
Desde la medicina integrativa, cada diente forma parte de un sistema interconectado: una infección dental crónica puede afectar órganos distantes, y una disfunción en un órgano puede reflejarse en un diente concreto.

Descubre, de la mano de un cirujano oral, cuánto tarda en soldar un injerto de hueso: el tiempo de recuperación, cuidados clave y señales de que todo va bien.

Hola, soy Luis Leiva, cirujano oral y maxilofacial. Si te han realizado un injerto de hueso recientemente, es muy probable que te preguntes con preocupación “¿cuánto tarda en soldar el injerto óseo?”. Como especialista que ha colocado muchos injertos, déjame decirte que entiendo perfectamente tu inquietud. Es normal estar impaciente por saber el tiempo de recuperación y cuándo podrás continuar con tu tratamiento (por ejemplo, la colocación de un implante dental sobre ese hueso regenerado).
Para explicarte cuánto tarda en consolidarse un injerto óseo y qué puedes esperar en cada etapa. Abordaremos los tiempos medios de integración del injerto, los factores que pueden influir en la curación, las diferencias entre distintos tipos de injertos (autólogo, de banco, sintético, etc.) y sus tiempos de regeneración, las señales de éxito (y de posible rechazo o complicación) que debes conocer, así como consejos prácticos para acelerar la recuperación y cuidarte adecuadamente.
Mi objetivo es que, al terminar de leer, te sientas más tranquilo/a y informado/a, como si hubieras conversado con tu odontólogo de confianza. ¡Vamos a ello!
Lo primero y más importante: ¿cuánto tiempo tarda en “pegar” o consolidar el injerto óseo en el hueso existente?. En la mayoría de los casos, la integración del injerto de hueso requiere varios meses. Por lo general, se estima un periodo de aproximadamente 4 a 6 meses para que el nuevo hueso injertado se funda de forma estable con el hueso natural del paciente. Este rango de tiempo es orientativo y puede variar según las circunstancias de cada persona.
Debes tener en cuenta que hablamos de la consolidación interna del hueso, no de la cicatrización de la encía. De hecho, la encía y los tejidos blandos suelen curar mucho antes (en torno a 1 a 2 semanas tras la cirugía, la herida externa ya habrá cerrado en la mayoría de casos). Sin embargo, la regeneración ósea interna es un proceso más lento y biológico que no podemos acelerar drásticamente – el organismo necesita crear vasos sanguíneos, depositar matriz de hueso nuevo y endurecer ese hueso.
En injertos pequeños o defectos menores (por ejemplo, rellenar una pequeña cavidad), a veces la integración ósea podría lograrse en 3-4 meses sin problemas. De hecho, hay estudios clínicos que demuestran que en ciertas técnicas (como elevaciones de seno maxilar con mezcla de hueso autólogo y material sintético) el hueso injertado puede estar suficientemente maduro a los 4 meses para colocar implantes con seguridad. No obstante, en otros casos más complejos (injertos más grandes, zonas con poca vascularización, etc.), el proceso puede tardar más. En defectos óseos extensos o reconstrucciones mayores, podría extenderse a 8-9 meses e incluso acercarse al año para lograr una consolidación completa. Esto último no es lo habitual en injertos dentales promedio, pero es posible en situaciones que requieren una regeneración ósea muy extensa.
Resumiendo mi experiencia: la mayoría de mis pacientes con injertos óseos esperan unos 6 meses antes de dar el siguiente paso (por ejemplo, poner un implante sobre ese hueso). En controles a los 4-6 meses solemos ver, mediante radiografías, si el injerto ya está lo suficientemente “soldado” al hueso receptor. Si todo va bien, podemos avanzar; si aún vemos que falta densidad ósea, esperamos un poco más. La paciencia en esta fase es fundamental, ya que asegurar una buena consolidación aumenta enormemente las probabilidades de éxito a largo plazo del tratamiento. Recuerda que tras esos meses de espera, por fin podremos confirmar que el injerto ha cumplido su función y el hueso está listo para soportar las fuerzas que vienen (por ejemplo, la carga de un implante dental).
