22 abril 2025

Caries en dientes de leche: causas, prevención y tratamiento de la caries infantil

Descubre por qué las caries en dientes de leche son un problema serio, cómo prevenir la caries infantil y qué hacer si tu hijo tiene una. Guía completa de una odontopediatra con consejos, tratamiento y cuidados.

¿Qué son las caries en dientes de leche y por qué preocupan tanto a los padres?

Soy odontopediatra y quiero hablarte de un problema común y serio en la salud bucodental infantil: las caries en los dientes de leche (también conocidas como caries en edad temprana). Aunque estos primeros dientes son temporales, las caries en dientes de leche pueden ser muy agresivas y progresar rápidamente. Muchos padres piensan que, al ser piezas que “se caerán solas”, no es grave que desarrollen caries, pero esta idea es un mito. Los dientes de leche cumplen funciones esenciales en el desarrollo de tu hijo: permiten masticar, hablar correctamente y mantener el espacio para los dientes permanentes. Descuidarlos puede ocasionar dolor, infecciones e incluso problemas futuros de alineación. En este artículo te voy a explicar por qué es vital cuidar los dientes de leche, cómo identificar la caries infantil a tiempo, cómo prevenirla y qué tratamientos existen para las caries en niños pequeños. Mi objetivo es que cuando termines de leer, tengas toda la información y consejos prácticos que necesitas para proteger la sonrisa de tu hijo. ¡Comencemos!

¿Qué son las caries infantiles y cómo se forman?

  • Definición de caries infantil: La caries es una enfermedad infecciosa del diente causada por bacterias que desmineralizan el esmalte y generan agujeros u orificios. En el contexto infantil, las caries pueden aparecer desde que surge el primer diente de leche (alrededor de los 6 meses de edad). De hecho, incluso un bebé de un año puede presentar caries si se dan las condiciones para ello. Es decir, ¡los dientes de leche pueden tener caries!.
  • Proceso de formación: Dentro de la boca viven numerosas bacterias, entre ellas Streptococcus mutans, la principal causante de caries. Estas bacterias se alimentan de los azúcares de la dieta (ya sean azúcares añadidos en dulces o incluso los azúcares naturales de la leche materna o el biberón). Cuando las bacterias metabolizan esos restos de comida producen ácidos que atacan el esmalte dental. Tras cada comida o bebida azucarada, se desencadena un “ataque ácido” en los dientes que puede durar 20 minutos o más. Normalmente, la saliva y el fluoruro ayudan a remineralizar el esmalte, reparando los daños de estos ataques. Pero si los ataques ácidos son muy frecuentes (por picar alimentos azucarados a menudo o dormir con el biberón, por ejemplo) y la higiene es deficiente, la balanza se inclina hacia la desmineralización continua. Con el tiempo, el esmalte se debilita tanto que aparece la caries: primero como una mancha blanca, luego marrón, hasta formar un agujero (cavidad).

¿Por qué los niños son tan vulnerables a las caries? Hay varios factores:

  • Esmalte más delicado: El esmalte de los dientes temporales es más fino y menos mineralizado que el de los adultos, por lo que los ácidos lo erosionan más fácilmente.
  • Higiene en aprendizaje: Los niños pequeños dependen de sus padres para la limpieza dental. Si los adultos no limpian bien sus dientes o no establecen rutinas de cepillado, la placa bacteriana se acumula y aumenta el riesgo de caries.
  • Dieta azucarada: Los bebés y niños suelen consumir leche, papillas, zumos y dulces. El uso prolongado del biberón con líquidos azucarados (leche, fórmula o zumos) es la principal causa de la llamada «caries del biberón», un tipo de caries rampante que afecta sobre todo a los incisivos superiores. Dormirse con el biberón o empapar el chupete en miel/azúcar expone sus dientes a azúcares durante horas.
  • Transmisión de bacterias: Las bacterias cariogénicas pueden transmitirse de la saliva de los padres al bebé (por ejemplo, al soplar o probar su comida, o “limpiar” el chupete con la boca). Esto coloniza antes la boca del bebé con gérmenes causantes de caries.

La caries en dientes temporales se origina por la combinación de bacterias, azúcares, mala higiene y esmalte vulnerable. Conocer estas causas nos ayudará a entender cómo prevenirla, tema que abordaremos en secciones posteriores.

