3 junio 2025

Dolor después de un empaste: causas, soluciones y cuándo preocuparse

¿Tienes dolor después de un empaste dental? Te explicamos por qué ocurre, cuánto dura, cuándo es normal y cuándo acudir al odontólogo.

Hola, soy el Dr. Ismael Cerezo, odontólogo con 15 años de experiencia en salud dental, y hoy quiero hablarte en primera persona sobre un tema que preocupa a muchos pacientes: el dolor después de un empaste. Si te acaban de arreglar una caries y en vez de alivio sientes molestias o punzadas, entiendo perfectamente tu inquietud. “¿Será normal este dolor? ¿Habrán hecho mal el empaste? ¿Necesitaré volver al dentista?” – Estas son preguntas totalmente normales, y mi objetivo con este artículo es resolver todas tus dudas al respecto.

Quiero que sepas que no estás solo: muchos de mis pacientes han pasado por lo mismo y, como profesional, mi prioridad es que te sientas tranquilo/a y sin dolor. A continuación, te explicaré por qué puede doler un diente después de empastarlo, cuáles son las causas comunes (y las no tan comunes), cuánto suele durar ese malestar y cómo aliviarlo en casa. También te ayudaré a distinguir qué es “normal” en el post-empaste y cuándo conviene venir a la consulta porque podría haber una complicación. ¡Vamos a ello!

Causas del dolor tras un empaste dental

Después de rellenar una caries con un empaste, es relativamente frecuente experimentar cierta sensibilidad o dolor leve. Existen varias causas posibles para este dolor post-tratamiento:

Empaste profundo cerca del nervio

Si la caries era muy profunda, el empaste habrá quedado cerca de la pulpa dental (el nervio del diente). Al limpiar la caries, aunque se hace con cuidado, es inevitable que el tejido cercano al nervio se irrite o inflame un poco, provocando molestias. Piensa que es como una “herida” dentro del diente que está sanando.

  • Cuando el empaste se coloca cerca del nervio, puedes notar sensibilidad intensa al frío o al calor y un dolor sordo en los primeros días. Esto es debido a que la pulpa quedó resentida por el procedimiento.
  • La buena noticia es que, si todo va bien, esta molestia debería remitir conforme pasan los días y el diente se recupera. Su duración típica es de hasta una semana de sensibilidad notable y luego mejora (hablaremos más de tiempos exactos en la sección “¿Cuánto dura el malestar?”).

¿Qué hacer? Por lo general, este dolor por empaste profundo es normal inicialmente. Basta con cuidados suaves (que te explicaré más adelante) y monitorear. Sin embargo, si el dolor aumenta en vez de disminuir o sientes punzadas fuertes días después, podría ser señal de una pulpitis más seria (el nervio se inflama de forma irreversible). En ese caso, acudir al dentista es lo adecuado, pues quizás necesites un tratamiento de conducto (endodoncia) para salvar la pieza.

Empaste alto o desajustado (problemas de mordida)

Otra causa común es que el empaste no esté perfectamente ajustado a tu mordida. Durante el procedimiento, el dentista moldea y pule la resina o amalgama para que encaje con los dientes de arriba/abajo.

  • Señal típica: un dolor agudo al masticar, como un pinchazo cada vez que cierras la boca con ese lado. A veces se acompaña de la sensación de que “no encajan bien los dientes” o de que ese diente choca primero.
  • Este dolor por contacto suele ser bien localizado: te duele justo al apretar el empaste contra el diente opuesto, pero no tanto en reposo.

¿Qué hacer? Un empaste alto es fácil de solucionar: acude a tu dentista para que lo pula y ajuste. Normalmente, apenas limando un poquito el empaste la mordida queda equilibrada y el dolor desaparece casi de inmediato tras el ajuste. No dejes pasar mucho tiempo con un empaste mal ajustado, porque esa irritación constante al morder puede inflamar el ligamento periodontal o el nervio con el tiempo.

Irritación de la pulpa (pulpitis reversible)

Hablemos un poco más de la pulpitis, porque es una palabra que puede asustar. En contexto de empastes:

  • Al eliminar la caries y poner el empaste, puede haber una pulpitis reversible, que es básicamente irritación temporal del nervio. Se manifiesta como hipersensibilidad: sientes latigazos de dolor breve con estímulos (frío, calor, dulce, al morder). Es incómodo, pero mientras el dolor vaya mejorando cada día, indica que el nervio se está recuperando.
  • Esta pulpitis “buena” suele ser causada por la cercanía del empaste al nervio o por el trauma mecánico de la intervención. Desaparece por sí sola en unos días con cuidados, por eso se llama reversible (la pulpa sana).
  • ¿Y si no revierte? Si en lugar de mejorar, el dolor permanece o empeora con los días, podría evolucionar a una pulpitis irreversible, donde la pulpa ya está dañada seriamente (a veces por una infección residual). Esto duele de forma persistente y punzante, incluso sin estímulos, y suele requerir tratamiento (endodoncia). La siguiente sección de “Tipos de dolor” te ayudará a identificar este escenario.

La irritación pulpar post-empaste es habitual y esperable, pero debe ir de más a menos. Más adelante te digo qué signos concretos indican que ya no es normal.

