo, giros muy severos, extrusiones, etc.) y el paciente prefiere algo discreto pero no le convence Invisalign. Estos brackets claros cumplen la misma función que los metálicos, solo que son más discretos. El contra podría ser que son un poco más frágiles que el metal y algo más costosos, pero para muchos merece la pena por la estética.

Brackets linguales (ortodoncia invisible interna): ¿Sabías que también se pueden poner brackets por la cara interna de los dientes? A esto llamamos ortodoncia lingual. Se cementan los aparatos en la superficie interna, la que da hacia la lengua, quedando totalmente ocultos al sonreír. Es una técnica muy demandada por adultos que por razones profesionales o personales no quieren que nadie note su tratamiento. La ortodoncia lingual puede ser tan efectiva como la convencional, aunque requiere un especialista con experiencia y el periodo de adaptación puede ser un poquito mayor (la lengua roza con los brackets al inicio). Aun así, los resultados son igual de buenos y literalmente nadie verá que llevas ortodoncia. Es ideal para quienes buscan máxima discreción.

Brackets metálicos tradicionales: Son los de toda la vida, fabricados en acero. Hoy día, aunque no son estéticos, siguen siendo los más accesibles económicamente y muy eficaces para cualquier maloclusión, por compleja que sea. Muchos adultos aún optan por brackets metálicos, especialmente si no les molesta el aspecto temporal o si valoran más corregir su sonrisa al menor costo posible. Técnicamente, a veces brindan un control un poquito mayor en ciertos movimientos difíciles. La desventaja es estética, claro está, pero ten en cuenta que actualmente los alambres son más finos y también existen ligaduras estéticas para minimizar su visibilidad. En casos severos, son una opción confiable.

Retenedores y pequeñas correcciones: Si tu desplazamiento dental es muy leve o recién comienza, es posible que un retenedor sea suficiente. Por ejemplo, algunas personas utilizan alineadores removibles tipo Essix a modo de contención activa y estos, además de mantener, pueden corregir milimétricamente algún diente si se toman a tiempo. Esto debe evaluarlo el ortodoncista: a veces se fabrica un retenedor transparente que haga un ajuste ligero en la posición. No es lo común para maloclusiones grandes, pero sí puede funcionar en mínimos movimientos recientes. En cualquier caso, tras cualquier tratamiento de ortodoncia, usarás retenedores. Recuerda: el retenedor es lo único que asegura que los dientes no vuelvan a torcerse. Puede ser un alambre fijo discreto detrás de los dientes frontales, o placas removibles nocturnas, o combinado. Su uso suele ser de por vida (al menos por las noches), porque nuestros dientes siempre tendrán ese “recuerdo” de su vieja posición y querrán moverse. No hay que asustarse por esto: usar un retenedor es cómodo y uno se acostumbra, pero es indispensable para proteger la inversión de tu sonrisa alineada.

Soluciones protésicas y combinadas: A veces, alinear los dientes no es solo cuestión de moverlos, sino de reponer o reconstruir piezas. Por ejemplo, si te falta un diente y los de al lado se torcieron, posiblemente haya que hacer ortodoncia y luego colocar un implante dental para devolver el diente ausente. O si algún diente está muy desgastado o fracturado, tras alinearlo podemos necesitar una reconstrucción o incluso una carilla/ corona para devolverle su forma adecuada. En casos de enfermedad periodontal activa, primero se realiza un tratamiento periodontal (limpieza profunda, raspados) para mejorar la salud de encías antes de mover nada. También existe la opción de las carillas estéticas en casos puntuales: las carillas de porcelana no mueven el diente, pero pueden disimular ligeramente una rotación o mejorar la apariencia de un diente levemente desalineado. Sin embargo, yo solo las recomiendo como última alternativa cosmética cuando la desviación es mínima o el paciente no puede someterse a ortodoncia; siempre es preferible alinear de verdad los dientes que “maquillarlos” si hablamos de salud a largo plazo.

Hay tratamientos para todos los casos y edades. Un buen plan puede involucrar solo ortodoncia, o una combinación de ortodoncia y otras especialidades (periodoncia, prótesis, estética) según tus necesidades. Lo importante es que, como profesional, diseñaremos una solución a tu medida, teniendo en cuenta tu condición bucal, tu estilo de vida y tus objetivos.

