Hola, soy la Dra. Alicia Martín, odontóloga en Clínicas Cleardent, y a lo largo de mi experiencia he visto a muchos pacientes preguntarse por qué se les inflaman las encías. Entiendo lo preocupante que puede ser notar las encías hinchadas, enrojecidas o sangrantes al cepillarse. Quiero ayudarte a comprender qué causa la inflamación de las encías, qué síntomas debes vigilar, cómo tratar este problema (tanto en casa como con ayuda profesional) y, muy importante, cómo prevenirlo para que no afecte tu salud bucodental.
La inflamación de encías – técnicamente llamada inflamación gingival – es extremadamente común y suele ser una señal de advertencia de nuestro cuerpo. En este artículo te explicaré de forma clara por qué se inflaman las encías y qué puedes hacer para tener encías sanas nuevamente. ¡Empecemos!
Causas comunes de la inflamación de encías
La principal causa de las encías inflamadas es la acumulación de placa bacteriana debida a una higiene oral deficiente. Sin embargo, existen varios factores y condiciones que pueden provocar o empeorar la inflamación gingival. A continuación, te detallo las causas más comunes:
Placa bacteriana y gingivitis (higiene deficiente): La boca está llena de bacterias que forman una película pegajosa llamada placa dental sobre los dientes. Si no la eliminas correctamente con el cepillado y el hilo dental, la placa se acumula especialmente en el borde de las encías. Estas bacterias liberan toxinas que irritan e inflaman las encías, provocando gingivitis. La gingivitis es la etapa inicial de la enfermedad de las encías: causa enrojecimiento, hinchazón y sangrado leve. Es muy común y reversible con una buena limpieza; pero si la placa persiste, puede endurecerse formando sarro y llevar a etapas más graves. En resumen, una mala higiene oral es el detonante número uno de la inflamación gingival.
Sarro y periodontitis avanzada: Cuando la placa no se retira a tiempo, se calcifica formando sarro (cálculo dental), un depósito duro adherido al diente que no se puede quitar con el cepillo normal. El sarro acumulado debajo de la línea de la encía mantiene la encía constantemente inflamada. Si no se trata la gingivitis inicial, puede progresar a periodontitis, que es una infección más profunda de las encías. En la periodontitis, las bacterias avanzan debajo de la encía destruyendo el tejido de soporte del diente (ligamento y hueso). Esto agrava la inflamación y provoca síntomas más severos: encías muy hinchadas que pueden supurar pus, retracción (la encía se va “encogiendo” y dejando el diente más expuesto), movilidad dental e incluso riesgo de pérdida del diente. La periodontitis es una causa de inflamación crónica y grave, generalmente resultado de una gingivitis mal atendida.
Cambios hormonales (pubertad, menstruación, embarazo): Las fluctuaciones hormonales pueden volver tus encías más sensibles. Por ejemplo, durante la pubertad aumentan ciertas hormonas que pueden intensificar la respuesta inflamatoria de las encías ante la placa. En mujeres adultas, muchos notan que justo antes de la menstruación las encías se vuelven más rojas o sangran con facilidad (gingivitis menstrual). Y especialmente durante el embarazo ocurren cambios hormonales drásticos: el aumento de progesterona y estrógenos incrementa el flujo de sangre en las encías y puede debilitarlas frente a las bacterias. De hecho, es frecuente la gingivitis del embarazo: encías muy inflamadas, rojas y que sangran en el segundo o tercer trimestre. Los cambios hormonales del embarazo también pueden disminuir la capacidad del cuerpo para combatir la placa bacteriana, aumentando la probabilidad de inflamación. La buena noticia es que esta condición suele ser temporal; aun así, requiere refuerzo en la higiene bucal y vigilancia para que no evolucione a un problema mayor.
Deficiencias nutricionales: Una dieta pobre en ciertos nutrientes debilita la salud de las encías. En particular, la falta de vitamina C es conocida por causar encías inflamadas y sangrantes (esto es básicamente lo que ocurre en el escorbuto, una enfermedad por déficit de vitamina C). Este nutriente es clave para la reparación de los tejidos y la salud del colágeno en las encías. La carencia de vitaminas del grupo B o de hierro también puede manifestarse con encías más enrojecidas e inflamadas de lo normal. Por eso, si tus encías están sensibles e hinchadas y además llevas una alimentación deficiente en frutas, verduras u otros alimentos frescos, es posible que la causa sea nutricional. La solución en este caso es mejorar la dieta (o tomar suplementos indicados por un profesional de la salud) para devolverle fuerza a tus encías.
Medicamentos o enfermedades sistémicas: Algunos fármacos pueden tener efectos secundarios sobre las encías. Por ejemplo, ciertos medicamentos para la epilepsia (como la fenitoína), inmunosupresores o incluso bloqueadores de los canales de calcio (para la hipertensión) pueden causar crecimiento excesivo de las encías (hiperplasia gingival) e inflamación. Otros, como los antidepresivos o antihistamínicos, reducen la salivación causando boca seca, lo cual facilita la acumulación de placa y la irritación. Además, padecer enfermedades sistémicas como diabetes mal controlada o trastornos inmunológicos puede aumentar la propensión a infecciones en las encías y dificultar su curación. Por eso, si notas encías inflamadas tras iniciar un medicamento nuevo o si tienes condiciones médicas crónicas, coméntalo con tu dentista: puede ser un factor contribuyente.
