23 abril 2025

Ortodoncia Prequirúrgica: Guía completa antes de la cirugía ortognática

Ortodoncia prequirúrgica explicada de forma clara: qué es, cuánto dura, sus beneficios, pasos del tratamiento antes de la cirugía ortognática y consejos para el paciente.

Como especialista en ortodoncia, quiero explicarte en primera persona qué es la ortodoncia prequirúrgica, por qué la necesitas y cómo te ayudará en tu camino hacia una sonrisa y mordida perfectas. Sé que prepararte para una cirugía de mandíbula puede generar dudas y nervios, así que aquí encontrarás una explicación clara, paso a paso.

¿Qué es la ortodoncia prequirúrgica y por qué se necesita?

La ortodoncia prequirúrgica es la fase de tratamiento de ortodoncia que se realiza antes de una cirugía ortognática (cirugía de corrección de los maxilares). Consiste en usar aparatos de ortodoncia (brackets tradicionales, ortodoncia lingual o alineadores transparentes) para mover y alinear los dientes de forma estratégica, preparando así tu boca para la operación. ¿Por qué es necesaria? Porque en muchos casos de deformidades dentofaciales (mandíbula muy adelantada o retrasada, mordida abierta, prognatismo, etc.), los dientes han desarrollado compensaciones para poder morder de alguna manera. Es decir, se han inclinado o desplazado para «adaptarse» a la mala posición de los huesos. Cabe destacar que es nuestro cirujano maxilofacial el que nos da las indicaciones para poder realizar esta ortodoncia mediante un estudio exhaustivo del paciente para valorar la mejor opción.

Durante la ortodoncia prequirúrgica, deshacemos esas compensaciones siempre con la indicación del cirujano maxilofacial: colocamos cada diente en la posición ideal respecto a su hueso (maxilar superior o mandíbula), incluso si eso significa que temporalmente tu mordida empeore o no encaje bien​. Esto se hace a propósito, ya que al alinear los dientes con sus bases óseas estamos desenmascarando la discrepancia real entre tus maxilares. Así, el cirujano maxilofacial podrá reposicionar correctamente esos huesos en la cirugía, logrando que tras la operación los dientes encajen a la perfección.

La ortodoncia prequirúrgica sirve para preparar la dentición y las arcadas dentales de modo que, cuando llegue el momento de la cirugía ortognática, el cirujano pueda mover la mandíbula y/o el maxilar a su posición óptima y conseguir una oclusión (mordida) ideal. Es un trabajo en equipo entre el ortodoncista y el cirujano: ambos planifican conjuntamente tus movimientos dentales y óseos para alcanzar el mejor resultado funcional y estético​. Sin este paso previo de preparación ortodóncica, la cirugía por sí sola no podría alinear tus dientes correctamente, y el resultado final no sería estable ni satisfactorio.

¿En qué casos se indica la ortodoncia prequirúrgica?

Este tratamiento combinado de ortodoncia y cirugía ortognática se recomienda cuando existen problemas esqueléticos y dentales importantes que no pueden corregirse solo con ortodoncia convencional. Algunos casos típicos donde se indica son:

  • Mandíbula prominente o Clase III: mentón muy hacia adelante (prognatismo).
  • Mandíbula retraída o Clase II: mentón muy hacia atrás (retrognatismo).
  • Mordida abierta: los dientes superiores e inferiores no llegan a tocarse al morder.
  • Mordida cruzada severa: desalineación transversal donde los dientes inferiores muerden por fuera de los superiores.
  • Asimetrías faciales marcadas: desviación de la mandíbula hacia un lado.
  • Sonrisa gingival por problemas óseos: exceso de encía visible debido a posición del maxilar.

En todos estos casos, hay una discrepancia entre el maxilar superior y la mandíbula que afecta la mordida, la estética facial e incluso funciones como la masticación, la respiración (por ejemplo en pacientes con mandíbula muy pequeña que tienen apnea del sueño) o el habla. La ortodoncia quirúrgica (otro nombre que recibe el tratamiento ortodóncico combinado con cirugía) permite solucionar integralmente el problema: primero colocando los dientes donde deben estar, y luego corrigiendo la posición de los huesos maxilares mediante la cirugía.

Existen casos especiales en los que el paciente tiene un problema esquelético pero sorprendentemente su mordida es aceptable (por ejemplo, ambos maxilares posicionados hacia atrás pero encajando entre sí). En esas situaciones particulares, a veces no se requiere ortodoncia prequirúrgica o esta es mínima. Sin embargo, la gran mayoría de pacientes con maloclusiones dentofaciales sí necesitarán esta fase de ortodoncia antes de operarse.

Tratamiento de ortodoncia prequirúrgica paso a paso

Veamos ahora cómo es el proceso de la ortodoncia prequirúrgica, paso a paso, desde que inicias con los brackets hasta el día de la cirugía. Cada paciente es único y puede haber variaciones, pero a grandes rasgos estas son las etapas que atraviesas:

Evaluación inicial y planificación personalizada

Todo comienza con un estudio completo de tu caso. El ortodoncista te realizará fotografías faciales (de frente, perfil, sonrisa), fotografías intraorales de tus dientes, y tomará modelos o escaneos de tu dentadura. Además, te indicará radiografías especializadas: suele incluir una telerradiografía lateral de cráneo, radiografía panorámica y en casos de asimetría, una radiografía frontal. Con toda esta información se hace un diagnóstico preciso de tu maloclusión y discrepancia ósea.

