29 mayo 2025

¿Por qué tengo puntos blancos en la boca? Guía completa

La aparición de puntos blancos en la boca puede generar preocupación y dudas sobre su origen. Estas manchas o lesiones pueden tener múltiples causas, desde las más comunes como las aftas bucales hasta condiciones más específicas como la candidiasis oral o la leucoplasia. Es importante conocer las diferencias entre cada tipo, sus síntomas característicos y cuándo es necesario buscar atención médica profesional para un diagnóstico preciso.

Cuando un paciente acude preocupado por una manchita o bolita blanca en la encía o en la lengua, entiendo su inquietud. A veces estas manchas blancas en la boca son algo benigno y pasajero, como una llaga por haberse mordido accidentalmente; otras veces pueden indicar una infección (por ejemplo, un hongo oral o candidiasis) u otra condición que merece atención. En este artículo aclararé todas tus dudas sobre las lesiones bucales de color blanco: desde sus causas posibles, cómo se diagnostican, cuándo debes preocuparte, hasta las opciones de tratamiento y prevención. Al final, encontrarás también una sección de preguntas frecuentes que he recopilado a partir de las inquietudes más comunes de mis pacientes. ¡Comencemos!

Causas posibles de los puntos blancos en la boca

Como dentista, he observado que la aparición de puntos o manchas blancas en la boca puede deberse a diversas causas, que van desde las más inofensivas hasta algunas que requieren seguimiento médico. A continuación, te explico las causas más comunes, con ejemplos y cómo suelen manifestarse, para que puedas identificar qué podría estar ocurriendo en tu caso:

Candidiasis oral (infección por hongos)

Una de las causas frecuentes de manchas blancas en la boca es la candidiasis oral, también conocida como muguet u hongo oral. Es una infección causada por el hongo Candida albicans, el cual normalmente vive en nuestra boca en pequeñas cantidades. Cuando algo altera el equilibrio (por ejemplo, tras tomar antibióticos, por defensas bajas o si padeces diabetes), el hongo puede crecer en exceso. Esto produce parches blancos cremosos en la lengua, el interior de las mejillas e incluso en el paladar o encías. Estas lesiones blancas suelen verse como placas ligeramente elevadas, con apariencia de requesón o queso cottage, y pueden extenderse hacia la garganta o las amígdalas en casos más avanzados.

En adultos sanos la candidiasis oral no suele ser peligrosa, pero puede causar mucha molestia: ardor, sabor desagradable, lengua blanca, resequedad y hasta dificultad para tragar si las placas son extensas. Un dato importante es que estas manchas se pueden desprender al rascarlas suavemente, dejando a veces la mucosa roja o sangrante. Si usas prótesis dentales, podrías notar enrojecimiento debajo de ellas o grietas en las comisuras de los labios asociado al hongo. La candidiasis es más común en bebés y personas mayores, pero como adulto puedes presentarla si tienes el sistema inmune comprometido, si estás bajo tratamiento con corticoides inhalados (por ejemplo, para asma, sin enjuagarte luego la boca) o antibióticos prolongados, o si padeces condiciones como VIH/SIDA.

Ejemplo: Imagínate que después de un tratamiento antibiótico fuerte notas tu lengua con parches blancos y sabor extraño; al cepillarla, los parches se desprenden parcialmente. Es muy probable que se trate de candidiasis oral. La buena noticia es que tiene tratamiento sencillo con antifúngicos, como veremos más adelante.

Aftas o llagas bucales (úlceras blancas benignas)

Otra causa muy común de puntos blancos dolorosos en la boca son las aftas, conocidas coloquialmente como llagas o úlceras bucales. Estas lesiones son pequeñas úlcera superficiales de color blanco o amarillento en el centro, con un halo rojo alrededor. Suelen aparecer en la cara interna de las mejillas, en las encías, en la lengua o en el paladar blando. ¡Y vaya que duelen! Aunque son benignas y no contagiosas, pueden ser muy molestas al comer, beber o cepillarte. A diferencia del herpes labial (ampollas por virus que salen en los labios externos), las aftas ocurren dentro de la boca y no están causadas por virus, por lo que no se transmiten de persona a persona.

La causa exacta de las aftas sigue siendo un pequeño misterio médico. En mi experiencia, aparecen con más frecuencia en momentos de estrés, tras alguna mordedura accidental en la mejilla o lengua, o por irritaciones causadas por brackets, prótesis dentales mal ajustadas u otros aparatos. También pueden desencadenarse por ciertos alimentos (muy ácidos o frutos secos, por ejemplo) o como manifestación de deficiencias nutricionales (falta de hierro, ácido fólico o vitamina B12). Incluso cambios hormonales (muchas pacientes reportan más aftas en ciertas fases del ciclo o durante el embarazo) pueden influir. Si tienes aftas recurrentes, conviene investigar factores como anemia o intolerancias alimentarias.

Ejemplo: Supongamos que, tras unos días de mucho estrés en el trabajo, sientes un puntito blanco doloroso en la cara interna de tu mejilla. Te dificulta al comer condimentos o al cepillarte esa zona. Probablemente es una llaga. Estas lesiones típicamente sanan solas en una o dos semanas, aunque ese período puede parecer eterno por la molestia. Más adelante te daré consejos para aliviar el dolor mientras desaparecen.