Tabaco y otros irritantes químicos: El fumar cigarrillos (o consumir tabaco en cualquier forma) es uno de los peores enemigos de las encías. El tabaco no solo introduce toxinas en la boca que irritan el tejido gingival, sino que además reduce la vascularización de las encías y “enmascara” la inflamación (las encías de fumadores avanzados pueden no sangrar mucho, dando falsa impresión de estar sanas mientras la enfermedad periodontal progresa por debajo). Los fumadores tienen mayor riesgo de gingivitis y, sobre todo, de periodontitis severa. Asimismo, el consumo habitual de alcohol fuerte puede irritar crónicamente las encías y favorecer su inflamación. Incluso algunos enjuagues bucales con alto contenido de alcohol pueden causar sensación de encías ardoridas o inflamadas en personas sensibles. En resumen, ciertos hábitos y sustancias químicas de uso frecuente actúan como factores irritantes directos de la encía.
Prótesis dentales o aparatos mal ajustados: Si utilizas una prótesis dental removible (como una dentadura postiza parcial o completa) que no ajusta bien, es muy probable que esté provocando roces constantes en la encía. Esa irritación mecánica repetida genera inflamación y enrojecimiento en el área de contacto. Del mismo modo, aparatos de ortodoncia fija (brackets) pueden contribuir a encías inflamadas, bien sea porque dificultan la higiene permitiendo mayor acumulación de placa alrededor, o porque alguna banda/el alambre pueda estar lesionando ligeramente la encía próxima. Los retenedores u otros dispositivos ortodónticos removibles también, si no se limpian y desinfectan adecuadamente, pueden alojar bacterias que irriten las encías. Por ello, es importante que cualquier aparato o prótesis esté bien adaptado por el dentista y realizar controles periódicos de ajuste. Una prótesis correctamente ajustada y una limpieza meticulosa de estos aparatos evitarán que las encías se inflamen por esta causa.
Otras causas menos frecuentes: Existen condiciones más inusuales que pueden cursar con encías hinchadas. Por ejemplo, infecciones virales como el herpes simple pueden causar gingivoestomatitis herpética aguda, donde las encías se inflaman mucho y duelen. Las infecciones por hongos, como la candidiasis oral, a veces provocan encías enrojecidas y áreas de irritación. Reacciones alérgicas a alimentos o a materiales dentales (como ciertos metales de coronas) podrían manifestarse con inflamación localizada. Traumatismos o heridas en la encía (por cepillado muy brusco, por ejemplo) generan inflamación reactiva mientras cicatriza. Incluso enfermedades autoinmunes como el líquen plano oral pueden dar encías inflamadas y dolorosas. Estas situaciones no son lo habitual, pero si las causas comunes han sido descartadas, tu dentista considerará estas otras posibilidades.
En la mayoría de los casos, unas encías inflamadas y rojas indican gingivitis debida a placa. Pero factores como cambios hormonales, dieta, tabaco, medicamentos, entre otros, pueden jugar un papel. A menudo, varios de estos factores se combinan – por ejemplo, en el embarazo (hormonas) si hay higiene deficiente, las encías reaccionarán con inflamación acentuada. Identificar la causa o causas es importante para dar el tratamiento adecuado que veremos más adelante.
Síntomas de encías inflamadas
Es posible que te preguntes cómo saber si realmente tienes las encías inflamadas o cuáles signos acompañan a esta condición. Los síntomas pueden variar de leves a más severos, pero típicamente una encía inflamada presenta uno o varios de estos indicios:
Enrojecimiento y cambio de color: Las encías sanas suelen ser rosadas pálidas. Si están inflamadas, toman un tono rojo intenso o incluso violáceo. Puedes notar un contraste de color en la encía alrededor de uno o varios dientes.
Hinchazón o abultamiento: Al inflamarse, el tejido gingival se ve engrosado, abultado o sobresaliendo más de lo normal. Las papilas (triangulitos de encía entre diente y diente) se ven agrandadas. En casos severos la encía llega a cubrir parte del diente.
Sensibilidad y dolor de encías: Las encías inflamadas a menudo están sensibles al tacto – por ejemplo, molestia al cepillarte o morder alimentos duros. Pueden doler de forma sorda o pulsátil, especialmente si la inflamación es por infección aguda. Un signo típico es sentirlas irritadas o con ardor.
Sangrado gingival: Es uno de los síntomas más comunes. Puedes notarlo al escupir la pasta dentífrica con hilos de sangre, o al pasar el hilo dental. En encías inflamadas incluso morder una manzana o pan duro puede provocar sangrado. El sangrado de encías nunca debe verse como “normal”: es señal de inflamación o lesión.
Encías retraídas: Cuando la inflamación es crónica (como en periodontitis), la encía puede ir retrocediendo y dejando expuesta una porción mayor del diente. Notarás los dientes “más largos” o pequeños espacios negros entre dientes donde antes había encía. La retracción a veces disminuye la hinchazón aparente, pero es consecuencia de la inflamación prolongada que destruyó tejido.
Mal aliento persistente: El halitosis o mal sabor de boca es frecuente cuando hay inflamación e infección en las encías. Las bacterias implicadas liberan compuestos sulfúricos de olor desagradable. Si pese a cepillarte bien sigues con mal aliento, podría indicar enfermedad gingival activa.