Recomendaciones prácticas para evitar que tus dientes se tuerzan (o vuelvan a torcerse)

Después de corregir o prevenir, ¿qué podemos hacer día a día para mantener tu sonrisa alineada y saludable? Aquí van mis recomendaciones, como dentista y aliada en tu salud bucal:

  • Mantén una excelente higiene oral: Cepilla tus dientes al menos dos veces al día con buena técnica y usa hilo dental diariamente. Esto previene la gingivitis y periodontitis, que, como vimos, pueden causar movilidad dental. Una boca limpia mantiene encías y hueso fuertes, dando estabilidad a tus dientes. ¡No subestimes el poder del cepillado para mantener tu sonrisa en su sitio!
  • No fumes y cuida tu alimentación: El tabaco favorece la enfermedad periodontal y altera la calidad del hueso que sostiene tus dientes, así que evitar fumar te ayudará a conservarlos firmes. Lleva una dieta equilibrada, rica en calcio, vitamina D y otros nutrientes para tus huesos y dientes. Reducir el consumo de azúcares también evitará caries en zonas difíciles de limpiar del apiñamiento.
  • Acude a tus revisiones dentales periódicas: Idealmente cada 6 meses o al menos una vez al año. En esas visitas, podemos detectar signos tempranos de movilidad o maloclusión incipiente. También realizaremos limpiezas profesionales para eliminar sarro en sitios donde no llegas, protegiendo tus encías. Piensa que tu dentista es tu aliado para monitorear que todo esté en orden. Más vale prevenir que curar.
  • Usa tu retenedor según indicaciones: Si has pasado por un tratamiento de ortodoncia, el retenedor es tu seguro de por vida. Úsalo religiosamente según te hayan indicado (noches, o incluso algunas horas al día si te lo recomendaron). Un retenedor bien llevado evita que los dientes vuelvan a sus posiciones originales. Si crees que vas a olvidarlo con facilidad, habla con tu ortodoncista: existen retenedores fijos pegados detrás de los dientes que no requieren de tu cooperación, así te olvidas de quitapón. Lo importante es que no abandones la retención; entiendo que puede ser molesto al principio, pero es una molestia mínima comparada con tener que hacer ortodoncia de nuevo en unos años por no usarlo.
  • Reemplaza las piezas perdidas lo antes posible: Si llegas a perder un diente adulto por caries, fractura u otro motivo, no dejes ese espacio vacío mucho tiempo. Consulta para poner un implante dental o un puente. Mientras más esperes, más se moverán los demás dientes hacia ese hueco, complicando luego el tratamiento. Lo ideal es mantener la continuidad de la arcada para que cada diente permanezca en su lugar.
  • Utiliza una férula nocturna si tienes bruxismo: Si aprietas o rechinas los dientes, una férula de descarga hecha a medida te protegerá. Este aparato de resina duro, que se usa al dormir, evitará el desgaste excesivo y mantendrá tus dientes en una posición estable durante la noche. Yo les digo a mis pacientes bruxistas: la férula es su mejor amiga para prevenir no solo que se fisuren los dientes, sino también para que no se desplacen más de la cuenta por esas fuerzas tan grandes que genera la mandíbula al apretar.
  • Evita los malos hábitos que mencionamos: Nada de morderte las uñas, destapar botellas con los dientes ni tener objetos extraños en la boca por hábito (bolígrafos, alfileres…). Estos hábitos aparentemente inofensivos aplican fuerzas inapropiadas a tus dientes. Con el tiempo pueden moverlos o deformarlos. Si identificas que tienes alguno, trabaja en corregirlo (existen esmaltes de sabor amargo para las uñas, por ejemplo, que ayudan a quien las muerde).
  • Vigila la erupción de las muelas del juicio: En la edad adulta joven, si notas molestias atrás o te dicen que tienes cordales incluidas, sigue el consejo profesional. Si el dentista recomienda extraerlas porque ve riesgo de apiñamiento o daño a otros dientes, hazle caso. Sacar unas muelas del juicio a tiempo puede ahorrarte que te apiñen los dientes anteriores. En cambio, si tienes espacio y salen bien posicionadas, genial. Pero siempre hay que evaluarlo con radiografías.
  • Considera una valoración ortodóntica si notas cambios: No pienses que la ortodoncia es solo para adolescentes. Hoy en día vemos pacientes de 50, 60 años o más en tratamiento con excelentes resultados. Si notas aunque sea un ligero movimiento y te preocupa, consulta antes de que avance. A veces, pequeñas correcciones tempranas evitan un gran tratamiento a futuro. Y si nunca te alinhaste los dientes y siempre quisiste hacerlo, la edad no es impedimento. Mientras haya dientes sanos y encías sanas, siempre se puede mover.