Importancia de tratar las caries en dientes de leche

Puede que te preguntes: «Si el diente de leche se va a caer, ¿realmente importa tratar la caries?» La respuesta es sí, importa y mucho. Ignorar una caries infantil puede tener graves consecuencias a corto y largo plazo:

  • Dolor e infección: Una caries no tratada avanza hacia capas más profundas del diente. Puede alcanzar la pulpa (el nervio), causando dolor intenso e infección (flemones o abscesos). Un niño con dolor de muelas no puede comer ni dormir bien y su calidad de vida se ve seriamente afectada. Además, infecciones dentales severas pueden afectar a su salud general.
  • Pérdida prematura del diente: Si la destrucción es grande, el diente de leche podría tener que extraerse antes de tiempo​. ¿Problema? Los dientes de leche son “guías” para los permanentes: mantienen el espacio en el maxilar para que luego erupcionen correctamente​. Cuando un diente de leche se pierde demasiado pronto, los dientes vecinos tienden a moverse y ocupar ese espacio vacío​. Esto puede provocar que cuando salga el diente definitivo no tenga sitio, quedando torcido o montado. En muchos casos habrá que recurrir a ortodoncia en la adolescencia para corregir apiñamientos que se podrían haber evitado. Por eso, si se extrae un diente de leche por caries, a menudo colocamos un mantenedor de espacio que preserve el hueco hasta la salida del permanente.
  • Daño al diente permanente en formación: Debajo del diente de leche cariado está el germen del diente definitivo. Las bacterias e inflamación pueden afectar a ese diente en desarrollo. Como resultado, el diente permanente podría salir con manchas, malformaciones o esmalte débil. Estudios muestran que niños que tuvieron caries de pequeños, son más propensos a tener caries en sus dientes adultos​.
  • Dificultades al comer y hablar: Los dientes temporales sirven para masticar bien los alimentos (nutrición adecuada) y para pronunciar correctamente las palabras. Si varios dientes están cariados o faltan, el niño puede tener problemas para comer ciertas comidas, lo que impacta su crecimiento. También podría costarle articular algunos sonidos al hablar.
  • Autoestima e imagen: Aunque sean pequeños, los niños pueden sentirse cohibidos por tener “dientitos negros o rotos”. Una sonrisa sana influye en su autoestima. Al contrario, dientes muy cariados pueden hacerlos reacios a sonreír o relacionarse​.

Por lo tanto, tratar las caries en dientes de leche es necesario para evitar dolor, proteger los dientes permanentes y asegurar un desarrollo bucodental adecuado​. Nunca debemos pensar que “da igual porque se caerá”; ese pensamiento puede costarle caro a la salud del niño. Si notas o sospechas que tu hijo tiene una caries, acude al odontopediatra cuanto antes. Cuanto más temprana sea la intervención, más sencillo y efectivo será el tratamiento.

¿Cómo identificar la caries en los dientes de leche?

Detectar a tiempo una caries incipiente en tu hijo puede marcar la diferencia entre un pequeño empaste o tratamientos más complejos. ¿En qué debes fijarte? Algunos signos de alarma son:

  • Manchas blancas opacas en el diente: Es la primera fase de la caries. Aparece un parche blanco tiza o amarillento donde el esmalte ha empezado a desmineralizarse. En esta etapa no duele y el daño aún puede revertirse con flúor y mejor higiene. Si ves que un diente de leche ha perdido su brillo y tiene una manchita blanca mate, no lo pases por alto pensando que es sarro o restos de leche; podría ser una lesión de caries inicial.
  • Cambios de color marrón o negro: Conforme la caries avanza, la mancha se oscurece. Pueden verse puntitos o bordes de color marrón claro, marrón oscuro o negro en la superficie del diente (especialmente en fisuras o entre diente y diente). En esta fase el esmalte ya está más comprometido y puede haber sensibilidad: quizás tu hijo se queje al tomar algo muy frío, caliente o dulce.
  • Agujeros visibles o diente roto: Cuando la caries sigue su curso, perfora el esmalte por completo y crea una cavidad (un agujero). El diente puede astillarse o romperse en la zona afectada. A simple vista verás un huequito o falta de estructura dental. En niños, es común notar molares de leche con «cavernitas» negras: esas son caries ya establecidas. Aquí suele aparecer dolor al comer (porque restos de comida entran en el agujero) o dolor espontáneo si el nervio está afectado.
  • Dolor, inflamación o absceso: Una caries profunda llega a la pulpa (nervio) causando dolor intenso, a veces constante o que despierta al niño por la noche. La encía cercana puede verse hinchada e incluso aparecer un flemón (un bulto con pus). Si llegamos a este punto, la infección es seria. El niño puede tener fiebre o malestar general por la infección dental.
  • Mal aliento persistente: Las caries pueden provocar halitosis en niños, debido al cúmulo de bacterias y a la descomposición de tejidos. Si notas que, aun con higiene, tu pequeño tiene mal aliento, revisa si hay caries ocultas o entre dientes.
  • ¿Qué hacer si sospecho que mi hijo tiene caries? No esperar. Programa una visita con el odontopediatra. En consulta, confirmaremos el diagnóstico examinando cada diente con un espejo especial. A veces necesitamos hacer radiografías pequeñas (bite-wings) para ver caries entre los dientes que no se ven a simple vista.

