
Te explicamos: precios medios de brackets metálicos, cerámicos, zafiro, linguales e Invisalign, factores que influyen, qué incluye el presupuesto y cómo financiar tu ortodoncia.

Ortodoncia prequirúrgica explicada de forma clara: qué es, cuánto dura, sus beneficios, pasos del tratamiento antes de la cirugía ortognática y consejos para el paciente.
Como especialista en ortodoncia, quiero explicarte en primera persona qué es la ortodoncia prequirúrgica, por qué la necesitas y cómo te ayudará en tu camino hacia una sonrisa y mordida perfectas. Sé que prepararte para una cirugía de mandíbula puede generar dudas y nervios, así que aquí encontrarás una explicación clara, paso a paso.
La ortodoncia prequirúrgica es la fase de tratamiento de ortodoncia que se realiza antes de una cirugía ortognática (cirugía de corrección de los maxilares). Consiste en usar aparatos de ortodoncia (brackets tradicionales, ortodoncia lingual o alineadores transparentes) para mover y alinear los dientes de forma estratégica, preparando así tu boca para la operación. ¿Por qué es necesaria? Porque en muchos casos de deformidades dentofaciales (mandíbula muy adelantada o retrasada, mordida abierta, prognatismo, etc.), los dientes han desarrollado compensaciones para poder morder de alguna manera. Es decir, se han inclinado o desplazado para «adaptarse» a la mala posición de los huesos. Cabe destacar que es nuestro cirujano maxilofacial el que nos da las indicaciones para poder realizar esta ortodoncia mediante un estudio exhaustivo del paciente para valorar la mejor opción.
Durante la ortodoncia prequirúrgica, deshacemos esas compensaciones siempre con la indicación del cirujano maxilofacial: colocamos cada diente en la posición ideal respecto a su hueso (maxilar superior o mandíbula), incluso si eso significa que temporalmente tu mordida empeore o no encaje bien. Esto se hace a propósito, ya que al alinear los dientes con sus bases óseas estamos desenmascarando la discrepancia real entre tus maxilares. Así, el cirujano maxilofacial podrá reposicionar correctamente esos huesos en la cirugía, logrando que tras la operación los dientes encajen a la perfección.
La ortodoncia prequirúrgica sirve para preparar la dentición y las arcadas dentales de modo que, cuando llegue el momento de la cirugía ortognática, el cirujano pueda mover la mandíbula y/o el maxilar a su posición óptima y conseguir una oclusión (mordida) ideal. Es un trabajo en equipo entre el ortodoncista y el cirujano: ambos planifican conjuntamente tus movimientos dentales y óseos para alcanzar el mejor resultado funcional y estético. Sin este paso previo de preparación ortodóncica, la cirugía por sí sola no podría alinear tus dientes correctamente, y el resultado final no sería estable ni satisfactorio.
Este tratamiento combinado de ortodoncia y cirugía ortognática se recomienda cuando existen problemas esqueléticos y dentales importantes que no pueden corregirse solo con ortodoncia convencional. Algunos casos típicos donde se indica son:
En todos estos casos, hay una discrepancia entre el maxilar superior y la mandíbula que afecta la mordida, la estética facial e incluso funciones como la masticación, la respiración (por ejemplo en pacientes con mandíbula muy pequeña que tienen apnea del sueño) o el habla. La ortodoncia quirúrgica (otro nombre que recibe el tratamiento ortodóncico combinado con cirugía) permite solucionar integralmente el problema: primero colocando los dientes donde deben estar, y luego corrigiendo la posición de los huesos maxilares mediante la cirugía.
Existen casos especiales en los que el paciente tiene un problema esquelético pero sorprendentemente su mordida es aceptable (por ejemplo, ambos maxilares posicionados hacia atrás pero encajando entre sí). En esas situaciones particulares, a veces no se requiere ortodoncia prequirúrgica o esta es mínima. Sin embargo, la gran mayoría de pacientes con maloclusiones dentofaciales sí necesitarán esta fase de ortodoncia antes de operarse.