Supuración (pus) en la encía: En casos de infección periodontal avanzada o absceso dental, la encía inflamada puede llegar a formar un flemón o bolsita de pus. Verás un punto blanco-amarillento en la encía muy roja, acompañado de dolor punzante. Esto es signo de una infección seria que requiere atención urgente.
Movilidad en los dientes: En etapas avanzadas de periodontitis, al haberse dañado el hueso de soporte, los dientes pueden aflojarse. Si notas que un diente “se mueve” al tocarlo con la lengua o al morder, y la encía circundante está inflamada, es un síntoma grave de enfermedad periodontal.
Importante: En ocasiones la inflamación de encías puede pasar desapercibida en cuanto a dolor – por ejemplo, en una gingivitis inicial puede que solo veas un poco de sangre al cepillar pero no sientas dolor. No esperes a tener dolor para actuar. El enrojecimiento y el sangrado leve ya son suficientes para tomar medidas, mejorar tu higiene o consultar al dentista antes de que avance.
Factores de riesgo de encías inflamadas
Además de las causas directas, existen ciertos factores que aumentan tu riesgo de sufrir encías inflamadas o agravan una inflamación existente. Incluso si llevas una higiene más o menos correcta, estos elementos pueden predisponer tus encías a la gingivitis:
Tabaquismo: Fumar cigarrillos o usar tabaco de mascar es probablemente el factor de riesgo más potente y a la vez prevenible. El tabaco disminuye la respuesta inmune de las encías y su flujo sanguíneo, facilitando que la placa cause daño sin mucha señal de alarma (poco sangrado). Los fumadores tienen varias veces más probabilidad de desarrollar enfermedad periodontal severa y perder dientes.
Diabetes mal controlada: La diabetes debilita la capacidad del organismo para combatir infecciones. Los niveles elevados de glucosa en sangre y saliva también fomentan el crecimiento bacteriano. Por eso, personas diabéticas (especialmente si no tienen buen control glucémico) sufren más inflamación de encías y periodontitis más agresivas. Asimismo, la relación es bidireccional: la enfermedad periodontal puede dificultar el control de la glucemia.
Cambios hormonales en la mujer: Como mencioné antes, etapas vitales como la pubertad, el ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia implican variaciones hormonales que pueden volver las encías más vulnerables. Por ejemplo, en el embarazo el riesgo de gingivitis aumenta notablemente (se estima que entre 60-70% de embarazadas presentan encías inflamadas). Estas situaciones requieren cuidado extra en la higiene y quizás una profilaxis dental durante esos períodos para minimizar la inflamación.
Sistema inmune comprometido: Cualquier condición que afecte tu sistema inmunológico puede reflejarse en la salud de tus encías. Pacientes con VIH/SIDA, con leucemia u otros tipos de cáncer, o quienes toman medicamentos inmunosupresores (por trasplantes, enfermedades autoinmunes, etc.) suelen padecer problemas gingivales con mayor frecuencia y severidad. Sus encías pueden inflamarse fácilmente y tardar más en sanar.
Estrés crónico: El estrés psicológico prolongado tiene impacto físico real: puede disminuir la respuesta inmunitaria y aumentar la inflamación sistémica. Se ha observado que personas con altos niveles de estrés o ansiedad son más propensas a sufrir periodontitis. Esto se debe a cambios hormonales (como aumento de cortisol) que reducen la capacidad del cuerpo para lidiar con las infecciones, además de que bajo estrés algunos descuidan la higiene o fuman más.
Historia familiar (genética): La genética juega un papel en la predisposición a la enfermedad periodontal. Si padres o hermanos han tenido encías muy problemáticas o pérdida temprana de dientes por periodontitis, es posible que tengas mayor tendencia natural a reaccionar con inflamación frente a menos placa de la que le causaría problema a otra persona. La periodontitis agresiva de aparición en gente joven suele tener un componente genético importante. Conocer estos antecedentes sirve para tomar medidas preventivas intensivas.
Mala posición dental o apiñamiento: Los dientes muy apiñados o mal alineados crean áreas de difícil acceso al cepillar, donde la placa se acumula con facilidad. Esos rincones se vuelven focos de gingivitis recurrente. Además, ciertas maloclusiones (mordidas incorrectas) pueden generar traumas en encías específicas. La ortodoncia correctiva o algo tan simple como usar cepillos interdentales puede mitigar este riesgo.
Uso de aparatos dentales: Como se explicó, llevar brackets fijos demanda extrema rigurosidad en la higiene, pues alrededor de los brackets y bandas tiende a quedarse placa que inflama las encías cercanas (gingivitis del aparatito). Del mismo modo, apoyos de prótesis parciales removibles metálicos que calzan sobre algunos dientes pueden irritar las encías de soporte. Esto no significa que no debas usar ortodoncia o prótesis, sino que debes ser consciente del riesgo y seguir las instrucciones de limpieza y controles periódicos para evitar complicaciones.
Dieta rica en azúcares/refrescos: Además de la desnutrición por falta de vitaminas, el otro extremo – comer abundantes azúcares refinados, carbohidratos y bebidas azucaradas – también es un factor de riesgo. Esos alimentos promueven el crecimiento bacteriano (causando más placa y ácido) y favorecen tanto caries como inflamación gingival. Quienes consumen muchos dulces y no se limpian pronto después, tendrán encías más irritadas en general.
