9 mayo 2025

¿Se puede comer después de un empaste con anestesia? Consejos y cuidados tras el empaste

Empaste con anestesia: ¿Cuándo volver a comer? Descubre cuánto tiempo esperar, qué alimentos tomar o evitar y los cuidados para recuperarte sin molestias.

¡Hola! Si te acaban de empastar un diente y todavía tienes la boca medio dormida por la anestesia, entiendo perfectamente tu inquietud. Como odontólogo con años de experiencia, uno de las preguntas más frecuentes que escucho en mi consulta es precisamente: «¿Cuánto tiempo tengo que esperar para comer después de un empaste dental con anestesia?» En este artículo, te compartiré consejos prácticos y cuidados postempaste basados en mi experiencia profesional, para que vuelvas a comer con tranquilidad sin miedo a dañarte ni a estropear el empaste recién hecho.

¿Cuánto tiempo esperar para comer tras un empaste dental?

Después de un empaste dental sí podrás volver a comer, pero el momento adecuado depende de varios factores, principalmente de si te aplicaron anestesia local durante el procedimiento y del tipo de empaste o material utilizado. Te lo explico con detalle a continuación:

  • Si no te pusieron anestesia: En algunas caries muy pequeñas, a veces el odontólogo puede realizar el empaste sin anestesia. En ese caso, técnicamente podrías comer casi de inmediato al salir de la consulta, ya que los empastes modernos de resina (composite) endurecen al instante bajo la luz que usamos para fraguarlos. Aun así, en mi práctica suelo recomendar a mis pacientes esperar unos 30 minutos antes de masticar. ¿La razón? Darle un pequeño margen al empaste para asentarse y, sobre todo, darte tiempo a ti para recuperarte del procedimiento. Es normal salir algo nervioso o con la boca rara, así que esos minutos de espera te ayudan a estar más cómodo a la hora de comer.
  • Si te pusieron anestesia local: Lo habitual es que para empastar una caries usemos anestesia para adormecer la zona. En este escenario debes esperar a que pase el efecto anestésico antes de comer o beber. Con la boca dormida podrías morderte la lengua, el labio o la mejilla sin darte cuenta, causándote una herida bastante molesta. ¿Cuánto tarda la anestesia en desaparecer? Depende de cada persona y de la cantidad de anestesia empleada, pero por lo general entre 1 y 3 horas. En mi experiencia, aproximadamente unas 2 horas suele ser suficiente en la mayoría de los casos para que recuperes la sensibilidad normal. Mi consejo es: no tengas prisa; espera hasta que sientas tu boca despierta de nuevo, aunque en principio sean un par de horas. Una vez que el entumecimiento se haya ido, ya puedes comer con normalidad, aunque al principio con ciertas precauciones de las que te hablaré enseguida.

Lo más importante: no comas mientras tengas la boca dormida. Cuando notes que ya ha vuelto la sensibilidad (puedes tocarte el labio o la lengua y sentirlo normalmente), entonces es seguro volver a masticar. Eso sí, la primera comida tras el empaste hazla con calma: toma bocados pequeños, mastica despacio y, si puedes, usa el lado opuesto al diente tratado durante las primeras horas. Esto te ayudará a proteger el empaste reciente y a evitar molestias.

Empaste blanco vs. metálico: ¿influye en cuándo puedes comer?

Quizás hayas oído que según el material del empaste el tiempo de espera para comer cambia. Y es cierto: no todos los empastes son iguales, básicamente distinguimos entre los empastes de resina (composite), que son blancos, y los empastes metálicos de amalgama. Hoy día la mayoría de empastes son de resina, pero déjame aclararte las diferencias:

  • Empaste de composite (resina): Es el empaste del color del diente. Se endurece inmediatamente cuando el dentista aplica la luz ultravioleta en la zona, por lo que al terminar ya está sólido. Si no te pusieron anestesia, como dije antes, podrías comer casi enseguida (esperando esos ~30 minutos por comodidad). Si hubo anestesia, toca esperar a que se pase el efecto, pero no por el empaste en sí, sino por la anestesia. Una vez despierta la zona, el composite está duro y listo para la acción. Aun así, conviene no masticar cosas muy duras justo al principio para asegurar una buena adaptación del material.
  • Empaste de amalgama (plata): Este es el empaste metálico tradicional. Actualmente se usa menos, pero a veces se emplea en muelas muy posteriores o en pacientes particulares. La amalgama tarda bastante más en endurecer completamente, alrededor de 24 horas en alcanzar su máxima dureza. Por eso, si te colocan un empaste de amalgama, tu dentista probablemente te dirá que no mastiques por ese lado durante un día. En la clínica, cuando hacíamos amalgamas, recomendábamos evitar masticar alimentos duros o pegajosos por ese lado durante unas 24 horas, para darle tiempo a fraguar bien. En cambio, con una resina, esto no es necesario porque al salir de la clínica ya está endurecida al 100%.