(Nota: En nuestra clínica, muchos pacientes también preguntan “¿cuándo se puede colocar el implante tras un injerto de hueso?” La respuesta corta es: cuando el hueso está consolidado, típicamente alrededor de los 6 meses, aunque varía según el caso. Más adelante incluimos esta cuestión en las Preguntas Frecuentes al final.)
No todos los injertos óseos tardan exactamente lo mismo en regenerar. Existen varios factores que pueden acelerar o retrasar la “soldadura” del injerto en tu hueso. Basándome en la evidencia médica y en lo que veo día a día, estos son los principales factores a considerar:
El tiempo de recuperación de un injerto óseo no es igual para todos, porque depende de ti (tu cuerpo y cuidados) y de la naturaleza del injerto. Personalmente, siempre explico a mis pacientes todos estos factores para que comprendan por qué a un amigo suyo le pudo tardar 4 meses y a otra persona 7 meses, por ejemplo. Lo importante es monitorizar la evolución con revisiones y radiografías: así vemos si vas por buen camino o si algún factor está afectando, pudiendo tomar medidas si es necesario.
En odontología (y medicina en general) existen varios tipos de injerto óseo, definidos por el origen del material óseo que utilizamos. Cada tipo tiene ciertas características particulares, y aunque el objetivo final de todos es el mismo (formar hueso nuevo), hay diferencias sutiles en sus tiempos de integración. Te los explico a continuación desde mi perspectiva:
| Tipo | Propiedades | Tiempo | Ventaja clave | Contra clave |
|---|---|---|---|---|
| Autólogo | ✅✅✅ | 4-6 meses | Eficaz y 100% compatible | Requiere cirugía extra |
| Aloinjerto | ❌✅✅ | 6-9 meses | Sin cirugía donante | Integra más lento |
| Xenoinjerto | ❌❌✅ | 6-9 meses | Seguro y muy disponible | Reabsorción parcial |
| Sintético | ❌❌✅/✅ | 6-9 meses | Sin riesgo biológico | Integración variable |
El injerto autólogo (también llamado autoinjerto) consiste en tomar hueso de tu propio cuerpo para colocarlo donde lo necesitas. En cirugía oral, normalmente extraemos ese hueso de zonas cercanas, por ejemplo de la mandíbula misma (de la barbilla o la zona de las muelas del juicio) bajo anestesia local. Es considerado el “gold standard” o injerto ideal por muchos profesionales, ya que es biológicamente activo y 100% compatible contigo. Esto significa que contiene células formadoras de hueso (osteoblastos) y factores que estimulan la regeneración ósea de manera directa.
En mi experiencia, los injertos autólogos suelen integrarse de forma predecible y relativamente rápida. Al proporcionar propiedades osteogénicas, osteoconductoras y osteoinductoras (es decir, crea hueso, guía al crecimiento del mismo y estimula tu organismo a producirlo, respectivamente), el hueso autólogo puede empezar a unirse al lecho receptor en semanas. Obviamente no es que en un mes ya esté listo, pero sí tiende a consolidar dentro del rango típico bajo (alrededor de 4-6 meses, dependiendo del volumen injertado). Muchos casos de injerto autólogo muestran buen “callo óseo” o densidad en radiografías a los 4 meses, aunque por seguridad frecuentemente esperamos hasta los 6 meses antes de cargarlo con un implante.
Ventajas: Es tu propio tejido, no hay riesgo de rechazo inmunológico. Además, por su vitalidad, suele generar hueso de mejor calidad y en mayor cantidad que otras alternativas. Inconvenientes: Debemos hacerte una segunda cirugía para obtener el hueso (por ejemplo, en la mandíbula o incluso en la cadera si se requiere mucho), lo que añade algo de molestia postoperatoria. También la cantidad de hueso autólogo es limitada (no podemos sacar mucho sin causarte un defecto en la zona donante). Aun así, siempre que es posible y necesario mucho hueso, optamos por autoinjerto o por combinarlo con otros materiales para aprovechar sus ventajas.