Contraste de materiales (empaste metálico vs otros metales)

Esta causa es menos común, pero te la cuento por si aplica a tu caso: si te colocaron un empaste metálico (amalgama) y en la muela de al lado tienes, por ejemplo, una corona metálica o empaste de otro metal, al contactar ambos puede generarse una pequeña corriente galvánica (como una pila eléctrica en la boca). Esto produce un dolor breve y curioso al juntar los dientes, como un calambre. ¡Tranquilo/a! No es que tengas electricidad en la boca como tal; simplemente, metales diferentes pueden interactuar.

  • Señal típica: “shock” doloroso al tocar diente con diente (uno con amalgama nueva y otro con metal viejo). Suele disminuir en poco tiempo, a medida que la superficie del empaste se cubre con sulfatos de la saliva, etc.

¿Qué hacer? Normalmente nada, este dolor debería desaparecer solo en pocos días. Si fuera muy molesto, consulta al dentista; pero por lo general el mismo organismo neutraliza esa diferencia potencial. Hoy en día, además, muchos empastes son de resina (color blanco) que no causa este fenómeno.

Inflamación de encía o tejidos alrededor

A veces no es el diente en sí, sino la encía alrededor la que duele. Durante la preparación de la cavidad, se pueden haber irritado las encías cercanas (por instrumentos, hilo dental usado para matrices, químicos desinfectantes, etc.). También puede quedar la zona un poco inflamada por el estrés mecánico.

  • Sentirás una molestia en la encía de ese diente, quizá sensible al tacto o al cepillado. Si al mirar notas la encía enrojecida o levemente inflamada, esta es la causa probable.

¿Qué hacer? Mantén una buena higiene suave en esa área para que cicatrice. Puedes hacer enjuagues tibios con agua y sal para desinflamar de forma natural. En 3-4 días la encía debería volver a la normalidad. Si empeora o ves indicios de infección (hinchazón grande, pus), entonces sí, toca revisión.

Empaste defectuoso o residuos (causas raras)

En contadas ocasiones, el dolor puede indicar que algo salió mal con el empaste en sí:

  • Filtración o caries remanente: Si el empaste no selló bien o el diente tenía microfisuras, pueden quedar espacios donde se cuelen bacterias. Esto causa una caries debajo del empaste o una infección, y duele. No es común inmediatamente tras el empaste, sino si pasados meses sigue molestando o reaparece dolor agudo.
  • Fractura del empaste o del diente: Si muerdes algo muy duro poco después del empaste, podrías romper una esquina del empaste. Un empaste nuevo es más vulnerable en las primeras 24h, sobre todo las amalgamas metálicas. También, un diente con gran destrucción de caries puede fracturarse al poco tiempo de empastarlo (porque estaba débil). Cualquiera de estas fracturas puede exponer dentina o pulpa y causar dolor.
  • Alergia al material: Es rarísimo, pero hay reportes de pacientes alérgicos a componentes de los empastes (por ejemplo, alérgicos al mercurio de la amalgama o a resinas compuestas). En esos casos, el organismo reacciona con inflamación local, dolor, e incluso síntomas sistémicos al contacto con el material.

¿Qué hacer? Si sospechas que el empaste está mal (por ejemplo, se cayó una parte, ves una grieta, o el dolor no cesa en semanas), vuelve a la clínica. El dentista evaluará con radiografías si hay caries por debajo o problemas en la pieza. Un empaste mal hecho se puede rehacer, no te preocupes; y si el diente se rajó, se valorará colocar quizá una corona. En caso de alergia confirmada (lo determinaría un especialista), habría que retirar el empaste y usar otro material alternativo.

En mi experiencia, estos casos son poco frecuentes. La mayoría de molestias post-empaste se deben a las causas iniciales (profundidad, mordida, irritación pasajera). Pero es importante mencionarlas para ser exhaustivos.

¿Cuándo es normal el dolor y cuándo no?

Vamos a aclarar un punto clave: ¿hasta qué punto es “normal” sentir dolor después de un empaste? Saber esto te dará paz mental o te indicará si debes actuar.

Es normal: sentir molestias leves a moderadas en las primeras horas y días tras el empaste. Tu diente ha sido intervenido y necesita recuperarse. Algunos escenarios considerados normales son:

  • Sensibilidad breve al tomar algo frío, caliente o dulce en la primera semana.
  • Un ligero dolor al masticar cosas duras el primer par de días (especialmente con empastes de resina, porque la mordida puede estar sensible).
  • Sentir la zona un poco adolorida o “resentida” sin dolor agudo, incluso con alguna punzadita esporádica.
  • Molestias que mejoran día a día: el segundo día duele menos que el primero, al cuarto día ya casi no notas nada, etc.

En todos esos casos, estamos ante un proceso post-operatorio esperable. El malestar debería ir disminuyendo progresivamente. Puedes manejarlo con analgésicos suaves si lo necesitas (consulta la sección de “qué hacer en casa”).

