
Desde la medicina integrativa, cada diente forma parte de un sistema interconectado: una infección dental crónica puede afectar órganos distantes, y una disfunción en un órgano puede reflejarse en un diente concreto.

Te explicamos de forma cercana sus posibles causas (quiste mucoso, glándula inflamada, etc.), cuándo preocuparse, tratamientos y cuándo acudir al médico.

A menudo recibo pacientes alarmados por “una bolita debajo de la lengua, al lado del frenillo”. Entiendo perfectamente la preocupación que sientes al descubrir un bulto en esa zona tan delicada. En este artículo te explicaré qué puede causar ese bulto bajo tu lengua, cómo distinguir un caso benigno de algo que requiera más atención, qué tratamientos existen y cuándo deberías visitar al médico. Mi objetivo es que, al terminar de leer, te sientas informado, tranquilo y con pasos a seguir.
Notar un bulto o protuberancia en el piso de la boca, justo al lado del frenillo sublingual, puede deberse a varias causas. La buena noticia es que en la mayoría de los casos se trata de lesiones benignas. A continuación, repasamos las causas más comunes y también las menos frecuentes:
La causa más habitual de un “bultito” bajo la lengua es un quiste mucoso, conocido como mucocele. Cuando este se localiza en el suelo de la boca, cerca del frenillo, recibe el nombre específico de ránula. ¿Por qué ocurre? Básicamente, una de las pequeñas glándulas salivales bajo tu lengua ha sufrido un traumatismo u obstrucción en su conducto. La saliva no puede drenar con normalidad y se acumula formando un saquito lleno de líquido mucoso justo bajo la mucosa oral.
Es común que aparezca después de que, sin querer, te muerdas o golpees esa zona (incluso un cepillado brusco podría causarlo). El resultado es una protuberancia blanda, generalmente indolora, similar a una ampolla interna. Suele tener un color translúcido azulado o rosado y forma de cúpula lisa. Por lo general, estos quistes son pequeños (menos de 1 cm), aunque una ránula puede crecer más que un mucocele típico del labio.
¿Cómo reconocer un mucocele o ránula?
Por lo general notarás una bolita móvil al tacto, de consistencia blanda o fluctuante (como llena de líquido). No suele doler ni arder. A veces cambia ligeramente de tamaño día a día, e incluso podría reventarse espontáneamente y desaparecer por un tiempo, para luego reaparecer (ya que la glándula sigue produciendo saliva). Si el quiste es grande y bajo la lengua, podrías sentir molestia al mover la lengua, al tragar o al hablar, pero esto ocurre solo en casos más avanzados.
Si tu bulto no duele, es suave, medio transparente o azulado, apareció tras morderte o sin causa clara, y se siente como un quiste lleno de líquido, lo más probable es este escenario benigno del quiste mucoso.
Muy relacionado con el caso anterior, otra causa posible es que tengas obstruido el conducto de una glándula salival submandibular o sublingual, a menudo por un pequeño cálculo o piedra de saliva (sialolito). La Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL) explica que tras la obstrucción de una glándula, la saliva se acumula y puede formarse un bulto visible bajo la lengua.
¿Cómo diferenciarlo de un mucocele? A veces es difícil sin evaluación médica, pero suele presentarse como una inflamación en el piso de la boca, que va y viene (por ejemplo, se nota más mientras comes o salivas mucho, y puede reducirse en reposo). Puede haber dolor si la glándula está inflamada o infectada por la obstrucción. El bulto tal vez se sienta más firme al tacto que un mucocele típico. En algunos casos, mirando bajo tu lengua (justo en las carúnculas, que son las pequeñas aberturas de los conductos salivales junto al frenillo) podrías incluso ver un puntito blanco duro (el cálculo) o salir un poco de pus si hay infección.
Esta causa también es benigna, pero la molestia puede ser mayor, sobre todo al comer (porque la saliva quiere salir y no puede, causando dolor e hinchazón).
Aunque menos frecuente en esa localización, un bulto bajo la lengua podría ser otra lesión benigna del tejido bucal, distinta a un quiste de saliva. Por ejemplo, un fibroma irritativo es un pequeño tumor benigno fibroso que aparece tras roces o irritación crónica. Si has estado lastimándote constantemente esa área (con un diente astillado o una prótesis), podría formarse un fibroma que luce como una bolita dura, del color de la mucosa.