En mi consulta, en esta fase inicial te explico detalladamente cuál es el plan de tratamiento ortodóntico-quirúrgico propuesto. Analizamos juntos las radiografías y modelos, y te muestro cómo los dientes deberán moverse antes de la cirugía y qué movimientos óseos hará el cirujano. Es normal tener muchas preguntas aquí: tiempo de tratamiento, costo, resultados esperados, etc. Te animo a que las hagas todas; entender el plan te dará tranquilidad y confianza.

También es importante evaluar tu salud bucal general. Antes de colocar aparatos, necesitas tener encías sanas y libre de caries. Si presentas caries, problemas de encías (gingivitis) o cualquier infección dental, debe tratarse primero. Igualmente, se suele realizar una limpieza dental profesional previa. Un boca sana es fundamental para que la ortodoncia y la cirugía sean exitosas.

Colocación de los aparatos y alineación inicial

Una vez estés listo, iniciamos el tratamiento ortodóncico. En la ortodoncia prequirúrgica se pueden emplear distintos tipos de aparatos según tus preferencias y las recomendaciones del especialista: brackets metálicos tradicionales, brackets estéticos de porcelana, ortodoncia lingual (brackets por la cara interna de los dientes) o incluso alineadores transparentes tipo Invisalign. Todos estos sistemas son válidos para un caso quirúrgico​, aunque cada uno tiene sus peculiaridades. Yo suelo discutir con el paciente las opciones; por ejemplo, algunos prefieren la estética de alineadores transparentes durante el proceso. La elección la tomamos en conjunto, siempre y cuando el sistema elegido pueda lograr los movimientos dentales necesarios.

Se colocan los brackets o dispositivos en cada diente (generalmente hasta los segundos molares)​. El primer objetivo es alinear y nivelar cada arcada dental por separado. Esto significa enderezar los dientes chuecos o apiñados y nivelar las diferencias de altura entre ellos, corrigiendo curvas como la curva de Spee (curvatura de los molares)​. Durante esta fase inicial, usarás arcos ortodónticos flexibles que ejercen fuerzas suaves. Poco a poco notarás tus dientes más alineados cuando te mires al espejo.

Si tenías dientes separados o espacios, también se irán cerrando en la medida de lo posible. Y si había un diente retenido (por ejemplo un canino que no había erupcionado), quizás se planifique traccionarlo con ortodoncia. Cada cierto tiempo (generalmente citas mensuales) tu ortodoncista irá cambiando los arcos por unos de mayor calibre o diferente forma, para continuar el progreso. Esta fase puede durar algunos meses hasta que tus dientes estén rectos en cada arcada.

Descompensación dentoalveolar: preparando la mordida para la cirugía

Una vez los dientes están alineados individualmente, viene la parte crucial y más característica de la ortodoncia prequirúrgica: la descompensación. Aquí es donde quizás notes que tu mordida va a peor, ¡y es completamente normal!

Como te comenté antes, tus dientes originalmente podían tener inclinaciones anómalas para compensar la mala posición ósea. Ahora, en esta etapa, vamos a invertir esas compensaciones. Por ejemplo:

  • En una mandíbula pequeña (Clase II), típicamente los incisivos superiores estaban inclinados hacia atrás y los inferiores hacia adelante (todo para tratar de engranar). En la descompensación, los superiores se llevarán a su posición ideal inclinándolos un poco hacia adelante, y los inferiores se echarán hacia atrás a su posición natural. Esto puede aumentar la distancia entre los dientes de arriba y abajo (mayor resalte o overjet), acentuando la apariencia de «dientes salidos» en el momento.
  • En una mandíbula grande (Clase III), suele ocurrir lo contrario: incisivos superiores muy hacia adelante y los inferiores inclinados hacia atrás para compensar. Durante la ortodoncia prequirúrgica, los dientes superiores quizás se retraigan un poco (o simplemente se mantienen donde deben) y los inferiores se inclinen más hacia adelante según su hueso. Como resultado, tu prognatismo se verá más marcado temporalmente, y tal vez aparezca una mordida abierta anterior (que antes no tenías).

Estos movimientos de descompensación hacen que la discrepancia real se haga evidente, y puede impresionarte ver la mordida así. Recuerdo el caso de una paciente con prognatismo mandibular moderado: al descompensar, su mandíbula aparentaba estar mucho más adelantada que al inicio, y ella se preocupó. Tuve que explicarle que empeorar un poco ahora es necesario para mejorar mucho después. Y así fue: tras la cirugía ortognática logró una oclusión perfecta y un perfil facial armónico. Durante este periodo es clave la confianza: confía en que tu ortodoncista sabe hasta dónde mover los dientes. Aunque temporalmente la estética facial parezca empeorar, estos movimientos son esenciales para que el cirujano pueda corregir el problema por completo en la cirugía y lograr una mordida normal al final​.

Técnicamente, en esta etapa el ortodoncista puede usar diferentes estrategias: cambio a arcos más rígidos de acero para controlar bien las posiciones, uso de elásticos intermaxilares (ligas de goma que van de la arcada superior a la inferior) para guiar ciertos movimientos y coordinar la arcada de arriba con la de abajo​. En ocasiones, puede requerirse hacer extracciones dentales estratégicas (por ejemplo, premolares) para aliviar apiñamiento o facilitar la correcta colocación de dientes; esto se evalúa caso por caso. También es común que se indique la extracción de las muelas del juicio durante la fase prequirúrgica si estos terceros molares estorban o pueden interferir con la cirugía. De hecho, se recomienda sacar las cordales unos 6 a 8 meses antes de la cirugía para que el hueso sane por completo antes de la operación​. Tu ortodoncista y cirujano te indicarán si necesitas quitar alguna muela del juicio antes del orto-tratamiento.

