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¿Tienes dolor después de un empaste dental? Te explicamos por qué ocurre, cuánto dura, cuándo es normal y cuándo acudir al odontólogo.
Hola, soy el Dr. Ismael Cerezo, odontólogo con 15 años de experiencia en salud dental, y hoy quiero hablarte en primera persona sobre un tema que preocupa a muchos pacientes: el dolor después de un empaste. Si te acaban de arreglar una caries y en vez de alivio sientes molestias o punzadas, entiendo perfectamente tu inquietud. “¿Será normal este dolor? ¿Habrán hecho mal el empaste? ¿Necesitaré volver al dentista?” – Estas son preguntas totalmente normales, y mi objetivo con este artículo es resolver todas tus dudas al respecto.
Quiero que sepas que no estás solo: muchos de mis pacientes han pasado por lo mismo y, como profesional, mi prioridad es que te sientas tranquilo/a y sin dolor. A continuación, te explicaré por qué puede doler un diente después de empastarlo, cuáles son las causas comunes (y las no tan comunes), cuánto suele durar ese malestar y cómo aliviarlo en casa. También te ayudaré a distinguir qué es “normal” en el post-empaste y cuándo conviene venir a la consulta porque podría haber una complicación. ¡Vamos a ello!
Después de rellenar una caries con un empaste, es relativamente frecuente experimentar cierta sensibilidad o dolor leve. Existen varias causas posibles para este dolor post-tratamiento:
Si la caries era muy profunda, el empaste habrá quedado cerca de la pulpa dental (el nervio del diente). Al limpiar la caries, aunque se hace con cuidado, es inevitable que el tejido cercano al nervio se irrite o inflame un poco, provocando molestias. Piensa que es como una “herida” dentro del diente que está sanando.
¿Qué hacer? Por lo general, este dolor por empaste profundo es normal inicialmente. Basta con cuidados suaves (que te explicaré más adelante) y monitorear. Sin embargo, si el dolor aumenta en vez de disminuir o sientes punzadas fuertes días después, podría ser señal de una pulpitis más seria (el nervio se inflama de forma irreversible). En ese caso, acudir al dentista es lo adecuado, pues quizás necesites un tratamiento de conducto (endodoncia) para salvar la pieza.
Otra causa común es que el empaste no esté perfectamente ajustado a tu mordida. Durante el procedimiento, el dentista moldea y pule la resina o amalgama para que encaje con los dientes de arriba/abajo.
¿Qué hacer? Un empaste alto es fácil de solucionar: acude a tu dentista para que lo pula y ajuste. Normalmente, apenas limando un poquito el empaste la mordida queda equilibrada y el dolor desaparece casi de inmediato tras el ajuste. No dejes pasar mucho tiempo con un empaste mal ajustado, porque esa irritación constante al morder puede inflamar el ligamento periodontal o el nervio con el tiempo.
Hablemos un poco más de la pulpitis, porque es una palabra que puede asustar. En contexto de empastes:
La irritación pulpar post-empaste es habitual y esperable, pero debe ir de más a menos. Más adelante te digo qué signos concretos indican que ya no es normal.
Esta causa es menos común, pero te la cuento por si aplica a tu caso: si te colocaron un empaste metálico (amalgama) y en la muela de al lado tienes, por ejemplo, una corona metálica o empaste de otro metal, al contactar ambos puede generarse una pequeña corriente galvánica (como una pila eléctrica en la boca). Esto produce un dolor breve y curioso al juntar los dientes, como un calambre. ¡Tranquilo/a! No es que tengas electricidad en la boca como tal; simplemente, metales diferentes pueden interactuar.
¿Qué hacer? Normalmente nada, este dolor debería desaparecer solo en pocos días. Si fuera muy molesto, consulta al dentista; pero por lo general el mismo organismo neutraliza esa diferencia potencial. Hoy en día, además, muchos empastes son de resina (color blanco) que no causa este fenómeno.