Nota: Tener uno o varios factores de riesgo no implica que indefectiblemente sufrirás encías inflamadas, pero sí significa que debes poner mayor atención a la salud de tus encías. Por ejemplo, una persona fumadora y diabética debe ser especialmente cuidadosa con su higiene bucal y acudir a revisiones dentales con más frecuencia, pues tiene varios factores actuando en contra. La buena noticia es que muchos de estos factores son modificables (dieta, tabaco, estrés, control médico de enfermedades), por lo que hacer cambios en tu estilo de vida mejora significativamente la salud de tus encías.
Diagnóstico: ¿cuándo acudir al dentista por encías inflamadas?
Siempre que notes tus encías inflamadas de forma persistente, lo recomendable es consultar al dentista para un diagnóstico preciso. Un episodio leve de encías enrojecidas que se resuelve en un par de días mejorando la higiene puede no ameritar urgencia, pero si la inflamación dura más de una semana o es recurrente, necesitas una evaluación profesional.
En la consulta, el odontólogo o periodoncista examinará tus encías con detalle: observará su color, forma, si sangran al sondearlas suavemente y medirá las bolsas periodontales (espacios entre diente y encía). También revisará tu historia clínica (en busca de factores como cambios hormonales, enfermedades sistémicas, medicamentos actuales) y puede realizar radiografías dentales para ver el estado del hueso alrededor de tus dientes. Todo esto ayuda a determinar si se trata de una simple gingivitis superficial o de una periodontitis más profunda, así como identificar dientes con abscesos u otros problemas asociados.
Debes acudir al dentista prontamente si:
Tus encías llevan más de 7-10 días inflamadas o sangrando a diario, pese a mejorar tu higiene.
Notas pus, bultos o abscesos en la encía (situación de infección aguda). Esto suele venir acompañado de dolor intenso o palpitante.
Tienes dolor de encías muy fuerte que interfiere al comer o dormir, o encías extremadamente sensibles al tacto.
Tus dientes están flojos o ves que la encía se ha retraído mucho dejando raíces expuestas de repente.
Presentas también fiebre, malestar general o ganglios inflamados en el cuello junto con la encía hinchada (podría indicar una infección extendida).
Estás en algún estado especial (embarazo, diabetes, tratamiento médico importante) y notas inflamación gingival: conviene evaluarla para evitar complicaciones.
Sencillamente, si nunca antes has tenido una revisión periodontal y observas cualquier signo de encías poco saludables, es buen momento para una visita.
Recuerda que el dentista es el profesional capacitado para distinguir la causa exacta de la inflamación. A veces, lo que parece una simple gingivitis puede tener algún componente adicional (por ejemplo, un fragmento de comida clavado bajo la encía causando un absceso localizado). O al revés: encías levemente hinchadas a la vista podrían estar indicando un problema periodontal subyacente más serio que solo se detecta con mediciones y radiografías.
¿Qué puede hacer el dentista en la consulta? Además de diagnosticar, el odontólogo podrá realizar un tratamiento inmediato según el caso: por ejemplo, una limpieza dental profesional para eliminar la placa y el sarro acumulado (aliviando la causa de la inflamación), drenar un absceso si lo hubiera, o recetar un enjuague especial o antibiótico si hay infección. Si la situación es avanzada, planificará contigo un tratamiento más extenso (como varias sesiones de raspado periodontal) y te explicará los pasos a seguir.
En resumen, no esperes a que el problema empeore. Si tus encías “se quejan” a través de inflamación o sangrado, sobre todo de forma continua, toma eso como una señal de ¡acude al dentista! antes de que pueda progresar a daños mayores. Una revisión a tiempo puede salvar tus encías y dientes con procedimientos sencillos en lugar de tratamientos complejos más adelante.
Tratamiento para las encías inflamadas
El tratamiento de las encías inflamadas dependerá de la causa y la gravedad del problema. En términos generales, existen dos ámbitos de actuación: los tratamientos profesionales que se realizan en la clínica dental y los cuidados o remedios caseros que puedes hacer en casa para mejorar la condición de tus encías. Lo ideal es combinar ambos: primero resolver la causa principal en el consultorio y, paralelamente, mantener buenos cuidados diarios. Veamos cada uno por separado.
Tratamientos profesionales en el consultorio
Cuando acudas al dentista con encías inflamadas, estas son las intervenciones más habituales que puede realizar el profesional:
Limpieza dental profesional (profilaxis): Es la primera línea de tratamiento para la gingivitis. Consiste en una limpieza profunda hecha por el odontólogo o higienista dental, utilizando instrumental o ultrasonidos para eliminar toda la placa bacteriana y el sarro acumulados en tus dientes y bajo las encías. Al quitar ese irritante principal, las encías pueden desinflamarse por sí solas en días posteriores. Además, se pulen las superficies de los dientes para dificultar que la placa se pegue de nuevo. Tras una profilaxis, es normal ver que la inflamación y el sangrado de las encías mejoran notablemente en una o dos semanas, siempre y cuando mantengas una correcta higiene en casa.