Veamos ahora cómo es el proceso de la ortodoncia prequirúrgica, paso a paso, desde que inicias con los brackets hasta el día de la cirugía. Cada paciente es único y puede haber variaciones, pero a grandes rasgos estas son las etapas que atraviesas:
Todo comienza con un estudio completo de tu caso. El ortodoncista te realizará fotografías faciales (de frente, perfil, sonrisa), fotografías intraorales de tus dientes, y tomará modelos o escaneos de tu dentadura. Además, te indicará radiografías especializadas: suele incluir una telerradiografía lateral de cráneo, radiografía panorámica y en casos de asimetría, una radiografía frontal. Con toda esta información se hace un diagnóstico preciso de tu maloclusión y discrepancia ósea.
En mi consulta, en esta fase inicial te explico detalladamente cuál es el plan de tratamiento ortodóntico-quirúrgico propuesto. Analizamos juntos las radiografías y modelos, y te muestro cómo los dientes deberán moverse antes de la cirugía y qué movimientos óseos hará el cirujano. Es normal tener muchas preguntas aquí: tiempo de tratamiento, costo, resultados esperados, etc. Te animo a que las hagas todas; entender el plan te dará tranquilidad y confianza.
También es importante evaluar tu salud bucal general. Antes de colocar aparatos, necesitas tener encías sanas y libre de caries. Si presentas caries, problemas de encías (gingivitis) o cualquier infección dental, debe tratarse primero. Igualmente, se suele realizar una limpieza dental profesional previa. Un boca sana es fundamental para que la ortodoncia y la cirugía sean exitosas.
Una vez estés listo, iniciamos el tratamiento ortodóncico. En la ortodoncia prequirúrgica se pueden emplear distintos tipos de aparatos según tus preferencias y las recomendaciones del especialista: brackets metálicos tradicionales, brackets estéticos de porcelana, ortodoncia lingual (brackets por la cara interna de los dientes) o incluso alineadores transparentes tipo Invisalign. Todos estos sistemas son válidos para un caso quirúrgico, aunque cada uno tiene sus peculiaridades. Yo suelo discutir con el paciente las opciones; por ejemplo, algunos prefieren la estética de alineadores transparentes durante el proceso. La elección la tomamos en conjunto, siempre y cuando el sistema elegido pueda lograr los movimientos dentales necesarios.
Se colocan los brackets o dispositivos en cada diente (generalmente hasta los segundos molares). El primer objetivo es alinear y nivelar cada arcada dental por separado. Esto significa enderezar los dientes chuecos o apiñados y nivelar las diferencias de altura entre ellos, corrigiendo curvas como la curva de Spee (curvatura de los molares). Durante esta fase inicial, usarás arcos ortodónticos flexibles que ejercen fuerzas suaves. Poco a poco notarás tus dientes más alineados cuando te mires al espejo.
Si tenías dientes separados o espacios, también se irán cerrando en la medida de lo posible. Y si había un diente retenido (por ejemplo un canino que no había erupcionado), quizás se planifique traccionarlo con ortodoncia. Cada cierto tiempo (generalmente citas mensuales) tu ortodoncista irá cambiando los arcos por unos de mayor calibre o diferente forma, para continuar el progreso. Esta fase puede durar algunos meses hasta que tus dientes estén rectos en cada arcada.
Una vez los dientes están alineados individualmente, viene la parte crucial y más característica de la ortodoncia prequirúrgica: la descompensación. Aquí es donde quizás notes que tu mordida va a peor, ¡y es completamente normal!
Como te comenté antes, tus dientes originalmente podían tener inclinaciones anómalas para compensar la mala posición ósea. Ahora, en esta etapa, vamos a invertir esas compensaciones. Por ejemplo:
Estos movimientos de descompensación hacen que la discrepancia real se haga evidente, y puede impresionarte ver la mordida así. Recuerdo el caso de una paciente con prognatismo mandibular moderado: al descompensar, su mandíbula aparentaba estar mucho más adelantada que al inicio, y ella se preocupó. Tuve que explicarle que empeorar un poco ahora es necesario para mejorar mucho después. Y así fue: tras la cirugía ortognática logró una oclusión perfecta y un perfil facial armónico. Durante este periodo es clave la confianza: confía en que tu ortodoncista sabe hasta dónde mover los dientes. Aunque temporalmente la estética facial parezca empeorar, estos movimientos son esenciales para que el cirujano pueda corregir el problema por completo en la cirugía y lograr una mordida normal al final.