Recuerda que las caries avanzan rápido en niños, así que el tiempo es oro. Si actúas cuando solo ves una mancha blanca, posiblemente evites el empaste. Si esperas a que haya dolor, el tratamiento será más complejo. Mi consejo profesional: Revisa los dientes de tu hijo regularmente en casa (en un lugar bien iluminado, incluso con una linterna). Hazlo de forma lúdica, como un juego de “vamos a contar los dientecitos”, para que el niño no se asuste. Y ante cualquier duda, consulta.

Principales causas de caries en dientes de leche

Hemos hablado un poco de cómo se forma la caries, pero profundicemos en las situaciones concretas que disparan el riesgo de caries infantil. Entender las causas nos ayudará a evitarlas:

Higiene oral deficiente

La falta de higiene dental es la causa número uno. Si no cepillamos los dientes de leche a diario, la placa bacteriana (esa película pegajosa de bacterias y restos) campa a sus anchas. La placa convierte azúcares en ácidos que causan caries, así de simple. Muchos padres no limpian las encías o dientes de sus bebés pensando que “aún es pequeño”. Error: desde antes del primer diente se recomienda limpiar encías con una gasita húmeda diaria, y cuando brota el diente, empezar con cepillo infantil y pasta fluorada (tamaño “grano de arroz” de pasta). Si tu hijo ya es mayorcito, asegúrate de que se cepilla al menos dos veces al día (mañana y noche) y supervisa o repasa su cepillado hasta que tenga la destreza suficiente (aproximadamente hasta los 7-8 años). Un cepillado nocturno deficiente es especialmente dañino: dormir con restos de leche o comida en la boca es dejar un banquete nocturno a las bacterias.

Dieta rica en azúcares y carbohidratos refinados

No es sorpresa: el consumo frecuente de dulces y bebidas azucaradas provoca caries. En los peques, esto incluye no solo chuches o chocolates, sino galletas, bollería, zumos de cajita, batidos, refrescos y alimentos de grano refinado (pan blanco, pasta) que se convierten rápidamente en azúcares simples. Dos escenarios típicos de riesgo son:

  • El bebé que duerme con biberón de leche o zumo: La leche (materna o de fórmula) tiene azúcares naturales (lactosa). Si el bebé se queda dormido con el pecho o biberón en la boca repetidamente, esos azúcares bañan sus dientes por mucho tiempo. Esto causa la famosa “caries del biberón”, que afecta especialmente a los incisivos superiores. Para prevenirlo: no acostumbres al bebé a dormirse alimentándose; ofrécele el biberón antes, y luego limpia sus dientes/encías. Nunca añadas azúcar, miel o cereales al biberón, ni untes el chupete en nada dulce. Si necesita succión para dormir, que sea un chupete limpio o agua.
  • El niño que picotea chuches a todas horas: Ir ofreciendo galletitas, zumos o golosinas entre comidas mantiene los dientes en un estado constante de ataque ácido. Es mejor reservar las cosas dulces para momentos concretos (por ejemplo, de postre tras la comida) y luego cepillar, que ir dando pequeñas dosis todo el día.

