Quitar muelas del juicio: consecuencias, riesgos y cuidados
La extracción de las muelas del juicio puede generar dudas: ¿qué consecuencias, riesgos y cuidados implica? Como cirujana oral, te explico todo paso a paso.
Soy José Bartolomé, especialista en prostodoncia y cirugía oral, y sé que la idea de quitarse las muelas del juicio puede generar muchas preguntas y preocupaciones. Si te estás preguntando cuáles son las consecuencias de quitar las muelas del juicio, cómo será la recuperación y qué cuidados necesitas después de la extracción, estás en el lugar indicado.
En este artículote explicaré qué puedes esperar antes, durante y después de la extracción de las muelas del juicio (también conocidas como cordales). Te contaré cuáles son los efectos secundarios normales tras la cirugía y cómo distinguirlos de posibles complicaciones poco frecuentes o riesgos. Además, compartiré consejos prácticos para una recuperación óptima, y responderé a las preguntas frecuentes que suelo escuchar de mis pacientes.
Mi objetivo es que, al terminar de leer, te sientas más tranquilo/a y plenamente informado/a sobre el procedimiento. Como profesional de la salud bucodental, estoy aquí para acompañarte y resolver todas tus dudas sobre las consecuencias de extraer las muelas del juicio y los cuidados posteriores. ¡Comencemos!
¿Por qué es necesaria la extracción de las muelas del juicio?
Las muelas del juicio son los terceros molares que suelen erupcionar en la edad adulta temprana (entre los 17 y 25 años). En muchos casos no tienen suficiente espacio para salir correctamente, lo que puede provocar problemas como dolor, infecciones de encía (pericoronaritis), caries en la muela del juicio o en la de al lado, quistes o daño en los dientes vecinos.
Como dentista, a menudo recomiendo la extracción de las muelas del juicio cuando veo indicios de estos problemas o riesgo de que ocurran. Cada caso es único: a veces quitamos las cuatro cordales de forma preventiva, y otras veces solo cuando dan molestias. Si tus muelas del juicio están sanas, bien posicionadas y no causan inconvenientes, es posible que no sea necesario extraerlas inmediatamente; bastará con un control periódico. Sin embargo, si tu odontólogo te sugiere quitarlas, suele ser para prevenir consecuencias peores en el futuro. En la mayoría de los casos, los beneficios de la extracción (evitar dolor recurrente, infecciones y desplazamiento de dientes) superan a las posibles molestias temporales de la cirugía.
Nota: Es normal preguntarse “¿Qué pasa si no me quito las muelas del juicio?”. Si se dejan muelas del juicio problemáticas sin extraer, podrían empeorar: infecciones más serias, daño permanente en el diente de al lado o tratamientos más complejos más adelante. Por eso, ante la recomendación profesional, es mejor actuar a tiempo.
Antes de la extracción: preparación y expectativas
Evaluación previa: Antes de programar la cirugía, examinaremos tu boca y tomaremos radiografías panorámicas o 3D. Así podemos ver la posición de las muelas del juicio y su relación con el hueso, los senos maxilares (en el caso de superiores) o el nervio dentario inferior (en el caso de inferiores). Con esta información, planificamos la extracción de la forma más segura. Te explicaré claramente cómo será el procedimiento, cuántas muelas conviene quitar en cada sesión (a veces se extraen dos o cuatro de una vez, dependiendo del caso) y resolveré cualquier duda que tengas.
Sedación o anestesia: La extracción suele realizarse con anestesia local, adormeciendo la zona para que no sientas dolor durante el procedimiento. Solo sentirás presión y manipulaciones, pero no dolor. Si estás muy nervioso/a o si hay que extraer varias muelas en una sola cita, podemos valorar sedación consciente o incluso anestesia general en quirófano (esto último es menos común). En todo caso, te explicaremos con antelación qué técnica se usará. Si te van a sedar o a poner anestesia general, te daremos indicaciones precisas, como ayuno previo (no comer ni beber varias horas antes) y que vengas acompañado/a el día de la cirugía.
Preparativos en casa: La noche anterior y el mismo día de la extracción, procura descansar bien. Mantén una buena higiene oral cepillándote los dientes (aunque duela un poco la zona de la muela del juicio, intenta limpiarla suavemente) porque una boca limpia reduce riesgo de infecciones. Evita fumar y beber alcohol antes de la cirugía (idealmente desde 24 horas antes). Te recomiendo vestir ropa cómoda y asegurarte de tener en casa con antelación todo lo necesario para el postoperatorio: gazas estériles, hielo o bolsas de gel frío, alimentos blandos, los medicamentos que te recete tu dentista (analgésicos, antiinflamatorios, tal vez antibióticos) y un buen libro o serie para descansar después.