Leucoplasia (manchas blancas crónicas)

La leucoplasia es una lesión blanca que merece mención especial. Se trata de parches blancos o grisáceos, espesos y adherentes que aparecen en el interior de la boca, frecuentemente en las encías, la lengua, el interior de las mejillas o el paladar. A diferencia de la candidiasis, no se pueden desprender raspándolos. Suelen NO doler ni causar molestia inicialmente, por lo que a veces pasan desapercibidos. La causa exacta de la leucoplasia es desconocida, pero la vemos con más frecuencia en fumadores (ya sea cigarrillos, puros o incluso personas que mastican tabaco) y en quienes consumen alcohol en exceso. La irritación crónica de la mucosa – por ejemplo, el roce constante de un diente roto o de una prótesis mal ajustada – también puede contribuir a su aparición.

¿Por qué nos preocupa la leucoplasia? En la mayoría de casos no es peligrosa y corresponde a un crecimiento celular benigno como respuesta a la irritación. Pero ojo: en un porcentaje pequeño de casos, estas manchas blancas pueden esconder cambios pre-cancerosos o convertirse con el tiempo en un cáncer oral. Especialmente sospechosa es la leucoplasia que tiene áreas rojas además de blancas (lo que llamamos leucoplasia moteada), ya que tiene mayor probabilidad de transformación maligna. Por ello, siempre insistimos en que toda mancha blanca persistente por más de 2 semanas sea evaluada por un dentista o médico. Es posible que te indiquen una biopsia (un pequeño corte para analizar la lesión al microscopio) y así descartar células anormales.

Ejemplo: Un paciente fumador de 50 años acude a consulta porque notó, al mirarse al espejo, una mancha blanca en la lateral de su lengua que lleva más de un mes ahí. No le duele ni ha cambiado de tamaño desde que la vio. Al examinarlo, pienso en leucoplasia relacionada al tabaco. Le explico que debemos estudiarla: podría ser simplemente una callosidad por el cigarro, pero por seguridad realizaremos pruebas para descartar algo más serio. La detección temprana es la clave aquí.

Liquen plano oral (lesiones blancas con patrón reticular)

El liquen plano oral es una condición inflamatoria crónica, de origen autoinmune, que también puede manifestarse como manchas blancas en la boca. Es menos común que las anteriores, pero siendo exhaustivos, quiero que la conozcas. En su forma más frecuente (llamada reticular), el liquen plano produce unas líneas blancas entrelazadas que forman un patrón similar a encaje o red en la mucosa, especialmente en el interior de las mejillas. A veces estas líneas blancas aparecen junto con áreas enrojecidas. Suele no dar síntomas en su variante reticular, por lo que mucha gente ni se percata de que lo tiene, y a menudo se descubre en revisiones de rutina. Existe otra forma de liquen plano (erosivo) donde sí hay llagas rojas dolorosas, y esta variante requiere más atención porque a largo plazo puede aumentar ligeramente el riesgo de cáncer oral.

El liquen plano no es contagioso y su causa es una reacción del sistema inmune contra las células de la boca por razones desconocidas. Si bien no tiene cura definitiva (porque es un trastorno inmune crónico), sus síntomas se pueden controlar con medicación tópica cuando molestan, y con revisiones periódicas para vigilar que no surjan complicaciones.

Ejemplo: En una revisión, descubro que una paciente de 45 años, sin síntomas, tiene unas finas estrías blancas en la mucosa de sus mejillas con aspecto de encaje. Ella nunca lo había notado. Le explico que parece ser liquen plano oral en su forma más benigna, que por ahora no necesita tratamiento, solo mantener controles para observarlo. Esta información la tranquiliza mucho al saber que no es algo peligroso en su caso.

Acumulación de placa bacteriana o sarro en las encías

A veces, lo que las personas describen como “puntitos blancos en las encías” resulta ser una acumulación localizada de placa bacteriana o sarro (cálculo dental) sobre la superficie de la encía o entre los dientes. La placa dental es una película blanquecina compuesta de restos de comida y bacterias que se forma si la higiene oral es insuficiente. Cuando se endurece y mineraliza, aparece el sarro, que puede verse blanquecino o amarillento. Estos depósitos pueden dar el aspecto de manchas claras sobre la encía o en la base de los dientes. Por lo general, van acompañados de enrojecimiento o inflamación de la encía alrededor (gingivitis). No suelen doler directamente, pero a largo plazo causan problemas como caries o enfermedad periodontal.

Ejemplo: Si notas pequeñas manchas blancas alrededor de la unión diente-encía, especialmente en los dientes frontales inferiores (donde más sarro se acumula), podría ser simplemente cálculo dental. La solución es una buena limpieza dental profesional. Tras la profilaxis, esas “manchitas” desaparecen y la encía recupera su color rosado saludable. Mantener una correcta higiene bucal diaria previene que reaparezcan.

Irritación o trauma (mordeduras, fricción de prótesis u ortodoncia)

La irritación continua de los tejidos de la boca puede hacer que estos reaccionen volviéndose más gruesos o blanquecinos en la zona de contacto. Por ejemplo, si tienes un diente astillado que roza siempre el mismo lugar de la mejilla, o una dentadura postiza mal ajustada que frota la encía, es común que aparezca ahí una zona blanquecina engrosada. Muchas veces esto es simplemente una queratosis por fricción, una especie de “callo” en la mucosa oral. Suele presentarse como una placa blanca plana que no duele. En cuanto se elimina la causa irritativa (puliendo el diente que rozaba, ajustando la prótesis o el bracket), la lesión suele desaparecer en unas semanas. Si persiste, habría que evaluarla como posible leucoplasia, ya que como mencionamos, la irritación crónica está detrás de muchas leucoplasias.

