16 mayo 2025

Me duele un diente al tocarlo con la lengua: causas, síntomas y cómo quitar el dolor

¿Te duele un diente al tocarlo con la lengua? Descubre las causas más frecuentes, cómo se diagnostica y qué tratamientos son efectivos para aliviar el dolor.

El dolor al tocar un diente con la lengua puede deberse a una inflamación del ligamento periodontal, una caries profunda, un diente fisurado o bruxismo. Es importante acudir al dentista para determinar la causa exacta y evitar complicaciones. El tratamiento puede incluir antiinflamatorios, endodoncia o férulas de descarga si hay bruxismo.

¿Qué puede significar el dolor al tocar un diente con la lengua?

Que un diente duela al simple contacto no es normal: un diente sano no debería doler al masticar ni al hacer presión ligera. Por eso, si notas dolor al tocar un diente, es la forma que tiene tu cuerpo de avisarte que algo no anda bien en esa pieza dental. En la mayoría de casos, esta molestia indica que hay un problema subyacente en el diente o alrededor de él. Puede tratarse de una caries que ha avanzado hacia el nervio, una fisura en el diente, una infección (absceso) en la raíz, o incluso una inflamación del ligamento periodontal que sostiene al diente en su sitio. A veces, también una hipersensibilidad dental marcada puede hacer que un diente duela al contacto. En cualquier caso, ese dolor localizado es un síntoma concreto que debemos tomar en serio.

Piensa en el dolor dental como en una alarma: cuando tocas el diente y duele, la alarma se está activando para decirte que revises ese diente cuanto antes. Ignorarlo no es buena idea, ya que la causa podría agravarse (una caries pequeña puede volverse grande, una infección puede propagarse). Lo más prudente es acudir al dentista para evaluar la situación, especialmente si el dolor persiste o empeora. Más adelante te detallaré cuándo es recomendable ir de urgencia y cuándo se puede esperar un poco, pero primero veamos las causas posibles.

Principales causas de dolor en un diente al tocarlo

A continuación, repasaremos las causas más comunes que pueden provocar dolor en un diente al contacto con la lengua, el dedo o al morder. Identificar la causa es clave para saber cómo tratar el problema.

Caries dental avanzada y pulpitis

Una de las causas más frecuentes de dolor localizado es una caries que ha avanzado lo suficiente. Al inicio, una caries pequeña puede no doler, pero si progresa y alcanza las capas internas del diente (la dentina e incluso la pulpa donde está el nervio), puede provocar dolor al presionar. Cuando el nervio dental se inflama por la caries, hablamos de pulpitis, y en esta etapa cada vez que tocas el diente el nervio irritado puede desencadenar un «¡ay!». Es común que, además del dolor al tacto, también sientas molestias al comer dulce o alimentos muy fríos/calientes en ese diente. Si sospechas de caries (por ejemplo, ves un puntito oscuro o un agujero, o el dentista te lo ha mencionado en tu última revisión), no lo dejes pasar. Las caries no se detienen por sí solas: mientras más avanza, más duele y más complejo será el tratamiento necesario.

Absceso dental (infección)

Un absceso dental es una infección acumulada en el interior del diente o en la encía alrededor de la raíz, formando un saco de pus. Suele ser consecuencia de una caries muy profunda no tratada, de una pulpitis que avanzó o incluso de un golpe que dejó al diente dañado. El absceso provoca inflamación y presión interna, causando un dolor intenso, punzante y continuo. Tocar el diente duele muchísimo porque el ligamento que rodea la raíz está inflamado e irritado por la acumulación de pus. A menudo, el diente con absceso duele por sí solo, sin ni siquiera tocarlo, y el dolor puede irradiar a la mandíbula. También puedes notar encía hinchada, enrojecida e incluso un “bulto” cerca del diente, sabor desagradable en boca o fiebre. Un absceso dental es una urgencia odontológica, ya que la infección puede propagarse: si sospechas que tienes un flemón o infección (dolor muy agudo, hinchazón, pus), debes acudir de inmediato al dentista.