Tranquilidad y confianza: Es totalmente normal sentir algo de miedo o ansiedad antes de una cirugía dental. Quiero transmitirte tranquilidad: la extracción de cordales es un procedimiento muy habitual en la consulta, y tomaremos todas las medidas para que sea lo más rápido y cómodo posible. Si tienes preguntas de último momento (¿Me dolerá? ¿Cuánto tardará? ¿Y si algo sale mal?), no dudes en hacerlas. Como profesional, prefiero que entres al quirófano sabiendo qué vamos a hacer y confiando en el equipo. Tómate unas respiraciones profundas; estás en buenas manos.
Durante la cirugía: ¿cómo es quitar una muela del juicio?
Te describo de forma sencilla el proceso típico de una extracción de muela del juicio para que sepas qué ocurre y no te tome por sorpresa:
Anestesia: Primero, te aplicaremos anestesia local en la encía y alrededor de la muela. Notarás un pinchacito y luego la zona se adormecerá por completo. A partir de ese momento, no sentirás dolor, solo presión y movimiento. Si en algún momento notaras dolor, podemos administrarte más anestesia (pero esto rara vez hace falta). Si estás bajo sedación, posiblemente estés somnoliento/a o en un estado de relajación profunda; muchos pacientes ni recuerdan detalles del procedimiento después.
Acceso a la muela: Si la muela del juicio ya salió parcialmente, simplemente la tomaremos con instrumentos especiales. Si está incluida o impactada (atrapada bajo la encía o el hueso), haremos una pequeña incisión en la encía para descubrirla. Es posible que necesitemos remover un poco de hueso alrededor o cortar la muela en partes para extraerla con mayor facilidad. Todo esto suena aparatoso, pero ten en cuenta que estarás anestesiado/a: no duele, aunque sí puedes oír el sonido de los instrumentos o notar vibración. Algunas personas prefieren usar auriculares y música durante la cirugía para relajarse (pregunta a tu cirujano si es posible en tu caso).
Extracción de la muela: Una vez tenemos buen acceso, aplicamos movimientos controlados para aflojar la muela de su alvéolo (el hueco del hueso). Sentirás presión y empujones firmes, pero sin dolor. Finalmente, la pieza sale. Si la muela estaba en posición complicada, quizá la saquemos en trozos (primero la corona, luego las raíces) para minimizar el daño a tejidos circundantes.
Sutura (puntos): Dependiendo de la complejidad, a veces colocamos puntos de sutura para cerrar la encía y ayudar a que cicatrice mejor. Estos puntos suelen ser reabsorbibles (se disuelven solos en una o dos semanas) o se retiran en consulta a los 7-10 días. Si te ponemos puntos no reabsorbibles, agendaremos una cita breve para quitarlos. Si no hay necesidad, podemos dejar la encía que cierre por sí sola. En cualquier caso, dejaremos una gasa mordida sobre la zona para ayudar a detener el pequeño sangrado inicial.
Duración: La duración de la cirugía varía. Extraer una muela del juicio sencilla puede tomar 10-15 minutos; una más complicada quizás 20-30 minutos. Si son cuatro muelas en la misma sesión con sedación, podríamos tardar alrededor de 45-60 minutos en total. Te sorprendería lo rápido que pasa: muchos pacientes me dicen “¿Ya está? ¡Ni me enteré y pensé que tardaría más!”.
Cuando la extracción termina, se acabó lo difícil. A partir de aquí, empezamos con los cuidados postoperatorios, que son clave para tu recuperación. Es normal que salgas de la consulta con la boca aún dormida por un par de horas y con una sensación extraña en la mandíbula… pero tranquilo/a, eso es pasajero. Ahora te cuento qué sucede después de sacar las muelas del juicio y cómo manejarlo.