Una mala alimentación con exceso de azúcares es receta segura para caries. Complementariamente, falta de nutrientes como calcio, fosfato, vitamina D o magnesio también puede debilitar los dientes. Asegúrate de que la dieta de tu hij@ incluya lácteos, frutas, verduras y proteínas, no solo carbohidratos.

Transmisión de bacterias cariogénicas

Como mencioné, las bacterias que causan caries pueden pasar de tu boca a la de tu hijo. Costumbres aparentemente inofensivas como soplar su comida, «limpiar» su chupete con tu saliva, o compartir cuchara pueden transferir Streptococcus mutans y compañía a tu bebé. Incluso besos en la boca (que algunos padres dan a sus bebés) son una vía. Lo mejor es evitar estas prácticas: lleva siempre un repuesto limpio de chupete, usa agua para enfriarle la papilla en vez de soplarla, y no compartas utensilios de comida. También, cuida tu propia salud bucal: si los padres tienen muchas caries sin tratar, hay más bacterias para pasar al niño.

Factores genéticos o de esmalte débil

Hay niños más predispuestos a caries que otros, incluso con higiene y dieta similares. Pueden influir factores como:

  • Calidad del esmalte: Durante el desarrollo embrionario y de la primera infancia, ciertas enfermedades o deficiencias pueden resultar en esmalte hipomineralizado (dientes con manchas blancas opacas de “hipoplasia” que son más frágiles). Este esmalte deficiente sucumbe antes a las caries.
  • Cantidad y calidad de la saliva: La saliva ayuda a neutralizar ácidos. Un niño con flujo salival bajo o saliva de pH más ácido puede tener más riesgo. Algunas condiciones médicas o medicamentos afectan la saliva.
  • Genética de bacterias: La composición de la microbiota oral varía según el individuo. Algunos albergan cepas bacterianas más agresivas o productoras de ácido.

Si sabes de antecedentes en la familia de problemas dentales severos en la infancia, extrema precauciones con tu hijo, pero sobre todo concéntrate en los factores modificables (higiene y dieta), que son los más importantes.

Falta de flúor

El flúor es un aliado poderoso contra la caries, porque refuerza el esmalte y lo hace más resistente al ataque ácido. La falta de exposición al flúor aumenta el riesgo de caries. Hoy en día, muchas regiones cuentan con agua potable fluorada, y además usamos pastas dentales fluoradas. Pero si, por ejemplo, usas solo pasta sin flúor “por ser natural” o no das suplemento de flúor en zonas no fluoradas, podrías estar dejando los dientes de tu hijo desprotegidos. Usa pasta dental con al menos 1000 ppm de flúor para niños (desde el primer diente), en cantidad adecuada a su edad. Consulta al pediatra u odontopediatra si en tu zona el agua no tiene flúor, puede que recomienden gotas o barnices tópicos.

En conclusión, las causas de la caries infantil giran en torno a malos hábitos (higiene inadecuada, dieta azucarada) y ciertos factores de riesgo (bacterias transmisibles, esmalte débil). La buena noticia es que casi todos son prevenibles con medidas que veremos a continuación.

Cómo prevenir las caries en los dientes de leche

La prevención es la clave. Evitar la caries es mucho más fácil, barato y agradable que tratarla. Como madre y odontopediatra, te comparto estos consejos prácticos para mantener a raya la caries infantil:

Higiene oral desde el primer día

  • Limpieza temprana: Antes de que salga el primer diente, limpia las encías de tu bebé una vez al día con una gasa húmeda o dedal de silicona. Hazlo preferiblemente por la noche, para eliminar restos de leche. Esto no solo remueve bacterias sino que habitúa al bebé a la sensación de higiene bucal.
  • Primer diente, primer cepillo: Cuando erupcione el primer diente (aprox. 6 meses), comienza a cepillarlo suavemente con un cepillo infantil de cabezal pequeño y cerdas suaves. Aplica una cantidad minúscula de pasta fluorada (1000 ppm) – tamaño grano de arroz. A partir de los 3 años, puedes aumentar a un tamaño guisante de pasta (1350 ppm de flúor está bien para esta edad).
  • Cepillado diario asistido: Cepilla los dientes de tu hijo dos veces al día mínimo (mañana y noche), idealmente después de cada comida principal. Por la noche es innegociable. Hasta los 6-7 años, ellos no tienen la destreza manual para limpiar bien, así que los padres deben cepillar o repasar. Hazlo de forma delicada pero efectiva, limpiando todas las caras de cada diente. Puedes sentar al niño en tu regazo, inclinar su cabeza hacia atrás sobre tu pecho y cepillar con calma.
  • Uso de hilo dental: Si los dientes de tu niño están muy juntos (sin espacios), considera pasar hilo dental en esas zonas una vez al día cuando notes contacto entre dientes. Las caries interdentales son comunes en niños que ya tienen molares de leche contiguos. Hay flosser infantiles que facilitan esta tarea.