A veces no es el diente en sí, sino la encía alrededor la que duele. Durante la preparación de la cavidad, se pueden haber irritado las encías cercanas (por instrumentos, hilo dental usado para matrices, químicos desinfectantes, etc.). También puede quedar la zona un poco inflamada por el estrés mecánico.
¿Qué hacer? Mantén una buena higiene suave en esa área para que cicatrice. Puedes hacer enjuagues tibios con agua y sal para desinflamar de forma natural. En 3-4 días la encía debería volver a la normalidad. Si empeora o ves indicios de infección (hinchazón grande, pus), entonces sí, toca revisión.
En contadas ocasiones, el dolor puede indicar que algo salió mal con el empaste en sí:
¿Qué hacer? Si sospechas que el empaste está mal (por ejemplo, se cayó una parte, ves una grieta, o el dolor no cesa en semanas), vuelve a la clínica. El dentista evaluará con radiografías si hay caries por debajo o problemas en la pieza. Un empaste mal hecho se puede rehacer, no te preocupes; y si el diente se rajó, se valorará colocar quizá una corona. En caso de alergia confirmada (lo determinaría un especialista), habría que retirar el empaste y usar otro material alternativo.
En mi experiencia, estos casos son poco frecuentes. La mayoría de molestias post-empaste se deben a las causas iniciales (profundidad, mordida, irritación pasajera). Pero es importante mencionarlas para ser exhaustivos.
Vamos a aclarar un punto clave: ¿hasta qué punto es “normal” sentir dolor después de un empaste? Saber esto te dará paz mental o te indicará si debes actuar.
Es normal: sentir molestias leves a moderadas en las primeras horas y días tras el empaste. Tu diente ha sido intervenido y necesita recuperarse. Algunos escenarios considerados normales son:
En todos esos casos, estamos ante un proceso post-operatorio esperable. El malestar debería ir disminuyendo progresivamente. Puedes manejarlo con analgésicos suaves si lo necesitas (consulta la sección de “qué hacer en casa”).
No es normal (alarma): debes prestarle atención y considerar llamar al dentista si notas:
En pocas palabras, si después de unos 7-14 días sigues con dolor significativo, no lo ignores. Lo “normal” es que a las dos semanas ya ni te acuerdes de que te empastaron ese diente.
Como dentista, siempre les digo a mis pacientes: “Avísame si después de una semana aún estás molesto/a”. Más vale revisar temprano por si hace falta ajustar algo, que dejar pasar el tiempo y que una posible complicación empeore. Recuerda que un dolor prolongado puede indicar que la caries había afectado el nervio más de lo pensado y necesite tratamiento adicional.
No todo el dolor dental es igual. Según cómo sea el dolor que sientes después de tu empaste, podemos intuir su causa. Veamos los tipos más comunes:
Cómo se siente: Un dolor agudo y puntual cuando muerdes o ejerces presión sobre el diente empastado. Si no masticas, por lo general no duele; es la acción de morder la que desencadena la molestia, como una punzada en ese momento.
¿Qué indica? Suele apuntar a un problema de oclusión: probablemente el empaste esté un poco alto o desajustado. El diente “choca” antes que los demás y duele por el golpe. También podría indicar una fisura en el empaste (si se fisuró, duele al comprimirse las partes) pero lo primero a descartar es que necesita ajuste.
Qué hacer: Como comentamos, ve al dentista a que lo revise. Un empaste alto se lima fácilmente y con eso el dolor debería desaparecer. Ignorarlo por semanas podría causar inflamación crónica en el ligamento del diente. Así que este tipo de dolor tiene solución rápida en la clínica.
Cómo se siente: Un dolor breve, como un corrientazo, al tomar algo frío, muy caliente o dulce. Dura unos segundos y luego desaparece, por lo general. En casos moderados puede quedar cierta quemazón suave por minutos, pero no es un dolor que persista una vez pasado el estímulo.