Final de la fase prequirúrgica: coordinación y preparativos para el quirófano

Sabremos que la fase de ortodoncia prequirúrgica ha concluido con éxito cuando se cumplen ciertos criterios: tus arcadas dentales (arriba y abajo) están bien alineadas individualmente, se ha logrado la posición dentaria planificada (aunque la mordida entre ambas arcadas no encaje todavía, que es lo esperado), y se ha creado el espacio necesario para que el cirujano pueda mover los maxilares. En ese punto, el ortodoncista te mandará a hacer nuevamente registros prequirúrgicos: nuevas radiografías (telerradiografía lateral, panorámica, quizá TAC 3D si se requiere planificación digital), nuevos modelos de estudio montados en un articulador que simula tu mordida​, y fotos actualizadas. Con todo esto, el equipo quirúrgico hará la planificación definitiva de la operación: cuánto mover cada hueso, en qué dirección, etc., apoyándose en softwares 3D o en modelos de yeso para planificar la osteotomía.

Un detalle importante: justo antes de la cirugía, se suelen colocar arcos de ortodoncia más gruesos y rígidos, generalmente de acero rectangular, y ganchos quirúrgicos en el aparato​. ¿Para qué? Estos ganchitos metálicos soldados o fijados en el arco servirán al cirujano para, durante la operación, poner ligaduras intermaxilares (como unas gomitas especiales o alambres) que ayuden a mantener los huesos en la posición deseada mientras coloca las fijaciones (tornillos y placas de titanio). En otras palabras, el día que entres a quirófano llevarás tus brackets puestos con un arco robusto y con aditamentos especiales para la cirugía. Esto está totalmente previsto y es parte del protocolo.

Ahora sí, llega el día tan esperado (y quizá un poco temido) de la cirugía ortognática. Con tu ortodoncia prequirúrgica completada, el cirujano podrá cortar y mover tus huesos maxilares según lo planificado, encajando las arcadas dentales. Por ejemplo, en un caso de Clase III moverá la mandíbula hacia atrás o el maxilar superior hacia adelante (a veces ambos), hasta que tus dientes superiores e inferiores estén en correcta relación. En quirófano suelen colocarte ligas temporales entre los ganchos para asegurar la mordida mientras fijan los huesos en su nueva posición con miniplacas. Tras unas horas de intervención, ¡tus huesos estarán donde deben! Habrás dado un enorme paso en tu tratamiento.

Ortodoncia postquirúrgica y fase de retención

(Aunque esta fase ocurre después de la cirugía ortognática, la menciono brevemente para que tengas el panorama completo del tratamiento). Alrededor de 2 a 4 semanas después de tu cirugía, una vez haya bajado la inflamación inicial y el cirujano lo autorice, retomarás las visitas con tu ortodoncista para comenzar la ortodoncia postquirúrgica. Esta es la etapa final donde se hacen ajustes finos: pequeños movimientos dentales para perfeccionar la oclusión, asegurar que todos los dientes encajen idealmente y estabilizar la mordida​. Suele durar entre 6 y 12 meses​, dependiendo de qué tanto detalle falte corregir tras la cirugía. Por lo general, como los dientes ya estaban bien alineados antes, esta fase es más corta que la prequirúrgica.

Durante la postquirúrgica, los arcos que se utilizan a veces son más delgados o flexibles, y se van retirando gradualmente los ganchos quirúrgicos. Puede que uses de nuevo elásticos en cierta configuración para afinar la mordida. Cuando tanto tú como tus doctores estén contentos con el resultado, por fin te quitarán los brackets! Sentirás una enorme satisfacción de haber terminado. Pero, cuidado, el tratamiento aún no acaba del todo: sigue la fase de retención. Te entregarán retenedores (placas removibles transparentes tipo Essix, y/o retenedores fijos pegados detrás de los dientes frontales) para mantener todo en su sitio. Es crucial usarlos según indicaciones, pues evitan que con el tiempo los dientes intenten moverse de vuelta. Piensa que tras tantos meses (y una cirugía de por medio) tu boca necesita estabilidad; la retención es la garantía de que tu nueva mordida y sonrisa se conserven perfectas a largo plazo.

¿Cuánto dura la ortodoncia prequirúrgica y qué molestias puedo esperar?

La duración del tratamiento de ortodoncia prequirúrgica puede variar bastante según la complejidad de tu caso. En promedio, la fase de ortodoncia antes de la cirugía suele durar alrededor de 10 a 18 meses en la mayoría de pacientes​. En casos moderados puede ser menos de un año, y en casos muy complejos (por ejemplo, deformidades severas con mucho apiñamiento dental) podría extenderse hasta casi dos años de ortodoncia antes de poder operar. Sumando la fase de ortodoncia postquirúrgica después, el tratamiento completo (brackets + cirugía + ajustes finales) suele rondar entre 18 y 24 meses en total​. Es decir, aproximadamente dos años desde que inicias la ortodoncia hasta que concluyes con retenedores. Cada caso es único, por eso recalco que estos números son aproximados; tu ortodoncista te dará una estimación más personalizada.