En definitiva, la prevención y el mantenimiento son clave. Gran parte de mantener tu sonrisa recta está en tus hábitos diarios y en el seguimiento profesional. Yo estaré encantada de guiarte en ese camino para que tus dientes se mantengan sanos, fuertes ¡y derechos!

Preguntas frecuentes

¿Es normal que los dientes se muevan en la edad adulta?

Un ligero movimiento dental a lo largo de los años es normal; nuestros dientes nunca están absolutamente fijos. Con la edad puede haber microdesplazamientos por el desgaste y cambios en el hueso. Sin embargo, si notas que se te están torciendo visiblemente, ya no sería el “desgaste normal”, sino indicio de alguna causa específica (pérdida dental, encías, etc.) que conviene abordar. En resumen: pequeños cambios son naturales, pero dientes claramente chuecos en la adultez indican un problema que podemos y debemos tratar.

¿Pueden las muelas del juicio torcer mis otros dientes?

Las muelas del juicio pueden contribuir, pero no son las únicas culpables. Si no hay espacio suficiente en la mandíbula, al salir las cordales ejercen presión y pueden apiñar los dientes frontales. Esto suele ocurrir a finales de la adolescencia o inicio de la adultez. No obstante, muchos adultos experimentan apiñamiento aun sin tener muelas del juicio (por los cambios óseos y otros factores). Mi recomendación: si tus cordales vienen mal posicionadas, extráelas preventivamente. Y si ya pasó la edad y no causaron lío, probablemente no lo harán. Cada caso es distinto, por eso evaluamos con radiografías tu situación particular.

¿El bruxismo puede mover los dientes o aflojarlos?

El bruxismo (rechinar o apretar) por sí mismo suele causar más desgaste que movimiento, pero indirectamente sí puede influir. La presión excesiva puede aflojar un poco el ligamento que sostiene al diente en el hueso, generando micro-movimientos. Además, al desgastar dientes, cambia la mordida y los demás pueden desplazarse buscando contacto. Muchos pacientes bruxistas presentan cierta movilidad dental que se estabiliza al usar una férula de descarga y tratar la enfermedad periodontal si la hay. En resumen, el bruxismo no “entorta” los dientes tan rápidamente como otros factores, pero definitivamente es otro granito más que suma inestabilidad a tu dentadura. Siempre es bueno tratarlo.

¿Hasta qué edad me puedo poner ortodoncia para alinear mis dientes?

¡Hasta la edad que quieras, siempre que tengas salud bucal! No existe un límite fijo. He colocado ortodoncia a pacientes de 70 años con éxito. Lo importante es que no haya una contraindicación médica seria. Tus encías deben estar sanas o tratadas (podemos hacer ortodoncia incluso en pacientes periodontalmente controlados), y adaptamos el plan a tu situación. Quizá en un adulto mayor los movimientos se hacen más lentos y suaves, pero se logran. Así que nunca es tarde para mejorar la sonrisa. La edad madura hoy día no es impedimento: con técnicas modernas, cualquier adulto motivado puede beneficiarse de un tratamiento ortodóntico.

¿Qué pasa si tuve brackets y no usé el retenedor?

En muchos casos, los dientes se moverán de nuevo. Tras retirar los brackets, los dientes necesitan tiempo (y ayuda) para estabilizarse en su nueva posición. Si no usas retenedor, es altamente probable que con los meses y años vayan en parte hacia donde estaban antes. La recidiva puede ser leve en algunos o muy evidente en otros; cada boca tiene “memoria” diferente. Pero por prudencia, siempre asume que sin retenedor tus resultados peligran. Si ya es tarde y notas que se descolocaron tras no usarlo, acude a una valoración: tal vez se puedan corregir esos pequeños movimientos con alineadores en poco tiempo. Y esta vez, usarás tu retenedor juiciosamente para que sea la definitiva.

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Dra Marta Cerezo cleardent
Odontóloga
Especialista en estética dental y prostodoncia, la Dra. Marta Cerezo Melgarejo ofrece una combinación de atención moderna y detallada en cada tratamiento. Desde 2017, su práctica en Clínicas Cleardent se enfoca en la creación de sonrisas saludables y estéticas, utilizando tecnologías de vanguardia como el sistema FirstFit y el Sistema Damon. La Dra. Cerezo aborda cada caso con un enfoque personalizado, asegurando resultados duraderos que reflejan su pasión y compromiso con la excelencia.

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