No es normal (alarma): debes prestarle atención y considerar llamar al dentista si notas:

  • Dolor muy intenso o insoportable desde el inicio, que no cede con nada. Un dolor que te despierta por la noche o te impide concentrarte.
  • Dolor persistente día y noche, constante y que late (pulsátil), en vez de solo molestia al estímulo. Especialmente si han pasado ya 3-4 días y sigue igual o peor.
  • Empeoramiento progresivo: al pasar de los días, en vez de aliviarse, el dolor va a más, o aparece de pronto fuerte tras unos días de relativa calma.
  • Dolor al morder que continúa incluso después de varios días, como si todavía el empaste chocara (puede indicar que en efecto quedó alto o hay inflamación en el ligamento).
  • Hipersensibilidad extrema al frío/calor que no mejora con el tiempo (por ejemplo, saltas del dolor al beber agua a temperatura ambiente una semana después del empaste).
  • Síntomas asociados preocupantes: inflamación visible de la cara o encía, presencia de pus, fiebre, ganglio inflamado en cuello, o dificultad para masticar sin dolor intenso. Estos signos sugieren una posible infección o absceso.

En pocas palabras, si después de unos 7-14 días sigues con dolor significativo, no lo ignores. Lo “normal” es que a las dos semanas ya ni te acuerdes de que te empastaron ese diente.

Como dentista, siempre les digo a mis pacientes: “Avísame si después de una semana aún estás molesto/a”. Más vale revisar temprano por si hace falta ajustar algo, que dejar pasar el tiempo y que una posible complicación empeore. Recuerda que un dolor prolongado puede indicar que la caries había afectado el nervio más de lo pensado y necesite tratamiento adicional.

Tipos de dolor tras un empaste (y qué indica cada uno)

No todo el dolor dental es igual. Según cómo sea el dolor que sientes después de tu empaste, podemos intuir su causa. Veamos los tipos más comunes:

Dolor al morder (por presión)

Cómo se siente: Un dolor agudo y puntual cuando muerdes o ejerces presión sobre el diente empastado. Si no masticas, por lo general no duele; es la acción de morder la que desencadena la molestia, como una punzada en ese momento.

¿Qué indica? Suele apuntar a un problema de oclusión: probablemente el empaste esté un poco alto o desajustado. El diente “choca” antes que los demás y duele por el golpe. También podría indicar una fisura en el empaste (si se fisuró, duele al comprimirse las partes) pero lo primero a descartar es que necesita ajuste.

Qué hacer: Como comentamos, ve al dentista a que lo revise. Un empaste alto se lima fácilmente y con eso el dolor debería desaparecer. Ignorarlo por semanas podría causar inflamación crónica en el ligamento del diente. Así que este tipo de dolor tiene solución rápida en la clínica.

Sensibilidad al frío o calor

Cómo se siente: Un dolor breve, como un corrientazo, al tomar algo frío, muy caliente o dulce. Dura unos segundos y luego desaparece, por lo general. En casos moderados puede quedar cierta quemazón suave por minutos, pero no es un dolor que persista una vez pasado el estímulo.

¿Qué indica? Buena noticia: esto es normal en muchos casos. Indica que la pulpa está algo irritada, pero viva y reaccionando adecuadamente. Esta hipersensibilidad ocurre porque el empaste y los tejidos dentales alrededor están aún sensibles tras el tratamiento. También influye el material: las amalgamas metálicas conducen el frío/calor más que las resinas, pudiendo generar más sensibilidad transitoria. Mientras la sensibilidad sea leve y vaya disminuyendo cada día, suele ser simplemente parte de la recuperación.

Si la sensibilidad al frío/calor es extrema (por ejemplo, no soportas ni respirar aire fresco por ese diente) o continúa por semanas sin mejora, podría indicar un problema pulpar más serio o un empaste mal sellado. Pero en la mayoría, repito, unos días de “ay, me molesta el helado en esa muela” es esperable y temporal.

Dolor persistente y pulsátil

Cómo se siente: Este es el más molesto: un dolor constante, latente o punzante que puede intensificarse en determinados momentos pero que no termina de irse nunca. Quizá late con tu pulso (dolor pulsátil) y empeora al acostarte o sin razón aparente. Puedes sentir presión interna en el diente.

¿Qué indica? Aquí debemos estar alerta. Un dolor constante tras un empaste suele indicar que algo no anda bien en la pulpa del diente. Posiblemente una pulpitis irreversible o una infección dentro del diente (absceso). En otras palabras, el nervio pudo haber quedado seriamente afectado por la caries o bacterias remanentes, y está “gritando” de dolor. Ningún empaste normal debería doler de esta forma continua pasado el efecto inicial.

Diversas fuentes odontológicas señalan que un dolor persistente, especialmente si es intenso, es señal de inflamación pulpar avanzada o absceso que requiere tratamiento.

Qué hacer: Acude al dentista lo antes posible. Seguramente necesitarás una evaluación con radiografía. Si se confirma que el nervio no puede recuperarse, la solución habitual es realizar una endodoncia (remover la pulpa enferma, limpiar canales y salvar el diente). Es un procedimiento común y aliviará el dolor definitivamente. Ignorar este dolor podría llevar a que la infección empeore, se forme un flemón o incluso se pierda el diente. Así que ante un dolor persistente, mejor que te veamos rápido.