Después de la extracción: efectos normales y recuperación
Una vez que pasa el efecto de la anestesia, comenzarás a notar las consecuencias normales de la extracción. Cada cuerpo es distinto, pero en general los primeros 2 o 3 días son los más molestos, luego día a día te irás sintiendo mejor. Aquí te describo los efectos secundarios habituales tras sacar las muelas del juicio y cuánto duran, para que no te alarmes:
Dolor y molestias en la zona: Es normal sentir dolor o molestia en la encía y la mandíbula donde estaba la muela. El primer día, al irse la anestesia, notarás desde una molestia leve hasta dolor moderado. Suele intensificarse en las primeras 48 horas (muchos pacientes dicen que el segundo día duele un poco más que el primero) y luego empieza a mejorar. ¿Cuánto dura el dolor? Lo habitual es que disminuya notablemente después del tercer día y que a la semana ya solo notes una pequeña sensibilidad al tacto o al masticar cerca. Te recetaremos analgésicos (como ibuprofeno, paracetamol o el que sea adecuado para ti) para manejar el dolor. Lo importante es tomarlos a las horas indicadas, sin esperar a que el dolor sea muy intenso. Con la medicación adecuada, estas molestias se hacen llevaderas.
Inflamación y hinchazón: La hinchazón de la mejilla y la cara del lado de la extracción es un efecto secundario muy común. Por la manipulación quirúrgica, tu cuerpo reacciona inflamando la zona. Notarás la cara hinchada y quizá algo dura al tacto, e incluso puedes tener moretones (un ligero color morado o amarillo) en la piel de la mejilla o mandíbula. La inflamación suele aparecer al día siguiente de la cirugía y alcanzar su pico máximo al segundo o tercer día. Después, empieza a remitir. En la mayoría de los casos, la cara vuelve a la normalidad tras una semana. Para minimizarla, te aconsejaremos aplicar hielo (frío local) pronto, como explicaremos en los consejos de cuidado. La inflamación también puede hacer que te cueste un poco abrir la boca (cierto trismo o rigidez mandibular). No te alarmes: esa dificultad para abrir la boca es temporal y se debe a la hinchazón y posiblemente a que los músculos masticatorios se resienten. Mejorará conforme baja la inflamación (suele normalizarse en una semana aproximadamente). Mientras tanto, abre y cierra suavemente la boca sin forzar, para mantener algo de movilidad.
Sangrado leve: Es normal tener un sangrado ligero en las primeras horas tras la extracción. Seguramente saldrás de la consulta mordiendo una gasa sobre la herida; esa compresión ayuda a formar el coágulo. Durante las primeras 24 horas, podría filtrarse un poco de sangre mezclada con saliva – notarás saliva teñida de rosado o algún pequeño coagulo oscuro al escupir. Esto es normal durante el primer día. Simplemente coloca una gasa nueva y muérdela otros 20-30 minutos hasta que pare. No debes escupir ni enjuagarte vigorosamente las primeras horas, porque podrías deshacer el coágulo y hacer sangrar de nuevo la herida. Pasadas 24-48 horas, ya no debería haber sangrado activo, solo quizá un leve sabor a sangre en la boca. Si en algún momento ves que el sangrado es muy abundante (por ejemplo, empapas varias gasas en poco tiempo) o que no se detiene tras 30 minutos de compresión, entonces contacta con tu dentista. Pero insisto, un pequeño sangrado al inicio sí es esperado. También es posible que al cepillarte suavemente o al despertar notes un ligero sangrado, mientras el sitio termina de cicatrizar.
Mal sabor de boca y dificultad para tragar: Tener sabor extraño o mal aliento los primeros días es común. Se debe a restos de sangre y a que la herida está cicatrizando. Una higiene suave con enjuagues de agua salada (como explicaré más adelante) ayuda a mejorar esto. Algunas personas refieren molestias leves en la garganta o al tragar, especialmente si les extrajeron muelas inferiores. Esto puede suceder por la inflamación o por pequeños golpes durante la cirugía; suele desaparecer en un par de días. Mantenerse hidratado/a y comer alimentos fríos o tibios ayuda a aliviar esa sensación.
Cansancio y somnolencia: El día de la extracción y quizás al siguiente es normal sentirse cansado/a o algo “atontado”. El estrés previo, la anestesia, e incluso los medicamentos para el dolor, pueden darte sueño o bajarte la energía. Date permiso de descansar, dormir una siesta y tomarlo con calma. Tu cuerpo está usando energía en sanar la herida, así que es normal sentir menos energías por uno o dos días.
Estas molestias postoperatorias son temporales. Siguiendo las indicaciones, la mayoría de mis pacientes logran llevarlo bien y, cuando se quieren dar cuenta, ya están prácticamente recuperados en una o dos semanas. En la gran mayoría de los casos, no hay consecuencias graves después de quitar las muelas del juicio. Eso sí, es importante cuidarse adecuadamente para evitar problemas. A continuación, te explico qué complicaciones poco frecuentes podrían presentarse y cómo reconocerlas, para que estés atento/a (sin obsesionarte, solo informativamente).