También el quemarse con alimentos calientes (¿quién no se ha quemado el paladar con una pizza muy caliente?) puede dejar después una capa blanca en la zona afectada, que es tejido muerto. Esa capa generalmente se desprende por sí sola al cabo de un día o dos, dando paso a un tejido nuevo sano. Es decir, una quemadura química o física en la boca (por sustancias muy fuertes o calor) inicialmente puede lucir blanca, pero será transitoria.

Ejemplo: Un caso típico es el de pacientes con brackets (ortodoncia): a veces la cara interna de sus mejillas presenta líneas blancas debido al roce constante con los aparatos. Esto coincide con lo que llamamos la “línea alba” (una línea blanquecina que muchas personas tienen por morderse o friccionar la mejilla de forma involuntaria). No es grave, y solemos recomendar protectores de cera sobre los brackets para minimizar ese roce. En cuanto se retira el aparato, la mucosa suele normalizarse.

Deficiencias nutricionales y problemas sistémicos

Aunque es menos común identificarlo a simple vista, ciertas deficiencias de vitaminas o minerales pueden reflejarse en la boca con lesiones o cambios de color. Por ejemplo, la falta de hierro (anemia ferropénica) se ha asociado con la aparición de llagas bucales recurrentes o una palidez extrema de la mucosa que puede dar aspecto blanquecino. También la deficiencia de vitamina B12 o de ácido fólico puede provocar úlcera frecuentes en la lengua y mejillas. Si notas puntos blancos que se ulceran a menudo y además has estado cansado, débil o con uñas quebradizas, conviene investigar con tu médico posibles déficits nutricionales o enfermedades autoinmunes (como la enfermedad celíaca, que a veces se manifiesta con aftas recurrentes).

Por otro lado, enfermedades sistémicas como el lichen planus (ya descrito), el lupus eritematoso o incluso alteraciones gastrointestinales pueden dar signos en la boca. Por eso, cuando vemos lesiones inusuales, además de tratar el síntoma local, indagamos en la salud general del paciente.

Ejemplo: Una paciente menciona que le salen llagas blancas muy a menudo y se siente extremadamente fatigada. Al conversar, descubrimos que tiene reglas muy abundantes (posible causa de anemia). Efectivamente, sus análisis muestran baja en hierro. Tras suplementarla y mejorar su nutrición, sus aftas disminuyen notablemente en frecuencia.

Infección o absceso dental (granito blanco en la encía)

No debemos olvidar que una infección dental también puede manifestarse como un punto blanco en la encía. Cuando hay un absceso (una acumulación de pus) debido a una caries profunda o enfermedad periodontal, a veces el pus busca salida a través de la encía formando un granito blanco o amarillo en la encía cerca del diente afectado. A este hallazgo lo llamamos fístula dental. Suele verse como una pequeña bolita o espinilla blanca, a veces con un punto amarillo en el centro, que puede supurar al presionarla.

Si tienes un punto blanco de este tipo en la encía y además el diente cercano duele o late, o sientes sabor desagradable, es muy probable que se trate de un absceso. Esta situación sí requiere atención urgente de un odontólogo para drenar la infección y tratar el origen (ya sea con un tratamiento de conducto –endodoncia– o a veces una pequeña cirugía periodontal, según el caso). Ignorar un absceso puede conducir a una infección más seria e incluso a la pérdida del diente, así que en este caso particular la bolita blanca es una señal de alarma y no solo un tema estético.

Ejemplo: Un hombre nota una bolita blanca indolora en su encía, justo encima de un molar que tenía picado desde hace meses. Al apretarla, sale un poco de pus y luego disminuye. Aunque no le duele mucho el diente, le explico que eso es un absceso dental crónico; necesitamos intervenir con tratamiento (por ejemplo, una endodoncia) para eliminar la infección. Tras el tratamiento, la fístula desaparece y evitamos complicaciones mayores.

Otras causas y consideraciones

  • Puntos blancos en las amígdalas: Aunque las amígdalas están técnicamente en la garganta, es común que los pacientes las vean al abrir la boca y las confundan con “manchas en la boca”. Si tus puntos blancos se ubican en la parte posterior, a los lados de la garganta, podrían ser placas de pus por una amigdalitis (infección de garganta, como la faringitis estreptocócica) o cálculos amigdalinos (conocidos como tonsilolitos, que son bolitas blancas malolientes de material endurecido alojadas en las amígdalas). Estas situaciones se acompañan de otros síntomas: en una infección de garganta habrá dolor al tragar, fiebre y malestar general, mientras que los tonsilolitos suelen causar halitosis (mal aliento) pero no fiebre. En cualquier caso, el tratamiento difiere (antibióticos para una infección bacteriana, o remedios caseros/enjuagues para expulsar cálculos). Si sospechas que tus “manchas” en realidad están en la garganta, lo mejor es consultar al médico general o otorrinolaringólogo.
  • Leucoplasia pilosa: es un tipo especial de lesión blanca, con apariencia “peluda” o corrugada, que aparece en los lados de la lengua en personas con el sistema inmune muy debilitado (por ejemplo, pacientes con VIH sin tratar). No es común en la población general, pero es bueno saber que existe. A diferencia de la leucoplasia común, esta está causada por el virus Epstein-Barr y no se convierte en cáncer, pero indica inmunosupresión marcada, por lo que su tratamiento se enfoca en manejar la condición subyacente.
  • Otras lesiones blancas raras: Existen lesiones menos frecuentes como el granuloma piogénico blanquecino, quistes de la mucosa, o condiciones dermatológicas que afectan la boca (pénfigo, candida crónica, etc.). No entraremos en detalle dado lo raras que son, pero un especialista las considera si las comunes han sido descartadas.