El tiempo de espera para comer tras un empaste depende de la anestesia y del material. Con resina: espera a que pase la anestesia (si la hubo) y unos minutos extra de cortesía. Con amalgama: además de la anestesia, evita presionar el empaste metálico durante unas cuantas horas incluso después de que despiertes, y mastica por el otro lado ese día. De cualquier forma, siempre sigue las indicaciones particulares de tu dentista sobre tu caso. Cada tratamiento tiene sus matices, y tu odontólogo sabrá qué recomendarte según el tamaño del empaste, el diente implicado, etc.

Qué comer (y qué evitar) después de un empaste dental

Vale, ya tenemos claro cuándo retomar la comida tras un empaste. Ahora la siguiente pregunta lógica es: ¿y qué puedo comer? Una vez que pasa el efecto de la anestesia, llega el momento de alimentarse y conviene ser un poco selectivo con la comida durante las primeras horas (o primer día) tras el empaste. Te daré algunas pautas sobre alimentos recomendados y alimentos a evitar, para facilitar tu recuperación sin contratiempos.

Alimentos recomendados tras un empaste (dieta blanda)

En general, después de empastarte un diente es buena idea optar por comidas de textura blanda o suave, que sean fáciles de masticar y no requieran ejercer mucha presión. Piensa en alimentos que prácticamente se deshacen o no ofrecen resistencia al morder. Algunas buenas opciones que suelo recomendar son:

  • Sopas, caldos y purés: Tienen consistencia líquida o pastosa, perfectas para no tener que masticar enérgicamente. Por ejemplo, un puré de patatas o de verduras, una crema de calabaza, o una sopita tibia.
  • Lácteos suaves: Yogur, quesos cremosos, requesón. Un yogur frío (no helado) es refrescante y fácil de comer. Incluso un vaso de leche o batido a temperatura ambiente está bien.
  • Huevos revueltos o pasados por agua: El huevo es blando y nutritivo. Unos huevos revueltos o una tortilla francesa son blanditos y fáciles de masticar.
  • Avena o cereales cocidos: Gachas de avena calentitas o cualquier cereal cocido blandito puede servir de desayuno o merienda blanda.
  • Pescado al horno o al vapor: Los pescados suaves (merluza, lenguado, salmón) bien cocinados quedan muy tiernos y se deshacen al masticar, siendo más amigables con tu diente recién empastado que, por ejemplo, una carne de ternera muy fibrosa.
  • Pasta bien cocida y arroz: La pasta si está al dente quizá esté un poco firme, pero si la cueces un pelín más quedará más blanda (¡sin llegar a papilla tampoco!). Un arroz bien cocido también es relativamente fácil de masticar.
  • Frutas maduras y suaves: Banano (plátano) maduro, melón, papaya, pera cocida… son frutas de consistencia suave. Incluso una manzana asada o en compota estaría bien (cruda es dura, mejor evitarla al principio).
  • Verduras bien cocidas: Zanahorias hervidas, calabacín al vapor, patata cocida… toda verdura cocida hasta estar blandita es bienvenida.
  • Pan de molde o galletas blandas: Si necesitas comer pan, mejor que no sea la corteza dura de un pan gallego recién horneado. Opta por miga de pan blando, pan de molde, o galletas tipo maría remojadas en leche si te apetece algo dulce pero suave.

En definitiva, prioriza los alimentos blandos, tibios y fáciles de masticar. Esto no significa que debas hacer una dieta especial estricta; simplemente, por puro sentido común, las primeras comidas tras el empaste es mejor que no impliquen forzar mucho la muela tratada. También mantén la comida a una temperatura moderada (templada o fresca), ni muy caliente ni muy fría, porque tus dientes podrían estar algo sensibles (lo comento más adelante).