Técnicamente, en esta etapa el ortodoncista puede usar diferentes estrategias: cambio a arcos más rígidos de acero para controlar bien las posiciones, uso de elásticos intermaxilares (ligas de goma que van de la arcada superior a la inferior) para guiar ciertos movimientos y coordinar la arcada de arriba con la de abajo. En ocasiones, puede requerirse hacer extracciones dentales estratégicas (por ejemplo, premolares) para aliviar apiñamiento o facilitar la correcta colocación de dientes; esto se evalúa caso por caso. También es común que se indique la extracción de las muelas del juicio durante la fase prequirúrgica si estos terceros molares estorban o pueden interferir con la cirugía. De hecho, se recomienda sacar las cordales unos 6 a 8 meses antes de la cirugía para que el hueso sane por completo antes de la operación. Tu ortodoncista y cirujano te indicarán si necesitas quitar alguna muela del juicio antes del orto-tratamiento.
Sabremos que la fase de ortodoncia prequirúrgica ha concluido con éxito cuando se cumplen ciertos criterios: tus arcadas dentales (arriba y abajo) están bien alineadas individualmente, se ha logrado la posición dentaria planificada (aunque la mordida entre ambas arcadas no encaje todavía, que es lo esperado), y se ha creado el espacio necesario para que el cirujano pueda mover los maxilares. En ese punto, el ortodoncista te mandará a hacer nuevamente registros prequirúrgicos: nuevas radiografías (telerradiografía lateral, panorámica, quizá TAC 3D si se requiere planificación digital), nuevos modelos de estudio montados en un articulador que simula tu mordida, y fotos actualizadas. Con todo esto, el equipo quirúrgico hará la planificación definitiva de la operación: cuánto mover cada hueso, en qué dirección, etc., apoyándose en softwares 3D o en modelos de yeso para planificar la osteotomía.
Un detalle importante: justo antes de la cirugía, se suelen colocar arcos de ortodoncia más gruesos y rígidos, generalmente de acero rectangular, y ganchos quirúrgicos en el aparato. ¿Para qué? Estos ganchitos metálicos soldados o fijados en el arco servirán al cirujano para, durante la operación, poner ligaduras intermaxilares (como unas gomitas especiales o alambres) que ayuden a mantener los huesos en la posición deseada mientras coloca las fijaciones (tornillos y placas de titanio). En otras palabras, el día que entres a quirófano llevarás tus brackets puestos con un arco robusto y con aditamentos especiales para la cirugía. Esto está totalmente previsto y es parte del protocolo.
Ahora sí, llega el día tan esperado (y quizá un poco temido) de la cirugía ortognática. Con tu ortodoncia prequirúrgica completada, el cirujano podrá cortar y mover tus huesos maxilares según lo planificado, encajando las arcadas dentales. Por ejemplo, en un caso de Clase III moverá la mandíbula hacia atrás o el maxilar superior hacia adelante (a veces ambos), hasta que tus dientes superiores e inferiores estén en correcta relación. En quirófano suelen colocarte ligas temporales entre los ganchos para asegurar la mordida mientras fijan los huesos en su nueva posición con miniplacas. Tras unas horas de intervención, ¡tus huesos estarán donde deben! Habrás dado un enorme paso en tu tratamiento.
(Aunque esta fase ocurre después de la cirugía ortognática, la menciono brevemente para que tengas el panorama completo del tratamiento). Alrededor de 2 a 4 semanas después de tu cirugía, una vez haya bajado la inflamación inicial y el cirujano lo autorice, retomarás las visitas con tu ortodoncista para comenzar la ortodoncia postquirúrgica. Esta es la etapa final donde se hacen ajustes finos: pequeños movimientos dentales para perfeccionar la oclusión, asegurar que todos los dientes encajen idealmente y estabilizar la mordida. Suele durar entre 6 y 12 meses, dependiendo de qué tanto detalle falte corregir tras la cirugía. Por lo general, como los dientes ya estaban bien alineados antes, esta fase es más corta que la prequirúrgica.