Otros tipos de dolor menos comunes

  • Dolor referido a otros dientes: A veces, tras un empaste, sientes molestias en dientes vecinos que ni siquiera fueron tratados. Esto se llama dolor referido. Ocurre porque las fibras nerviosas pueden “confundir” de dónde viene el estímulo. Mientras el diente empastado sana, puede “avisar” de dolor en dientes cercanos. No hay un problema real en esos otros dientes y suele resolverse espontáneamente en poco tiempo. Solo observa si es pasajero; si uno de esos dientes sigue doliendo por separado, entonces habría que revisarlo también.
  • Dolor en la articulación de la mandíbula o musculatura: Mantener la boca abierta durante el empaste (sobre todo si fueron varios empastes largos) puede cansar los músculos mandibulares. Luego puedes sentir dolor al abrir mucho la boca o dolor difuso en la mandíbula. Esto no es el diente, sino el músculo recuperándose. Se pasa en uno o dos días y puedes masajear suavemente la zona o aplicar algo tibio para aliviar.
  • Sensación de diente “extraño” o adormecido: Después de la anestesia y el empaste, algunos pacientes no refieren dolor, sino que sienten el diente “raro”, como ligeramente adormecido o sin sensibilidad normal. Esto suele ser por la manipulación y porque el diente tardará unos días en recuperar su equilibrio. No duele, pero se siente diferente al morder. Mientras no haya dolor agudo, es normal.

Ahora que tienes claro qué tipo de dolor tienes y si entra en lo esperable o no, hablemos de tiempos: ¿Cuánto debería durar ese malestar? Y luego, muy importante, ¿qué puedes hacer para aliviarlo?

¿Cuánto dura el malestar después de un empaste?

La duración típica del dolor o sensibilidad post-empaste varía según la situación de tu diente, pero en términos generales es así:

  • Primeras 24-48 horas: suele ser el periodo de mayor sensibilidad. El diente está “fresco” del tratamiento. Es normal sentir punzaditas, molestia al masticar fuerte y sensibilidad térmica notable en ese intervalo. Muchos pacientes toman un analgésico preventivo la primera noche, por ejemplo.
  • 3er al 7mo día: ya para el tercer día debería doler bastante menos que el primero. La tendencia debe ser a mejorar claramente. Quizá todavía evitas masticar cosas muy duras con ese lado, pero en general el dolor debe ser leve y en franca remisión. Hacia el fin de la primera semana, idealmente, ya no sientes dolor espontáneo, solo una ligera sensibilidad si acaso.
  • Segunda semana: en la mayoría de casos, a las dos semanas ya no hay ninguna molestia. Puede persistir una sensibilidad muy leve al frío en casos de empastes profundos, pero nada que afecte tu vida cotidiana.
  • Un mes después: no deberías notar absolutamente nada extraño en ese diente. Si para este tiempo aún tienes dolor, definitivamente es señal de alarma y habrás acudido al odontólogo antes.

Excepciones: Algunos dientes con empastes profundos pueden presentar sensibilidad residual al frío durante varios meses en casos raros. Esto ocurre si la pulpa tardó en recuperarse o si quedaron cambios internos. Por ejemplo, hay pacientes que reportan “una leve sensibilidad con el helado” incluso 3-6 meses después, pero sin dolor en otras circunstancias. Mientras sea algo muy leve y esporádico, y haya sido evaluado por el dentista descartando problemas, podría considerarse dentro de lo posible. Aun así, no es lo común.

Recuerda: Dolor fuerte pasado más de 1 semana = no esperar más. Y siempre fíate de tu cuerpo: si sientes que “esto no está bien” aunque no hayan pasado muchos días, busca atención. Cada persona tiene umbrales de dolor distintos y los tiempos pueden variar un poco.

En la Clínica, cuando un paciente me llama porque han pasado, digamos, 5 días y sigue con molestia, le doy cita para revisarlo. Muchas veces es solo decirle “todo va bien, ten paciencia”, y otras descubrimos que hay que ajustar algo. En cualquier caso, tu tranquilidad es lo primero.

Pasemos ahora a la parte práctica: cómo puedes cuidar ese diente recién empastado y aliviar el dolor por tu cuenta en casa.

Qué hacer en casa para aliviar el dolor

La buena noticia es que la mayoría de las veces puedes manejar el dolor post-empaste en casa con medidas sencillas. Aquí te comparto consejos y remedios que suelo recomendar a mis pacientes para acelerar la mejoría y sentirse más cómodos:

  • Analgésicos de venta libre: Si el dolor te molesta, puedes tomar un analgésico común como ibuprofeno (400-600 mg) o paracetamol (500-650 mg) cada 6-8 horas, según toleres y siguiendo las indicaciones del prospecto. Estos medicamentos ayudan a reducir tanto el dolor como la inflamación ligera que pueda haber. Ejemplo: Ibuprofeno va muy bien para dolor dental inflamatorio. (Evita la aspirina a menos que no tengas otra cosa, ya que puede aumentar el sangrado; en un empaste no es tan crítico, pero no hace falta arriesgar si hay opciones mejores). Si tienes alguna condición médica o alergia, consulta con tu médico qué analgésico es seguro para ti.
  • No mastiques cosas duras o pegajosas: Al menos durante los primeros 2-3 días, cuida el diente tratado evitando alimentos difíciles. Nada de morder hielo, turrón, caramelos duros, frutos secos enteros, etc.. Estos podrían fracturar el empaste reciente o forzar demasiado la zona. Opta por comida más blanda: sopas, purés, vegetales cocidos, pasta, pescado, pollo suave… ¡tampoco es que debas comer puré toda la semana! pero usa el sentido común. Y evita cosas muy pegajosas tipo toffee que puedan despegar el empaste.
  • Mastica del lado opuesto: Relacionado con lo anterior, si te empastaron una muela de la derecha, trata de masticar principalmente con el lado izquierdo durante unos días. Así le das un descanso al diente que está sensibilizado. Esto es especialmente útil si duele al morder; aliviarás esa presión directa.
  • Evita alimentos y bebidas muy fríos o muy calientes: Los extremos de temperatura pueden disparar la sensibilidad de tu diente recién empastado. Toma las bebidas a temperatura ambiente si puedes. Prefiere comidas tibias. Por ejemplo, en vez de agua helada, agua fresca; en vez de café hirviendo, un poco más templado. También es recomendable minimizar por ahora alimentos ácidos (cítricos, vinagre, picantes) que pueden irritar.
  • Cepillado suave y con pasta desensibilizante: Mantener la higiene es fundamental para que sane bien, pero con cuidado. Usa un cepillo de cerdas suaves para cepillar esa zona. Haz movimientos delicados, sin “restregar” con fuerza. Puedes además utilizar una pasta dental para dientes sensibles (contienen nitrato de potasio u otros ingredientes que calman los túbulos dentinarios). Una técnica que a mí me resulta: coloca un poco de esta pasta directamente sobre el diente empastado antes de dormir, como una “cremita”, y déjala sin enjuagar. Esto ayuda a bloquear la sensibilidad con el uso continuo.
  • Hilo dental con cuidado: Limpia entre los dientes incluyendo el empastado, pero hazlo suave. Pasa el hilo lentamente para no lastimar la encía, especialmente si está un poco sensible. Evita “tronar” el hilo contra la encía. La higiene interdental previene que restos de comida alrededor del empaste causen más irritación o dolor.
  • Enjuagues de agua tibia con sal: Un remedio casero eficaz para molestias post-dentales. Disuelve media cucharadita de sal en un vaso de agua tibia y haz buches (enjuagues) durante 30 segundos, luego escupe. Esto actúa como antiinflamatorio natural y mantiene la zona limpia. Puedes hacerlo 2-3 veces al día, especialmente por la noche. La salmuera reduce la inflamación y ayuda a la encía a sanar.
  • Aplicar frío externo local: Si la mejilla en esa área está algo inflamada o simplemente sientes pulsaciones, prueba poner una compresa fría en la cara, justo sobre la zona del diente adolorido. Puede ser una bolsa de hielo envuelta en un paño. Aplícala unos 10-15 minutos, descansa otros 10 y puedes repetir. El frío reduce la inflamación y adormece ligeramente la zona, calmando el dolor. Tip: Nunca pongas hielo directo sobre la piel, siempre envuelto en tela para no quemarte. Y no apliques calor en la zona dental dolorida, ya que si hubiera infección, el calor la empeora.
  • Dormir con la cabeza ligeramente elevada: Parece tonto, pero funciona si tienes pulsaciones intensas por las noches. Usa una almohada extra para mantener la cabeza más alta que el cuerpo. Esto impide que se acumule tanta sangre en la zona inflamada, reduciendo la presión interna y el dolor pulsátil al acostarse.
  • No fumes ni tomes alcohol (y menos enjuagues con alcohol): El tabaco retrasa la cicatrización y sus químicos pueden irritar más la pulpa y encías. El alcohol es irritante también. Lo mejor es evitarlos, al menos mientras haya dolor. Igual con enjuagues bucales que contengan alcohol: si quieres usar enjuague, que sea uno neutro o específico para dientes sensibles (muchos enjuagues comerciales tienen alcohol y arden).
  • Aceite de clavo (uso moderado): El aceite esencial de clavo es un remedio tradicional para dolor de muelas, pues contiene eugenol, un potente analgésico natural. Si lo tienes a mano, puedes empapar un algodón con una o dos gotitas de aceite de clavo y aplicarlo con cuidado sobre el diente adolorido. Ojo: sabe muy fuerte y adormece, úsalo con moderación. No lo tragues. Y no abuses, porque en exceso puede irritar la encía. Este remedio es un parche temporal; si tienes mucho dolor requiere revisión profesional igualmente.

Aplicando estas medidas, deberías notar bastante alivio. Son consejos sencillos pero efectivos que recomiendo a mis pacientes, y en la mayoría de casos el dolor cede con ellos. Además, ayudan a que el diente sane más rápido.

Por ejemplo, personalmente siempre sugiero: “Si después del empaste te molesta, tómate un ibuprofeno antes de que pase el efecto de la anestesia para prevenir dolor, cena algo suave tibio esa noche, y cepilla con pasta Sensodyne un par de días.” Suelen volver a la consulta diciendo que funcionó muy bien.