Otra posibilidad es un papiloma oral (una verruguita causada por el virus del papiloma humano, HPV). Estos suelen aparecer más en la lengua o paladar blando, pero no es imposible que surja bajo la lengua. Tienen aspecto de pequeña coliflor o “pegadito de coliflor”, de color blanco o rosado, generalmente indoloros.
También existen los angiomas o malformaciones vasculares: abultamientos de vasos sanguíneos (venitas) que pueden verse azulados o morados. En personas mayores, es común la presencia de venas sublinguales varicosas que se ven como bolitas azul oscuro bajo la lengua, aunque estas normalmente aparecen a ambos lados y no como una única masa notable.
En general, estas lesiones no son peligrosas. Un fibroma puede crecer hasta cierto tamaño y luego estabilizarse; un papiloma suele quedarse pequeño. Ninguno es canceroso, aunque a veces por ubicación pueden estorbar y uno opta por quitarlos por comodidad.
Mucha gente se refiere coloquialmente a cualquier “bolita” como un ganglio. En realidad, bajo la lengua no hay ganglios linfáticos superficiales palpables. Los ganglios que drenan la boca están en el cuello (debajo de la mandíbula). Si notas “inflamado un ganglio” al mismo tiempo que ese bulto sublingual, probablemente el ganglio esté en el cuello (no dentro de la boca) y se deba a la inflamación o infección que está ocurriendo localmente. Por ejemplo, si tu bultito bajo la lengua se infectó, puede que palpes un ganglio del cuello algo crecido y dolorido.
Un ganglio inflamado doloroso suele indicar que tu cuerpo está combatiendo una infección o proceso benigno, no un cáncer. De hecho, un médico oncólogo en una consulta aclaró a una paciente preocupada que los ganglios dolorosos normalmente no se relacionan con cáncer, sino con reacciones inflamatorias por infección (como podría ser el caso del frenillo). Así que si sientes “la bola” y además un ganglio del cuello te duele, piensa más en infección que en algo maligno.
Después de leer todas las causas anteriores (que son las más probables), tal vez sigas con el “gusanillo” de la duda: “¿Y si es cáncer?”. Lo cierto es que un cáncer en el área bajo la lengua no es común, pero no es imposible. Los cánceres de lengua u orales suelen aparecer en los bordes laterales de la lengua o en el piso de la boca, sobre todo en personas mayores de 45 años con factores de riesgo (tabaquismo, alcohol, VPH, mala higiene).
¿Cómo sería un bulto canceroso? Por lo general, un carcinoma en la boca se manifiesta como una llaga o úlcera que no cicatriza, o un engrosamiento duro en el tejido. Puede acompañarse de áreas blancas o rojas en la mucosa cercanas. Suele ser indoloro en etapas iniciales —lo cual es llamativo, porque a diferencia de un mucocele que es blando y molesta aunque sea un poco, un tumor maligno puede sentirse como un nódulo firme, fijo, que no duele. Si crece lo suficiente, podría causar dolor, sangrado al roce, dificultad para tragar o mover la lengua, e incluso ulcerarse en la superficie. Otro signo de alarma es que pueda venir acompañado de ganglios del cuello aumentados de tamaño (y a diferencia de los reactivos, estos suelen ser duros e indoloros).
Insistimos: esta es la causa más rara de un bulto debajo de la lengua, pero por responsabilidad hay que mencionarla. Especialmente si no se confirma ninguna de las causas benignas anteriores, el médico considerará esta posibilidad remota. Menos del 5% de las lesiones sospechosas acaban siendo malignas, pero es importante descartar.
Ahora que conoces las posibles causas, hablemos de señales de alarma. ¿Qué características de ese bulto deben hacerte pensar “mejor que lo vea un médico pronto”?:
Por otro lado, ten en cuenta algunas buenas noticias: si el bulto duele al tocarlo o al mover la lengua, suele ser algo no maligno (los procesos infecciosos o quísticos pueden doler, un cáncer incipiente por lo general no duele). Si cambió de tamaño rápidamente en días, también suele apuntar más a quiste (que puede reventar y llenarse de nuevo) que a tumor maligno (que crece más lentamente). Pero estos son solo orientaciones generales; ante la duda, la evaluación médica es la que dará certeza.