Alimentos (y bebidas) a evitar después de un empaste

Así como hay comidas recomendables, también hay alimentos que es mejor evitar temporalmente tras tu empaste, sobre todo en las primeras horas y el primer día. Los motivos principales para evitarlos son: proteger el empaste de presiones o adherencias indebidas, prevenir morderte accidentalmente si aún estás algo adormecido, y no desencadenar sensibilidad o dolor innecesario en un diente que puede estar recién tocado. Aquí van las categorías de “prohibidos” temporales:

  • Alimentos muy duros: Evita cualquier cosa que requiera un esfuerzo grande al masticar. Por ejemplo, frutos secos (nueces, almendras, maní), caramelos sólidos, hielo, tostadas o cortezas duras de pan, y en general cosas durísimas. Morder algo duro justo después de un empaste puede doler y, en empastes metálicos que están fraguando, incluso llegar a desplazarlos. Mejor espera 24 horas antes de volver a morder cosas así de duras.
  • Alimentos pegajosos o gomosos: Chicles (goma de mascar), toffees, golosinas tipo gominola, caramelos blandos, turrones pegajosos… Cualquier cosa que se pegue al diente puede, en casos raros, llegar a despegar o mover un empaste recién puesto. Sobre todo los empastes de amalgama que aún están endureciéndose son vulnerables a estas fuerzas pegajosas. Además, imagina que todavía tienes la encía medio dormida: podrías no sentir un trozo de caramelo pegado y morderte mal. Así que mejor nada pegajoso el primer día.
  • Comidas muy calientes o muy frías: Las temperaturas extremas pueden despertar sensibilidad en el diente empastado. Mientras la zona esté un poco sensible, es preferible tomar alimentos a temperatura templada o fría moderada. Evita por ahora sopas hirviendo, café muy caliente, té muy caliente, helados muy fríos o bebidas con hielo. Si vas a beber agua, que sea fresca o al clima, pero no helada. Tu diente te lo agradecerá. Mantener la boca cerrada al masticar también ayuda a que no entre aire frío que moleste.
  • Dulces y bebidas azucaradas: Además de que los dulces suelen ser pegajosos a veces, el azúcar puede disparar sensibilidad en dientes recién tratados y, a largo plazo, no queremos alimentar a las bacterias que causan caries. Tras un empaste, es bueno ser cuidadoso con la dieta para evitar una nueva caries en el futuro. Así que reduce en lo inmediato refrescos azucarados, jugos industriales, pasteles, galletas muy dulces, etc. Un capricho dulce blandito (por ejemplo, un pudín o flan) está bien, pero no te pases con los dulces post-empaste.
  • Alcohol y bebidas alcohólicas: Justo al terminar el empaste, si aún tienes anestesia en el cuerpo o has tomado algún analgésico, no conviene beber alcohol. El alcohol puede interferir con la eliminación de la anestesia de tu organismo y potencialmente intensificar efectos de medicamentos. Además, las bebidas alcohólicas (vino, licores) pueden ser muy ácidas o azucaradas, lo que no es ideal para un diente que quizás esté sensible. Mi recomendación personal es esperar 24 horas antes de consumir alcohol tras un empaste, por prudencia. Mientras, mejor hidrátate con agua.
  • Café o té muy cargado (especialmente caliente): La cafeína per se no afecta al empaste, pero el café muy caliente puede causar el mismo problema de sensibilidad que mencioné, y las bebidas oscuras como café o té negro pueden manchar ligeramente los empastes blancos recién puestos si las consumes en exceso en las primeras horas. ¿Solución? Espera unas horas para tu café, y cuando lo tomes que esté más bien tibio. Y siempre es buena idea enjuagar la boca con agua después de tomar café o té para minimizar manchas.

Durante el primer día tras el empaste evita lo muy duro, pegajoso, muy caliente, muy frío y excesivamente dulce o irritante. Piensa en comidas suaves y neutras, así le das a tu diente el ambiente perfecto para recuperarse. Recuperación es quizá una palabra grande para un empaste (no es que sea una cirugía mayor ni mucho menos), pero me refiero a dejar que todo vuelva a su equilibrio sin sobresaltos. Verás que siguiendo estas pautas, a las 24-48 horas ya podrás comer prácticamente de todo con normalidad, siempre que lo hagas con sentido común.