Dieta equilibrada y control de azúcares

  • Evita el azúcar añadido en bebés: No endulces el biberón ni uses chupetes “saborizados”. La caries del biberón se previene no dejando que el niño se duerma con leche o líquidos azucarados en la boca. Si necesita succión para dormir, ofrécele agua. Y a partir de los 6 meses, intenta que empiece a usar vaso entrenador para ir dejando el biberón hacia el año de edad.
  • Limita chuches y refrescos: Establece una norma familiar de que las golosinas, chocolates, refrescos y bollería son ocasionales. No tengas una despensa repleta de ellos al alcance diario. Mejor ofrécelos esporádicamente, quizás en fiestas, fines de semana o como postre puntual. Especial cuidado con las chucherías pegajosas (gominolas, caramelos toffee): se quedan adheridas a los dientes más tiempo. En lo posible, reemplaza snacks poco saludables por opciones más sanas (fruta fresca, frutos secos a partir de cierta edad, quesitos).
  • No picar constantemente: Intenta que tu hij@ tenga horarios regulares de comida (desayuno, almuerzo, merienda, cena) y evita el picoteo continuo. Cada ingesta inicia un ataque ácido; hay que dar tiempo a la saliva a reparar. Si pide algo entre horas, que sea lo menos cariogénico posible: por ejemplo, unos palitos de zanahoria cruda, queso, jamón, o frutos secos (si ya los mastica bien). Limita los zumos (incluso naturales) y bebidas azucaradas; que el agua sea la bebida principal.
  • Alimentos aliados: Incluye en su dieta alimentos crudos y fibrosos como manzana, pera, zanahoria cruda, pepino, pan integral duro… Estos alimentos requieren masticación vigorosa, lo cual aumenta la saliva (protege el esmalte) y además la textura fibrosa ayuda a “arrastrar” placa bacteriana. Son como un “cepillado natural” en el snack. Obviamente, esto complementa pero no sustituye el cepillado real.

Flúor y selladores

  • Pasta dental fluorada: Reitero la importancia del flúor tópico diario con la pasta de dientes. Muchos padres dudan por temor a que el niño trague algo de pasta. La evidencia indica que usar la cantidad recomendada según la edad es seguro y previene caries. Así que nada de pastas “sin flúor” a no ser que el dentista lo indique por alguna razón especial.
  • Aplicaciones profesionales de flúor: El odontopediatra puede aplicar barniz de flúor en los dientes de leche periódicamente (por ejemplo cada 6 meses) si tu hijo tiene riesgo alto de caries o ya ha tenido lesiones. Esto remineraliza el esmalte y puede incluso detener caries incipientes. Pregunta en la revisión.
  • Selladores de fosas y fisuras: Son unas resinas fluidas que se colocan sobre la superficie masticatoria de muelas (generalmente en molares permanentes apenas erupcionan, pero en niños con caries tempranas también se pueden poner en molares de leche). Actúan como barrera física para que no se acumulen bacterias en los surcos. Si tu peque ya tuvo varias caries en dientes de leche, cuando le empiecen a salir las muelas definitivas (aprox. a los 6 años) es muy recomendable sellarlas para protegerlas.

Visitas regulares al odontopediatra

  • Primera visita antes del primer año: La recomendación oficial es que lleves a tu hijo al dentista con la erupción del primer diente o antes de su primer cumpleaños. Parece muy pronto, pero esa primera visita es crucial: el dentista revisará que todo marche bien, te enseñará técnicas de higiene, consejos de alimentación, y evaluará riesgo de caries. Además, tu bebé se va familiarizando con el entorno de la consulta, haciendo que futuras visitas sean más amenas.
  • Revisiones semestrales o anuales: Igual que vas al pediatra periódicamente, haz lo mismo con el dentista infantil. Si tu hij@ es de bajo riesgo de caries, quizás baste con 1 vez al año. Si ya ha tenido caries o hay alto riesgo, mejor cada 6 meses. En estas revisiones podemos detectar una caries pequeñita y tratarla de inmediato (incluso sin taladrar, a veces basta flúor), o aplicar medidas preventivas como el barniz de flúor. Son “chequeos” para garantizar que la salud bucal se mantiene.