(Te cuento un caso: hace unos años traté a un paciente con gran pérdida ósea vertical en el frente de la mandíbula. Usamos un injerto en bloque autólogo de la zona de la muela del juicio, fijado con tornillos. A los 5 meses, el bloque estaba completamente integrado y habíamos ganado casi 1 cm de altura ósea. Pudimos colocar implantes con éxito. Este paciente siguió todos los cuidados y no fumaba, lo cual ayudó mucho a que en 5 meses tuviéramos un hueso “como nuevo”).
El aloinjerto es hueso obtenido de otra persona (normalmente de un banco de tejidos homologado). Antes de que te asustes: este material se procesa y esteriliza rigurosamente para eliminar células y evitar cualquier enfermedad. En clínica, suele venir preparado en partículas o pequeños bloques, listo para usar. Ventaja principal: no necesitas una segunda cirugía para obtenerlo, y podemos disponer de gran cantidad de hueso si hace falta. Esto nos viene genial en defectos grandes donde tu propio hueso sería insuficiente o implicaría sacarlo de un lugar más complicado (p. ej., cresta ilíaca).
¿Y cómo se integra un aloinjerto? Al no tener células vivas tuyas, actúa sobre todo como un material osteoconductor: es decir, sirve de andamiaje para que tu propio organismo deposite hueso nuevo sobre él. Los aloinjertos modernos conservan ciertas proteínas óseas, pero su capacidad de inducir crecimiento es menor que la del autólogo, precisamente porque han sido descelularizados y tratados. En cuanto a tiempos, un aloinjerto suele necesitar un poco más de tiempo de remodelación: típicamente entre 6 y 9 meses para una integración sólida en casos de volumen considerable (aunque en defectos pequeños he visto buena consolidación en ~5-6 meses). Muchos especialistas optan por esperar hacia el rango alto con aloinjertos, para asegurarse de que tu hueso haya reemplazado suficiente material del injerto.
Mi recomendación personal: si tu caso no requiere injerto muy grande, a veces combinamos una pequeña porción de tu hueso con aloinjerto, para obtener lo mejor de ambos (suficiente volumen + estimulación biológica). Así logramos consolidaciones bastante fiables en ~6 meses. Si el aloinjerto se usa solo, hay que seguir muy bien las indicaciones postoperatorias, porque su integración depende totalmente de tu cuerpo. Afortunadamente, la tasa de éxito es alta; los bancos de huesos suministran materiales seguros que en la mayoría de pacientes terminan convirtiéndose en hueso vital funcional.
El xenoinjerto es similar al aloinjerto pero el hueso proviene de otra especie (usualmente hueso bovino procesado, aunque también puede ser de cerdo u otros). También se somete a procesos para hacerlo biológicamente seguro e inerte (solo queda la matriz mineral, sin células animales). El xenoinjerto es muy usado en odontología – por ejemplo, productos derivados de hueso bovino – porque tiene estructura parecida a la del humano y está disponible en cantidades ilimitadas, sin necesidad de cirugía donante.
Podemos decir que es 100% osteoconductivo y nada osteogénico por sí mismo (no aporta células ni mucha inducción). Actúa como un relleno que tu cuerpo irá sustituyendo lentamente por hueso propio. De hecho, algo particular del xenoinjerto bovino es que una parte de sus partículas pueden quedarse integradas pero sin reabsorberse completamente durante muchos años. En radiografías, a veces vemos granulitos blancos del injerto bovino incluso mucho tiempo después, lo cual no es malo: están fusionados con tu hueso y aportándole volumen, aunque tu propio hueso no los haya reemplazado al 100%.