Raspado y alisado radicular (curetaje): Es un tratamiento periodontal indicado si hay periodontitis (es decir, bolsas periodontales profundas con sarro adherido en las raíces). En esencia es una limpieza más profunda y detallada: se divide la boca por cuadrantes y bajo anestesia local se raspa cuidadosamente el sarro y la placa que están por debajo de la encía, en las raíces dentales, y luego se alisan esas raíces para dejar una superficie limpia y lisa. Esto permite que la encía vuelva a pegarse al diente y reduce la inflamación crónica. Suelen hacerse en varias sesiones. Tras un raspado, las encías inflamadas crónicamente suelen encoger un poco (al desinflamarse) y mejorar su tono rosa saludable. Es posible que tu dentista también mida y registre las bolsas antes y después del tratamiento para monitorear la mejoría.
Medicación antibiótica o antiséptica: Si existe infección activa significativa, el dentista puede recetar antibióticos sistémicos para ayudar a eliminar las bacterias dañinas. Por ejemplo, en algunos casos de periodontitis aguda o abscesos periodontales se indica amoxicilina/clavulánico, metronidazol u otros antibióticos específicos, siempre bajo supervisión médica. También es común recomendar enjuagues bucales especiales de uso temporal, como clorhexidina al 0,12-0,20%, que es un potente antiséptico para reducir la carga bacteriana en las encías mientras se curan (típicamente se usa por 1-2 semanas, ya que su uso prolongado mancha los dientes). Estos enjuagues ayudan a controlar la gingivitis moderada-grave junto con la limpieza mecánica. Asimismo, si el dolor es muy intenso, podrían indicarte un gel anestésico o antiinflamatorio tópico para encías. Importante: no te automediques antibióticos ni compres colutorios medicinales sin orientación profesional, ya que un uso inapropiado puede enmascarar el problema o no ser efectivo y generar resistencias bacterianas.
Cirugía periodontal (casos avanzados): Cuando la enfermedad periodontal está muy avanzada, puede ser necesaria una intervención quirúrgica de encías. Existen varios procedimientos, como el colgajo periodontal (donde se levanta la encía bajo anestesia para limpiar directamente el sarro profundo y luego se reposiciona), o los injertos de encía si ha habido mucha retracción y se busca cubrir raíces expuestas. También, si se han formado abscesos grandes, se realiza una pequeña incisión para drenar el pus y aliviar la presión, combinándolo con limpieza y antibióticos. Estas cirugías buscan eliminar tejidos enfermos, reducir las bolsas periodontales y regenerar en lo posible el soporte de los dientes. Suelen ser el último recurso cuando los tratamientos más conservadores no bastan. Tras la cirugía, las encías suelen desinflamarse y cicatrizar más ajustadas al diente, facilitando su mantenimiento.
Ajuste de prótesis o tratamiento del factor causante: Si la inflamación de tus encías provenía de un factor local (por ejemplo, un borde filoso de una corona dental, una prótesis parcial que te lastima, o un empaste mal contorneado que acumula comida), el dentista también se ocupará de corregir ese problema. Puede limar y pulir el borde agresivo, rebasar o ajustar la prótesis para que no traumatice la encía, o reemplazar una restauración defectuosa. Esto es importante porque si no se elimina el factor irritativo, las encías seguirán inflamadas pese a las limpiezas.
En cualquier caso, tu odontólogo te explicará el diagnóstico y plan de tratamiento ideal para ti. A veces, con una sola sesión de limpieza es suficiente. Otras veces se requerirá una serie de visitas y mantenimientos periódicos. La clave es remover la causa que mantiene la inflamación: la placa, el sarro y cualquier otro irritante. Una vez hecho esto, tus encías tienen la capacidad de recuperarse si las cuidas bien.
Remedios caseros y cuidados en casa
Mientras sigues el tratamiento profesional (o si tu caso es leve desde el inicio), hay mucho que puedes hacer en casa para aliviar las encías inflamadas y favorecer su sanación. Eso sí, ten en cuenta que estos remedios son de apoyo, no sustituyen la intervención dental cuando ésta es necesaria. Dicho esto, aquí van mis recomendaciones de cuidado casero:
Mejora tu higiene oral (¡aunque duela un poquito!): Puede sonar contradictorio, pero cuando las encías sangran o duelen, lo último que debes hacer es dejar de cepillarlas. Mantén una rutina de cepillado suave pero minucioso, mínimo dos veces al día. Usa un cepillo de cerdas suaves o extra-suaves para no lastimar el tejido inflamado. Cepilla con movimientos delicados, masajeando la unión de diente y encía para desprender la placa acumulada allí (aunque al principio sangre un poco, es necesario limpiarlo). Complementa sí o sí con hilo dental cada noche, pasándolo cuidadosamente entre cada diente hasta el borde de la encía. Muchas veces la inflamación persiste porque dejamos placa entre dientes por miedo a que sangre; ¡no caigas en ese círculo vicioso! Al cabo de varios días de limpiar bien, verás que el sangrado disminuye y tus encías mejoran. También puedes usar un irrigador bucal con agua templada para eliminar residuos de las zonas difíciles; es muy útil si tienes brackets o espacios donde el cepillo no llega bien.