Buenos hábitos familiares

Los niños aprenden por imitación. Si te ven cuidar de tus dientes, querrán hacerlo también. Crea rutinas familiares de cepillado: por ejemplo, cepíllense todos juntos antes de dormir, así ellos ven que mamá y papá también lo hacen. Convierte el cepillado en un juego: hay canciones del “hora de cepillar”, relojes de arena para cronometrar 2 minutos, cuentos sobre dientes limpios… La actitud positiva es importante. No uses nunca el dentista como amenaza («si no te cepillas, el dentista te va a pinchar»), al contrario, preséntalo como un amigo que cuida sus dientes.

Y un detalle: no premies a tu hijo con chuches por portarse bien, es contradictorio. Si merece un premio, mejor pegatinas, parques, un cuento, etc., no comida poco saludable.

Tratamiento de las caries en dientes de leche

A pesar de todos nuestros esfuerzos, es posible que un día nos encontremos con que nuestro hijo tiene una caries. ¿Qué hacemos entonces? Tranquilo/a, tiene solución. El tratamiento de la caries infantil dependerá de cuánto haya avanzado la lesión. Las opciones principales son:

Caries incipiente (mancha blanca)

Si la caries está en su fase inicial y aún no hay cavidad, a veces podemos revertirla sin taladro. ¿Cómo? Mejorando la higiene en casa, aplicando flúor profesional en la consulta y vigilando de cerca. El odontopediatra limpiará la superficie, aplicará un barniz o gel de flúor concentrado sobre la mancha blanca, y te dará indicaciones estrictas de cepillado y dieta. Con esto, en muchos casos la lesión se detiene e incluso se remineraliza (la mancha puede no desaparecer del todo, pero mientras no progrese estamos bien). Esta estrategia se llama tratamiento remineralizante o de lesión reversible. Importante: solo funciona si la caries está en esmalte superficial. En cuanto hay cavitación (agujerito) ya no es efectiva.

Caries con cavidad pequeña

Cuando la caries ya agujereó el esmalte pero no ha llegado al nervio, el tratamiento habitual es un empaste (obturación). Consiste en: eliminar con instrumental rotatorio o manual la parte del diente dañada (el tejido infectado y reblandecido), limpiar bien la zona, y rellenar el hueco con un material de obturación (resina del color del diente, generalmente, o ionómero de vidrio en algunos casos). Es un procedimiento similar al de adultos, adaptado a niños en cuanto a materiales y manejo de la ansiedad. Suele requerir anestesia local para que el niño no sienta dolor. Con un empaste, logramos parar la caries y restaurar la forma y función del diente. El diente de leche podrá seguir cumpliendo su papel hasta que toque su recambio natural.

Caries profunda con afectación pulpar

Si la caries fue muy rápida o tardía en tratar, puede haber alcanzado la pulpa (el “nervio”). En un diente adulto eso implica endodoncia (matar el nervio) o extracción; en odontopediatría tenemos procedimientos especiales llamados pulpotomía y pulpectomía:

  • Pulpotomía: Se realiza cuando la caries llegó a la parte superior de la pulpa pero la raíz aún está sana. Es básicamente extirpar la porción de pulpa afectada, es decir, quitar la parte del nervio dentro de la corona del diente. Luego se coloca un material biocompatible en la cámara pulpar para proteger la porción de pulpa vital que queda en las raíces, y se restaura el diente (muchas veces con una corona metálica infantil para reforzarlo).
  • Pulpectomía: Si toda la pulpa, incluyendo la de las raíces, está infectada o necrosada, se hace una especie de “endodoncia infantil”. Se remueve completamente la pulpa de la corona y raíces, se rellenan los conductos radiculares con un material reabsorbible (porque esa raíz se irá reabsorbiendo cuando toque el recambio) y se reconstruye la corona del diente. Las coronas de acero inoxidable son muy comunes después de una pulpectomía en molares de leche, porque proveen resistencia y durabilidad. No son estéticas (son plateadas), pero en molares no se ven mucho y lo importante es mantener la pieza hasta la exfoliación natural. Existen coronas estéticas blancas para dientes anteriores si fuese necesario.

