En 2024, los tratamientos más efectivos incluyen alineadores invisibles, brackets de autoligado y brackets linguales. Estas opciones ofrecen corrección dental discreta y cómoda, con resultados rápidos y efectivos.
La ortodoncia infantil no solo moldea sonrisas, también influencia la salud dental a largo plazo. Desde la prevención hasta la corrección, este tratamiento temprano no solo es sobre estética, sino sobre asegurar un desarrollo dental saludable. Descubre cómo puede beneficiar a tus hijos en su crecimiento y bienestar bucal.
La ortodoncia infantil es una rama de la odontología que se encarga de, mediante el uso de dispositivos, prevenir y corregir las anomalías de forma y posición de los dientes o la relación de los maxilares entre sí.
Por norma general, las personas asocian la ortodoncia a «una bonita sonrisa», pero los beneficios de esta especialidad odontológica van mucho más allá de eso.
En el caso de los niños, la ortodoncia infantil se denomina ortodoncia interceptiva. Este tipo de ortodoncia recibe este nombre porque pretende “interceptar” el proceso de crecimiento de su estructura maxilofacial y adelantarse a los problemas de oclusión y mordida que el niño/a desarrollará cuando haya finalizado su fase de crecimiento, especialmente prognatismo y retrognatismo.
Aunque con bastante frecuencia el niño necesitará un tratamiento de ortodoncia en la adolescencia, la ortodoncia interceptiva puede ser muy útil para limitar el alcance de estos problemas.
Es bastante común que los padres estén pendientes del desarrollo dentario de sus hijos, y que tengan dudas de si todo está o no correcto. La pregunta que nos solemos hacer es ¿cuántos dientes tiene un niño?
Los niños, en general, cuentan con 20 dientes en total.
A partir de los 6 años, erupcionará el primer molar definitivo, es decir, a partir de esta edad nos tendremos que volver a preguntar por cuántos dientes deberían tener, porque empiezan a perder dientes temporales y a salir los permanentes.
Esta, a partir de los 6 años, es una etapa de “dentición mixta”, en la que conviven en la boca, durante unos años, dientes permanentes y dientes de leche.
Esos primeros dientes permanentes que erupcionan, son los que van a servir de guía para la futura posición y oclusión del resto. Además, los huesos son muy moldeables en la infancia, con lo que será más fácil mover los dientes y modificar los huesos.
El caso es que, a no ser que haya una malformación de la boca o de la cara del niño muy clara, los padres tendrán muy difícil detectar un problema ortodóncico, pues muchos de ellos no tienen signos evidentes, y sólo un especialista podrá diagnosticarlo.
Si el ortodoncista detecta algún problema odontológico en el niño, el hecho de comenzar un tratamiento ortodontopediátrico tan pronto, no acorta la duración del tratamiento, ni determina el que haya que poner un tipo de “aparato” u otro, pero sí que influye en una evolución más favorable del caso y en evitar complicaciones y problemas futuros, derivados de no interceptar el problema a tiempo.
En cualquier caso, y dependiendo del tipo de maloclusión que exista en el paciente junto con su madurez psicológica, el ortodoncista será encargado de decidir el mejor momento para comenzar el tratamiento con ortodoncia, ya sea interceptivo (prevención) o correctivo (reparador).
Sobre la salud dental y la necesidad una ortodoncia infantil, podemos hablar de tres fases o tipos de tratamiento según la edad y la etapa de la dentición en la que se encuentre el niño:
A estas edades, es frecuente encontrarse con mordidas abiertas, debidas a malos hábitos, como la succión del pulgar o del chupete, interposición de la lengua entre los dientes al tragar.
Estos hábitos anómalos deberían erradicarse antes de los tres o cuatro años para que la maloclusión desapareciese espontáneamente. En caso de persistir, habrá que hacer uso de aparatos, ejercicios de logopedia, etc. que eliminen el hábito y corrijan la maloclusión ya establecida.
También podríamos encontrar que, por caries tempranas, traumatismos, o incluso, por falta de erupción de algunas piezas dentarias (agenesias), hubiese ausencias precoces de dientes temporales.
En estos casos, lo importante es preservar el espacio que deberá ocupar la pieza permanente correspondiente, evitando migraciones dentarias de los dientes temporales adyacentes. Para ello se suelen usar mantenedores de espacio de diversos tipos.
La herencia influye mucho en ciertas malposiciones dentarias, que pueden afectar a la forma y posición de los maxilares, de los huesos de la cara, pero, en estos casos, nos esperaríamos a la siguiente fase de la dentición para tratarlas con ortopedia dentofacial.
Otra causa posible podría ser una hipertrofia amigdalar o algún tipo de rinitis que impida una correcta respiración por parte del niño, lo que podría ocasionarle un deficiente desarrollo del maxilar superior, derivando en una falta de espacio para la erupción dentaria futura, entre otras cosas.