Enjuague de agua tibia con sal: Es un remedio casero clásico y eficaz para desinflamar ligeramente las encías y aseptizar la boca. Diluye media cucharadita de sal en medio vaso de agua tibia (que esté agradable al tacto, no muy caliente). Haz buches suaves con esta solución salina durante 30 segundos y expúlsala (no tragar, porque es mucha sal). La salmuera ayuda a reducir la inflamación por ósmosis y a limpiar la zona de bacterias. Puedes realizarlo 2 a 3 veces al día durante unos días, especialmente después de las comidas. Notarás alivio en la sensación de hinchazón. Eso sí, no lo uses por periodos muy prolongados (más de 2 semanas seguidas) para evitar resecar en exceso la mucosa.
Compresas frías (y tibias): Si tus encías duelen o están muy hinchadas en un área puntual, la aplicación de frío externo puede calmar el dolor y reducir el edema. Envuelve un cubito de hielo o una bolsa de gel frío en un paño limpio y aplícalo sobre la mejilla, en la zona donde la encía está inflamada, unos 5 minutos. El frío contrae los vasos sanguíneos disminuyendo la inflamación. Alternativamente, si las encías duelen pero no hay tanta hinchazón, una compresa tibia por fuera puede aliviar (por ejemplo, empapa un paño en agua caliente –que no queme– y colócalo en la cara). Usa el frío o calor local según te resulte más reconfortante. Nunca apliques hielo directamente sobre la encía, siempre externo sobre la cara.
Analgésicos o geles bucales de farmacia: Para controlar las molestias, puedes tomar un analgésico antiinflamatorio de venta libre como ibuprofeno o paracetamol, siguiendo las dosis indicadas en el prospecto. Esto ayudará con el dolor y bajará algo la inflamación general. Asimismo, en la farmacia existen geles tópicos para encías con ingredientes como benzocaína (anestésico local) o con clorhexidina (antiséptico) que se aplican directamente en la encía afectada para aliviar temporalmente. Úsalos según las indicaciones del producto. Ojo: estos remedios alivian síntomas, pero no eliminan la causa, así que úsalos solo mientras esperas la consulta o complementas el tratamiento principal.
Evita irritantes mientras sanas: Durante los días que tus encías estén inflamadas, procura no fumar (el tabaco retrasará la curación y agrava la infección) y reduce el alcohol o enjuagues con alcohol, porque resecan e irritan más la encía. También evita comidas o bebidas muy azucaradas, ácidas (refrescos, cítricos en exceso) o picantes, que pueden intensificar la molestia en las encías sensibles. Si alguna comida te duele al masticar (por dureza), opta temporalmente por texturas más blandas para no traumatizar la encía inflamada. Estas precauciones le dan un “descanso” a tus encías para recuperarse.
Masaje gingival suave: Una vez que el cepillado ya no resulte tan doloroso (quizá tras uno o dos días de limpiarte bien), puedes dedicar un minuto a masajear suavemente tus encías con el dedo índice limpio. Haz movimientos circulares con poca presión, abarcando las encías de arriba y abajo. Esto estimula la circulación sanguínea en el tejido y puede promover la curación. Algunas personas usan el dedo envuelto en gasa húmeda con agua tibia para hacer el masaje. Si duele, no lo hagas; debe ser agradable o al menos tolerable.
Estos cuidados caseros suelen mejorar bastante la comodidad y aspecto de las encías en casos leves a moderados de inflamación. Sin embargo, si pese a todo tus encías siguen muy rojas, hinchadas y doloridas tras 1-2 semanas, no insistas solo con remedios caseros: busca ayuda profesional. Podría haber cálculo dental que ningún enjuague eliminará, o un problema más profundo.
Por otro lado, si el dentista ya te realizó un tratamiento (por ejemplo un raspado periodontal), seguir todas estas recomendaciones en casa es fundamental para la curación completa. Piensa que es un trabajo en equipo: el odontólogo limpia y repara, pero tú debes mantener el terreno limpio y favorable para que las encías se desinflamen y se mantengan saludables.
Cómo prevenir la inflamación de encías
La prevención es el mejor tratamiento cuando se trata de la salud de las encías. Una vez que hayas logrado que tus encías vuelvan a estar sanas (o si de momento nunca has tenido grandes problemas y quieres seguir así), estos son los hábitos y medidas preventivas que recomiendo incorporar en tu rutina diaria y estilo de vida:
Mantén una higiene bucal rigurosa todos los días: Nada sustituye a un buen cepillado. Cepíllate al menos dos veces al día (idealmente después de cada comida principal) usando una técnica adecuada: movimientos suaves de arrastre desde la encía hacia el diente, abarcando todas las caras. Usa un cepillo de cerdas suaves para no dañar el tejido y reemplázalo cada 3 meses. No te olvides de la seda dental o cepillos interdentales una vez al día (por la noche) para limpiar entre los dientes donde el cepillo no llega. Esto es crucial para evitar que se forme placa interdental que inflame las encías. Si has tenido problemas de encías antes, considera añadir a tu rutina un enjuague bucal fluorurado o antiplaca (sin alcohol) una vez al día, o un irrigador de agua, según te aconseje tu dentista. La constancia en la higiene es la base para tener encías sanas.
Visita al dentista periódicamente para limpiezas y chequeos: Incluso con una buena higiene en casa, siempre queda algo de placa que con el tiempo se endurece en sarro. Por eso es importante acudir a tu clínica dental para una limpieza profesional cada 6 meses (o cada 4 meses si ya has tenido enfermedad periodontal previa, según te indiquen). En estas citas, el especialista removerá el sarro imperceptible debajo de la encía antes de que cause problemas mayores. Además, podrá revisar el estado general de tus encías y detectar a tiempo cualquier área inflamada o bolsas incipientes. Piensa que una limpieza dental es mucho más sencilla y económica que tratar una periodontitis avanzada; es una inversión en prevención.