Fisura o fractura del diente

Otra causa posible es que el diente esté fisurado o agrietado. A veces un trauma (al morder algo duro, una caída, deportes) produce una pequeña grieta en el diente que no se ve a simple vista. ¿Por qué duele al tocarlo? Imagina que el diente está “rajado”: al hacer presión, los fragmentos minúsculos se separan ligeramente y eso irrita la pulpa o el ligamento, causando dolor. Las fracturas dentales pueden provocar dolor al masticar o presionar porque la fuerza se transmite irregularmente a través de la grieta. Si has sufrido un golpe o muerdes algo duro y desde entonces ese diente te molesta al presionarlo, es posible que exista una fisura. Incluso un diente con una restauración grande (un empaste extenso) puede fisurarse con el tiempo. Este tipo de dolor suele sentirse solo al morder ciertos alimentos o al tocar justo en un punto específico del diente.

Traumatismo reciente

Un golpe en el diente o en la boca puede dejar el diente adolorido al tacto, incluso si no hay fractura visible. Tras un traumatismo, el nervio dentro del diente puede inflamarse temporalmente (pulpitis reversible) o el ligamento periodontal que sostiene el diente puede quedar magullado. En estos casos, el diente duele al morder o tocarlo porque los tejidos están sensibles por el impacto. Por ejemplo, si te golpeaste el diente con algo duro o tuviste un accidente deportivo hace poco y ahora ese diente duele cuando lo tocas, el dolor podría venir de la inflamación post-trauma. Es importante vigilar estos casos porque, aunque a veces el diente se recupera por sí solo, otras veces el nervio puede quedar dañado de forma irreversible o surgir un absceso tiempo después del golpe. Ante un golpe fuerte en un diente, siempre es prudente que un dentista lo evalúe.

Ligamento periodontal inflamado

El ligamento periodontal es el tejido que une firmemente el diente con el hueso del maxilar. Si este ligamento se inflama, el diente puede doler al tocarlo o al masticar, porque esencialmente duele la “suspensión” del diente. ¿Qué puede inflamar el ligamento? Una causa es la periodontitis, que es una infección crónica de las encías y el hueso alrededor del diente (progresión de una gingivitis no tratada). En una periodontitis avanzada, puede acumularse pus en el ligamento o haber destrucción ósea, haciendo que el diente se movilice y duela al presionar. Otra causa es una sobrecarga oclusal, por ejemplo cuando un diente recibe más fuerza de mordida de la que debería (quizás por una mala posición, una corona “alta” colocada recientemente, o por bruxismo). En esos casos, el ligamento se resiente como lo haría un esguince: el diente duele al tocarlo, se siente “altito” o molesta al masticar. Si solo duele ese diente en concreto al morder, podría tratarse de una inflamación del ligamento por mordida desequilibrada.

Bruxismo (rechinar o apretar dientes)

El bruxismo es el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes, comúnmente mientras dormimos o en situaciones de estrés. Este hábito puede causar dolor dental generalizado, pero a veces un diente en particular sufre más la sobrecarga. El resultado es que ese diente dolorido tiene al ligamento periodontal inflamado por el exceso de presión constante. Muchos pacientes con bruxismo refieren que les duele un diente al despertarse o al tocarlo, sin tener caries. Además, el bruxismo crónico desgasta el esmalte, pudiendo exponer la dentina y causar sensibilidad dental. Si notas que amaneces con la mandíbula tensa, dolores de cabeza o dientes doloridos, es muy probable que estés apretando los dientes por la noche. Un diente sobrecargado por bruxismo puede doler al contacto hasta que se alivie la presión sobre él.

Hipersensibilidad dental

La hipersensibilidad o sensibilidad dental ocurre cuando la capa protectora del diente (el esmalte o el cemento en la raíz) se ha desgastado o las encías se han retraído, dejando expuesta la dentina. La dentina tiene canales microscópicos hacia el nervio, por lo que cualquier estímulo externo se siente como un dolor agudo. Normalmente asociamos la sensibilidad con dolor por frío, calor o dulce, pero también puede doler un diente sensible al tocarlo con la lengua o al cepillarlo. Es un dolor breve y punzante, distinto al dolor constante de una caries profunda. Las causas de la hipersensibilidad incluyen cepillado muy agresivo (que gasta el esmalte o baja la encía), dietas muy ácidas, bruxismo (desgaste del esmalte) o tratamientos como el blanqueamiento dental. La buena noticia es que la sensibilidad dental se puede manejar con productos especiales y hábitos adecuados – hablaremos de esto en la sección de tratamientos.

¿Cuándo acudir al dentista?