¿Y las molestias? Te seré sincero y claro: la ortodoncia prequirúrgica no es un camino libre de incomodidades, pero tampoco es un sufrimiento imposible de llevar. Las principales molestias que reportan mis pacientes son:

  • Molestias dentales: Cuando se activan los arcos o se colocan nuevas ligaduras, es normal sentir los dientes algo sensibles o doloridos durante unos días. Es un dolor leve a moderado, un poco molesto al morder alimentos duros. Se alivia con analgésicos suaves (ibuprofeno, paracetamol) y suele desaparecer en 3-4 días tras cada ajuste.
  • Llagas o rozaduras: Los brackets pueden rozar el interior de tus mejillas o labios, sobre todo al comienzo antes de que la mucosa se acostumbre. Para esto usamos cera de ortodoncia que tú mismo podrás colocar sobre el bracket que moleste, evitando la fricción hasta que sane la llaga. También enjuagues con agua y sal o con colutorios especiales ayudan a cicatrizar. Con el tiempo la boca se adapta y las rozaduras disminuyen.
  • Estética: Llevar brackets visibles puede ser algo que incomode a nivel estético o de autoestima. Algunos adultos optan por sistemas más discretos (brackets de zafiro transparentes, ortodoncia lingual, alineadores) para minimizar este impacto. Como profesional empático, entiendo que no es fácil vivir meses con aparatos y más cuando la mordida se ve rara a mitad del proceso. Te animo a que mantengas en mente el resultado final: es un sacrificio temporal por un beneficio estético enorme y permanente. Muchos pacientes se toman fotos mensuales para ir viendo el progreso; esto les motiva al notar cuánto cambió su sonrisa al final.
  • Adaptación al comer y hablar: Al principio, comer con aparatos requiere adaptación. Tendrás que evitar alimentos muy duros, pegajosos o crocantes (para no despegar brackets) y cortar la comida en trozos pequeños. Masticar más despacio ayuda. Algunos pacientes también notan ligeros cambios en el habla (cierto ceceo) especialmente con aparatos linguales, pero suele ser transitorio. Tras unos días te habituarás y comerás prácticamente normal, con pequeñas precauciones.
  • Higiene rigurosa: La ortodoncia exige extremar la higiene bucal. Tendrás que cepillarte después de cada comida, usar hilo dental o cepillos interproximales para limpiar entre los brackets, y enjuagues con flúor si te lo indican. Al principio puede dar pereza, pero pronto incorporas esta rutina. Es importante para evitar caries o inflamación de encías durante el tratamiento. Piensa que unas encías sanas facilitan también la cirugía y la cicatrización.

Por último, una «molestia» no física pero real es la impaciencia o ansiedad por querer ver resultados rápidos. Este tratamiento es largo, y a mitad de camino puedes sentir frustración (“¿por qué tengo que esperar tanto para operarme?”, “mi mordida está horrible ahora”). Quiero que sepas que esto es normal, y que tu equipo médico lo entiende. No dudes en comunicar cómo te sientes. Personalmente, procuro siempre recordar a mis pacientes el objetivo final y mostrarles avances parciales para mantenerlos motivados. Confía en el proceso y en los profesionales que te atienden; cada cita y cada mes que pasa te acerca a tu meta. ¡El cambio tras la cirugía valdrá absolutamente la pena cada molestia pasada!

¿Cómo se complementa la ortodoncia prequirúrgica con la cirugía ortognática?

La cirugía ortognática y la ortodoncia prequirúrgica son dos caras de una misma moneda en tu tratamiento. Ninguna tendría éxito sin la otra en los casos que hemos descrito. Así es cómo se complementan:

  • Preparación del terreno: La ortodoncia prequirúrgica prepara el terreno para que el cirujano pueda corregir la posición de los maxilares de forma óptima. Al llegar al quirófano, tus dientes están posicionados donde deberían estar en relación a sus respectivos huesos. Entonces el cirujano «solo» debe preocuparse de encajar huesos con huesos (maxilar con mandíbula) en la postura correcta. Si los dientes no estuvieran previamente colocados, el cirujano tendría que decidir entre dejar un hueso mal posicionado para que los dientes encajen (lo cual sacrifica resultado estético/funcional) o encajar huesos correctamente pero con dientes chocando mal (lo cual es inviable funcionalmente). Gracias a la ortodoncia previa, eso no ocurre.
  • Trabajo en equipo: Durante todo el proceso hay una estrecha colaboración entre ortodoncista y cirujano maxilofacial. Juntos planificaron el caso desde el inicio, revisaron tus registros, decidieron cuánto mover dientes y cuánto hueso. Esto continua en la cirugía: probablemente tu ortodoncista esté presente o disponible durante la operación para aportar cualquier detalle sobre la posición deseada de la mordida, y luego continuará con tu cuidado. Esta comunicación constante asegura que el resultado de la cirugía coincida con lo planificado ortodóncicamente​.
  • Cirugía con aparatos colocados: Como vimos, entras a cirugía con los brackets puestos. Esto permite que al final de la operación, tu cirujano coloque elásticos intermaxilares enganchados en los brackets/ganchos para mantener tu nueva mordida estable en las semanas iniciales de curación. Esos elásticos mantienen tus dientes en la oclusión adecuada como apoyo a las placas de fijación, y ya son parte del tratamiento ortodóncico postquirúrgico.
  • Ortodoncia después de la cirugía: Tras la cirugía, la pelota vuelve al campo del ortodoncista. Él/ella se encargará de refinar tu mordida, cerrar cualquier pequeña discrepancia y estabilizar. La cirugía por sí sola no suele alinear al 100% la relación de todos los dientes (por ejemplo, puede quedar un pequeño espacio aquí o allá, o un diente que necesita rotarse un poco). La ortodoncia postquirúrgica complementa a la cirugía logrando ese ajuste fino. Además, ayuda a guiar la remodelación ósea natural que ocurre tras la cirugía, asegurando que los dientes muerdan en la posición más estable posible. Piensa que tus huesos están sanando en su nueva ubicación durante meses; la ortodoncia en ese periodo también contribuye a que sanen «en buena posición» alrededor de las raíces dentales.
  • Resultado estable y funcional: La combinación de ambos procedimientos resulta en una mejora integral: dientes alineados + huesos bien posicionados = mordida correcta, sonrisa estética y armonía facial. Ni la ortodoncia sola hubiera podido lograrlo (porque no mueve huesos), ni la cirugía sola tampoco (porque no mueve dientes de forma detallada). Juntas, en cambio, transforman tu sonrisa y tu vida, mejorando función masticatoria, salud oral, estética facial, e incluso la respiración y pronunciación en muchos casos​.