Para corregir las maloclusiones en este periodo de dentición, por tanto, bastará con suprimir hábitos, reeducar las funciones de deglución y respiración en los casos que lo requieran, colocación de mantenedores de espacio fijos o removibles, o bien, esperar a una fase dentaria un poco más avanzada para empezar a utilizar ortodoncia interceptiva y/o correctiva.
El hecho de que en la dentición primaria o temporal no se detecte ningún tipo de anomalía en la oclusión del niño, no quiere decir que no vaya a desarrollar posteriormente algún tipo de maloclusión.
Es por ello por lo que hay que mantener una regularidad en las visitas al especialista en ortodoncia para detectar a tiempo algún problema que se pueda estar estableciendo.
Esta etapa de la dentición es muchas veces la ideal para comenzar un tratamiento de ortodoncia, corrigiendo desarmonías existentes o que se encuentren en un estadio de desarrollo, para poder preparar un entorno bucofacial adecuado para que erupcionen los dientes permanentes adecuadamente.
De todos modos, prevenir una maloclusión no siempre se puede hacer, o al menos completamente. La ortodoncia en edades tan tempranas persigue más bien una atenuación de la gravedad del problema, sobre todo cuando implica a estructuras óseas, pero es raro que el resultado sea tan satisfactorio como para que no se necesite una segunda fase de tratamiento en la fase de dentición permanente.
A estas edades lo que se suele usar es la ortodoncia interceptiva (de la que vamos a hablar un poco más adelante), la ortopedia dentofacial. Son aparatos sencillos de usar, que en poco tiempo y con un pronóstico favorable nos ahorrarán tratamientos en el adulto más costosos, complejos y largos (cirugías, exodoncias, etc). Con estos aparatos podemos ensanchar un paladar, hacer crecer o avanzar una mandíbula pequeña o retruída, etc.
Lo malo del tratamiento a estas edades es que depende muchísimo de la cooperación del niño, pues debe llevarlos puestos muchas horas al día, y seguir una serie de instrucciones para que funcionen correctamente.
En caso de que sean dentarios (apiñamientos, diastemas, etc.), podremos usar aparatos fijos o removibles. Debido a la edad en la que nos movemos, es preciso ofrecerles a estos pacientes aparatos que sean estéticos, pues su autoestima y bienestar emocional son delicados. Podemos usar aparatología removible como ortodoncia invisible, brackets estéticos de cerámica transparente, etc.
En el supuesto de que nos encontremos con un problema esqueletal, deberemos aprovechar al máximo el pico de crecimiento que hay a estas edades para corregirlo lo más tempranamente posible.
En realidad, no hay un consenso total en cuanto al momento óptimo para empezar un tratamiento ortodóncico. En cualquier caso, dependerá de cada caso, cada tipo de maloclusión y de las circunstancias especiales de cada paciente en concreto.
Las precauciones o cuidados que debe tener un niño/a con ortodoncia varían según el tipo de aparato que se use.
Si lo que usa es un aparato removible, se facilita mucho el tema de la higiene, pues bastará con retirar el aparato, cepillar normalmente dientes y encías y resto de la boca, y luego limpiar el aparato según las instrucciones del especialista.
Cuando el paciente usa brackets, la higiene se dificulta un poco más, por lo que hay que detenerse cuidadosamente en cepillar alrededor de los arcos, brackets y otros dispositivos que tenga colocados.
A veces se recomiendan complementos al cepillado para mantener una higiene bucodental correcta, como por ejemplo colutorios con flúor, irrigadores, etc.
En cuanto a la duración y tipo de tratamiento, una vez más dependerá de cada caso, de cada tipo de maloclusión, de cada niño o niña en particular. Es por ello que no se puede comparar nunca, ni intentar imponer al especialista en ortodoncia un tipo u otro de aparatología, argumentando que a tal o cual persona que conocemos le trataron con cierto aparato que le fue genial.
Cada niño es un mundo y los especialistas enfocan cada tratamiento dependiendo del problema, el carácter y la disposición de los niños.
No se puede pensar en la misma aparatología para un niño tranquilo que para uno que sufra de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad).
Eso lo tienen que valorar nuestros profesionales para saber que tipo de aparatología es más conveniente en cada caso.
Solo el ortodoncista está capacitado para estudiar, diagnosticar y tratar cada caso particular. Y siempre teniendo en cuenta también que, a veces, los tratamientos de ortodoncia necesitan varias fases, con distintos tipos de aparatos, en diferentes edades del niño/adolescente, para que el resultado final sea totalmente satisfactorio.
El precio del tratamiento de ortodoncia infantil será muy similar al de adultos, siempre pensando que en el caso de los más pequeños es posible que se necesite aparatología interceptiva.
Por eso, es imposible concretar un precio de tratamiento. Es necesario, en todos los casos, que el especialista haga una valoración sobre cada caso particular para conocer exactamente el precio de un tratamiento de ortodoncia en niños.
En Clinicas Cleardent tenemos una especial preocupación por la salud dental de los más pequeños, por eso nació la marca Junior para que los peques de la casa tengan acceso a expertos en odontopediatría, de forma que para ellos ir al dentista sea una experiencia agradable y ¡sin miedos!.
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