En términos de tiempo de espera, con xenoinjerto puro solemos ser conservadores: mínimo 6 meses, y en aumentos grandes preferiblemente 8-9 meses antes de colocar implantes. Al combinarlo con hueso autólogo, estos tiempos pueden reducirse (porque el autólogo “tira” del injerto haciendo que consolide más rápido). Si el defecto era pequeño (p. ej. relleno de alveolo postextracción con xenoinjerto), a los 4-5 meses suele haber suficiente hueso nuevo para proceder con un implante. Pero en aumentos de cresta mayores usando solo xenoinjerto, personalmente me inclino más a esperar a los 8 meses, ya que he visto que la maduración ósea continúa mejorando entre el mes 6 y 8 en estos casos. Conclusión: el xenoinjerto es muy útil y seguro, pero paciencia porque es quizá el material que más requiere del “trabajo” de tu cuerpo para transformarlo en hueso vivo.
Por último, disponemos de injertos sintéticos, que no provienen ni de humano ni de animal, sino de laboratorios. Son materiales como fosfato de calcio, hidroxiapatita cerámica, beta-TCP, biovidrio, etc., que imitan la composición mineral del hueso. Su ventaja principal es que evitamos por completo cualquier riesgo biológico (no hay tejido humano/animal) y podemos también obtenerlos en cantidad suficiente fácilmente. Algunos incluso vienen en formas moldeables, gránulos de distintos tamaños, pastas, etc.
En cuanto a comportamiento en el tiempo, los injertos sintéticos suelen ser bastante osteoconductores, pero al igual que el xenoinjerto, carecen de células vivas. Muchos de ellos son reabsorbibles: es decir, tu cuerpo los irá disolviendo y reemplazando con hueso propio a lo largo de meses. La hidroxiapatita pura, por ejemplo, es reabsorbida muy lentamente (puede permanecer en parte más de un año); otros compuestos como fosfato tricálcico se reabsorben más rápido (varios meses). Normalmente, los tiempos de consolidación con materiales sintéticos son equiparables a los de un xenoinjerto: alrededor de 6-9 meses dependiendo del caso. Hay materiales bioactivos modernos que prometen inducir formación ósea más rápida (liberando iones u otros factores); con ellos quizás veamos consolidaciones un poco antes, pero la prudencia dicta evaluar cada caso con radiografías antes de darlo por listo.
En mi práctica, suelo usar sintéticos combinados con hueso autólogo cuando el paciente no quiere material de donante o animal. Esta combinación brinda un entorno osteoconductivo con algo de osteogénesis propia. Los resultados han sido buenos, con períodos de espera similares (unos 6 meses).
Para que te quede claro, te diría que el injerto autólogo es como plantar un árbol adulto (prende rápido y crece fuerte), el aloinjerto es plantar un buen esqueje (prende bien aunque un poco más despacio), y el xenoinjerto/sintético es plantar semillas en terreno preparado (tardarán más en dar un árbol sólido y parte del material original puede quedar ahí). En todos los casos, con los cuidados adecuados, el resultado final esperado es un hueso integrado que ya forma parte de tu cuerpo.
Una pregunta que recibo a menudo es: “Doctor, ¿cómo sé si mi injerto óseo va bien? ¿Hay alguna forma de notar si está ‘soldando’ correctamente?”. Es comprensible querer tener señales de tranquilidad durante esos meses de espera. Voy a explicarte qué indicadores positivos puedes observar y, por contraste, qué síntomas de alarma o complicación podrían presentarse (aunque son poco frecuentes).
Debo añadir que, según las estadísticas y mi propia experiencia, la gran mayoría de injertos óseos sanan correctamente y cumplen su objetivo. Así que si estás siguiendo las recomendaciones, lo más probable es que todo vaya bien, aunque uno mismo no pueda “ver” el hueso formándose. Confía en tu cuerpo y en tu cirujano, y ten comunicación abierta ante cualquier duda o síntoma extraño.