Posibles complicaciones y riesgos (poco frecuentes)
Aunque lo usual es que la recuperación transcurra sin problemas, como en cualquier cirugía existen riesgos poco comunes. Quiero aclararte cuáles son esas complicaciones potenciales tras la extracción de un cordal, no para asustarte sino para que las conozcas y sepas identificar cuándo algo no va bien. Ten en cuenta que estas situaciones son raras, pero es importante que, si ocurren, consultes con tu dentista lo antes posible:
Alveolitis seca (alvéolo seco): Es la complicación más común dentro de lo infrecuente. Ocurre cuando el coágulo de sangre que debe proteger la herida se pierde o no se forma bien, dejando el hueso expuesto. Esto suele pasar 3-5 días después de la extracción. ¿Cómo la reconoces? El dolor, en lugar de mejorar al tercer o cuarto día, empeora intensamente, volviéndose un dolor punzante que puede irradiarse hacia el oído o la sien. Además puedes sentir mal aliento o mal sabor persistente. La encía se ve abierta y puede que veas el hueco vacío (sin coágulo). La alveolitis duele bastante y no se alivia con analgésicos comunes. Si sospechas que tienes un alvéolo seco, acude a tu odontólogo: el tratamiento suele ser limpiar la zona y colocar un apósito medicado en la herida para protegerla y aliviar el dolor, y posiblemente recetar algún analgésico más fuerte. La buena noticia es que, aunque esos días son molestos, el alveolo seco se cura en aproximadamente 1-2 semanas con las curas adecuadas. ¿Se puede prevenir? En gran medida sí: siguiendo las indicaciones de no fumar, no hacer enjuagues fuertes ni usar pajilla (popote) para beber en los primeros días. Más abajo te doy recomendaciones específicas para evitar esta complicación.
Infección de la herida: Toda herida en la boca puede infectarse si entran bacterias, especialmente en las primeras semanas. Una infección post-extracción puede manifestarse con dolor que reaparece o se intensifica pasados 4-7 días, hinchazón que en lugar de bajar, aumenta, enrojecimiento de la zona, supuración de pus (un líquido amarillento de sabor amargo) y fiebre alta (más de 38ºC). Si notas alguno de estos signos de infección días después de la cirugía, debes consultar. El tratamiento suele incluir limpieza de la zona y tomar antibiótico. A veces es difícil distinguir entre alveolitis e infección, porque los síntomas se parecen; en cualquier caso, el dentista evaluará y tratará lo necesario. Nota: Para minimizar riesgos de infección, en algunos casos recetamos antibiótico preventivo tras la extracción (por ejemplo, si la muela tenía infección previa, si la cirugía fue muy invasiva, o si el paciente tiene factores de riesgo). Si te han recetado antibióticos, tómalos todos los días indicados hasta terminarlos, aunque te encuentres bien, para asegurarnos de eliminar cualquier bacteria residual.
Lesión nerviosa (parestesia): Las muelas del juicio inferiores a veces están muy cerca del nervio dentario inferior (que da sensibilidad al labio y mentón) o del nervio lingual (sensibilidad de la lengua). En manos experimentadas, el riesgo de dañarlos es mínimo, pero puede ocurrir en extracciones complejas. Si un nervio se ve afectado, podrías notar adormecimiento, cosquilleo o pérdida de sensibilidad en el labio inferior, la barbilla o la lengua del lado de la extracción. Esto se llama parestesia. Antes de que te asustes: es extremadamente raro que sea permanente. En la mayoría de casos, esa sensación extraña es temporal y se resuelve en semanas o meses conforme el nervio se regenera. Tu cirujano oral probablemente habrá evaluado la posición de tus cordales con radiografías o un escáner 3D y, si veía un riesgo alto, habría tomado medidas especiales (como hacer una extracción parcial del diente para alejarse del nervio). ¿Cómo saber si te pasó? Cuando pase el efecto de la anestesia y, pasado un día, notes que sigues “dormido” de la mitad del labio o de la lengua. No duele, pero es una sensación molesta. Informa a tu dentista inmediatamente para hacer seguimiento. En la mayoría de casos, solo queda esperar y quizás recetar complejos vitamínicos que ayudan a la recuperación nerviosa. Con el tiempo suele volver la sensibilidad. Insisto, esto es muy poco común. Personalmente, en mis años de práctica he visto muy pocos casos y ninguno permanente, pero debo mencionarlo por transparencia.