Como ves, “punto blanco en la boca” no es un diagnóstico en sí, sino un síntoma o signo que engloba muchas posibilidades. Por eso, el contexto (edad, hábitos, síntomas acompañantes, ubicación exacta, tiempo de evolución, etc.) es clave para orientar qué lo causa.

Diagnóstico: ¿Cómo sabemos qué está causando la lesión?

La evaluación diagnóstica de una mancha blanca en la boca empieza con algo muy sencillo: observar cuidadosamente. Yo suelo preguntarle al paciente detalles importantes: ¿Desde cuándo la has notado? ¿Ha cambiado de tamaño o aspecto? ¿Duele o sangra? ¿Tienes más de una lesión o solo una? ¿Se desprende al rasparla con la uña o gasa? ¿Has tenido fiebre u otros síntomas? ¿Tienes hábitos como fumar o mordisquearte la mejilla? ¿Estás tomando algún medicamento?

Estas preguntas, junto con la exploración clínica (mirar la boca con buena luz, empleando un depresor o espejo dental), suelen darnos muchas pistas. Por ejemplo, si veo placas blancas que se quitan al raspado y dejan la zona roja, casi puedo asegurar que es candidiasis. Si veo una úlcera redonda blanca con halo rojo y el paciente refiere mucho dolor allí, pienso en un afta. En cambio, una placa blanca lisa, indolora y adherida me hace sospechar leucoplasia o una queratosis por irritación crónica.

A veces, sin embargo, la apariencia no es suficiente para distinguir ciertas lesiones. Para estar seguros del diagnóstico, podemos necesitar pruebas adicionales:

  • Citología o frotis: Para la candidiasis oral, por ejemplo, es útil tomar una muestra con un hisopo de las placas y verla al microscopio o enviarla al laboratorio. Así confirmamos la presencia de Candida. Aunque, sinceramente, muchas veces iniciamos tratamiento antifúngico directamente basándonos en la clínica si todo encaja.
  • Biopsia: Cuando hay sospecha de leucoplasia, liquen plano erosivo, o cualquier lesión blanca que no mejora en ~2 semanas o luce irregular, es prudente realizar una pequeña biopsia. Bajo anestesia local, se toma un trocito de tejido para que el patólogo lo examine. Esto nos dirá si hay displasia (cambios pre-cancerosos) o si es algo benigno. La biopsia también puede diagnosticar definitivamente un liquen plano, por ejemplo, mostrando el patrón inflamatorio típico.
  • Cultivos y pruebas de laboratorio: Si pensamos en una faringitis (placas en amígdalas con infección), un test rápido de estreptococo o cultivo de garganta confirmará la causa bacteriana. En casos de aftas muy recurrentes, podríamos solicitar análisis de sangre para ver tu estado inmunológico, descartar anemia, deficiencia de B12, folatos, o enfermedades autoinmunes asociadas. A veces también medimos niveles de glucosa, ya que la diabetes mal controlada predispone tanto a candidiasis como a infecciones en encías.
  • Examen físico general: Como médico, no me limito a la boca si sospecho que el problema puede venir de otro lado. Revisar ganglios linfáticos del cuello (que pueden agrandarse en infecciones o incluso en procesos malignos) u otros signos en piel y cuerpo nos da una visión integral.

El diagnóstico correcto combina la experiencia clínica con las pruebas necesarias. Mi objetivo como profesional es identificar la causa exacta para poder darte el tratamiento adecuado y descartar problemas serios. Nunca te quedes con la duda: si una lesión persiste o te preocupa, consulta con tu odontólogo o médico. Nosotros contamos con las herramientas para investigar a fondo qué ocurre.

¿Cuándo debes preocuparte? Señales de alerta

Es normal alarmarse al encontrar algo inusual en la boca, pero no todas las manchas blancas son graves. Aquí te indico cuándo realmente conviene que busques evaluación profesional pronto, basándonos en ciertas banderas rojas o características de la lesión:

  • Duración mayor a 10-14 días: Si el punto blanco no desaparece en dos semanas (o empeora), es fundamental que acudas al dentista o médico. Una llaga común debería empezar a sanar en ese plazo. Las infecciones como la candidiasis también suelen mejorar con tratamiento en una o dos semanas. Pero una lesión persistente sin cambio puede indicar leucoplasia u otro problema crónico que necesita diagnóstico. La regla general en medicina oral es: toda lesión que no cicatriza en 2 semanas merece biopsia o evaluación especializada.
  • Tamaño o forma irregular, crecimiento o cambios: Si notas que la mancha aumenta de tamaño, cambia de forma, se endurece o desarrolla áreas rojas o más oscuras, no lo dudes: que la vea un profesional. Especialmente las leucoplasias con zonas rojas (eritroplasia) o ulceración deben valorarse de inmediato, pues como mencionamos, podrían ser lesiones pre-malignas. Igualmente, un bulto blanco firme debajo de la mucosa necesita revisión (aunque sea raro, algunos tumores iniciales lucen blanquecinos).
  • Dolor intenso, fiebre u otros síntomas sistémicos: Un punto blanco que además te provoca dolor muy fuerte, dificultad para tragar, fiebre alta, ganglios inflamados en el cuello o malestar general no debe ignorarse. Esto apunta a una infección activa. Por ejemplo, placas blancas en garganta con fiebre sugieren amigdalitis; una úlcera muy dolorosa acompañada de fiebre podría ser una estomatitis aftosa mayor o herpetiforme. En estos casos, busca atención médica para aliviar síntomas y tratar la infección si la hay.
  • Dificultad para comer, hablar o abrir la boca: Si la lesión (o el dolor de la misma) te impide llevar una vida normal –por ejemplo, no puedes masticar bien, te duele al mover la lengua, o sientes la mandíbula trabada– hay que actuar pronto. Algunas infecciones micóticas severas, o múltiples úlceras pueden causar este grado de molestia que requiere medicación. También, aunque es muy infrecuente, un cáncer oral en etapas avanzadas puede limitar el movimiento o causar dolor persistente.
  • Aparición de muchas lesiones a la vez: Si de pronto aparecen múltiples puntos blancos o llagas dispersas por toda tu boca, merece consulta. Podría ser una infección diseminada (como candidiasis extensa) o una estomatitis (inflamación general de la boca) posiblemente por un virus o reacción alérgica. Mejor que un profesional determine la causa y te ayude a controlar la situación.
  • Estás en grupos de riesgo: Por ejemplo, si eres fumador de larga data, portador de VIH, diabético sin control, o has tenido cáncer antes, no dejes pasar cualquier lesión oral anormal. Tu umbral para buscar ayuda debe ser más bajo, ya que en estos grupos hay más probabilidad de que algo aparentemente pequeño sea significativo.

En definitiva, preocúpate lo suficiente como para buscar orientación cuando veas algo anormal que no se resuelve rápido. Pero no te angusties de más: la mayoría de las veces, como has visto, los puntos blancos tienen solución y no representan un peligro serio si se abordan a tiempo. Mi consejo es: ante la duda, consulta. Una exploración profesional te sacará de dudas y, si hubiera un problema, estarás tomándolo por los cuernos desde el inicio.

Tratamiento: ¿Cómo se eliminan o curan las manchas blancas?

El tratamiento de los puntos blancos en la boca va a depender completamente de la causa que esté detrás. No existe una “pomada mágica” única para todas las manchas blancas, porque, como vimos, cada origen es distinto. Te describiré las medidas de tratamiento y soluciones más efectivas según las situaciones más comunes:

  • Para la candidiasis oral (hongos): Se utilizan medicamentos antifúngicos. Estos pueden venir en forma de enjuague, gel oral o pastillas. Los más recetados son la nistatina (en suspensión para hacer buches y tragar), el miconazol gel oral, o fluconazol en pastillas en casos resistentes. Al cabo de 7 a 14 días de tratamiento, las placas blancas suelen desaparecer. Es importante, además, tratar la causa predisponente: por ejemplo, ajustar la dosis de corticoide inhalado (y enjuagarse tras usarlo), controlar la glucemia en diabéticos, o reponer la flora normal si fue por antibióticos (aquí pueden ayudar los probióticos o algo tan sencillo como consumir yogur con lactobacilos). También aconsejo quitar y limpiar muy bien las prótesis dentales por las noches, ya que pueden albergar al hongo. Durante la infección, evita enjuagues con alcohol o comidas muy azucaradas que promueven el crecimiento de Candida. Y mantén una excelente higiene bucal para acelerar la recuperación.
  • Para aftas o llagas dolorosas: Aunque no hay una cura instantánea (¡ojalá la hubiera, lo sé lo molestas que son!), sí hay medidas para aliviar el dolor y ayudar a que sanen más rápido. Recomiendo enjuagues con agua tibia salada o con colutorios suaves (por ejemplo, de clorhexidina al 0,12% sin alcohol) para mantener la zona limpia y reducir la inflamación. También hay geles o ungüentos tópicos con anestésicos locales (benzocaína, lidocaína) que adormecen temporalmente la llaga –muy útiles antes de las comidas para que no duela al masticar–. En casos de aftas grandes o múltiples, los médicos podemos recetar corticosteroides tópicos (como triamcinolona en orabase, o enjuagues de dexametasona) para disminuir la reacción inflamatoria y promover la cicatrización. Algunos pacientes encuentran alivio con productos naturales como el ácido hialurónico en gel, aplicándolo sobre la úlcera, o con suplementos de vitamina B12 si tenían deficiencia (siempre consulta antes de automedicarte suplementos). Importante: evita alimentos muy picantes, ácidos o duros mientras tengas la llaga, porque agravan el dolor. Y aunque suene difícil, intenta reducir el estrés, ya que el estrés puede empeorar o prolongar las aftas. La buena noticia es que, con o sin tratamiento, la mayoría de llagas desaparecerán espontáneamente en uno o dos semanas. El tratamiento se centra en que esos días sean lo más llevaderos posible para ti.
  • Para leucoplasia: Aquí el enfoque principal es eliminar el factor causante. Si la persona fuma, dejar de fumar es lo más importante y muchas veces al cabo de unas semanas sin tabaco la mancha blanca disminuye o desaparece por sí sola. Si hay una prótesis o borde dental causante de roce, se corrige. Las leucoplasias en sí mismas no tienen una crema que “las quite”. Deben ser evaluadas; si la lesión es muy grande o sospechosa, a veces el especialista decide extirparla quirúrgicamente completamente para analizarla y prevenir una posible progresión a cáncer. En otros casos se puede optar por controles periódicos: vigilar que no crezca ni cambie. También se ha ensayado el uso de retinoides o vitamina A tópica en algunas leucoplasias pequeñas para ver si remiten, pero la evidencia es variable. Lo fundamental es el seguimiento: una vez diagnosticada leucoplasia, haré que vuelvas a control en 3-6 meses para revisar el área e incluso repetir biopsia si algo cambia. Y recalco: nada de tabaco ni alcohol, porque si no, es muy probable que vuelva a salir otra lesión similar.
  • Para liquen plano oral: Si es del tipo reticular (solo manchas blancas, sin síntomas), no requiere tratamiento activo. Solo controles periódicos para tranquilidad y asegurar que no haya cambios. Si hay molestia –por ejemplo, en el tipo erosivo que causa ardor o dolor–, se indican corticoides tópicos (en enjuagues o pomadas) para bajar la inflamación. También se han usado enjuagues de lidocaína viscosa para aliviar temporalmente si duele, y en casos severos inmunosupresores sistémicos, pero eso solo bajo supervisión especializada. Una buena higiene, dieta equilibrada y evitar irritantes (comida muy picante, alcohol, tabaco) también ayudan a que no se exacerbe. El liquen plano es crónico, así que el objetivo es manejo de síntomas cuando aparezcan, más que una “cura definitiva”.
  • Para placa bacteriana/sarro: El tratamiento es básicamente una limpieza dental profesional. En la consulta, con ultrasonidos o instrumentos manuales, eliminaremos esa placa y sarro acumulado que forman las manchitas blancas en tus encías. Notarás una gran mejoría: las encías sangrarán menos, bajará la inflamación y recuperarán su color normal. Después de la limpieza, te recordaremos las técnicas de higiene bucal correctas para que no se vuelva a acumular placa. Usar hilo dental diariamente y cepillarte correctamente (al menos dos veces al día por 2-3 minutos) es tu mejor defensa contra esas placas blancas de sarro y contra problemas mayores como gingivitis o caries.
  • Para irritación o trauma local: La solución es remover la causa de irritación. Si era un diente roto, hay que pulirlo o rehabilitarlo; si era un borde de aparato ortodóntico, el ortodoncista lo ajustará; si es la dentadura, quizá necesite rebasarse o cambiarse. Mientras tanto, podemos recomendar enjuagues con antiinflamatorios suaves o simplemente agua con sal para mantener limpia el área, y aplicar algún gel protector (hay geles de ácido hialurónico o incluso miel natural que pueden proteger la mucosa lesionada y ayudar a su regeneración). Una vez cesa el trauma, la mucosa suele regenerarse por sí sola. En caso de una quemadura química (por enjuague muy fuerte, por ejemplo) también se aplica un manejo similar: retirar el agente irritante y medidas tópicas de soporte.
  • Para deficiencias nutricionales: Si mediante análisis se detectó, digamos, anemia por falta de hierro o bajos niveles de B12, el tratamiento es suplementar esos nutrientes (hierro oral o intravenoso, vitamina B12 inyectable, etc., según indique el médico) y mejorar la dieta. Al corregir la deficiencia, suele mejorar notablemente la salud de la mucosa. Verás que las llagas recurrentes disminuyen o desaparecen cuando tu cuerpo tiene los nutrientes que necesita. Por supuesto, esto va de la mano con tratar cualquier condición de fondo; por ejemplo, si la anemia era por sangrados menstruales abundantes, la paciente debe seguir controles con su ginecólogo, etc.
  • Para abscesos o infecciones dentales: Aquí no hay duda: se requiere tratamiento odontológico profesional a la brevedad. Un punto de pus en la encía significa que debajo hay una infección que el cuerpo está conteniendo a duras penas. El dentista deberá realizar seguramente una endodoncia (tratamiento de conducto) si el origen es una caries que infectó el nervio del diente, o un procedimiento periodontal si la infección viene de la encía profunda. Además, se suele drenar el absceso y a veces recetar antibióticos para ayudar a eliminar la infección. Tú en casa puedes enjuagarte con agua tibia con sal para mantener la zona limpia mientras esperas la cita, pero no intentes pinchar o reventar la bolita de pus por tu cuenta, podrías empeorar la infección. Tras el tratamiento adecuado, la lesión y sus síntomas desaparecerán. No dejes pasar un absceso: incluso si no duele mucho, puede convertirse en algo serio de un momento a otro.
  • Para amigdalitis (placas en garganta): Si descubres que tus “manchas” realmente están en la garganta y resultan ser una infección, el médico probablemente te recetará antibióticos (si es bacteriana, por ejemplo estreptococo) o el tratamiento adecuado según la causa. Acompañado de reposo, hidratación, gárgaras con antiséptico o sal para aliviar y analgésicos para el dolor de garganta. En pocos días las placas desaparecerán. Para los tonsilolitos (cálculos en amígdalas), a veces basta con mejoras en la higiene (gárgaras regulares, irrigaciones con jeringa de agua) o en casos extremos la extirpación de las amígdalas si son un problema crónico.