Durante la postquirúrgica, los arcos que se utilizan a veces son más delgados o flexibles, y se van retirando gradualmente los ganchos quirúrgicos. Puede que uses de nuevo elásticos en cierta configuración para afinar la mordida. Cuando tanto tú como tus doctores estén contentos con el resultado, por fin te quitarán los brackets! Sentirás una enorme satisfacción de haber terminado. Pero, cuidado, el tratamiento aún no acaba del todo: sigue la fase de retención. Te entregarán retenedores (placas removibles transparentes tipo Essix, y/o retenedores fijos pegados detrás de los dientes frontales) para mantener todo en su sitio. Es crucial usarlos según indicaciones, pues evitan que con el tiempo los dientes intenten moverse de vuelta. Piensa que tras tantos meses (y una cirugía de por medio) tu boca necesita estabilidad; la retención es la garantía de que tu nueva mordida y sonrisa se conserven perfectas a largo plazo.
La duración del tratamiento de ortodoncia prequirúrgica puede variar bastante según la complejidad de tu caso. En promedio, la fase de ortodoncia antes de la cirugía suele durar alrededor de 10 a 18 meses en la mayoría de pacientes. En casos moderados puede ser menos de un año, y en casos muy complejos (por ejemplo, deformidades severas con mucho apiñamiento dental) podría extenderse hasta casi dos años de ortodoncia antes de poder operar. Sumando la fase de ortodoncia postquirúrgica después, el tratamiento completo (brackets + cirugía + ajustes finales) suele rondar entre 18 y 24 meses en total. Es decir, aproximadamente dos años desde que inicias la ortodoncia hasta que concluyes con retenedores. Cada caso es único, por eso recalco que estos números son aproximados; tu ortodoncista te dará una estimación más personalizada.
¿Y las molestias? Te seré sincero y claro: la ortodoncia prequirúrgica no es un camino libre de incomodidades, pero tampoco es un sufrimiento imposible de llevar. Las principales molestias que reportan mis pacientes son:
Por último, una «molestia» no física pero real es la impaciencia o ansiedad por querer ver resultados rápidos. Este tratamiento es largo, y a mitad de camino puedes sentir frustración (“¿por qué tengo que esperar tanto para operarme?”, “mi mordida está horrible ahora”). Quiero que sepas que esto es normal, y que tu equipo médico lo entiende. No dudes en comunicar cómo te sientes. Personalmente, procuro siempre recordar a mis pacientes el objetivo final y mostrarles avances parciales para mantenerlos motivados. Confía en el proceso y en los profesionales que te atienden; cada cita y cada mes que pasa te acerca a tu meta. ¡El cambio tras la cirugía valdrá absolutamente la pena cada molestia pasada!
La cirugía ortognática y la ortodoncia prequirúrgica son dos caras de una misma moneda en tu tratamiento. Ninguna tendría éxito sin la otra en los casos que hemos descrito. Así es cómo se complementan:
Cabe mencionar que existe una alternativa llamada “Surgery First” o cirugía primero, donde el orden se invierte: primero se realiza la cirugía ortognática sin una ortodoncia prequirúrgica extensa, y luego se completa la ortodoncia con el paciente ya operado. Este enfoque tiene la ventaja de que el cambio facial ocurre al inicio (lo cual motiva mucho al paciente) y puede acortar la duración total del tratamiento gracias a que la propia cirugía acelera el movimiento dental en los meses siguientes (fenómeno RAP, Regional Acceleratory Phenomenon que mencionamos antes). ¿Por qué no se hace así con todos los pacientes? Porque no todos califican; requiere casos muy específicos donde la mordida inicial permita encajar razonablemente los dientes tras mover los huesos sin haber alineado ni descompensado completamente antes. Es un protocolo más complejo en la planificación (el ortodoncista debe predecir y planificar movimientos post-quirúrgicos difíciles), y existe riesgo de no poder lograr una oclusión perfecta después si ciertas correcciones dentales resultan imposibles tras la cirugía. En mi experiencia, el Surgery First se indica solo en un grupo reducido de pacientes muy bien seleccionados, cuando el equipo ortodoncista-cirujano está de acuerdo y se han analizado pros y contras. Para la mayoría de casos estándar, la vía clásica (ortodoncia pre + cirugía + ortodoncia post) sigue siendo la más segura y predecible en cuanto a resultados.