Cabe mencionar que existe una alternativa llamada “Surgery First” o cirugía primero, donde el orden se invierte: primero se realiza la cirugía ortognática sin una ortodoncia prequirúrgica extensa, y luego se completa la ortodoncia con el paciente ya operado. Este enfoque tiene la ventaja de que el cambio facial ocurre al inicio (lo cual motiva mucho al paciente) y puede acortar la duración total del tratamiento gracias a que la propia cirugía acelera el movimiento dental en los meses siguientes (fenómeno RAP, Regional Acceleratory Phenomenon que mencionamos antes)​. ¿Por qué no se hace así con todos los pacientes? Porque no todos califican; requiere casos muy específicos donde la mordida inicial permita encajar razonablemente los dientes tras mover los huesos sin haber alineado ni descompensado completamente antes. Es un protocolo más complejo en la planificación (el ortodoncista debe predecir y planificar movimientos post-quirúrgicos difíciles), y existe riesgo de no poder lograr una oclusión perfecta después si ciertas correcciones dentales resultan imposibles tras la cirugía. En mi experiencia, el Surgery First se indica solo en un grupo reducido de pacientes muy bien seleccionados, cuando el equipo ortodoncista-cirujano está de acuerdo y se han analizado pros y contras. Para la mayoría de casos estándar, la vía clásica (ortodoncia pre + cirugía + ortodoncia post) sigue siendo la más segura y predecible en cuanto a resultados.

Beneficios y riesgos de la ortodoncia prequirúrgica

Como todo procedimiento en salud, este tratamiento tiene grandes beneficios pero también conlleva algunos riesgos o inconvenientes que debes conocer. Te los detallo de forma transparente:

Beneficios principales:

  • Corrección completa de la maloclusión: Al combinar ortodoncia y cirugía, se corrige tanto la posición de los dientes como la de los huesos maxilares. El resultado es una mordida ideal, logrando contacto correcto entre todos los dientes (oclusión Clase I). Esto mejora la función masticatoria (podrás masticar eficientemente sin desgastar mal tus dientes) y suele aliviar problemas en la articulación temporomandibular en caso de que existieran desbalances por la mala mordida.
  • Mejora de la estética facial y dental: Este es un beneficio enorme. No solo se enderezan tus dientes, sino que al reposicionar la mandíbula o maxilar se armonizan tus rasgos faciales. El perfil puede cambiar (mentón más proporcionado, menos prognatismo o retrognatismo), la sonrisa se equilibra (por ejemplo, desaparece una sonrisa gingival excesiva, o se corrige una asimetría). Muchos pacientes experimentan un incremento de autoestima y confianza al sentirse a gusto con su nueva imagen. Finalmente puedes sonreír mostrando una dentadura alineada y una estructura facial balanceada, lo que también impacta positivamente en la interacción social y calidad de vida​.
  • Salud bucal a largo plazo: Una mordida correcta implica menos riesgos de desgaste dental anómalo, menos posibilidades de fracturas o sobrecarga en ciertos dientes, y una mejor salud de encías. Al corregir inclinaciones dentarias inadecuadas, se evita acumular placa en zonas difíciles y se previenen problemas periodontales que podrían haber surgido por malposiciones​. Además, algunos pacientes que tenían respiración oral o apnea del sueño por su estructura ósea pueden ver mejorías significativas tras el tratamiento combinado, al despejarse la vía aérea (beneficio funcional importante, ¡incluso para la salud general!).
  • Estabilidad y resultados duraderos: Al solucionar el problema de raíz (hueso y diente), los resultados tienden a ser muy estables en el tiempo​. Claro, siempre y cuando se sigan las indicaciones de retención posteriormente. Pero en comparación con tratamientos puramente compensatorios (por ejemplo, intentar disimular un problema esquelético solo con ortodoncia), el tratamiento ortodóncico-quirúrgico elimina la causa y por tanto reduce mucho la probabilidad de recaída. Obtener una correcta relación entre maxilar y mandíbula proporciona una base estable para que los dientes se mantengan en su lugar.
  • Beneficios psicológicos y funcionales integrales: A menudo hablamos de estética y mordida, pero no olvidemos otros aspectos. Pacientes que antes tenían complejos con su perfil o sonrisa, al mejorar físicamente mejoran en seguridad y relaciones personales. Funcionalmente, poder masticar bien mejora la nutrición y digestión (¡adiós a tragar trozos grandes porque no podían masticar!). Incluso el habla puede articularse mejor si había ciertas pronunciaciones afectadas por la maloclusión. En suma, es un cambio transformador en múltiples dimensiones.