Otros cuidados y recomendaciones después de un empaste

Además de la alimentación, hay otros cuidados post-empaste importantes para garantizar que tu diente sane bien y que el empaste dure mucho tiempo. Te comparto a continuación varios consejos prácticos que le doy a mis pacientes después de una obturación dental. Muchos de estos puntos probablemente ya los hemos tocado de pasada, pero aquí los resumo de forma clara:

  • Evita masticar mientras tengas la boca dormida: Ya lo mencioné antes, pero lo repito porque es crucial. Si aún sientes la lengua, mejilla o labio entumecidos por la anestesia, no intentes masticar nada. Podrías morderte sin darte cuenta y hacerte una herida fea. He visto casos de pacientes que se han mordido la cara interna de la mejilla pos-empaste por impaciencia, y créeme, duele más la herida después que haber esperado una hora para comer. Así que, ten paciencia hasta recuperar la sensibilidad total.
  • Mastica con cuidado y por el lado opuesto (al principio): La primera tarde con tu empaste nuevo, procura comer del lado contrario en la medida de lo posible. Si el empaste está en una muela izquierda, mastica con las derechas, y viceversa. Esto reduce la presión directa sobre el empaste reciente. Y mastica despacito, con mordidas pequeñas. No hay prisa. Aunque suene obvio, a veces por hambre uno pega el primer mordisco con ganas… ¡y ay! Recuerda que tus dientes pueden estar algo sensibles, así que trato suave para ellos.
  • Higiene bucal: sí, debes seguir cepillándote los dientes! Una duda frecuente es «¿me puedo cepillar después de un empaste?». La respuesta es sí, por supuesto. Debes continuar con tu higiene bucal habitual incluso el mismo día del empaste, solo que hazlo con un poco de delicadeza extra. Usa un cepillo de cerdas suaves y cepilla con movimientos suaves alrededor del diente tratado. No hace falta que evites la zona, límpiala bien pero sin frotar como loco. El hilo dental también puedes usarlo normalmente para quitar restos entre los dientes. De hecho, mantener la zona limpia ayuda a que no se irrite más. Lo que no hagas es no cepillarte: he conocido personas que por miedo a lastimarse dejan de cepillarse ese lado varios días… ¡y eso es peor! Puede acumularse placa alrededor del empaste nuevo. Así que higiene sí, con cariño pero sí o sí.
  • Enjuagues de agua tibia con sal si hay molestia en la encía: A veces el tejido de las encías cerca del diente empastado puede quedar un poco irritado por el proceso (por la instrumentalización, la grata de la fresa, etc.). Si notas la encía sensible o inflamada, un remedio casero simple es enjuagarte suavemente con agua tibia salada un par de veces al día. La proporción es media cucharadita de sal en un vaso de agua tibia; haces buches y expulsas. Esto ayuda a desinflamar y mantener limpia la zona. No es obligatorio, pero puede aliviar esa molestia gingival.
  • Evita alimentos o bebidas que manchen durante 24h: Este consejo va más para la estética del empaste. Si tu empaste es blanco, durante las primeras horas podría absorber pigmentos con más facilidad. Por eso, yo les sugiero a mis pacientes que ese día eviten cosas como vino tinto, café muy fuerte, té negro, curry o salsa de soja, cigarrillos, etc. Son productos que tiñen dientes y empastes. No es que en un día vayas a manchar el empaste irreversiblemente ni mucho menos, pero por si acaso, esperar un día antes de consumirlos regularmente es buena idea. Y si los consumes, enjuaga con agua luego.
  • No fumes al menos hasta el día siguiente: «¿Puedo fumar después de un empaste?» – Lo recomendable es que no fumes durante las primeras 24 horas. Fumar tan pronto puede irritar la zona tratada, aumentar la sensibilidad del diente y manchar el empaste reciente con la nicotina. Además, el tabaco afecta la cicatrización de tejidos (si hubo alguna pequeña herida en la encía, por ejemplo). Lo ideal sería aprovechar y no fumar en absoluto, pero bueno, como mínimo trata de no hacerlo el resto del día del empaste. Tus dientes y encías estarán en mejor condición sin el humo rondando inmediatamente.