Ante cualquier dolor dental que persiste o preocupa, mi recomendación como dentista siempre es consultar. Sin embargo, entiendo que a veces no sabemos si cierta molestia amerita ir de inmediato o si podemos observar unos días. Aquí te doy algunas pautas claras de cuándo debes acudir al dentista sin demora por un diente que duele al tocarlo:

  • Dolor que dura más de 1-2 días: Si la molestia persiste por más de un par de días y no mejora, es señal de que no fue algo pasajero. Un dolor dental que no cede (o que regresa con frecuencia) debe evaluarse.
  • Dolor intenso o en aumento: Si al principio era una molestia leve y rápidamente se ha vuelto un dolor fuerte, o cada día duele más al tocar el diente, es mala señal. El dolor agudo que empeora indica que el problema (infección, inflamación) está progresando.
  • Hinchazón, fiebre u otros signos de infección: Si notas la encía inflamada, mejilla hinchada, ganglios del cuello aumentados, o tienes fiebre y malestar general, podría haber una infección o absceso. Estos son signos de alarma que requieren atención urgente. No esperes, ya que las infecciones dentales pueden complicarse.
  • Dificultad para masticar o comer: Cuando evitas masticar por ese lado debido al dolor, o sientes que ni alimentos blandos puedes comer sin que el diente duela, es hora de ver al dentista. No vale la pena pasar días comiendo mal o forzando los otros dientes.
  • Dolor tras un tratamiento dental reciente: Si te hicieron un empaste, corona o tratamiento en ese diente y días después sigue doliendo al morder, consulta de nuevo. A veces puede necesitar un ajuste (por ejemplo, si el empaste quedó un poco alto) o puede haberse irritado el nervio y conviene revisarlo.

En general, no ignores el dolor dental. Un diente que duele es un aviso de que algo anda mal; rara vez estos dolores se resuelven solos sin tratamiento. Siempre es preferible ir al dentista “por si acaso” y que luego no sea grave, a quedarse en casa aguantando y que el problema se agrave.

¿Cómo se diagnostica este problema en la consulta?

Cuando un paciente llega diciendo «doctor, me duele este diente al tocarlo», lo primero que haré será escucharte atentamente. Te preguntaré desde cuándo duele, cómo describirías el dolor, si algo lo empeora o alivia, y si has notado otros síntomas (sensibilidad al frío, hinchazón, si tuviste algún golpe, etc.). Esta conversación inicial ya suele darme pistas importantes. Por ejemplo, si me dices «el dolor aparece con lo caliente y luego sigue por horas», pienso en una posible pulpitis; si dices «solo duele al masticar cosas duras», me sugiere quizás una fisura en el diente. Cada detalle ayuda.

Luego haré una exploración clínica minuciosa:

  • Revisaré el diente y la encía alrededor con el espejo y la sonda. Busco caries visibles, empastes defectuosos, fracturas, inflamación en la encía o algún indicio externo de problema.
  • Realizo una prueba de percusión: golpear ligeramente el diente con el mango del espejo. Si duele al golpear verticalmente, puede indicar un problema en el ligamento periodontal o un absceso en la raíz.
  • Puedo hacer una prueba de frío en el diente, aplicando un spray frío o un algodón helado. Según la reacción del nervio, obtengo información: si duele intensamente y el dolor persiste incluso después de quitar el frío, sospechamos de pulpitis; si el diente no siente el frío en absoluto, podría indicar que el nervio está necrosado (muerto) o la endodoncia previa.
  • En muchos casos, necesitaré una radiografía dental (periapical) de ese diente. La radiografía me muestra si hay caries ocultas bajo un empaste, si hay ensanchamiento del ligamento o una lesión oscura en la punta de la raíz (lo que sugeriría un absceso), o pérdida de hueso por periodontitis. Las fisuras muy finas a veces no se ven en la radiografía, pero otras fracturas sí aparecen.

Con la entrevista, la exploración clínica y la radiografía, normalmente puedo identificar la causa del dolor. A veces el diagnóstico es inmediato (por ejemplo, se ve una caries grande de entrada); otras veces toca juntar varias pistas sutiles. Pero es clave llegar al diagnóstico correcto, porque de ello depende dar con el tratamiento adecuado. Si hubiera duda, podríamos hacer pruebas adicionales: por ejemplo un test eléctrico de vitalidad pulpar (para ver si el nervio responde) o incluso retirar un empaste antiguo si sospechamos que debajo hay caries oculta. Lo importante es que, tras el proceso diagnóstico, podamos decirte claramente “Mira, el dolor viene de X causa” y entonces explicar la solución.