Como todo procedimiento en salud, este tratamiento tiene grandes beneficios pero también conlleva algunos riesgos o inconvenientes que debes conocer. Te los detallo de forma transparente:
Beneficios principales:
Posibles riesgos o inconvenientes:
En general, los beneficios superan con creces a los inconvenientes para quienes necesitan este tratamiento. Yo he visto cómo pacientes que inicialmente dudaban si valdría la pena, al final dicen «¡ojalá lo hubiera hecho antes!«. Sin embargo, nunca endulzamos el proceso ocultando sus retos: en esta guía justamente quise ser franco sobre lo bueno y lo malo. Afortunadamente, con buena información, apoyo profesional y tu motivación personal, los riesgos se gestionan bien y los resultados positivos perduran para toda la vida.
Permíteme contarte de manera resumida un caso real que atendí, porque creo que puede ayudarte a visualizar todo lo que hemos descrito. (Por confidencialidad cambiaré el nombre, pero la historia es verídica.)
El caso de Javier: Javier era un hombre de 25 años con una mandíbula inferior grande (Clase III) y mordida cruzada anterior – es decir, sus dientes inferiores cerraban por delante de los superiores. Esto le daba un aspecto de mentón muy prominente y dificultad para morder correctamente ciertos alimentos. Llegó algo desanimado, diciendo que toda la vida había “malmordido” y escondido su sonrisa. Tras evaluarlo, confirmamos que para corregir su problema necesitaba ortodoncia + cirugía ortognática: un claro candidato. Le expliqué todo el plan; recuerdo que su mayor temor era “verse peor con brackets” porque ya de por sí le afectaba su apariencia. Le aseguré que estaríamos acompañándolo de cerca.
Iniciamos la ortodoncia prequirúrgica colocando brackets metálicos. Los primeros meses alineamos sus dientes que estaban apiñados. Javier se adaptó bien a los cuidados de limpieza y venía juicioso a sus citas mensuales. Alrededor del 5º mes empezamos la descompensación: movimos sus incisivos superiores un poco hacia atrás (porque originalmente estaban muy hacia adelante intentando compensar) y los inferiores hacia adelante según la base mandibular. ¿Qué pasó? La mordida de Javier se abrió más al frente y su mandíbula se notaba aún más adelantada. Efectivamente, durante unas semanas él se sintió incómodo al mirarse de perfil. Hubo una cita donde me dijo: «Doctor, ¡tengo peor mordida que nunca!«. Reafirmé que era parte del plan y le mostré en los modelos cómo ahora los dientes de arriba y abajo estaban paralelos entre sí, listos para que moviéramos el hueso. Eso lo tranquilizó un poco.
Después de 11 meses, dimos por terminada la fase prequirúrgica: teníamos los dientes de Javier listos. Se obtuvieron nuevos registros y planificamos su cirugía: requería un retroceso mandibular de 6 mm y una pequeña osteotomía del mentón (genioplastia) para armonizar el perfil. Javier se operó y todo salió perfecto. Estuvo 2 días hospitalizado; cuando lo vi tras la cirugía, a pesar de la inflamación, ¡él ya sonreía con los ojos! Decía que notaba su mandíbula “encajada” en la posición correcta. Pasó las primeras semanas con dietas blandas y con elásticos en sus brackets.
Al mes y medio retomamos la ortodoncia: aquí empezó la fase postquirúrgica. Solo necesitó 5 meses más de ajustes menores: corrigiendo un pequeñísimo espacio que quedó entre molares y puliendo el engranaje de sus colmillos. Al finalizar, quitamos los aparatos y colocamos retenedores fijos arriba y abajo. Resultado: Javier tenía ahora una mordida Clase I estable, y su perfil facial era equilibrado (el mentón ya no sobresalía exageradamente). En su última cita de control, me dijo emocionado que por primera vez podía morder un sándwich normal, algo tan simple pero que él evitaba porque antes sus dientes no lo permitían. También me confesó que estaba sonriendo en todas las fotos y que su círculo cercano notó un cambio enorme en su seguridad.
Historias como la de Javier son las que a uno, como profesional, le reafirman cuánto vale la pena el proceso. Y para ti, como paciente, demuestran que aunque el tratamiento es largo y con momentos difíciles, el final llega y cuando llega es maravilloso. Cada caso tendrá sus peculiaridades (no todos necesitan genioplastia, por ejemplo; otros casos pueden requerir movimiento del maxilar superior, etc.), pero el camino ortodoncia pre + cirugía + ortodoncia post es similar. Espero que este ejemplo te dé una idea concreta de lo que podrías experimentar y lograr.