¿Qué indica? Buena noticia: esto es normal en muchos casos. Indica que la pulpa está algo irritada, pero viva y reaccionando adecuadamente. Esta hipersensibilidad ocurre porque el empaste y los tejidos dentales alrededor están aún sensibles tras el tratamiento. También influye el material: las amalgamas metálicas conducen el frío/calor más que las resinas, pudiendo generar más sensibilidad transitoria. Mientras la sensibilidad sea leve y vaya disminuyendo cada día, suele ser simplemente parte de la recuperación.
Si la sensibilidad al frío/calor es extrema (por ejemplo, no soportas ni respirar aire fresco por ese diente) o continúa por semanas sin mejora, podría indicar un problema pulpar más serio o un empaste mal sellado. Pero en la mayoría, repito, unos días de “ay, me molesta el helado en esa muela” es esperable y temporal.
Cómo se siente: Este es el más molesto: un dolor constante, latente o punzante que puede intensificarse en determinados momentos pero que no termina de irse nunca. Quizá late con tu pulso (dolor pulsátil) y empeora al acostarte o sin razón aparente. Puedes sentir presión interna en el diente.
¿Qué indica? Aquí debemos estar alerta. Un dolor constante tras un empaste suele indicar que algo no anda bien en la pulpa del diente. Posiblemente una pulpitis irreversible o una infección dentro del diente (absceso). En otras palabras, el nervio pudo haber quedado seriamente afectado por la caries o bacterias remanentes, y está “gritando” de dolor. Ningún empaste normal debería doler de esta forma continua pasado el efecto inicial.
Diversas fuentes odontológicas señalan que un dolor persistente, especialmente si es intenso, es señal de inflamación pulpar avanzada o absceso que requiere tratamiento.
Qué hacer: Acude al dentista lo antes posible. Seguramente necesitarás una evaluación con radiografía. Si se confirma que el nervio no puede recuperarse, la solución habitual es realizar una endodoncia (remover la pulpa enferma, limpiar canales y salvar el diente). Es un procedimiento común y aliviará el dolor definitivamente. Ignorar este dolor podría llevar a que la infección empeore, se forme un flemón o incluso se pierda el diente. Así que ante un dolor persistente, mejor que te veamos rápido.
Ahora que tienes claro qué tipo de dolor tienes y si entra en lo esperable o no, hablemos de tiempos: ¿Cuánto debería durar ese malestar? Y luego, muy importante, ¿qué puedes hacer para aliviarlo?
La duración típica del dolor o sensibilidad post-empaste varía según la situación de tu diente, pero en términos generales es así:
Excepciones: Algunos dientes con empastes profundos pueden presentar sensibilidad residual al frío durante varios meses en casos raros. Esto ocurre si la pulpa tardó en recuperarse o si quedaron cambios internos. Por ejemplo, hay pacientes que reportan “una leve sensibilidad con el helado” incluso 3-6 meses después, pero sin dolor en otras circunstancias. Mientras sea algo muy leve y esporádico, y haya sido evaluado por el dentista descartando problemas, podría considerarse dentro de lo posible. Aun así, no es lo común.
Recuerda: Dolor fuerte pasado más de 1 semana = no esperar más. Y siempre fíate de tu cuerpo: si sientes que “esto no está bien” aunque no hayan pasado muchos días, busca atención. Cada persona tiene umbrales de dolor distintos y los tiempos pueden variar un poco.
En la Clínica, cuando un paciente me llama porque han pasado, digamos, 5 días y sigue con molestia, le doy cita para revisarlo. Muchas veces es solo decirle “todo va bien, ten paciencia”, y otras descubrimos que hay que ajustar algo. En cualquier caso, tu tranquilidad es lo primero.
Pasemos ahora a la parte práctica: cómo puedes cuidar ese diente recién empastado y aliviar el dolor por tu cuenta en casa.