Comunicación con el seno maxilar: Las muelas del juicio superiores están cerca del seno maxilar (una cavidad aérea por encima de las raíces). En ocasiones, si la raíz de la muela está dentro del seno o muy pegada, al extraerla puede quedar una pequeña comunicación (orificio) entre la boca y el seno nasal. Esto se manifiesta a veces porque al beber líquidos, notas que sale líquido por la nariz, o al soplar notas aire pasando por la herida. No es tan dramático como suena: muchas comunicaciones pequeñas cierran espontáneamente con la cicatrización, solo requieren ciertos cuidados. Tu cirujano te lo hará saber si sospecha que hubo una apertura mayor de lo deseado. Los cuidados incluyen no sonarte la nariz, ni estornudar con la boca cerrada durante al menos 7-10 días (para no forzar aire por la herida), y quizás te receten algún descongestionante nasal o antibiótico preventivo. En raros casos, si la comunicación fuera grande y no cerrara sola, podría requerir una pequeña cirugía de cierre. De nuevo, esto es muy poco probable, y de ocurrir tu especialista te guiará en todo momento.
Otras complicaciones rarísimas: Menciono brevemente otras eventualidades poco frecuentes: hemorragia abundante (un sangrado que no cede adecuadamente, más común en pacientes con problemas de coagulación o que toman anticoagulantes; por eso siempre preguntamos tu historial médico antes de la cirugía), lesión en dientes vecinos (si la muela estaba empujando al segundo molar, éste podría sentir algo de sensibilidad o daño en una obturación, aunque es inusual; solemos proteger el diente adyacente durante la extracción), o incluso fractura de mandíbula en casos extremos de muelas muy incluidas con raíces enormes (esto es extraordinariamente raro en extracciones de juicio actuales, casi anecdótico). También podrían ocurrir reacciones adversas a la anestesia, pero en un entorno controlado son manejables y muy infrecuentes.
Sé que leer esta lista de “posibles problemas” puede impresionar, pero quiero enfatizar que la mayoría de los pacientes NO sufre ninguna complicación. Te lo explico porque mi filosofía es que un paciente informado es un paciente más tranquilo. Estás advertido/a de qué vigilar, pero con la probabilidad muy alta de que no tengas que enfrentarte a nada de esto. Aun así, si notas algo que “no pinta bien” en tu recuperación, confía en tu intuición y contacta con tu dentista. Más vale revisarte y quedarnos todos tranquilos, que dejar pasar una molestia inusual. Ahora sí, hablemos de lo que sí puedes hacer tú para facilitar tu recuperación y minimizar cualquier riesgo.
Consejos para una recuperación óptima
La clave tras quitar las muelas del juicio es seguir una serie de cuidados postoperatorios que ayudan a que sanes rápido y sin problemas. Aquí te comparto los consejos que le doy a todos mis pacientes para que la recuperación sea lo más llevadera posible:
Mantén el coágulo en su lugar: El coágulo de sangre que se forma en la zona de la extracción es tu mejor amigo para curarte bien. Evita las acciones que puedan desalojarlo. No enjuagues ni escupas con fuerza las primeras 24 horas. Cuando escupas (por ejemplo, al lavarte los dientes), hazlo suavemente. No uses pajita (popote) para beber porque la succión puede desprender el coágulo. Si tienes que estornudar o toser, hazlo con la boca abierta para no generar presión en los senos. Y muy importante: no fumes al menos por 5-7 días (idealmente 2 semanas, ya que el tabaco retrasa la cicatrización y aumenta muchísimo el riesgo de alveolo seco).
Control del sangrado: Tras la cirugía, te dejarán una gasa mordiéndola en la herida. Presiónala firme durante al menos 30-45 minutos. Si pasado ese tiempo todavía sangra un poco, coloca una gasa nueva (o un paño limpio enrollado) y muerde otra media hora. Evita estar escupiendo constantemente la sangre, porque impide que coagule. Un truco casero si el sangrado leve persiste es morder una bolsita de té húmeda (el té tiene taninos que ayudan a coagular). Mantén la cabeza ligeramente elevada cuando estés acostado/a, para evitar que la herida lata y sangre. No te alarmes por un pequeño sangrado; es normal. Solo vigila que no sea excesivo (como ya mencionamos, si empapas muchas gasas seguidas, llama al dentista).