Quiero finalizar esta guía ofreciéndote algunos consejos prácticos, a modo de lista, que le doy a todos mis pacientes cuando van a iniciar la ortodoncia prequirúrgica. Son recomendaciones basadas en la experiencia, para que lleves el proceso de la mejor manera posible:
Estos consejos vienen de ver a muchos pacientes transitar por la ortodoncia prequirúrgica. Quiero que sepas que, aunque es un tratamiento complejo, no estás solo en ello: tu ortodoncista, tu cirujano y todo el equipo estaremos para guiarte. Y pacientes como tú ya lo han logrado con éxito siguiendo estas recomendaciones. Confía, cuídate y mantente enfocado en la meta.
Al final del camino, cuando hayas concluido tu ortodoncia y te mires al espejo con esa sonrisa nueva, entenderás que cada paso valió la pena. La ortodoncia prequirúrgica es un medio para un gran fin: darte una mordida saludable y una armonía facial que te acompañarán por el resto de tu vida. Espero que esta guía te haya ayudado a entender mejor el proceso. Si estás a punto de comenzarlo (o quizás ya en ello), te envío mucho ánimo. Como profesional y como persona, te felicito por tomar este valiente paso hacia tu bienestar. ¡Adelante, que el resultado lo vale!
Más que dolor, genera algunas molestias manejables. Al ajustar los brackets puedes sentir presión y sensibilidad dental unos días, controlable con analgésicos comunes. También pueden haber pequeñas llagas por el roce de los aparatos. No es un dolor intenso ni constante; la mayoría del tiempo te olvidarás de que llevas brackets hasta el siguiente ajuste. Tras la cirugía en sí, sí habrá inflamación y algo de dolor, pero eso corresponde al postoperatorio quirúrgico y se maneja con la medicación recetada. En resumen: molesta, pero no es un dolor insoportable y va cediendo con los cuidados adecuados.
Depende de tu caso, pero en promedio la fase prequirúrgica con brackets dura entre 10 y 18 meses. Luego se realiza la cirugía ortognática. Después, la fase postquirúrgica (con brackets aún puestos) suele ser de 6 a 12 meses adicionales. En total, hablamos de aproximadamente 1.5 a 2.5 años de tratamiento ortodóntico sumando ambas fases. Casos sencillos pueden requerir menos tiempo, y casos complejos un poco más. Tu ortodoncista te dará un estimado más preciso según la gravedad de tu maloclusión.
En cuanto a aparatos y mecánicas, se parecen mucho: usarás brackets o alineadores y tendrás visitas periódicas al ortodoncista como en cualquier ortodoncia. La gran diferencia es el objetivo y la secuencia: en ortodoncia convencional el ortodoncista busca que tus dientes encajen bien por sí solos. En la prequirúrgica, el ortodoncista mueve los dientes sin preocuparse de que encajen entre arcadas en ese momento, porque sabe que luego habrá una cirugía que alineará las arcadas. Incluso a veces provoca que encajen peor (descompensa) a propósito. Otra diferencia es que trabajarás con un cirujano maxilofacial además del ortodoncista, y la planificación es conjunta.
Esta es una pregunta importante. Si por alguna razón no se realiza la cirugía planificada (ya sea por decisión del paciente o contratiempos médicos), nos encontraremos con que tus dientes han sido colocados en función de una cirugía que no ocurrió. Es decir, seguramente tu mordida quedará peor que al inicio, porque se descompensó esperando corregirla con cirugía. No es recomendable quedarse en ese punto. Si la cirugía no puede hacerse en el tiempo previsto, a veces se puede mantener la ortodoncia en mantenimiento un poco más, pero indefinidamente no es viable. En última instancia, si un paciente desistiera de operarse, habría que hablar seriamente con el ortodoncista: se podría optar por recompensar de nuevo los dientes (invertir algunos movimientos) para lograr al menos una mordida funcional aunque no perfecta. Pero esto prolonga mucho el tratamiento y el resultado no será tan bueno como con la cirugía. .
Espero que esta sección de Preguntas Frecuentes aclare las dudas más comunes que pueden surgir. Si tienes otras preguntas, siempre consulta con tu especialista. ¡Estamos para ayudarte en cada etapa de tu tratamiento!
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