La buena noticia es que la mayoría de las veces puedes manejar el dolor post-empaste en casa con medidas sencillas. Aquí te comparto consejos y remedios que suelo recomendar a mis pacientes para acelerar la mejoría y sentirse más cómodos:
Aplicando estas medidas, deberías notar bastante alivio. Son consejos sencillos pero efectivos que recomiendo a mis pacientes, y en la mayoría de casos el dolor cede con ellos. Además, ayudan a que el diente sane más rápido.
Por ejemplo, personalmente siempre sugiero: “Si después del empaste te molesta, tómate un ibuprofeno antes de que pase el efecto de la anestesia para prevenir dolor, cena algo suave tibio esa noche, y cepilla con pasta Sensodyne un par de días.” Suelen volver a la consulta diciendo que funcionó muy bien.
¿Cómo saber si debes regresar al dentista por tu dolor tras el empaste? Ya hemos ido adelantando varias pistas, pero aquí lo resumimos claramente. Debes consultar de nuevo a tu odontólogo si:
En definitiva, cualquier situación en la que tú no te sientas tranquilo con cómo va la recuperación es motivo válido para consultar. A veces basta una llamada telefónica con tu dentista para que te oriente (“espera un par de días más” o “ven mañana mismo”), pero esa orientación es importante.
No debemos ignorar el dolor intenso o prolongado, ya que como hemos dicho, podría transformarse en complicaciones mayores. Por ejemplo, una pulpitis ignorada puede convertirse en necrosis pulpar y absceso, algo mucho más complejo de tratar después. Mejor atajar a tiempo.
Mi consejo profesional: Si dudas, ¡que te revisemos! Siempre será más sencillo (y económico) ajustar un empaste o recetarte un tratamiento temprano, que esperar a que el problema escale. Los dentistas estamos acostumbrados a que algunos empastes den lata los primeros días; forma parte de nuestro trabajo hacer seguimiento. Así que no pienses que vas a molestar: tu salud dental es lo primero.
Por último, veamos brevemente cuáles podrían ser esas complicaciones de las que tanto hablamos y qué soluciones existen para ellas, para que tengas el panorama completo.
En la gran mayoría de casos, un empaste bien hecho soluciona la caries y el diente sigue su vida feliz. Pero, ¿qué pasa si las cosas no van tan bien? Aquí enumero las complicaciones más habituales asociadas al dolor tras un empaste, y cómo se tratan:
La complicación: El empaste alto del que hablamos antes. Si no se corrige, el diente permanece en trauma oclusal. Esto puede llevar a una inflamación crónica del ligamento periodontal que sostiene el diente, causando dolor constante al morder e incluso sensibilidad al soltar la mordida. En casos prolongados, el diente puede aflojarse ligeramente por la presión indebida.
Tratamiento: Ajuste oclusal inmediato. El dentista usará papel de articular para detectar los puntos altos y desgastará el empaste hasta equilibrar la mordida. Es rápido y normalmente aliviador instantáneo. Si el ligamento estaba muy inflamado, puede dejar un ligero analgésico unos días y dieta blanda para que se recupere. En raros casos, puede requerir un pequeño ferulizado o tratamiento antiinflamatorio adicional, pero no suele hacer falta. Lo importante: no dejar pasar.
La complicación: Si la pulpa dental no se recupera (por caries profunda, infección residual o irritación severa), puede morir o infectarse. Esto es lo que llamamos necesitar una endodoncia. Los signos son el dolor persistente, la aparición de fistula (pus) o un flemón, o sensibilidad que progresa a dolor espontáneo fuerte. A veces el diente deja de doler súbitamente después de días de dolor intenso – eso podría significar que el nervio se necrosó (murió), lo cual inicialmente alivia, pero es engañoso porque la infección sigue avanzando silenciosamente.
Tratamiento: Tratamiento de conducto (endodoncia) Consiste en abrir el diente, retirar la pulpa enferma, desinfectar bien los conductos radiculares y luego sellarlos. Se realiza bajo anestesia, no duele, y elimina por completo la infección y el dolor. Tras una endodoncia exitosa, el dolor post-empaste desaparecerá porque ya no habrá nervio que duela. Luego ese diente se reconstruye (a veces con un empaste grande o una corona, según cuanto tejido quede). Es la solución definitiva cuando un empaste “no fue suficiente” para curar el diente debido a afectación pulpar.