Frío las primeras 24-48 horas: Para reducir la hinchazón, aplica frío en la cara del lado de la extracción. Puedes usar bolsas de hielo envueltas en un paño, bolsas de gel frío o incluso una bolsa de guisantes congelados envuelta en tela. Aplícalo sobre la mejilla a intervalos – por ejemplo, 10-15 minutos con hielo, 10 minutos sin hielo, y repetir. Haz esto durante las primeras horas y hasta cumplir 1-2 días después de la extracción. El frío constriñe los vasos sanguíneos y ayuda a que la inflamación y los moretones sean menores. Ojo: no apliques el hielo directamente sobre la piel sin protección porque te puede quemar, siempre envuelto en un trapito. Después de 48 horas, el hielo ya no es tan efectivo para la inflamación; a partir de entonces, si aún notas mucha rigidez, algunos profesionales recomiendan aplicar calor húmedo suave (por ejemplo, paños de agua tibia) para aliviar los músculos y favorecer la circulación, pero esto solo si es necesario y nunca en los primeros dos días.
Dieta blanda y adecuada: Tu alimentación los primeros días debe ser blanda, fresca y nutritiva. Esto no solo evita molestias al masticar, sino que también contribuye a la curación. Las primeras 24 horas, mejor tomar líquidos y semisólidos fríos o a temperatura ambiente: batidos, smoothies, yogur, helado (¡sí, un heladito de crema puede venir bien, además el frío ayuda con el dolor!), gelatina, caldos tibios, puré de patata, compota de manzana, etc. Evita comidas o bebidas muy calientes el primer día, porque el calor dilata los vasos y puede promover sangrado. A partir del segundo día, puedes introducir alimentos blandos que no requieran mucha masticación: pasta suave, arroz bien cocido, pollo desmenuzado, pescado suave, tortillas, sopas no muy calientes, verduras cocidas, huevos revueltos, etc. No comas cosas duras, crujientes o pegajosas durante al menos una semana (frutos secos, papas fritas, chicle, caramelos, etc.), ya que pueden quedar restos en la herida o lastimarla. Tampoco alimentos muy picantes o ácidos que irriten. Conforme pasen los días, ve probando volver a tu dieta normal según te sientas cómodo/a. Por lo general, a la semana ya podrás comer casi de todo, aunque quizá con algo de precaución en la zona. Y no olvides hidratarte bien: bebe suficiente agua, eso también ayuda a sanar.
Medicamentos según indicación: Seguramente te habrán recetado uno o varios medicamentos: típicamente un analgésico/antiinflamatorio (ibuprofeno, enantyum, paracetamol con codeína, etc.), quizá combinado con protector de estómago, y en algunos casos un antibiótico o un colutorio (enjuague) antimicrobiano como la clorhexidina. Es muy importante que sigas la pauta que te dieron. No esperes a tener dolor fuerte para tomar el analgésico; es mejor mantener un nivel constante en sangre (por eso suelen pautarse cada 6-8 horas). Si te indicaron antibiótico, cumple todos los días aunque ya te encuentres bien, para evitar infecciones residuales. Y si algún medicamento te sienta mal (por ejemplo, náuseas), informa a tu dentista para ajustar el tratamiento. No te automediques más allá de lo indicado; ante dudas, pregunta.
Higiene oral cuidadosa: Aunque justo en la zona de la herida tendrás que tener precaución, el resto de tu boca necesita mantenerse limpia para evitar infecciones. Desde el día siguiente a la extracción, cepíllate muy suavemente los dientes cercanos a la zona. El día de la cirugía, podrías omitir el cepillado en esa área para no perturbar el coágulo; pero al siguiente día, ya puedes limpiar con cuidado. Usa un cepillo de cerdas suaves, realizando movimientos delicados. No cepilles directamente sobre la herida si te causa dolor, pero sí las piezas adyacentes. Después de cada comida, haz enjuagues suaves con agua tibia salada (por ejemplo, disuelve 1/2 cucharadita de sal en un vaso de agua tibia) o con el colutorio que te haya recetado el dentista. Inclina la cabeza y deja que el líquido limpie la zona, luego deja que caiga de tu boca sin hacer gárgaras enérgicas. Estos enjuagues ayudan a mantener el área limpia y favorecen la cicatrización. No uses enjuagues comerciales con alcohol a menos que tu dentista lo autorice, ya que pueden irritar. Pasados 4-5 días, ya podrás cepillar más normalmente cerca de la herida, según te sientas.