Posibles riesgos o inconvenientes:

  • Demora en la mejora estética inicial: Como ya enfatizamos, durante la ortodoncia prequirúrgica la apariencia facial puede desmejorar temporalmente. El perfil quizás se vea más marcado en su defecto (mentón más salido en clase III, por ejemplo) y la sonrisa se ve peor porque la mordida está desajustada. Este periodo puede afectar emocionalmente al paciente. Es un riesgo controlado y esperado, pero conviene estar preparado mentalmente. El apoyo psicológico (incluso ayuda profesional si genera mucha ansiedad) puede ser útil en casos prolongados.
  • Riesgos de la ortodoncia en sí: Un tratamiento de ortodoncia conlleva pequeñas posibilidades de efectos indeseados: podría ocurrir reabsorción radicular leve (las raíces de los dientes se acortan un poquito por el movimiento, generalmente insignificante clínicamente), descalcificaciones del esmalte (manchitas blancas) si la higiene no fue buena durante el uso de brackets, o inflamación gingival. Estos riesgos se minimizan con buen control: radiografías periódicas para vigilar raíces, insistencia en higiene y flúor para evitar caries, etc. También existe riesgo de que algún bracket se despegue o que un alambre te pinche; son contratiempos manejables con visitas de urgencia para resolverlos.
  • Riesgos de la cirugía ortognática: Aunque aquí nos centramos en la parte ortodóncica, no puedo dejar de mencionar que la segunda parte del plan (la cirugía) tiene sus propios riesgos: infección, sangrado, lesión nerviosa (por ejemplo, a veces queda algo de hormigueo en el labio inferior temporalmente por la manipulación del nervio dentario), entre otros. Son infrecuentes y el cirujano maxilofacial te los explicará y hará firmar un consentimiento informado. Es importante tener en cuenta que estos riesgos existen, pero que trabajando con un equipo experimentado y con buena planificación, la tasa de complicaciones serias es baja.
  • Compromiso de tiempo y constancia: No deja de ser un «contra» el hecho de que este tratamiento exige mucho tiempo (meses/años) y múltiples visitas al ortodoncista y al cirujano. Implica también un costo económico elevado (ortodoncia de larga duración más un acto quirúrgico complejo). Requiere compromiso de tu parte para asistir a controles, cuidar tus aparatos, mantener higiene, etc. Algunas personas pueden abandonarlo a mitad si no están bien informadas o mentalmente preparadas desde el inicio, lo cual sería desastroso porque quedaría el caso incompleto. Por eso, siempre me aseguro de que mis pacientes entiendan en qué se meten y estén dispuestos a invertir el tiempo y esfuerzo necesarios. La recompensa lo vale, pero el compromiso debe estar.
  • Posible necesidad de ajustes adicionales: En ocasiones, pese a toda la planificación, durante la marcha pueden surgir ajustes al plan. Por ejemplo, descubrir que hace falta una extracción dental que no se previó inicialmente, o que se requiere algún microimplante de ortodoncia para anclar un movimiento, etc. Estos cambios no son realmente riesgos, sino variaciones posibles. Lo menciono para que sepas que puede haber cierta incertidumbre en detalles menores del plan, y se irá decidiendo lo mejor sobre la marcha. Lo fundamental (que habrá ortodoncia, cirugía y se logrará X objetivo) permanece, pero hay que tener flexibilidad con el proceso.

En general, los beneficios superan con creces a los inconvenientes para quienes necesitan este tratamiento. Yo he visto cómo pacientes que inicialmente dudaban si valdría la pena, al final dicen «¡ojalá lo hubiera hecho antes!«. Sin embargo, nunca endulzamos el proceso ocultando sus retos: en esta guía justamente quise ser franco sobre lo bueno y lo malo. Afortunadamente, con buena información, apoyo profesional y tu motivación personal, los riesgos se gestionan bien y los resultados positivos perduran para toda la vida.

Caso real: mi experiencia con un paciente (ejemplo práctico)

Permíteme contarte de manera resumida un caso real que atendí, porque creo que puede ayudarte a visualizar todo lo que hemos descrito. (Por confidencialidad cambiaré el nombre, pero la historia es verídica.)

El caso de Javier: Javier era un hombre de 25 años con una mandíbula inferior grande (Clase III) y mordida cruzada anterior – es decir, sus dientes inferiores cerraban por delante de los superiores. Esto le daba un aspecto de mentón muy prominente y dificultad para morder correctamente ciertos alimentos. Llegó algo desanimado, diciendo que toda la vida había “malmordido” y escondido su sonrisa. Tras evaluarlo, confirmamos que para corregir su problema necesitaba ortodoncia + cirugía ortognática: un claro candidato. Le expliqué todo el plan; recuerdo que su mayor temor era “verse peor con brackets” porque ya de por sí le afectaba su apariencia. Le aseguré que estaríamos acompañándolo de cerca.

Iniciamos la ortodoncia prequirúrgica colocando brackets metálicos. Los primeros meses alineamos sus dientes que estaban apiñados. Javier se adaptó bien a los cuidados de limpieza y venía juicioso a sus citas mensuales. Alrededor del 5º mes empezamos la descompensación: movimos sus incisivos superiores un poco hacia atrás (porque originalmente estaban muy hacia adelante intentando compensar) y los inferiores hacia adelante según la base mandibular. ¿Qué pasó? La mordida de Javier se abrió más al frente y su mandíbula se notaba aún más adelantada. Efectivamente, durante unas semanas él se sintió incómodo al mirarse de perfil. Hubo una cita donde me dijo: «Doctor, ¡tengo peor mordida que nunca!«. Reafirmé que era parte del plan y le mostré en los modelos cómo ahora los dientes de arriba y abajo estaban paralelos entre sí, listos para que moviéramos el hueso. Eso lo tranquilizó un poco.

Después de 11 meses, dimos por terminada la fase prequirúrgica: teníamos los dientes de Javier listos. Se obtuvieron nuevos registros y planificamos su cirugía: requería un retroceso mandibular de 6 mm y una pequeña osteotomía del mentón (genioplastia) para armonizar el perfil. Javier se operó y todo salió perfecto. Estuvo 2 días hospitalizado; cuando lo vi tras la cirugía, a pesar de la inflamación, ¡él ya sonreía con los ojos! Decía que notaba su mandíbula “encajada” en la posición correcta. Pasó las primeras semanas con dietas blandas y con elásticos en sus brackets.