No temas la endodoncia: tiene mala fama pero realmente alivia el dolor y salva tu diente de la extracción. Hoy en día es muy rutinaria.
La complicación: Una caries mal limpiada o una fisura puede dejar bacterias dentro que luego causan un absceso (infección con pus) en la raíz. También ocurre si la pulpitis irreversible no se trata a tiempo. Un absceso duele mucho (dolor punzante, hinchazón) y puede formar una bolsita de pus en la encía o difundir la infección al hueso y tejido circundante. Es una situación seria porque la infección puede expandirse (incluso, en casos extremos, complicar la salud general).
Tratamiento: Endodoncia también en este caso, usualmente, combinada con antibióticos si la infección es importante. Primero se suele drenar el absceso (abriendo el diente o haciendo una pequeña incisión en la encía si hay flemón) para liberar la presión de pus, lo que brinda alivio inmediato. Se receta un antibiótico para controlar la infección y luego se realiza el tratamiento de conducto para limpiar el origen del problema. Si el absceso está muy avanzado y destruyó mucho hueso o el diente está fracturado, en ocasiones toca extraer el diente como última medida; pero esto es poco común si buscas ayuda cuando aparecen los primeros signos.
Importante: No te automediques antibiótico sin indicación profesional. Si sospechas infección (por los síntomas mencionados), ve al dentista; él sabrá qué antibiótico necesitas (si es que se requiere) y te tratará de forma integral. Un antibiótico por sí solo baja la infección temporalmente pero no resuelve el foco dentro del diente —por eso hay que hacer la endodoncia/extracción igualmente.
La complicación: El empaste en sí falló. Puede ser por técnica (por ejemplo, si la resina se colocó con humedad, puede no pegar bien y desprenderse parcialmente) o por factores del paciente (morder algo duro antes de tiempo, bruxismo fuerte que quiebra la resina, etc.). Un empaste roto deja expuesta la caries remanente o la dentina, causando sensibilidad y dolor al entrar alimentos en ese espacio.
Tratamiento: Rehacer el empaste. No hay más vuelta: hay que quitar el empaste antiguo/fallido y colocar uno nuevo correctamente. Mientras consigues cita, mantén la zona limpia, quizás colocando una masilla provisional si el dentista lo indica, para proteger. Si el empaste se cae por completo, evita masticar por ahí y acude cuanto antes. Un empaste provisional o uno nuevo definitivo solucionará el dolor. En caso de que el motivo de la fractura haya sido bruxismo, es posible que luego de la restauración te recomienden usar una férula nocturna para proteger tus dientes en el futuro.
La complicación: Extremadamente infrecuente, pero si eres alérgico a algún componente del empaste, podrías tener desde dermatitis local (enrojecimiento de encías, descamación) hasta síntomas más generales. En la literatura, la alergia a la amalgama (por el mercurio o metales) o a ciertos monómeros de resina puede desencadenar dolor, quemazón, erupciones en mucosa, etc.
Tratamiento: Retirar el empaste causante y reemplazarlo por otro material alternativo. Por ejemplo, si alguien es alérgico a la amalgama de plata, se cambia por resina o porcelana. Si fuera alergia a componentes de la resina (muy raro), habría que usar un material hipoalergénico especial (como ionómero de vidrio) o acudir a un especialista que indique cuál material es seguro. Una vez eliminado el contacto con el alérgeno, el dolor y la irritación desaparecerán. Adicionalmente, se puede recetar algún enjuague medicado o corticoide tópico para ayudar a la curación de los tejidos si quedaron lesionados por la reacción.