Reposo relativo y evitar esfuerzos: Planifica tomarte los primeros uno o dos días en reposo. Si puedes, descansa en casa el día de la cirugía y el siguiente. No hagas ejercicio físico intenso ni actividades que te suban el pulso o la presión durante al menos 3-4 días (mejor una semana para ejercicio fuerte). Esto incluye gym, correr, agacharse bruscamente o cargar peso. ¿Por qué? Porque el esfuerzo puede reabrir el vaso y provocar sangrado, además el aumento de presión sanguínea puede interferir en la curación del coágulo. Puedes dar paseos suaves o moverte en casa sin problema, eso incluso es bueno para la circulación general, pero sin excesos. Escucha a tu cuerpo: si te sientes débil o te late la herida al hacer cierta actividad, detente y descansa. En cuanto al trabajo o estudios, la mayoría de las personas pueden reincorporarse en 24-48 horas si es un trabajo ligero. Si tu trabajo implica esfuerzo físico (obrero, deporte, etc.), quizás debas esperar un par de días más. Y recuerda: dormir bien (con la cabeza un poco elevada la primera noche) y no trasnochar también contribuye a sanar más rápido.
Aplicar calor húmedo (si hace falta): Mencioné arriba que tras 48 horas se puede usar calor local suave. Esto es útil si presentas trismo (dificultad para abrir la boca) o músculos muy tensos después de los primeros días. Puedes humedecer un paño en agua tibia (que no queme) y colocarlo en la mejilla unos minutos, haciendo suaves masajes. El calor ayuda a relajar la musculatura y a que circule la sangre, aliviando la rigidez. No apliques calor antes de las 48 horas iniciales porque podría aumentar la inflamación en esa fase.
Sigue las indicaciones de tu dentista y acude a la revisión: Por último, pero no menos importante, ve a tus citas de control. Normalmente pautamos una revisión a la semana de la cirugía para ver cómo va la cicatrización (y retirar puntos si pusimos de los que no se reabsorben solos). Estas visitas son rápidas y sirven para asegurarnos de que todo va bien. Si entre medias notas algo anómalo (dolor intenso, hinchazón que empeora, fiebre, etc.), no esperes: contacta con la clínica. Preferimos valorar y quedarnos tranquilos a que llegues con una complicación avanzada. También sigue cualquier recomendación extra que te hayan dado personalizada para tu caso (por ejemplo, hay pacientes a los que indicamos dieta líquida más días por cierta intervención específica, o que acudan a retirar un drenaje, etc., pero son situaciones particulares).
Siguiendo todos estos consejos, estarás poniendo de tu parte para una recuperación rápida y sin problemas. Recuerda que tu cuerpo tiene sus propios tiempos de curación: algunos sanan en pocos días, otros tardan un poco más, y ambas cosas son normales. Ten paciencia, cuídate, y en poco tiempo estarás completamente recuperado/a, ¡sin esas muelas dando lata nunca más!
Preguntas frecuentes sobre la extracción de las muelas del juicio
¿Cuánto dura el dolor y la hinchazón después de sacar una muela del juicio?
El dolor fuerte suele durar 48-72 horas. En esos primeros 2-3 días es cuando más necesitas analgésicos. Después, el dolor va disminuyendo rápidamente. Pasada una semana normalmente solo queda una molestia leve o sensibilidad al masticar. La hinchazón alcanza su máximo al segundo o tercer día post-cirugía y luego comienza a bajar. La mayoría de la inflamación desaparece al cabo de 7 a 10 días. Cada persona es distinta, pero en general a la semana deberías sentirte mucho mejor, con apenas molestias. Si el dolor o la hinchazón empeoran tras el tercer día en lugar de mejorar, consulta con tu dentista para descartar alguna complicación (como alveolitis o infección).
¿Qué puedo comer tras la extracción de las cordales?
Los primeros días opta por una dieta blanda y fresca. Ejemplos: batidos, sopas frías o tibias (cremas de verdura), yogures, helado, gelatina, purés, papilla de avena, pescado suave, pollo desmenuzado, pasta bien cocida, tortilla, etc. Evita alimentos duros (frutos secos, tostadas), pegajosos (chicle, caramelos) o muy calientes y muy condimentados. Conforme pasen 2-3 días, ve introduciendo alimentos más sólidos según toleres, siempre masticando del lado opuesto a la herida al principio. A la semana, seguramente podrás comer casi de todo, aunque si algo te molesta al masticar, pospónlo unos días más. Importante: No uses pajita para beber y evita alcohol en la comida (como licores o vinagre excesivo) los primeros días, para no interferir con la curación.
¿Es normal tener fiebre o malestar general tras la cirugía?