No fumes (y evita el tabaco en todas sus formas): Si necesitas una razón más para dejar el tabaco, aquí la tienes. Tus encías sufrirán muchísimo menos si eliminas este hábito. En pocas semanas después de dejar de fumar, la irrigación de tus encías mejorará, su color volverá a la normalidad y su respuesta al cepillado también (ojo: puede que notes más sangrado tras dejarlo, pero eso es porque la encía está recuperando su sensibilidad y “destapando” problemas antes ocultos; es parte del proceso de sanación). Evitar el tabaco es probablemente la medida más impactante para prevenir la periodontitis en un fumador. Lo mismo aplica a vapeadores, tabaco de mascar y otros derivados: ninguno es inofensivo para la salud bucal.
Alimenta tu cuerpo (y encías) con una dieta equilibrada: Llevar una dieta sana, rica en vitaminas y minerales, fortalece las encías y todo tu organismo. Consume a diario frutas y verduras frescas; en especial asegúrate de obtener suficiente vitamina C (cítricos, kiwi, pimientos, brócoli, etc.) que es vital para tejidos conectivos fuertes y buena cicatrización de encías. También la vitamina D (que obtienes del sol y de pescados, huevos) es importante para la salud periodontal, al igual que el calcio (lácteos, almendras, verduras de hoja) para los huesos que soportan tus dientes. Evita por otro lado el exceso de azúcares y comidas ultra procesadas: no aportan nutrientes útiles y sí alimentan a las bacterias dañinas en tu boca. Llevar una dieta balanceada no solo previene encías inflamadas, también te ayuda a combatir mejor cualquier infección y a tener menos caries.
Mantente hidratado y estimula tu saliva:Bebe suficiente agua a lo largo del día (los famosos ~2 litros, dependiendo de tu peso y actividad). La hidratación adecuada permite una buena producción de saliva, la cual es un protector natural de tu boca: la saliva neutraliza ácidos, contiene sustancias antimicrobianas y ayuda a arrastrar restos de comida. Con buena saliva, las bacterias lo tienen más difícil para proliferar descontroladas. Si tu boca tiende a resecarse (por clima, medicación, edad), mastica chicle sin azúcar o palillos de hinojo/menta para estimular saliva, y evita abuso de café o alcohol que secan la boca. Una boca hidratada es menos propensa a encías irritadas.
Trata a tiempo cualquier problema dental (no lo postergues): Si tu dentista te ha indicado algún tratamiento – ya sea empastar una caries, reemplazar una funda defectuosa o mejorar tu mordida – hazle caso cuanto antes. Las infecciones dentales (caries profundas, dientes con nervio muerto) pueden extenderse a las encías circundantes y causar abscesos que inflaman severamente la encía en esa zona. Una corona mal ajustada atrapa comida y perpetúa la gingivitis hasta que se corrija. Un diente mal posicionado puede sobrecargar la encía, etc. Por tanto, soluciona las causas locales que puedan ir surgiendo. Lo mismo se aplica a las encías sangrantes: no esperes “a ver si se quita solo”, acude antes de que sea algo avanzado. Mantener tu boca al día en tratamientos y reparaciones evitará muchos casos de inflamación gingival.
Controla las enfermedades generales y maneja el estrés: Sabemos que condiciones sistémicas como la diabetes agravan la salud de las encías, así que es fundamental seguir las indicaciones de tu médico para mantener, en este caso, tu glucosa bajo control. Cuando estas enfermedades están bien controladas, su impacto en las encías disminuye notablemente. Por otro lado, adopta técnicas para reducir tu estrés diario: ejercicio moderado, meditación, buen descanso nocturno… Lo que funcione en tu caso. Tu salud mental y tu salud periodontal están conectadas más de lo que parece – manejar el estrés puede traducirse en encías más resistentes a la inflamación.
Siguiendo estos consejos, estarás creando un entorno muy poco propicio para la inflamación de encías. En definitiva: higiene, revisiones, hábitos saludables y cero tabaco. Así tus encías se mantendrán rosadas, firmes y felices abrazando tus dientes toda la vida. Y si en algún momento pese a todo notas un problemilla, ya sabes: ¡detéctalo pronto y pon manos a la obra antes de que avance!
Preguntas frecuentes sobre encías inflamadas
¿Cómo desinflamar las encías rápidamente en casa?
Para aliviar rápidamente unas encías inflamadas en casa, lo primero es mejorar la higiene de la zona: cepíllate suavemente pero a fondo para eliminar cualquier placa acumulada, aunque la encía sangre un poco. Luego, enjuaga la boca con agua tibia salada (media cucharadita de sal en medio vaso de agua) un par de veces al día; esto ayuda a desinflamar y aseptizar. Puedes aplicarte una compresa fría en la cara, sobre la zona de la encía hinchada, durante unos minutos para reducir la inflamación y el dolor. Si las molestias son significativas, tomar un antiinflamatorio de venta libre como ibuprofeno puede ayudar temporalmente. Importante: estos remedios dan alivio momentáneo, pero si la inflamación persiste varios días, necesitas que un dentista limpie la causa (sarro o infección) para una solución duradera.