Tratamientos según la causa del dolor

Una vez identificada la causa, ¿cómo solucionamos el problema? No existe un único remedio universal para el dolor de un diente al tocarlo; el tratamiento siempre depende del origen del dolor. En mi experiencia, estos son los tratamientos más habituales según la situación:

  • Empaste (obturación) dental: Si la causa es una caries localizada y aún no muy extensa, se realiza un empaste. Consiste en limpiar toda la caries eliminando el tejido dañado y luego rellenar el hueco con un material de restauración (resina del color del diente generalmente). Esto elimina la caries y protege la pulpa. Tras un empaste, el dolor desaparece porque ya no hay agujero que exponga la dentina o el nervio. Es un procedimiento sencillo, normalmente en una sola cita. Si la caries era profunda pero el nervio no estaba infectado, a veces añadimos una base de protección o un recubrimiento cercano a la pulpa antes de la resina, para ayudar a la recuperación del diente.
  • Endodoncia (tratamiento de conducto): Si el nervio dental está afectado irreversiblemente – por ejemplo, en una pulpitis severa o si hay un absceso – la solución para salvar el diente es una endodoncia. Bajo anestesia local, abrimos una cavidad en el diente, removemos la pulpa (nervio) enferma, limpiamos y desinfectamos los conductos radiculares, y luego los sellamos. Finalmente, se rellena y reconstruye el diente. Después de una endodoncia bien realizada, el diente ya no debería doler al morder porque se ha eliminado el nervio que transmitía el dolor. Puede quedar algo sensible unos días mientras se reduce la inflamación alrededor, pero irá mejorando. La endodoncia permite conservar tu diente (no tener que extraerlo) eliminando el dolor y la infección.
  • Drenaje del absceso y antibióticos: En caso de absceso dental agudo, además de la endodoncia (o una extracción si el diente no se puede salvar), es necesario drenar la infección. A veces durante la propia endodoncia logramos liberar el pus; otras veces hay que hacer una pequeña incisión en la encía para drenar el flemón si está muy inflamado. También solemos recetar antibióticos en infecciones severas con celulitis (hinchazón difusa) o fiebre – típicamente amoxicilina, o clindamicina si eres alérgico – para ayudar a eliminar la bacteria. El alivio del dolor en un absceso suele ser notable apenas se drena el pus y el antibiótico comienza a actuar, pero igualmente hay que completar luego el tratamiento definitivo del diente (sea endodoncia u otra solución) para que no reaparezca la infección.
  • Reparación de una fisura o fractura: Si detectamos que el diente tiene una fisura, el tratamiento dependerá de la gravedad. Para fisuras pequeñas, a veces podemos sealr la grieta aplicando resina o adhesivo, o colocando una corona que cubra el diente por completo para que no se flexione. Esto evita que la grieta se abra al morder y quita la sensibilidad. Si la fisura es profunda y ha llegado al nervio, habría que combinar con una endodoncia para quitar el nervio dañado antes de restaurar. En el caso de fracturas verticales muy severas (cuando el diente se parte en dos), lamentablemente la única opción suele ser extraer ese fragmento o el diente completo, porque no es posible repararlo. Por suerte, muchas fisuras sí se pueden tratar sin perder el diente si se interviene a tiempo.
  • Tratamiento periodontal (encías): Cuando el dolor proviene de encías enfermas o periodontitis, debemos tratar esa enfermedad periodontal. Si es una gingivitis (etapa inicial, solo encía inflamada), una limpieza dental profesional puede ser suficiente para eliminar placa y sarro, junto con mejorar la higiene en casa. Si ya hay periodontitis (infección más profunda con pérdida ósea), realizaremos raspados y alisados radiculares: una limpieza profunda bajo la encía, por cuadrantes y con anestesia local, para eliminar el sarro acumulado en las raíces de los dientes. Esto permitirá que la encía se desinflame y vuelva a adherirse. En casos avanzados podríamos usar antibióticos locales o recetados. Al controlar la infección periodontal, el ligamento periodontal recupera la salud y el diente debería dejar de doler al tocarlo, pues ya no estará rodeado de tejido inflamado. Eso sí, si había mucha pérdida de soporte, el diente puede quedar más sensible o móvil, y requerirá mantenimientos periódicos.
  • Tratamiento de la sensibilidad dental: Si determinamos que el dolor proviene de hipersensibilidad dental y no de una lesión estructural, el abordaje es conservador. Recetaremos productos desensibilizantes: pastas dentífricas con nitrato de potasio o fluoruro de sodio, enjuagues con flúor, y podemos aplicar en la clínica barnices de flúor concentrado en ese diente. En algunos casos sellamos las zonas expuestas de dentina con resinas fluidas para tapar los túbulos. También te recomendaremos ajustar ciertos hábitos: usar un cepillo de cerdas suaves, técnica de cepillado menos agresiva, evitar alimentos ácidos o muy calientes/fríos por un tiempo, etc. Si la sensibilidad se debe a que la encía se retrajo mucho en ese diente, puede valorarse incluso un microinjerto de encía para cubrir la raíz expuesta. Con constancia, la sensibilidad irá reduciéndose hasta que ese diente ya no moleste.
  • Férula de descarga y ajuste de la mordida: Cuando identificamos que el dolor se debe a bruxismo o a una sobrecarga oclusal, el tratamiento principal es una férula de descarga. Esta es una placa nocturna de resina hecha a medida que te pones al dormir; su función es proteger los dientes del desgaste y redistribuir las fuerzas para que no recaiga toda la presión sobre un diente. Tras unas semanas usándola, muchos pacientes notan que el diente deja de doler al despertar. Adicionalmente, podemos hacer un ajuste oclusal: tallar mínimos puntos altos en la mordida para equilibrar las fuerzas (por ejemplo, si un empaste estaba alto, rebajarlo un poco). En casos severos de bruxismo, además de la férula, a veces recomendamos técnicas de manejo de estrés o incluso, en algunos pacientes, la aplicación de Botox terapéutico en los músculos mandibulares para reducir la fuerza de apretamiento. Pero normalmente con la férula nocturna y control del estrés es suficiente para que ese diente deje de sufrir.