Una febrícula leve (temperatura de 37-37,5ºC) puede ocurrir en las primeras 24-48 horas debido al proceso inflamatorio normal. Sentirte algo débil o con malestar general el día de la extracción también puede suceder, por la reacción del cuerpo a la cirugía y a los medicamentos. Lo que no es normal es tener fiebre alta (más de 38ºC) persistente, escalofríos o sentirte cada vez peor en los días posteriores. Eso podría indicar infección. Si presentas fiebre alta que no cede o aumenta el segundo o tercer día, debes contactar a tu dentista. En ausencia de infección, la temperatura vuelve a la normalidad rápidamente. Para el malestar leve post-cirugía, ayuda descansar, hidratarse bien y tomar los antiinflamatorios recetados que también bajan cualquier febrícula.
¿Cómo debo limpiarme los dientes después de la extracción?
La higiene bucal tras la extracción debe ser muy cuidadosa. Las primeras 24 horas, no enjuagues ni cepilles la zona de la herida para no desalojar el coágulo. Sí puedes cepillar el resto de dientes con suavidad, evitando escupir fuerte. A partir del segundo día, cepilla con un cepillo suave todos tus dientes, teniendo precaución cerca de la zona operada: haz movimientos suaves sin tocar directamente la herida si duele. Después de comer, realiza enjuagues suaves con agua tibia y sal (o el colutorio que te hayan indicado) para limpiar la zona. No uses enjuagues con alcohol ni hagas gárgaras fuertes durante la primera semana. Pasados 7 días, ya puedes limpiar normalmente (siempre con buena técnica de cepillado) porque la encía estará mucho más cerrada. Mantener tu boca limpia es fundamental para evitar infecciones, así que no descuides el cepillado del resto de piezas dentales durante la recuperación.
¿Cuándo puedo volver al trabajo, a la escuela o hacer ejercicio físico?
Depende del caso y de cómo te sientas. Trabajos o estudios que no impliquen esfuerzo físico intenso: muchas personas se reincorporan al día siguiente o a los dos días de la extracción, especialmente si solo quitaron una muela del juicio. Si te extrajeron varias a la vez o tu trabajo es muy demandante, podrías tomar 2-3 días de reposo. Lo principal es que te sientas capaz, sin dolor fuerte ni mareos por la medicación. En cuanto al ejercicio físico, es recomendable esperar al menos 3-4 días para ejercicios ligeros, y unos 7 días para ejercicio intenso (correr, gimnasio, deportes de contacto). Esto para asegurar que el coágulo esté bien formado y evitando pico de presión sanguínea que pueda provocar sangrado. Si practicas deporte, comienza suavemente y observa cómo respondes. No hay prisa, en una semana ya podrás retomar tu rutina habitual sin problemas en la mayoría de los casos.
¿Qué pasa si decido no quitarme las muelas del juicio?
Si tu dentista te ha recomendado la extracción es porque probablemente hay un riesgo o problema actual. No extraerlas podría derivar en consecuencias a largo plazo: las muelas del juicio retenidas pueden seguir moviéndose y eventualmente dañar al segundo molar contiguo, provocar malposición de otros dientes, episodios repetitivos de infección e inflamación (cada vez que asomen un poco de encía, causando dolor), formarse quistes alrededor de la raíz e incluso complicaciones más serias en la mandíbula. Dicho esto, hay casos en que las muelas del juicio salen rectas, sanas y con espacio: en esos casos conservárselas no suele ser problema, solo hay que mantener buena higiene y vigilancia periódica.
Espero que esta guía completa te haya ayudado a aclarar todas tus dudas sobre las consecuencias de quitar las muelas del juicio y los cuidados necesarios. Como cirujano oral, mi prioridad es tu bienestar: no dudes en contactarme o consultar a tu odontólogo de confianza ante cualquier pregunta adicional o síntoma que te preocupe durante tu recuperación. Recuerda que una buena comunicación paciente-dentista y seguir las recomendaciones al pie de la letra son la receta para un postoperatorio exitoso. ¡Muy pronto habrás dejado atrás este proceso y estarás disfrutando de una boca sana y libre de molestias!
Dr. José Bartolomé Lechuga
Odontólogo
El Dr. José Bartolomé Lechuga, odontólogo especializado en prostodoncia y cirugía bucal, se dedica a la odontología general y estética desde 2021. Su compromiso con la formación continua y su habilidad en tratamientos personalizados le permiten entender y satisfacer las necesidades estéticas y funcionales de sus pacientes. Como profesor colaborador en la Universidad CEU San Pablo y reconocido por importantes sociedades científicas, el Dr. Lechuga se esfuerza por devolver la confianza a sus pacientes, destacándose por su excelencia clínica y su pasión por mejorar cada sonrisa.