Como ves, cada problema tiene su solución. La clave es identificar pronto qué está pasando. Insisto: la mayoría de los empastes no llegan a estas complicaciones, pero si te toca la mala suerte de que sí, al menos ya sabes qué esperar y que sí tiene tratamiento. ¡Nada de entrar en pánico! Tu dentista te guiará.
Sí, es relativamente normal sentir ciertas molestias los primeros días. Una sensibilidad leve al frío, alguna punzada al morder o dolorcillo manejable durante menos de una semana suele entrar dentro de lo esperado tras un empaste. Cada diente y cada persona reaccionan diferente, pero en general un empaste recién hecho puede dejar el área sensible temporalmente. No debe ser un dolor intenso ni prolongado más allá de 1-2 semanas. Si lo fuera, conviene consultar al dentista.
En condiciones normales, el malestar máximo dura 48-72 horas post-empaste, luego comienza a mejorar. La mayoría de pacientes están sin dolor en 7 a 14 días. Una ligera sensibilidad al frío puede persistir unas semanas en casos de empastes profundos, pero disminuyendo gradualmente. Si el dolor persiste más de 2 semanas o incluso aumenta con el tiempo, no es normal: hay que revisarlo.
Puedes tomar analgésicos comunes de venta libre: ibuprofeno (por ejemplo, 400 mg cada 8 horas) o paracetamol (500 mg cada 6-8 horas), según toleres y siguiendo instrucciones. Ambos ayudan con el dolor post-empaste. El ibuprofeno además reduce inflamación, por eso suele ser el favorito de los dentistas para estos casos. Siempre verifica que no tengas alergias o contraindicaciones médicas para tomarlos. Si el dolor es muy fuerte y no cede con estos medicamentos, contacta a tu odontólogo; puede recetarte algo más potente si lo considera necesario, pero también querrá evaluar qué está causando tanto dolor.
Algunos síntomas de alerta de que algo anda mal con el empaste son:
Entiendo que pueda confundirte: “¿No se supone que el empaste solucionaba la caries? ¿Por qué ahora otro tratamiento?” Esto ocurre cuando la caries original estaba muy profunda y la pulpa (nervio) del diente quedó dañada o infectada a pesar del empaste. El empaste sella el diente tras quitar la caries, pero si las bacterias ya habían alcanzado el nervio o este quedó inflamado irreversiblemente, entonces el dolor continúa. No es que el dentista haya hecho algo mal necesariamente; a veces es imposible saber de antemano si el nervio se recuperará o no tras limpiar la caries. Por eso, si el dolor no cede, significa que el nervio no se pudo salvar solo y hay que intervenir con la endodoncia para eliminarlo y así quitar el dolor. Es relativamente común en caries muy profundas: primero se intenta con empaste (menos invasivo), y solo se hace endodoncia si es indispensable. Lo positivo es que, hecha la endodoncia, el diente quedará sano y sin dolor definitivamente.
Si el empaste se llega a caer parcial o totalmente, o notas una grieta grande, mantén la calma pero ve al dentista cuanto antes. Mientras consigues cita, sigue estos consejos:
¡Espero que esta guía haya aclarado todas tus dudas y miedos! Recuerda, como dentista estoy aquí para ayudarte: si algo te preocupa, siempre es mejor preguntar. El dolor tras un empaste, en la mayoría de casos, es pasajero y manejable con los cuidados adecuados. Y si resulta ser algo más complicado, existen soluciones (ajustes, endodoncia, etc.) para que vuelvas a estar sin dolor y con tu sonrisa saludable.
Encuentra tu clínica Cleardent, nos enfocamos en acompañar al paciente en todo el proceso: desde la prevención de caries hasta el seguimiento después de un tratamiento. No queremos que sufras innecesariamente.
Gracias por leer hasta aquí. Espero que te sientas más tranquilo/a sabiendo qué ocurre con ese dolor después de tu empaste. ¡Cuida tu salud bucal y no dudes en contactar a tu dentista ante cualquier inquietud! Tu sonrisa lo vale. Pide cita YA!
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