Existen soluciones para casi todas las causas de dolor dental al contacto, desde el empaste más sencillo hasta tratamientos más complejos. La clave es abordar la causa real: quitando la caries, tratando la infección, reparando la fisura, etc. Tu dentista te explicará qué tratamiento necesitas y por qué, para que entiendas el plan a seguir.

Prevención del dolor dental localizado

Después de superar un episodio así (¡o mejor aún, antes de sufrirlo!), vale la pena tomar medidas para prevenir que un diente vuelva a doler de esta forma. Aquí van algunos consejos de prevención:

  • Higiene oral estricta: Mantén una buena rutina de cepillado (dos veces al día con pasta fluorada) y limpieza interdental (hilo dental o cepillos interproximales). Esto previene caries y problemas de encías, las causas más comunes de dolor dental.
  • Revisiones dentales periódicas: Visita a tu dentista al menos una vez al año (mejor cada 6 meses) para chequeos y limpiezas. Así se detectan caries incipientes antes de que duelan, o se corrige una pequeña filtración o problema de encías antes de que se agrave.
  • Trata la sensibilidad a tiempo: Si notas que ciertos dientes están sensibles al frío o al cepillado, coméntalo con tu dentista. Usar pastas desensibilizantes y barnices fluorados a tiempo puede fortalecer esos dientes y evitar que la sensibilidad empeore.
  • Protege tus dientes de daños: Evita morder objetos duros (hielo, huesos, cáscaras) que puedan fisurar un diente. Si practicas deportes de contacto, utiliza protector bucal para prevenir traumatismos dentales.
  • Cuidado con el bruxismo: Si sabes que aprietas los dientes o notas síntomas (dolores mandibulares, desgaste dental), considera usar una férula de descarga nocturna. Esto evitará daños mayores en tus dientes por sobrecarga.
  • Alimentación y hábitos saludables: Modera el consumo de azúcares y alimentos ácidos (refrescos carbonatados, cítricos en exceso) que favorecen la caries y la erosión del esmalte. No fumes, ya que el tabaco empeora la salud de las encías y retrasa la curación de cualquier lesión bucal.
  • No ignores molestias leves: Si un diente empieza a molestarte, no esperes a que el dolor sea intenso. A veces actuando pronto (por ejemplo, tapando una caries pequeña, o haciendo un ajuste a una corona reciente que molesta) se evita llegar al punto de dolor fuerte al contacto.