Al mes y medio retomamos la ortodoncia: aquí empezó la fase postquirúrgica. Solo necesitó 5 meses más de ajustes menores: corrigiendo un pequeñísimo espacio que quedó entre molares y puliendo el engranaje de sus colmillos. Al finalizar, quitamos los aparatos y colocamos retenedores fijos arriba y abajo. Resultado: Javier tenía ahora una mordida Clase I estable, y su perfil facial era equilibrado (el mentón ya no sobresalía exageradamente). En su última cita de control, me dijo emocionado que por primera vez podía morder un sándwich normal, algo tan simple pero que él evitaba porque antes sus dientes no lo permitían. También me confesó que estaba sonriendo en todas las fotos y que su círculo cercano notó un cambio enorme en su seguridad.

Historias como la de Javier son las que a uno, como profesional, le reafirman cuánto vale la pena el proceso. Y para ti, como paciente, demuestran que aunque el tratamiento es largo y con momentos difíciles, el final llega y cuando llega es maravilloso. Cada caso tendrá sus peculiaridades (no todos necesitan genioplastia, por ejemplo; otros casos pueden requerir movimiento del maxilar superior, etc.), pero el camino ortodoncia pre + cirugía + ortodoncia post es similar. Espero que este ejemplo te dé una idea concreta de lo que podrías experimentar y lograr.

Consejos prácticos para pacientes que van a comenzar este tratamiento

Quiero finalizar esta guía ofreciéndote algunos consejos prácticos, a modo de lista, que le doy a todos mis pacientes cuando van a iniciar la ortodoncia prequirúrgica. Son recomendaciones basadas en la experiencia, para que lleves el proceso de la mejor manera posible:

  • Infórmate y pregunta todo: Entender por qué haces cada paso ayuda muchísimo. Lee artículos (como este ), mira videos explicativos, y sobre todo pregunta a tu ortodoncista y cirujano cualquier duda. Saber qué esperar reduce la ansiedad. Lleva una lista de dudas a tus consultas: ¿Cuánto durará en mi caso? ¿Qué molestias tendré? ¿Cómo será el postoperatorio? Ninguna pregunta es tonta. Cuando eres parte informada del proceso, te involucras más y lo sobrellevas mejor.
  • Comprométete con tu cuidado bucal: Desde antes de iniciar, empieza a mejorar tus hábitos de higiene. Compra un cepillo dental suave o eléctrico, hilo dental/enhebrador, cepillos interdentales y un buen enjuague. Durante la ortodoncia, cepíllate después de cada comida sin excepción. Aplica flúor tópico si te lo indican. Un tip: lleva un kit de limpieza portátil contigo (cepillo de viaje, mini pasta, hilo) para cuando comas fuera de casa. Mantener tus dientes y encías sanas evitará retrasos (por caries o gingivitis) y hará más cómoda la ortodoncia. Además, llegarás a la cirugía sin infecciones activas, lo cual es obligatorio.
  • Cuida tu alimentación con ortodoncia: Ajusta tu dieta para proteger los brackets. Evita alimentos muy duros (huesos, caramelos, nueces enteras), pegañosos (chicles, toffees), y no uses tus dientes para abrir envoltorios ni cosas por el estilo. Todo esto previene que se despeguen aparatos. Si se despega uno, avisa para reponerlo; no lo dejes sin atender porque podría retrasar el progreso en esa zona. Por otro lado, cuando tengas molestias tras un ajuste, opta por comidas más blandas (sopas, purés, pasta) hasta que pase el dolor. Y recuerda limitar azúcares pegajosos para evitar caries, ya que con los aparatos es más fácil que se queden restos.
  • Sé paciente y mantén una actitud positiva: Tendrás días buenos y malos durante el tratamiento. Habrá semanas donde sientas que avanzas, y otras donde todo parece estancado. Ten presente que es un proceso gradual. Intenta celebrar los pequeños hitos: el día que se alinearon esos incisivos que estaban montados, el día que por fin programan tu cirugía, etc. Visualiza en tu mente el resultado final. Algunos pacientes encuentran útil conectarse con otros que hayan pasado por lo mismo, a través de foros o grupos de apoyo, para compartir experiencias y ánimos. El apoyo de tu familia y amigos también cuenta; explícales por qué estás haciendo esto para que te entiendan y te den soporte cuando lo necesites. Una actitud mental positiva y perseverante es quizás tan importante como el trabajo médico en sí.
  • Sigue las indicaciones al pie de la letra: Suena obvio, pero no sobra decirlo. Si te indican usar elásticos intermaxilares, úsalos exactamente como te dijeron (posición y tiempo). Estos elásticos a veces fastidian para comer o hablar, pero son cruciales para lograr ciertos movimientos. Si no los usas bien, alargarás el tratamiento innecesariamente. Lo mismo aplica a acudir puntualmente a tus citas de ajuste de ortodoncia; faltas o retrasos van acumulándose en el tiempo total. Tras la cirugía, sigue las instrucciones postoperatorias del cirujano (dieta blanda, higiene especial, no fumar, etc.) para recuperarte sin contratiempos. Y en la fase de retención, usa tus retenedores como te indiquen, porque ningún ortodoncista quiere ver cómo se deshace un trabajo de años por no usar la contención.
  • Prepara lo necesario para la cirugía con anticipación: Cuando se aproxime la fecha de la operación, organízate. Ten listos tus análisis preoperatorios, coordina los días de descanso en el trabajo o estudios, y deja preparada tu casa con alimentos adecuados para el postoperatorio (caldos, batidos proteicos, compotas, etc., según te recomienden). Consigue con tiempo elementos útiles como compresas frías para la inflamación, almohadas adicionales para dormir semisentado, y jarritos o jeringas para beber líquidos si fuese necesario. Ir adelantando estos preparativos te dará tranquilidad para el gran día y los posteriores.
  • No descuides tu salud general ni emocional: Durante tratamientos largos, a veces nos enfocamos tanto en dientes y huesos que olvidamos el resto. Duerme bien, mantén una dieta equilibrada (aunque con las restricciones de los aparatos), y haz ejercicio moderado si puedes – esto último increíblemente ayuda a bajar estrés y a que tu cuerpo se recupere mejor de cualquier procedimiento. Si en algún punto sientes que la situación te sobrepasa emocionalmente, no dudes en buscar apoyo psicológico profesional. Hay psicólogos especializados incluso en acompañar procesos médicos y quirúrgicos. Tu salud mental es parte de tu salud, y afrontar este viaje con estabilidad emocional hará todo más llevadero.

