
La dentina es el tejido mineralizado que constituye el cuerpo principal del diente, ubicado entre la pulpa dental y el esmalte coronario o el cemento radicular, compuesto aproximadamente por 70% de materia inorgánica (principalmente cristales de hidroxiapatita), 20% de materia orgánica (fundamentalmente colágeno tipo I) y 10% de agua, caracterizado por su estructura tubular que contiene las prolongaciones odontoblásticas y el fluido dentinario.
Este tejido especializado representa el componente volumétrico predominante del órgano dentario, determinando su forma y tamaño general. A diferencia del esmalte, la dentina es un tejido vital con capacidad de respuesta ante estímulos fisiológicos y patológicos, gracias a su íntima relación con la pulpa dental. Su naturaleza semipermeable, menor dureza comparada con el esmalte y su estructura tubular confieren propiedades biomecánicas específicas que resultan fundamentales para la funcionalidad del diente a lo largo de la vida.
La dentina presenta una arquitectura microscópica altamente especializada que determina sus propiedades funcionales:
Los túbulos dentinarios constituyen el rasgo microestructural más característico, extendiéndose desde la unión amelodentinaria o cementodentinaria hasta la pulpa. Estos conductos microscópicos contienen las prolongaciones citoplasmáticas de los odontoblastos (procesos odontoblásticos) y están rellenos de fluido dentinario, formando una red de comunicación directa entre la pulpa y la periferia dentinaria. Su densidad varía según la localización, siendo mayor cerca de la pulpa (aproximadamente 65,000 túbulos/mm²) y disminuyendo hacia la periferia (15,000-20,000 túbulos/mm²). Esta disposición graduada influye significativamente en la permeabilidad dentinaria y en la respuesta ante procedimientos adhesivos.
La matriz intertubular ocupa el espacio entre los túbulos dentinarios y está compuesta principalmente por fibrillas colágenas tipo I orientadas perpendicularmente a los túbulos, embebidas en una matriz mineralizada. Esta disposición específica proporciona resistencia estructural mientras mantiene cierto grado de elasticidad, característica fundamental que diferencia la dentina del esmalte más rígido y frágil.
La dentina peritubular forma un anillo hipermineralizado que rodea cada túbulo dentinario, con mayor contenido mineral y menor proporción de colágeno que la dentina intertubular. Su espesor aumenta progresivamente con la edad mediante deposición fisiológica continua, contribuyendo a la reducción gradual del diámetro tubular y la consiguiente disminución de la permeabilidad dentinaria con el envejecimiento.
Los odontoblastos, aunque sus cuerpos celulares se ubican en la periferia pulpar, mantienen sus prolongaciones citoplasmáticas extendidas dentro de los túbulos dentinarios, permitiendo la transmisión de estímulos y la capacidad de respuesta defensiva mediante formación de dentina terciaria. Esta disposición histológica única establece un complejo pulpo-dentinario funcional, donde pulpa y dentina actúan como una unidad histofisiológica integrada.
Según su periodo de formación y características estructurales, se reconocen diferentes categorías de dentina que reflejan la capacidad adaptativa de este tejido:
Dentina primaria: Constituye el componente principal del diente, formada durante la dentinogénesis hasta completar la raíz dental. Presenta una estructura tubular regular con mineralización homogénea. Dentro de ella se distinguen:
Dentina secundaria: Se deposita de manera fisiológica y continua tras completarse la formación radicular, como parte del proceso natural de envejecimiento dental. Su formación determina la reducción gradual del volumen pulpar y representa un mecanismo adaptativo ante el desgaste oclusal e incisal. Se caracteriza por un patrón tubular ligeramente menos regular que la dentina primaria, aunque mantiene continuidad estructural con ella.
Dentina terciaria: Representa una respuesta defensiva ante estímulos nocivos como caries dental, traumatismos, procedimientos restauradores o exposición a sustancias irritantes. Se clasifica en:
Dentina esclerótica: Resulta de la oclusión progresiva de los túbulos dentinarios mediante precipitación mineral intratubular, generalmente asociada a procesos fisiológicos de envejecimiento o patológicos como caries de avance lento. Esta hipermineralización tubular reduce la permeabilidad dentinaria y proporciona una barrera defensiva ante la progresión de caries o penetración de sustancias irritantes.
Dentina interglobular: Representa áreas hipomineralizadas persistentes, principalmente en dentina coronaria, donde los glóbulos de mineralización no han coalescido completamente durante el desarrollo. Su presencia aumentada puede asociarse con alteraciones durante la dentinogénesis, especialmente deficiencia de vitamina D o raquitismo durante el desarrollo dental.
Las propiedades físicas de la dentina determinan tanto su comportamiento funcional como su respuesta ante procedimientos restauradores:
La dureza de la dentina, medida en la escala de Knoop, oscila entre 65-70 KHN, significativamente menor que el esmalte (350-380 KHN) pero mayor que el cemento radicular (40-50 KHN). Esta característica intermedia proporciona soporte adecuado al esmalte suprayacente mientras absorbe y distribuye fuerzas masticatorias, previniendo fracturas del esmalte más rígido y frágil.
El módulo de elasticidad dentinario (aproximadamente 18-20 GPa) le confiere cierta flexibilidad ante cargas funcionales, complementando la rigidez del esmalte (80-90 GPa). Esta propiedad viscoelástica resulta fundamental para la adaptación a fuerzas oclusales cíclicas, absorbiendo energía mediante deformación microscópica reversible durante la función masticatoria normal.