Cuándo acudir al dentista de nuevo

¿Cómo saber si debes regresar al dentista por tu dolor tras el empaste? Ya hemos ido adelantando varias pistas, pero aquí lo resumimos claramente. Debes consultar de nuevo a tu odontólogo si:

  • Han pasado 7 días o más y el dolor persiste. Especialmente si en el día 7-14 todavía tienes que tomar analgésicos o sigues notando dolor diario. No esperes “a ver si en un mes se quita”; una semana es suficiente tiempo de prueba.
  • El dolor es muy intenso en cualquier momento, de esos que no te dejan ni dormir. No sufras innecesariamente; a veces un simple ajuste soluciona un dolor horrible en minutos, ¡pero necesitamos verte para hacerlo!
  • Notas signos de infección: hinchazón de la encía o cara, aparición de una bolita de pus (flemón) cerca del diente, mal sabor constante, o incluso fiebre. Estos son indicadores claros de que algo anda mal bajo el empaste y requiere tratamiento inmediato (limpieza del absceso, quizá antibióticos y seguramente endodoncia).
  • Sientes que no puedes morder bien incluso días después, o el dolor al morder no mejora. Esto apunta a problema de oclusión (empaste alto) que debe corregirse en clínica.
  • Tienes hipersensibilidad al frío/calor prolongada (más de 2 semanas sin cambios). Podría requerir un recubrimiento pulpar adicional o, si fue una caries profunda, controlar que el nervio siga vivo.
  • Ves que el empaste se movió, fracturó o cayó parcialmente. Si el empaste no está íntegro, es urgente reemplazarlo para que la caries no avance. No es común que ocurra tan rápido, pero puede pasar si la técnica fue comprometida o si masticaste algo muy duro recién hecho. En cualquier caso, no lo dejes: diente destapado = vía libre a bacterias y dolor.

En definitiva, cualquier situación en la que tú no te sientas tranquilo con cómo va la recuperación es motivo válido para consultar. A veces basta una llamada telefónica con tu dentista para que te oriente (“espera un par de días más” o “ven mañana mismo”), pero esa orientación es importante.

No debemos ignorar el dolor intenso o prolongado, ya que como hemos dicho, podría transformarse en complicaciones mayores. Por ejemplo, una pulpitis ignorada puede convertirse en necrosis pulpar y absceso, algo mucho más complejo de tratar después. Mejor atajar a tiempo.

Mi consejo profesional: Si dudas, ¡que te revisemos! Siempre será más sencillo (y económico) ajustar un empaste o recetarte un tratamiento temprano, que esperar a que el problema escale. Los dentistas estamos acostumbrados a que algunos empastes den lata los primeros días; forma parte de nuestro trabajo hacer seguimiento. Así que no pienses que vas a molestar: tu salud dental es lo primero.

Por último, veamos brevemente cuáles podrían ser esas complicaciones de las que tanto hablamos y qué soluciones existen para ellas, para que tengas el panorama completo.

Posibles complicaciones y tratamientos adicionales

En la gran mayoría de casos, un empaste bien hecho soluciona la caries y el diente sigue su vida feliz. Pero, ¿qué pasa si las cosas no van tan bien? Aquí enumero las complicaciones más habituales asociadas al dolor tras un empaste, y cómo se tratan:

Empaste mal ajustado (contacto prematuro)

La complicación: El empaste alto del que hablamos antes. Si no se corrige, el diente permanece en trauma oclusal. Esto puede llevar a una inflamación crónica del ligamento periodontal que sostiene el diente, causando dolor constante al morder e incluso sensibilidad al soltar la mordida. En casos prolongados, el diente puede aflojarse ligeramente por la presión indebida.

Tratamiento: Ajuste oclusal inmediato. El dentista usará papel de articular para detectar los puntos altos y desgastará el empaste hasta equilibrar la mordida. Es rápido y normalmente aliviador instantáneo. Si el ligamento estaba muy inflamado, puede dejar un ligero analgésico unos días y dieta blanda para que se recupere. En raros casos, puede requerir un pequeño ferulizado o tratamiento antiinflamatorio adicional, pero no suele hacer falta. Lo importante: no dejar pasar.

Pulpitis irreversible / Necrosis pulpar

La complicación: Si la pulpa dental no se recupera (por caries profunda, infección residual o irritación severa), puede morir o infectarse. Esto es lo que llamamos necesitar una endodoncia. Los signos son el dolor persistente, la aparición de fistula (pus) o un flemón, o sensibilidad que progresa a dolor espontáneo fuerte. A veces el diente deja de doler súbitamente después de días de dolor intenso – eso podría significar que el nervio se necrosó (murió), lo cual inicialmente alivia, pero es engañoso porque la infección sigue avanzando silenciosamente.

Tratamiento: Tratamiento de conducto (endodoncia) Consiste en abrir el diente, retirar la pulpa enferma, desinfectar bien los conductos radiculares y luego sellarlos. Se realiza bajo anestesia, no duele, y elimina por completo la infección y el dolor. Tras una endodoncia exitosa, el dolor post-empaste desaparecerá porque ya no habrá nervio que duela. Luego ese diente se reconstruye (a veces con un empaste grande o una corona, según cuanto tejido quede). Es la solución definitiva cuando un empaste “no fue suficiente” para curar el diente debido a afectación pulpar.