El tratamiento va a depender totalmente de la causa identificada. Veamos las principales líneas de manejo según el caso:
Nota: En muchos casos, el odontólogo puede resolver o orientar estos problemas (sobre todo mucoceles, cálculos salivales pequeños, fibromas). En otros, te derivará a un especialista otorrinolaringólogo (experto en la zona de cabeza y cuello) o a un cirujano maxilofacial. Ambos especialistas tienen experiencia en glándulas salivales y lesiones orales, y a veces trabajan en conjunto. No te extrañe si tu dentista inicial te deriva “al otorrino” para una ránula grande, por ejemplo, o si un otorrino te remite a un maxilofacial para extirpar un tumor.
Mi consejo como profesional es: ante cualquier bulto persistente en la boca, debes consultar, aunque solo sea para quedarte tranquilo/a. Es preferible una visita “por si acaso” y que te digan que no es nada grave, a ignorar una lesión que sí necesite tratamiento.
En particular, deberías acudir si se cumple alguna de estas condiciones:
Puedes empezar por un odontólogo de confianza; muchos de estos bultos son cuestiones de la esfera oral que el dentista sabe manejar. Si él/ella lo considera, te derivará al especialista adecuado (por ejemplo, a un médico otorrinolaringólogo si sospecha de glándula salival o algo más complejo, o al cirujano oral). Si no tienes dentista, un médico general también puede evaluar inicialmente y referirte según hallazgos.
Recuerda que la mayoría de las veces la solución será rápida y sencilla (remoción de un quiste, medicación, etc.). No esperes a que algo benigno se vuelva más grande o molesto para atenderlo. Y si –en el rarísimo caso– fuera algo serio, cuanto antes se diagnostique, mejor pronóstico tendrá.
La causa más común es un quiste mucoso llamado mucocele o ránula cuando está en el piso de la boca. Es una acumulación de saliva por la rotura u obstrucción de una glándula salival, formando una bolsita blanda y normalmente indolora. Otras posibilidades incluyen una glándula salival obstruida (piedra en la saliva), un fibroma (tejido fibroso por irritación), un papiloma viral, o en raros casos alguna lesión maligna. La mayoría son benignos.
Hay ciertos indicadores: Si el bulto es blando, indoloro, translúcido o cambiante de tamaño, suele ser algo benigno como un mucocele. Si en cambio es duro, fijo, no duele pero crece, o tiene un aspecto extraño (una llaga que no sana, zonas blancas o rojas alrededor), podría ser más preocupante. La duración es clave: más de 2-3 semanas sin cambios o empeorando, conviene que lo revise un especialista. También evalúa tu contexto: en personas jóvenes sin factores de riesgo, casi nunca es algo maligno. En cualquier caso, la biopsia es la forma definitiva de saberlo, pero solo se hace si el médico lo ve necesario.
No, los ganglios linfáticos no se palpan dentro de la boca. Si sientes un ganglio inflamado, seguramente esté en el cuello, cerca de la mandíbula, y se deba a la inflamación en la zona de la boca. Un ganglio del cuello doloroso suele indicar infección o inflamación benigna, no cáncer. El bulto bajo la lengua seguramente tenga otra causa (quiste, glándula, etc.), mientras que el ganglio es un síntoma reactivo secundario.
Esto es típico de un mucocele o de una obstrucción salival. Puede que a veces reviente y la saliva drene, reduciendo el bulto, para luego volver a llenarse. En estos casos, mantener la zona limpia y hacer enjuagues con agua salada tibia puede ayudar temporalmente, pero lo más seguro es consultar para que lo evalúen. Probablemente necesitarás una pequeña intervención para quitar el quiste o la piedrita salival y resolver el problema de forma definitiva.
Es muy poco probable. El cáncer de lengua u oral suele manifestarse en otras partes (bordes de la lengua, piso de boca más hacia atrás) y típicamente como úlceras que no sanan o masas duras indoloras. Puede presentarse un bulto, pero casi siempre acompañado de otros signos sospechosos (lesiones en la superficie, ganglios en cuello duros, etc.). Si tu preocupación es el cáncer, acude al médico: él evaluará y si ve algo sospechoso, indicará una biopsia. Pero de entrada, la mayoría de “bolitas” sublinguales acaban siendo quistes mucosos benignos o situaciones de fácil tratamiento.



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