¿Cuándo debo ir al dentista por unas encías inflamadas?
Debes acudir al dentista si notas que la inflamación de tus encías dura más de una semana sin mejorar, o de inmediato si viene acompañada de síntomas alarmantes. Por ejemplo, ve al odontólogo sin demora si tus encías están muy rojas e hinchadas y presentan pus, abscesos o dolor intenso, o si tienes fiebre o malestar general (podría ser una infección severa). También es necesario ir si tus encías sangran profusamente al cepillar o espontáneamente, o si notas los dientes aflojados. En general, ante cualquier inflamación de encías que sea recurrente o extensa, conviene una revisión. El dentista determinará la causa (placa, sarro, etc.) y aplicará el tratamiento adecuado antes de que el problema avance a mayores.
¿Qué pasa si no trato unas encías inflamadas?
Ignorar unas encías inflamadas es arriesgado. En fase inicial (gingivitis), puede que solo tengas enrojecimiento y sangrado leve, pero si no lo tratas, la infección puede progresar a periodontitis, que es mucho más grave. La periodontitis crónica destruye el hueso y el ligamento que sostienen tus dientes; con el tiempo, los dientes pueden empezar a moverse e incluso caerse. Además, la inflamación prolongada de las encías actúa como una puerta de entrada de bacterias al torrente sanguíneo, y se ha asociado con problemas de salud generales (como mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, partos prematuros en embarazadas, descontrol de la diabetes, etc.). En el corto plazo, unas encías no tratadas probablemente seguirán doliendo, sangrando y causándote mal aliento, y el tratamiento que necesitarás más adelante será mucho más complejo y costoso (por ejemplo, cirugías) comparado con una simple limpieza que podría resolverlo al inicio. Por eso, vale la pena tratar las encías inflamadas a tiempo: salvarás tu sonrisa y protegerás tu salud en general.
¿Por qué se me inflaman las encías durante el embarazo?
En el embarazo es muy común sufrir de gingivitis gestacional. Esto ocurre porque los cambios hormonales – especialmente el aumento de progesterona y estrógenos – vuelven las encías más susceptibles. Estas hormonas producen mayor flujo de sangre en las encías (por eso se ven más rojas o hinchadas) y alteran la respuesta del cuerpo a las bacterias de la placa. Así, aunque tengas la misma placa que antes, tus encías reaccionan exageradamente durante el embarazo, inflamándose con facilidad. También el sistema inmune se modula de forma distinta en el embarazo, lo que puede permitir más crecimiento bacteriano. El resultado son encías inflamadas, que sangran al cepillarse, sobre todo a partir del segundo trimestre. La mejor estrategia es extremar tu higiene bucal en estos meses (cepillado suave después de cada comida, hilo dental diario) y acudir a tu dentista para una limpieza profesional en el segundo trimestre si es posible. La gingivitis del embarazo suele remitir tras el parto, pero si ves que es muy molesta o hay mucho sangrado, consulta con tu odontólogo para cuidados adicionales. Y tranquila: es un problema frecuente y manejable con buena higiene y seguimiento.
¿Cuál es la diferencia entre gingivitis y periodontitis?
Son dos etapas de la enfermedad de las encías, con distinta gravedad. La gingivitis es la inflamación superficial de las encías sin afectar el soporte del diente. Solo la encía está enrojecida, hinchada y puede sangrar, pero el diente sigue firme porque el hueso y el ligamento están intactos. La buena noticia es que la gingivitis es reversible: con limpieza adecuada (en casa y profesional) la encía puede volver a estar sana por completo, ya que no hay daño permanente. En cambio, la periodontitis ocurre cuando la inflamación/infección avanzó más allá de la encía y destruyó el tejido de soporte profundo. En periodontitis ya hay daño en el hueso alveolar, en el ligamento periodontal y en la adherencia de la encía. Se forman bolsas periodontales (espacios profundos infectados entre diente y encía), las encías suelen retraerse, los dientes pueden aflojarse e incluso desplazarse. La periodontitis no se revierte espontáneamente; requiere tratamientos especializados (como raspados, cirugías) y, aunque podemos detenerla y controlarla, la pérdida ósea severa a veces es irreversible. Dicho sencillo: gingivitis = etapa inicial y reversible, periodontitis = etapa avanzada, irreversible (pero controlable). Por eso insistimos tanto en tratar la gingivitis a tiempo, para que no llegue a convertirse en periodontitis.
Si tienes algún problema con tus encías o sufres de algún otro tipo de dolencia relacionado con la Periodoncia, no dudes en encontrar tú clínica dental Cleardent más cercana para poder hacerte una revisión totalmente gratuita y estudiar tu caso. Pide cita ya.
Dra. Alicia Martín
Odontóloga General y Estética en Clínicas Cleardent
Con una sólida formación en odontología general, endodoncia y técnicas estéticas como el uso de ácido hialurónico, la Dra. Alicia Martín brinda atención completa y especializada en Clínicas Cleardent. Su pasión por la salud bucodental y su compromiso con el bienestar de sus pacientes se refleja en su participación en campañas educativas para promover hábitos de higiene oral. La Dra. Martín se asegura de que cada tratamiento esté adaptado a las necesidades de sus pacientes, ofreciendo siempre un enfoque profesional y actualizado.