No temas la endodoncia: tiene mala fama pero realmente alivia el dolor y salva tu diente de la extracción. Hoy en día es muy rutinaria.

Infección y absceso dental

La complicación: Una caries mal limpiada o una fisura puede dejar bacterias dentro que luego causan un absceso (infección con pus) en la raíz. También ocurre si la pulpitis irreversible no se trata a tiempo. Un absceso duele mucho (dolor punzante, hinchazón) y puede formar una bolsita de pus en la encía o difundir la infección al hueso y tejido circundante. Es una situación seria porque la infección puede expandirse (incluso, en casos extremos, complicar la salud general).

Tratamiento: Endodoncia también en este caso, usualmente, combinada con antibióticos si la infección es importante. Primero se suele drenar el absceso (abriendo el diente o haciendo una pequeña incisión en la encía si hay flemón) para liberar la presión de pus, lo que brinda alivio inmediato. Se receta un antibiótico para controlar la infección y luego se realiza el tratamiento de conducto para limpiar el origen del problema. Si el absceso está muy avanzado y destruyó mucho hueso o el diente está fracturado, en ocasiones toca extraer el diente como última medida; pero esto es poco común si buscas ayuda cuando aparecen los primeros signos.

Importante: No te automediques antibiótico sin indicación profesional. Si sospechas infección (por los síntomas mencionados), ve al dentista; él sabrá qué antibiótico necesitas (si es que se requiere) y te tratará de forma integral. Un antibiótico por sí solo baja la infección temporalmente pero no resuelve el foco dentro del diente —por eso hay que hacer la endodoncia/extracción igualmente.

Empaste defectuoso o fracturado

La complicación: El empaste en sí falló. Puede ser por técnica (por ejemplo, si la resina se colocó con humedad, puede no pegar bien y desprenderse parcialmente) o por factores del paciente (morder algo duro antes de tiempo, bruxismo fuerte que quiebra la resina, etc.). Un empaste roto deja expuesta la caries remanente o la dentina, causando sensibilidad y dolor al entrar alimentos en ese espacio.

Tratamiento: Rehacer el empaste. No hay más vuelta: hay que quitar el empaste antiguo/fallido y colocar uno nuevo correctamente. Mientras consigues cita, mantén la zona limpia, quizás colocando una masilla provisional si el dentista lo indica, para proteger. Si el empaste se cae por completo, evita masticar por ahí y acude cuanto antes. Un empaste provisional o uno nuevo definitivo solucionará el dolor. En caso de que el motivo de la fractura haya sido bruxismo, es posible que luego de la restauración te recomienden usar una férula nocturna para proteger tus dientes en el futuro.

Reacción alérgica al material

La complicación: Extremadamente infrecuente, pero si eres alérgico a algún componente del empaste, podrías tener desde dermatitis local (enrojecimiento de encías, descamación) hasta síntomas más generales. En la literatura, la alergia a la amalgama (por el mercurio o metales) o a ciertos monómeros de resina puede desencadenar dolor, quemazón, erupciones en mucosa, etc.

Tratamiento: Retirar el empaste causante y reemplazarlo por otro material alternativo. Por ejemplo, si alguien es alérgico a la amalgama de plata, se cambia por resina o porcelana. Si fuera alergia a componentes de la resina (muy raro), habría que usar un material hipoalergénico especial (como ionómero de vidrio) o acudir a un especialista que indique cuál material es seguro. Una vez eliminado el contacto con el alérgeno, el dolor y la irritación desaparecerán. Adicionalmente, se puede recetar algún enjuague medicado o corticoide tópico para ayudar a la curación de los tejidos si quedaron lesionados por la reacción.

Como ves, cada problema tiene su solución. La clave es identificar pronto qué está pasando. Insisto: la mayoría de los empastes no llegan a estas complicaciones, pero si te toca la mala suerte de que sí, al menos ya sabes qué esperar y que sí tiene tratamiento. ¡Nada de entrar en pánico! Tu dentista te guiará.

Preguntas frecuentes sobre el dolor después de un empaste

¿Es normal sentir dolor después de un empaste dental?

Sí, es relativamente normal sentir ciertas molestias los primeros días. Una sensibilidad leve al frío, alguna punzada al morder o dolorcillo manejable durante menos de una semana suele entrar dentro de lo esperado tras un empaste. Cada diente y cada persona reaccionan diferente, pero en general un empaste recién hecho puede dejar el área sensible temporalmente. No debe ser un dolor intenso ni prolongado más allá de 1-2 semanas. Si lo fuera, conviene consultar al dentista.

¿Cuánto tiempo puede doler un diente empastado?

En condiciones normales, el malestar máximo dura 48-72 horas post-empaste, luego comienza a mejorar. La mayoría de pacientes están sin dolor en 7 a 14 días. Una ligera sensibilidad al frío puede persistir unas semanas en casos de empastes profundos, pero disminuyendo gradualmente. Si el dolor persiste más de 2 semanas o incluso aumenta con el tiempo, no es normal: hay que revisarlo.

¿Qué puedo tomar para el dolor después de un empaste?