Estos tratamientos pulpares permiten conservar el diente de leche hasta que sea el momento de cambiarlo, evitando extracciones tempranas y manteniendo así el espacio.

Caries muy avanzada o destrucción extensa

Si el diente está tan dañado que no se puede salvar (por ejemplo, la corona destruida casi por completo, un absceso grande que ha dañado raíz), entonces hay que extraer ese diente de leche. Sé que suena drástico, pero a veces es la única opción para eliminar la infección y proteger la salud del niño. Tras la extracción, como mencionamos, normalmente colocaremos un mantenedor de espacio. Este puede ser un aparatito fijo (una banda con un alambre que mantiene el hueco) o removible, dependiendo de la edad y colaboración del niño. El mantenedor se retira cuando asoma el diente definitivo correspondiente.

Manejo del comportamiento y prevención post-tratamiento

Tratar caries en niños implica también manejar su ansiedad o miedo. En clínica usamos técnicas de adaptación psicológica (contar-mostrar-hacer, refuerzo positivo, pequeños descansos durante el tratamiento, etc.). Para caries múltiples, a veces recomendamos sedación consciente o, en casos extremos, tratamiento bajo anestesia general en quirófano, si el niño es muy pequeño o no colabora nada y tiene muchas piezas que tratar. Eso se valora individualmente.

Después de cualquier tratamiento, siempre reforzamos con los padres la necesidad de continuar con buenas prácticas de higiene y dieta para que no aparezcan nuevas caries. Un empaste no inmuniza contra futuras caries: si se mantienen las causas, puede salir otra al lado. Por eso, me gusta mucho trabajar en educación preventiva con la familia durante todo el proceso.

Preguntas frecuentes sobre caries en dientes de leche

¿Debo empastar un diente de leche con caries o espero a que se caiga?

Sí, se debe empastar o tratar. No hay que esperar, porque una caries en un diente de leche puede causar dolor e infección y afectar al diente definitivo que viene detrás. Tratarlo evita problemas mayores. Aunque el diente eventualmente se caerá, necesitamos que cumpla su función hasta entonces. Si la caries es pequeña se hace un empaste; si es más grande, quizá una pulpotomía/pulpectomía. Solo “esperamos” sin tratar en casos muy puntuales donde el diente está a semanas de caerse de forma natural y la lesión es superficial. En general, siempre tratar para mantener la salud bucal del niño.

¿Qué pasa si a mi hijo le sacan un diente de leche antes de tiempo por una caries?

En ese caso, su dentista seguramente le colocará un mantenedor de espacio. Este aparato conserva el hueco dejado por el diente extraído, impidiendo que los dientes vecinos lo invadan. Así, cuando erupcione el diente permanente, encontrará el espacio adecuado. Sin mantenedor, existe riesgo de malposición del diente futuro o apiñamiento dental. Por eso es parte del tratamiento integral ante una extracción prematura.

¿La caries de biberón qué es y cómo evitarla?

La caries de biberón es un tipo de caries rampante en bebés y niños pequeños, provocada por la exposición prolongada y frecuente de los dientes a líquidos azucarados en el biberón. Afecta sobre todo a los cuatro incisivos superiores, que se ven muy cariados (manchas marrones/negras). Para evitarla: no dejes que tu bebé se duerma succionando el biberón de leche, fórmula o jugo. Si necesita algo para dormir, dale un biberón de agua pura. Tampoco endulces el chupete. Comienza a limpiar sus dientes/encías desde muy temprano. Y realiza la primera visita al odontopediatra alrededor de su primer año de vida para revisar que todo esté bien.

Mi hijo es muy pequeño y no se deja cepillar los dientes, ¿qué hago?