Como ves, cada problema tiene su solución específica. Lo importante es acertar con la causa; por eso puse tanto énfasis en el diagnóstico. Un error común es que la gente aplique el remedio equivocado: por ejemplo, alguien piensa que su leucoplasia es “hongo” y se embadurna de antifúngico inútilmente, o al revés, se enjuaga con cosas para aftas cuando en realidad tiene candidiasis (lo cual no la curará). Siempre que dudes, consulta antes de aplicar nada extraño. Y nunca uses productos fuertes no indicados (como agua oxigenada concentrada, cloro, etc.) porque podrías causar una quemadura y agravar la situación.

En mi práctica, suelo brindar instrucciones claras, y hacer seguimiento. En la mayoría de los casos, el paciente mejora con el tratamiento correcto en pocos días y se queda tranquilo. Y si por alguna razón el tratamiento inicial no funciona, no nos detenemos hasta investigar más (realizar pruebas, interconsultar con otro especialista) para dar con la tecla. Tu salud bucal es un trabajo en equipo: tú notas los cambios y acudes, yo te guío y trato, y juntos logramos resolverlo.

Prevención de las lesiones bucales blancas

Después de haber superado un episodio de puntos blancos o simplemente para evitarlos, la prevención es clave. Como profesional de la salud, me encanta cuando mis pacientes adoptan hábitos que les evitan problemas futuros. Aquí te dejo las mejores prácticas para prevenir la aparición de estas manchas o reducir el riesgo de que vuelvan:

  • Mantén una excelente higiene oral: suena repetitivo, ¡pero es la verdad! Unos buenos hábitos de higiene bucal (cepillado suave pero minucioso al menos dos veces al día con pasta fluorada, uso diario de hilo dental o cepillos interdentales, y enjuague bucal si tu dentista lo recomendó) ayudan a prevenir desde placa bacteriana y sarro hasta infecciones por hongos. Una boca limpia es un terreno menos amigable para la Candida y otras bacterias oportunistas. Además, reduce la irritación de las encías y mucosas.
  • No fumes y limita el alcohol: Si necesitabas otra razón para dejar el tabaco, aquí está. Fumar irrita la mucosa y es el principal factor de riesgo para leucoplasia y cáncer oral. Muchas de esas manchas blancas precancerosas se podrían evitar eliminando el hábito tabáquico. Lo mismo con mascar tabaco o usar productos de tabaco sin humo. El consumo excesivo de alcohol también daña los tejidos de la boca y potencia el efecto del tabaco, así que lo ideal es moderación. Tu boca (y tus pulmones y hígado) te lo agradecerán.
  • Visitas regulares al dentista: Acude a tus revisiones odontológicas periódicas, al menos cada 6-12 meses aunque no notes nada. En esas visitas, además de hacerte una limpieza profesional para prevenir sarro y caries, el dentista examina toda tu boca. Podemos detectar lesiones incipientes que tú quizá no has visto (detrás de la lengua, por ejemplo) y actuar temprano. Recuerda que muchas lesiones blancas no duelen al inicio, por eso la revisión es vital, sobre todo si tienes factores de riesgo. Si usas dentadura o aparatos, el dentista comprobará que estén bien ajustados para que no te lastimen y evitar así irritaciones crónicas.
  • Alimentación equilibrada y cuidado de la salud general: Llevar una dieta rica en frutas, verduras, proteínas y cereales integrales te aporta vitaminas y minerales (como hierro, vitaminas del grupo B, zinc) que mantienen tu mucosa sana y tu sistema inmunológico fuerte. Evita las dietas extremas que puedan llevarte a deficiencias nutricionales. Si eres vegetariano o vegano, asegúrate de suplementar B12 y verificar tus niveles de hierro, por ejemplo. Mantener controladas condiciones como la diabetes es igualmente importante: un diabético descontrolado tiene más riesgo de infecciones bucales como candidiasis y tarda más en curar las llagas. Y si tienes alguna condición de base (como síndrome de Sjögren, VIH, etc.), sigue las indicaciones médicas para que esté bien manejada.
  • Gestiona el estrés y duerme bien: Puede parecer que no guarda relación con la boca, pero el estrés está implicado en brotes de aftas en muchas personas. Busca técnicas de manejo de estrés que te funcionen (ejercicio, meditación, terapia, un pasatiempo relajante) y procura un buen descanso. Un cuerpo descansado y con menos cortisol será menos propenso a bajones inmunológicos que faciliten infecciones o úlceras.
  • Evita agentes irritantes directos: Ten precaución con enjuagues bucales muy fuertes que arden o resecan demasiado; a veces menos es más. No te automediques con productos caseros agresivos en la boca. Si notas que cierto alimento te provoca llagas (por ejemplo, hay gente que es sensible a las nueces, piña, comida muy picante o ácida), modera su consumo o enjuaga con agua después de tomarlos para que no dejen residuos irritantes. Usa un buen protector bucal si practicas deportes de contacto, ¡así evitarás morderte la lengua o mejillas en algún golpe!
  • Protege tu boca si usas inhaladores o tratamientos especiales: Si estás en un tratamiento que pueda afectar la boca (como quimioterapia, inmunosupresores, corticoides inhalados para el asma), consulta sobre medidas preventivas. Por ejemplo, en quimioterapia se recomienda visitar al dentista antes de iniciar para sanear la boca, usar enjuagues con bicarbonato durante el tratamiento para prevenir mucositis, etc. Con corticoides inhalados, como ya mencionamos, enjuagarse la boca tras cada dosis previene la candidiasis. Son pequeños hábitos extra que marcan la diferencia.