Puedes tomar analgésicos comunes de venta libre: ibuprofeno (por ejemplo, 400 mg cada 8 horas) o paracetamol (500 mg cada 6-8 horas), según toleres y siguiendo instrucciones. Ambos ayudan con el dolor post-empaste. El ibuprofeno además reduce inflamación, por eso suele ser el favorito de los dentistas para estos casos. Siempre verifica que no tengas alergias o contraindicaciones médicas para tomarlos. Si el dolor es muy fuerte y no cede con estos medicamentos, contacta a tu odontólogo; puede recetarte algo más potente si lo considera necesario, pero también querrá evaluar qué está causando tanto dolor.

¿Cómo puedo saber si mi empaste está mal hecho o hay algún problema?

Algunos síntomas de alerta de que algo anda mal con el empaste son:

  • Dolor agudo al morder que no desaparece en pocos días (podría ser empaste alto).
  • Sensibilidad extrema que no mejora con el tiempo (posible pulpitis irreversible).
  • Sentir que “no encajan bien los dientes” al cerrar la boca (empaste desajustado).
  • Dolor persistente o que empeora, en lugar de aliviarse cada día (indica complicación).
  • Aparición de hinchazón, pus, sabor metálico desagradable o mal olor en esa zona (signos de infección bajo el empaste).
    Si notas cualquiera de estos, el empaste podría estar fallando o el diente tener un problema subyacente. Lo mejor es acudir al dentista. Él confirmará con examen y radiografía. A veces el empaste está bien pero el diente necesitaba endodoncia; otras veces, simplemente hay que pulir un punto alto. Pero tu percepción es importante: si sientes que algo no quedó bien, confía en tu instinto y haz que lo revisen. Más vale una visita extra por precaución, que ignorar un problema real.

Me empastaron una muela y ahora necesito una endodoncia, ¿por qué pasa eso?

Entiendo que pueda confundirte: “¿No se supone que el empaste solucionaba la caries? ¿Por qué ahora otro tratamiento?” Esto ocurre cuando la caries original estaba muy profunda y la pulpa (nervio) del diente quedó dañada o infectada a pesar del empaste. El empaste sella el diente tras quitar la caries, pero si las bacterias ya habían alcanzado el nervio o este quedó inflamado irreversiblemente, entonces el dolor continúa. No es que el dentista haya hecho algo mal necesariamente; a veces es imposible saber de antemano si el nervio se recuperará o no tras limpiar la caries. Por eso, si el dolor no cede, significa que el nervio no se pudo salvar solo y hay que intervenir con la endodoncia para eliminarlo y así quitar el dolor. Es relativamente común en caries muy profundas: primero se intenta con empaste (menos invasivo), y solo se hace endodoncia si es indispensable. Lo positivo es que, hecha la endodoncia, el diente quedará sano y sin dolor definitivamente.

¿Qué hago si se me cae o rompe el empaste y me duele el diente?

Si el empaste se llega a caer parcial o totalmente, o notas una grieta grande, mantén la calma pero ve al dentista cuanto antes. Mientras consigues cita, sigue estos consejos:

  • No mastiques por ese lado para no exponer la cavidad.
  • Mantén la zona muy limpia: cepilla suavemente después de comer y enjuaga con agua salada para evitar infección.
  • Puedes colocar un poco de algodón limpio dentro del agujero temporalmente si te alivia, pero no dejes comida atascada ahí.
  • Toma analgésico si hay dolor, como ibuprofeno o paracetamol.
    El dentista probablemente te pondrá un empaste provisional si hay infección, o uno definitivo nuevo si el diente está en buen estado. No dejes pasar días con el diente abierto, porque las bacterias actuarán y el dolor empeorará. Un empaste caído es una emergencia relativa: no dolorosa al nivel de una infección, pero sí urgente para prevenirla. Así que prioridad a reponerlo.

¡Espero que esta guía haya aclarado todas tus dudas y miedos! Recuerda, como dentista estoy aquí para ayudarte: si algo te preocupa, siempre es mejor preguntar. El dolor tras un empaste, en la mayoría de casos, es pasajero y manejable con los cuidados adecuados. Y si resulta ser algo más complicado, existen soluciones (ajustes, endodoncia, etc.) para que vuelvas a estar sin dolor y con tu sonrisa saludable.

Encuentra tu clínica Cleardent, nos enfocamos en acompañar al paciente en todo el proceso: desde la prevención de caries hasta el seguimiento después de un tratamiento. No queremos que sufras innecesariamente.

Gracias por leer hasta aquí. Espero que te sientas más tranquilo/a sabiendo qué ocurre con ese dolor después de tu empaste. ¡Cuida tu salud bucal y no dudes en contactar a tu dentista ante cualquier inquietud! Tu sonrisa lo vale. Pide cita YA!

cta clearden 2025
Dr Ismael Cerezo Director Médico Grupo Cleardent
Director Médico
El Dr. Cerezo, director médico de Clínicas Cleardent, es reconocido por su compromiso con la excelencia en implantología y cirugía oral. Con una destacada experiencia internacional en técnicas avanzadas, lidera un equipo que ofrece tratamientos de vanguardia, priorizando la salud y satisfacción del paciente. Su formación en cirugía guiada, carga inmediata y regeneración ósea le permite ofrecer soluciones integrales y de alta calidad, posicionando a Cleardent como referente en el sector odontológico.

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