Es normal que muchos niños rechacen al principio el cepillado, pero es fundamental insistir con suavidad y creatividad. Prueba distintas estrategias: cepillos de dedo de silicona en bebés, jugar a que muerda el cepillo mientras le cantas, usar dos cepillos (uno para que él manipule y otro tú), cepillar delante del espejo haciendo muecas, etc. A veces ayuda poner dibujos animados o canciones del “cepillado”. Lo importante es no rendirse: aunque llore un poco al principio, hay que limpiarle los dientes porque es por su bien. Mantén la calma, hazlo rápido pero bien. Con el tiempo se acostumbrará. Si aún así es batalla campal diaria, consúltalo con el odontopediatra; te puede dar técnicas específicas o incluso derivarte a un coach de higiene. Pero en general, con paciencia y rutina, casi todos los niños terminan aceptándolo.

¿Es cierto que si los padres tienen malas dientes los hijos heredarán caries?

La predisposición puede heredarse, pero no la caries en sí. Los hábitos familiares influyen más que la genética. Es cierto que hay factores genéticos (como esmalte más débil o ciertas bacterias) que pueden hacer a un niño más proclive, pero la caries es prevenible aunque haya predisposición. Si tú de niño tuviste muchas caries, usa eso de motivación para ser muy estricto con la prevención en tu hijo: aplícale flúor, no abuses de azúcares en su dieta, llévalo al dentista pronto. Verás que no está escrito en piedra que él también deba tener muchas caries. Con buenos cuidados, puede tener una infancia sin apenas problemas dentales.

¿Cuándo comenzarán a caerse los dientes de leche cariados de mi hijo?

Los dientes de leche empiezan a caerse alrededor de los 6 años (incisivos) y siguen cayendo hasta los 12-13 años (últimos molares de leche). Si tu hijo tiene 3 o 4 años y una caries en una muela de leche, esa muela aún debe durarle quizá 6-7 años más; no esperes a que “se caiga” porque falta mucho y la caries la destruirá antes. Cada diente de leche tiene su cronología de recambio: consulta con el dentista cuánto falta para que se caiga naturalmente esa pieza en particular. Pero mientras tanto, si está cariada, hay que mantenerla sana el tiempo que le quede.

¿Pueden salir caries en dientes de leche incluso cuidándolos?

Lamentablemente sí, puede ocurrir, ya que hay factores fuera de nuestro control absoluto (como transmisión bacteriana temprana o esmalte menos resistente). Si pese a cepillarle bien y controlar azúcares tu hijo presenta una caries, no te sientas culpable. Simplemente abórdala rápidamente con el dentista y refuerza lo que puedas la prevención. A veces decimos que hay “niños cariogénicos” que con cualquier descuido desarrollan caries. En ellos, debemos ser aún más meticulosos: quizá llevarlo al dentista cada 4 meses, aplicar flúor tópico con más frecuencia, etc. La prevención se individualiza según el riesgo. Pero tranquilo, con constancia se puede minimizar el impacto.

Como has visto, la caries en dientes de leche no es un problema menor ni algo que debamos ignorar esperando que “se le pasará cuando cambie los dientes”. Al contrario, es una condición que debemos prevenir y tratar con la misma importancia que si fuera en un adulto, incluso más, dado el impacto que tiene en la salud y desarrollo de los más pequeños. La intención principal de quienes buscan “caries en dientes de leche” suele ser entender qué hacer ante una caries en el diente de su hijo, saber cómo evitar que salgan más, y qué consecuencias puede tener no actuar. Espero sinceramente que este artículo, escrito desde mi experiencia profesional con un tono empático y cercano, haya resuelto todas esas dudas.

A modo de resumen final: cuidar los dientes de leche es cuidar la futura sonrisa adulta de tu hijo. Prevé la caries con buenos hábitos de higiene desde bebé, dieta baja en azúcar, flúor y visitas al dentista tempranas. Si aparece una caries, trátala a tiempo para evitar dolor y complicaciones. Ninguna pregunta sobre la salud de tu hijo es tonta o exagerada: infórmate con fuentes fiables, pregunta a profesionales y toma acción.

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Odontóloga
La Dra. Lucía Tejada Martín combina su experiencia en odontología integral con un enfoque cariñoso y atento, creando un ambiente de confianza para pacientes de todas las edades. Con especialización en odontología mínimamente invasiva, su prioridad es ofrecer tratamientos que aseguren comodidad y resultados duraderos. Desde 2014, su dedicación a la odontopediatría y a la atención estética y restauradora en adultos la ha convertido en una profesional valorada, reconocida por su cercanía y precisión en cada consulta.

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