Estos consejos vienen de ver a muchos pacientes transitar por la ortodoncia prequirúrgica. Quiero que sepas que, aunque es un tratamiento complejo, no estás solo en ello: tu ortodoncista, tu cirujano y todo el equipo estaremos para guiarte. Y pacientes como tú ya lo han logrado con éxito siguiendo estas recomendaciones. Confía, cuídate y mantente enfocado en la meta.

Al final del camino, cuando hayas concluido tu ortodoncia y te mires al espejo con esa sonrisa nueva, entenderás que cada paso valió la pena. La ortodoncia prequirúrgica es un medio para un gran fin: darte una mordida saludable y una armonía facial que te acompañarán por el resto de tu vida. Espero que esta guía te haya ayudado a entender mejor el proceso. Si estás a punto de comenzarlo (o quizás ya en ello), te envío mucho ánimo. Como profesional y como persona, te felicito por tomar este valiente paso hacia tu bienestar. ¡Adelante, que el resultado lo vale!

Preguntas frecuentes sobre ortodoncia prequirúrgica

¿La ortodoncia prequirúrgica duele mucho?

Más que dolor, genera algunas molestias manejables. Al ajustar los brackets puedes sentir presión y sensibilidad dental unos días, controlable con analgésicos comunes. También pueden haber pequeñas llagas por el roce de los aparatos. No es un dolor intenso ni constante; la mayoría del tiempo te olvidarás de que llevas brackets hasta el siguiente ajuste. Tras la cirugía en sí, sí habrá inflamación y algo de dolor, pero eso corresponde al postoperatorio quirúrgico y se maneja con la medicación recetada. En resumen: molesta, pero no es un dolor insoportable y va cediendo con los cuidados adecuados.

¿Cuánto tiempo tendré que llevar brackets antes y después de la cirugía?

Depende de tu caso, pero en promedio la fase prequirúrgica con brackets dura entre 10 y 18 meses. Luego se realiza la cirugía ortognática. Después, la fase postquirúrgica (con brackets aún puestos) suele ser de 6 a 12 meses adicionales​. En total, hablamos de aproximadamente 1.5 a 2.5 años de tratamiento ortodóntico sumando ambas fases. Casos sencillos pueden requerir menos tiempo, y casos complejos un poco más. Tu ortodoncista te dará un estimado más preciso según la gravedad de tu maloclusión.

¿Es muy diferente la ortodoncia prequirúrgica de una ortodoncia normal?

En cuanto a aparatos y mecánicas, se parecen mucho: usarás brackets o alineadores y tendrás visitas periódicas al ortodoncista como en cualquier ortodoncia. La gran diferencia es el objetivo y la secuencia: en ortodoncia convencional el ortodoncista busca que tus dientes encajen bien por sí solos. En la prequirúrgica, el ortodoncista mueve los dientes sin preocuparse de que encajen entre arcadas en ese momento, porque sabe que luego habrá una cirugía que alineará las arcadas. Incluso a veces provoca que encajen peor (descompensa) a propósito. Otra diferencia es que trabajarás con un cirujano maxilofacial además del ortodoncista, y la planificación es conjunta.

Q6: ¿Qué pasa si no me hago la cirugía después de haber llevado la ortodoncia prequirúrgica?

Esta es una pregunta importante. Si por alguna razón no se realiza la cirugía planificada (ya sea por decisión del paciente o contratiempos médicos), nos encontraremos con que tus dientes han sido colocados en función de una cirugía que no ocurrió. Es decir, seguramente tu mordida quedará peor que al inicio, porque se descompensó esperando corregirla con cirugía. No es recomendable quedarse en ese punto. Si la cirugía no puede hacerse en el tiempo previsto, a veces se puede mantener la ortodoncia en mantenimiento un poco más, pero indefinidamente no es viable. En última instancia, si un paciente desistiera de operarse, habría que hablar seriamente con el ortodoncista: se podría optar por recompensar de nuevo los dientes (invertir algunos movimientos) para lograr al menos una mordida funcional aunque no perfecta. Pero esto prolonga mucho el tratamiento y el resultado no será tan bueno como con la cirugía. .

Espero que esta sección de Preguntas Frecuentes aclare las dudas más comunes que pueden surgir. Si tienes otras preguntas, siempre consulta con tu especialista. ¡Estamos para ayudarte en cada etapa de tu tratamiento!

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Janet Guijarro
Ortodoncista en Clínicas Cleardent
La Dra. Guijarro cuenta con más de 20 años de experiencia en odontología y ortodoncia, especializándose en Ortodoncia Invisible para lograr la alineación dental y la corrección de la mordida. Con un enfoque amable y personalizado, emplea técnicas avanzadas como Invisalign, Digital Smile Design o SureSmile para garantizar resultados efectivos y estéticos. Su dedicación y trato cercano crean una experiencia dental positiva y de confianza para cada paciente.

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