  • Evita morder cosas duras (hielo, bolígrafos) y no rechines los dientes: Si tienes la costumbre de morder objetos duros (algunas personas mordisquean el capuchón del boli, por ejemplo) o hielo del refresco, ¡no lo hagas justo después del empaste! Podrías dañar la restauración con esas manías. Igualmente, si sufres de bruxismo (rechinar o apretar los dientes, sobre todo de noche), ten en cuenta que apretar fuerte puede agrietar o debilitar los empastes nuevos. En mi clínica, a pacientes bruxistas siempre les recomendamos usar una férula de descarga nocturna para proteger tanto dientes naturales como empastes. Así que, si aprietas los dientes, coméntalo con tu dentista; es importante para la salud de tus restauraciones. (Te invito a leer nuestro artículo sobre bruxismo y cómo tratarlo si te interesa este tema.)
  • Es normal cierta sensibilidad dental después: No te asustes si en los primeros días tras el empaste notas el diente sensible al frío, al calor o al dulce. Una ligera sensibilidad es totalmente normal, especialmente si la caries era profunda. Puede durar unos días o incluso una semanita o dos. Por ejemplo, sentir un latigazo con el agua fría, o un cosquilleo al tomar algo caliente. Mientras sea una molestia leve que va a menos, entra dentro de lo esperado. Para aliviarla, puedes evitar estímulos muy extremos (como ya mencionamos: no cosas hirviendo ni heladas) y si hace falta, tomar un analgésico suave. Un ibuprofeno o paracetamol suelen bastar para quitar esas molestias post-empaste. También existen pastas dentales desensibilizantes que ayudan si la sensibilidad persiste (consúltalo con tu dentista). Ahora bien, si el dolor o sensibilidad son muy intensos, o no mejoran con los días sino que empeoran, entonces contacta con tu odontólogo para una revisión. En ocasiones raras, una sensibilidad muy fuerte puede indicar que el empaste quedó cerca del nervio o que hay que ajustar algo.
  • Revisa tu mordida; si sientes el empaste “alto”, vuelve a la clínica: Cuando el dentista termina un empaste, siempre chequeamos la oclusión (la mordida) con un papel de articular para ver que no quede alto. Sin embargo, a veces con la prisa o si estabas muy anestesiado, puede que al irse la anestesia sientas que al cerrar la boca, el empaste choca antes que los demás dientes. Esto se percibe como que «no encajan bien los dientes» o cierta incomodidad al morder. Si te pasa eso, no lo dejes estar: acude a tu dentista para un ajuste sencillo. Limar un poquito el empaste solucionará el problema en minutos. No vale la pena aguantar días con una mordida desequilibrada, porque además de molesto puede provocar dolor en la ATM o fracturar el empaste si fuerzas. Así que, ante cualquier sensación rara de que el empaste está muy alto o tienes que morder de lado, llama y pide cita para que te lo ajusten. Es algo muy común y rápido de arreglar.
  • Acude a tus revisiones periódicas: Un empaste bien hecho puede durar muchos años, incluso décadas, pero necesita de tu colaboración: buena higiene y revisiones. Te recomiendo visitar a tu dentista al menos una vez al año para revisar ese empaste y tus dientes en general. En las revisiones podemos detectar si el empaste sigue sellado correctamente o si hay caries nuevas iniciándose. Recuerda que una caries pequeña no duele y solo así la pillamos a tiempo. Más vale hacer un empaste antes de que avance y necesites una endodoncia (el tratamiento de nervio). La prevención es la clave, como siempre.

En definitiva, tras un empaste dental puedes reincorporarte a tu rutina habitual casi de inmediato, con cuidados mínimos pero importantes. Siguiendo todos estos consejos, ayudas a que el empaste cumpla su función y a mantener tu boca sana. Verás que en nada ni te acuerdas de que ese diente tiene un empaste; podrás comer, beber y sonreír con total normalidad. Y ante cualquier duda o molestia fuera de lo común, no dudes en contactar con tu dentista para que te asesore de forma personalizada. ¡Estamos para eso!

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Andrés Rubio cleardent
Odontólogo
Con una sólida formación en odontología general y especialización en estética dental y prótesis sobre implantes, el Dr. Andrés Rubio Palomino brinda un cuidado dental integral y estético en Clínicas Cleardent. Desde 2019, destaca por su enfoque en la mejora continua y su dedicación al aprendizaje, ofreciendo tratamientos que realzan la sonrisa de sus pacientes. Con un estilo de trabajo cercano y responsable, el Dr. Rubio acompaña a cada paciente desde la consulta inicial hasta el final de su tratamiento, asegurando una experiencia de calidad y confianza.

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