Cuidar la salud de tu boca es parte de cuidar tu salud integral. Muchas de estas recomendaciones no solo evitan puntos blancos, sino también otros problemas como halitosis o caries. Y si a pesar de todo aparece alguna lesión, no te culpes: a veces ocurre incluso en las mejores bocas cuidadas. Lo importante es haber construido el hábito de estar pendiente y consultar a tiempo.

Preguntas frecuentes sobre las manchas blancas en la boca

¿Los puntos blancos en la boca siempre son por hongos (candidiasis)?

No, existen varias causas posibles. La candidiasis es solo una de ellas (infección por hongos que crea parches blancos removibles). Pero también puede tratarse de una llaga (aftas), de una leucoplasia por irritación crónica, de placa bacteriana en las encías, entre otras. Cada una tiene características propias. Por eso es importante observar otros detalles: si duele o no, si se desprende al raspar, cuánto tiempo lleva, etc. En caso de duda, un profesional podrá distinguir la causa exacta.

Tengo una mancha blanca en la boca que no me duele, ¿podría ser algo grave como cáncer?

Generalmente no es cáncer, pero una lesión blanca indolora y persistente podría ser una leucoplasia, que en pocos casos lleva cambios pre-cancerosos. El cáncer oral inicial a veces luce como una úlcera o mancha roja/blanca que no cura. La única forma de estar seguros es evaluándola: el dentista podría realizar una biopsia si lo ve necesario. La mayoría de las veces resultará algo benigno, pero nunca ignores una mancha que lleva más de 2 semanas sin sanar. Detectar cualquier cambio maligno a tiempo hace una gran diferencia en el pronóstico, así que mejor revisarlo.

¿Cómo puedo diferenciar una llaga (afta) de otra lesión blanca cualquiera?

Las aftas o llagas bucales tienen algunas pistas distintivas: suelen ser redondeadas u ovales, pequeñas (menos de 5 mm muchas veces), con un centro blanquecino o amarillento y borde rojo. Duelen bastante, sobre todo al rosarlas con comida, el cepillo o la lengua. Aparecen solas o en grupitos, y suelen curar por sí solas en 1 a 2 semanas. No se quitan al raspar (porque realmente es una pequeña herida). En cambio, una placa por candidiasis puede extenderse más ampliamente, suele tener textura de placa espesa, a veces se quita al frotar y típicamente causa más ardor que dolor agudo. Una leucoplasia no duele y se ve como un parche plano y firme al tacto. Si tienes “puntos blancos” en la boca que arden y vienen y van, probablemente sean aftas. Pero si ves que no encaja con este cuadro, mejor que un profesional la identifique.

¿Se puede tratar en casa una mancha o punto blanco en la boca?

Depende de la causa. Algunas lesiones menores puedes manejarlas inicialmente en casa: por ejemplo, si es una llaga típica y ya la identificas, puedes hacer enjuagues con agua salada, aplicar gel de aloe vera o alguna crema con benzocaína para el dolor y esperar su evolución. En candidiasis leve, a veces consumir yogurt con probióticos y mantener la boca limpia ayuda mientras consigues el antifúngico recetado. Pero muchas veces necesitarás medicación específica: antifúngicos para hongos, antibióticos para una infección bacteriana, etc., que requieren diagnóstico y receta. Lo que no recomiendo es intentar “raspar” o quemar la mancha por tu cuenta, ni ponerte remedios caseros muy fuertes (limón directo, bicarbonato abrasivo, ajo sin diluir, etc.) porque puedes empeorar la lesión. Si no estás seguro de qué es la mancha blanca, lo mejor es consultar antes de probar tratamientos caseros. Un profesional te indicará si algo casero es suficiente o si necesitas un medicamento.

¿Cuándo debo acudir al dentista o médico por una mancha blanca en la boca?

Si la lesión persiste más de 10-14 días, si aumenta de tamaño, si tiene un aspecto muy irregular o colores mezclados (blanco con rojo), o si viene acompañada de dolor intenso, dificultad para tragar, fiebre u otras molestias generales, deberías acudir lo antes posible. También si notas un bulto blanco que no habías visto antes, especialmente si tienes factores de riesgo como fumar. En resumen, ve al dentista/médico siempre que algo te preocupe o no mejore en poco tiempo. Como decía antes, ante la duda es preferible que te revisen. Una revisión a tiempo puede resolver rápidamente un problema sencillo o detectar tempranamente uno serio. En ambos casos, sales ganando en tranquilidad y salud.

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Dra. Carolina de Lis
Odontóloga en Clínicas Cleardent
Especialista en endodoncia e implantoprótesis, la Dra. Carolina de Lis lleva más de siete años dedicándose exclusivamente a la odontología, aplicando un enfoque multidisciplinar en cada tratamiento. Su habilidad en la rehabilitación sobre implantes, junto con su manejo de PRP para cirugías orales y el uso de escáner intraoral, hacen que su práctica se caracterice por la precisión y el compromiso con tratamientos innovadores. Para la Dra. de Lis, la colaboración entre profesionales es clave para lograr resultados de alta calidad y centrados en el bienestar del paciente.

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