Con estas medidas, mantendrás tus dientes más fuertes y sanos, reduciendo mucho las probabilidades de tener dolor localizado en un diente. Recuerda que una buena prevención es la mejor “medicina” en odontología.

Preguntas frecuentes

¿Puede doler un diente sin tener caries visible?

Sí, un diente puede doler aunque no veas caries a simple vista. Las caries a veces se esconden entre los dientes o debajo de un empaste antiguo, causando dolor antes de ser evidentes. Pero además, hay otras causas de dolor dental que no son caries: por ejemplo, una fisura microscópica en el diente no se ve fácilmente y puede doler al morder. La sensibilidad dental extrema también puede hacer que un diente duela al tacto sin haber caries (en ese caso el esmalte está desgastado aunque tú no veas agujeros). Y una infección en la raíz (absceso) puede hacer doler al diente aunque la corona se vea intacta. En resumen, no ver caries no garantiza que el diente esté sano; si duele, conviene que el dentista lo evalúe con radiografías y pruebas para encontrar la causa real.

¿Por qué me duele un diente al morder la comida?

El dolor al morder suele estar muy relacionado con el dolor al tocar el diente: casi todas las causas que describimos antes aplican aquí. Pero si específicamente duele al masticar alimentos, a veces sugiere cierto tipos de problemas:

  • Puede ser una fisura en el diente: al morder algo duro, la grieta se abre mínimamente y duele.
  • Puede indicar inflamación del ligamento periodontal por un golpe o un empaste reciente alto: el diente duele al recibir la presión de la mordida.
  • Si el dolor al morder va acompañado de hinchazón o pulsaciones, podría ser un absceso bajo la raíz.
  • También, si has tenido una endodoncia en ese diente, un dolor al morder podría indicar que la infección persistió o que hay una fractura en la raíz.
    En cualquier caso, si un diente te duele al masticar, debes acudir al dentista para revisar. No mastiques solo de un lado continuamente para “evitar” el dolor, porque podrías sobrecargar otros dientes; es mejor solucionar el problema de raíz.

¿Cómo puedo aliviar el dolor de diente en casa mientras voy al dentista?

Si te duele mucho un diente al tocarlo y no puedes acudir inmediatamente al dentista, hay algunas medidas temporales que puedes tomar para aliviar el malestar:

  • Toma un analgésico de venta libre (ibuprofeno o paracetamol) siguiendo la dosis indicada, si no tienes contraindicación médica para ello. Estos medicamentos pueden reducir la inflamación y el dolor moderado.
  • Haz enjuagues con agua tibia y sal: mezcla media cucharadita de sal en un vaso de agua tibia y enjuaga la zona suavemente. El agua salada ayuda a disminuir la inflamación y a limpiar la zona.
  • Aplica frío externo: si hay hinchazón, puedes colocar un paquete de hielo envuelto en un paño sobre la mejilla, a intervalos (10 minutos con hielo, 10 minutos de descanso). El frío reduce la inflamación y adormece un poco el dolor.
  • Evita masticar por el lado del diente afectado y consume alimentos blandos o líquidos para no provocarle más dolor.
  • Mantén la zona limpia: cepilla muy suavemente alrededor del diente adolorido para eliminar restos de comida que puedan agravar la molestia, y puedes usar un enjuague bucal antiséptico suave.
    Estas medidas no curan la causa, solo dan alivio temporal. Es importante que igualmente acudas al dentista lo antes posible.
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Alicia Blog 300px
Odontóloga General y Estética en Clínicas Cleardent
Con una sólida formación en odontología general, endodoncia y técnicas estéticas como el uso de ácido hialurónico, la Dra. Alicia Martín brinda atención completa y especializada en Clínicas Cleardent. Su pasión por la salud bucodental y su compromiso con el bienestar de sus pacientes se refleja en su participación en campañas educativas para promover hábitos de higiene oral. La Dra. Martín se asegura de que cada tratamiento esté adaptado a las necesidades de sus pacientes, ofreciendo siempre un enfoque profesional y actualizado.

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