Hablemos ahora de los signos de alarma. Afortunadamente son poco comunes, pero es importante conocerlos para actuar a tiempo. Cuando un injerto óseo no está integrando bien o hay algún problema, podrías experimentar:
En términos coloquiales, solemos hablar de “rechazo del injerto” cuando el injerto fracasa. Vale aclarar: no es un rechazo inmune como el de un órgano (especialmente si es tu propio hueso, es imposible inmunológicamente rechazarlo). Más bien, “rechazo” significa que el injerto no llegó a integrarse, quizás por infección, por movimientos, por falta de vascularización, etc., y el cuerpo terminó destruyéndolo o reabsorbiéndolo en lugar de incorporarlo. Insisto en que esto es raro – los porcentajes de éxito de injertos óseos dentales están por encima del 90% en general – pero si pasa, no te angusties. La situación tiene solución, que suele consistir en limpiar bien la zona, eliminar tejido dañado, y tras un periodo de curación intentar de nuevo el injerto (o probar una técnica alternativa, según el caso). He tenido contados casos de injertos que fallaron y, tras tratarlos y dar un tiempo de reposo, al segundo intento conseguimos el resultado esperado.
Ahora que ya sabes los qué y por qué del proceso de consolidación, quiero darte consejos concretos de cuidados postoperatorios. Estos consejos los doy siempre a mis pacientes porque marcan una gran diferencia en cómo de bien y rápido cura el injerto. Apunta los siguientes puntos clave:
Siguiendo todos estos consejos, estarás poniendo las máximas probabilidades de éxito de tu lado. Una buena recuperación no es cuestión de suerte, sino de cuidados. Y recuerda siempre comunicar a tu odontólogo cualquier duda o síntoma que te preocupe durante el proceso. Prefiero mil veces que un paciente me llame por algo que al final resulte normal, a que se quede con una inquietud seria sin resolver. Estamos para acompañarte en esta recuperación.
Quiero finalizar esta guía enfatizando dos palabras: paciencia y comunicación. Un injerto de hueso es, en esencia, ayudar a tu cuerpo a “fabricar hueso nuevo”. Y la naturaleza, aunque a veces quisiéramos lo contrario, tiene sus tiempos. Es completamente entendible que sientas ansiedad por que todo consolide pronto – después de todo, seguramente ese injerto es parte de un plan mayor (colocar un diente implante, solucionar un problema óseo, etc.). Ten paciencia y confía en el proceso biológico. Como hemos visto, típicamente en unos 4-6 meses tendrás un hueso integrado; puede sonar a mucho tiempo, pero verás que pasa antes de lo que imaginas mientras sigues con tu vida normal.
La comunicación con tu especialista es el otro pilar: pregunta todas tus dudas, asiste a tus controles, informa cualquier cosa extraña. No hay preguntas tontas cuando se trata de tu salud. Mi trato con los pacientes es muy cercano y prefiero prevenir que curar. Esa confianza médico-paciente hará que transites estos meses con mucha más tranquilidad.
En definitiva, ¿cuánto tarda un injerto de hueso en soldar? – tarda lo necesario para que tu cuerpo cree una base ósea sólida, generalmente unos cuantos meses. Con este artículo quise darte una respuesta completa, honesta y humana a esa pregunta. Espero haberlo logrado y que ahora tengas una idea clara de lo que ocurre en tu boca durante este tiempo, qué puedes hacer para ayudar y cómo identificar que todo va por buen camino.
Muy pronto, cuando tu injerto haya consolidado, podrás dar el siguiente paso en tu tratamiento (ya sea colocar ese implante dental u otro procedimiento). Y cuando llegue ese día, sabrás que la espera valió la pena porque tendrás el mejor fundamento óseo posible, garantía de éxito a largo plazo.
¡Mucho ánimo y a seguir cuidándote! Estoy a tu disposición para cualquier cosa que necesites en tu proceso de recuperación.



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