La permeabilidad constituye una propiedad distintiva de la dentina, derivada de su estructura tubular. Esta característica determina:
La conductividad térmica moderada (0.0059 W/cm/°C), mayor que el aire pero menor que el esmalte, proporciona cierta protección pulpar ante cambios térmicos extremos. Sin embargo, en restauraciones profundas con mínimo espesor dentinario remanente, la transmisión térmica puede resultar suficiente para causar daño pulpar, justificando protecciones específicas en procedimientos restauradores.
El color natural amarillento de la dentina, derivado de su composición y estructura óptica, influye significativamente en la apariencia final del diente. Esta característica resulta particularmente relevante en procedimientos estéticos donde la recreación de propiedades ópticas naturales requiere comprensión y mimesis de las propiedades cromáticas dentinarias.
El comportamiento específico de la dentina determina consideraciones fundamentales en diversos procedimientos restauradores:
En adhesión dental, la naturaleza tubular e intrínsecamente húmeda de la dentina representa un desafío significativo para los sistemas adhesivos. A diferencia del esmalte predominantemente mineral, la dentina requiere estrategias específicas:
En procedimientos protésicos, las propiedades biomecánicas de la dentina influyen decisivamente en el diseño de preparaciones y selección de materiales restauradores:
En dientes tratados endodónticamente, las alteraciones de las propiedades dentinarias post-tratamiento incluyen:
Estas consideraciones fundamentan protocolos específicos de restauración posendodóntica, incluyendo preservación estratégica de dentina coronal, refuerzo con materiales adhesivos y, cuando sea necesario, sistemas de anclaje radicular como postes prefabricados.
La dentina posee mecanismos defensivos característicos ante agresiones externas que ilustran su naturaleza dinámica:
Frente al avance carioso, la respuesta dentinaria sigue un patrón secuencial:
Ante procedimientos operatorios, el complejo pulpo-dentinario responde mediante:
En exposición dentinaria cervical, asociada a recesión gingival o abfracciones, la dentina reacciona con:
Estas respuestas ilustran la naturaleza reactiva y adaptativa de la dentina, aunque su capacidad regenerativa presenta limitaciones significativas comparada con otros tejidos. Las estrategias terapéuticas contemporáneas buscan preservar, proteger y potenciar estos mecanismos defensivos naturales.
La dentina puede presentar diversas alteraciones estructurales y patológicas con implicaciones clínicas significativas:
Dentinogénesis imperfecta: Trastorno hereditario de formación dentinaria caracterizado por dentina opalescente anómala con estructura tubular alterada y unión amelodentinaria defectuosa. Clínicamente se manifiesta con dientes de coloración azul-grisácea o ámbar translúcido, desgaste rápido del esmalte débilmente adherido y obliteración pulpar progresiva. Histológicamente se observa dentina con estructura tubular irregular, zonas atubulares y disposición desorganizada de la matriz colágena.
Displasia dentinaria: Alteración hereditaria menos frecuente, clasificada en:
Hipersensibilidad dentinaria: Condición caracterizada por dolor agudo y transitorio ante estímulos térmicos, táctiles u osmóticos sobre dentina expuesta. Su mecanismo se explica mediante la teoría hidrodinámica, donde estímulos externos causan movimiento del fluido dentinario en túbulos abiertos, activando mecanorreceptores pulpares. Su prevalencia alcanza 10-30% de la población adulta, asociándose frecuentemente a recesión gingival, abrasión cervical o procedimientos periodontales que exponen superficie radicular.
Reabsorción dentinaria interna: Proceso patológico caracterizado por actividad clástica dentro del espacio pulpar que destruye progresivamente la dentina circundante. Radiográficamente aparece como una imagen radiolúcida ovalada o redondeada dentro del conducto radicular, con límites bien definidos. Su etiología se relaciona con procesos inflamatorios pulpares crónicos, traumatismos o procedimientos ortodóncicos, y su progresión puede conducir eventualmente a perforación radicular.
Reabsorción cervical invasiva: Lesión reabsortiva que comienza en la región cervical externa y progresa hacia la dentina coronaria circumpulpar. Se caracteriza por su naturaleza asintomática hasta estadios avanzados y apariencia radiográfica irregular con bordes mal definidos. Su diagnóstico temprano resulta desafiante, requiriendo frecuentemente tomografía computarizada de haz cónico para evaluar extensión tridimensional.
La investigación contemporánea sobre dentina mantiene varias líneas activas con potencial transformador para abordajes terapéuticos:
Remineralización biomimética: Los enfoques actuales buscan superar las limitaciones de la remineralización convencional mediante:
Regeneración dentinaria: Las estrategias emergentes incluyen:
Biomodificación dentinaria: Modificaciones estructurales mediante agentes específicos:
Biomarcadores dentinarios: La matriz dentinaria preserva moléculas que pueden servir como registros biológicos históricos:
Estas líneas investigativas prometen expandir significativamente nuestra comprensión de este complejo tejido y desarrollar aproximaciones terapéuticas cada vez más conservadoras y biológicamente orientadas, transformando el paradigma restaurador actual hacia enfoques regenerativos y preservativos.
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