18 julio 2025

¿Por qué salen mal los dientes definitivos? Soluciones

Cuando los dientes definitivos erupcionan en posiciones incorrectas, es natural que los padres se preocupen por las implicaciones estéticas y funcionales futuras. Las causas de esta malposición dental son variadas y pueden incluir factores genéticos hereditarios, falta de espacio por pérdida prematura de dientes de leche, hábitos inadecuados como succión del pulgar, o simplemente el crecimiento natural de los maxilares. La detección temprana y la intervención oportuna son clave para corregir estos problemas de manera eficaz y menos invasiva, evitando complicaciones mayores en la edad adulta.

Los dientes definitivos pueden salir mal alineados, superpuestos, con rotación, color alterado o forma irregular debido a factores genéticos, falta de espacio, hábitos orales o traumatismos. Lo ideal es acudir al dentista antes de los 7 años para valorar ortodoncia y prevenir problemas mayores.

Los dientes permanentes comienzan a erupcionar entre los 6 y los 12 años. Alrededor del 30% de los niños presentan malposiciones dentales al erupcionar sus dientes definitivos, siendo las más frecuentes la erupción ectópica de los caninos, la agenesia dental (ausencia congénita de alguna pieza) y la retención prolongada de los dientes temporales. Una detección precoz con radiografías panorámicas y una evaluación ortodóncica pueden evitar tratamientos más complejos en la adolescencia.

Recuerdo la preocupación que sentí al ver que a mi hijo le estaba saliendo un diente definitivo detrás del de leche, torcido y fuera de lugar. Como padre, es inevitable alarmarse y preguntarse qué estamos haciendo mal o cómo podemos ayudar. ¿Por qué los dientes definitivos de mi hijo salen mal posicionados? ¿Tendrá la sonrisa torcida para siempre? – esas fueron mis primeras dudas. No estás solo en esta inquietud: muchos padres pasan por lo mismo cuando los dientes definitivos salen mal en sus hijos. En este artículo, escrito en primera persona y con mucha empatía, quiero compartir lo que aprendí sobre qué significa que los dientes permanentes salgan “mal”, por qué ocurre (ya sean dientes torcidos, montados, que no salen, que salen dobles o fuera de lugar) y cómo podemos solucionar el problema. Hablaremos de las causas más comunes, los tratamientos recomendados –desde la ortodoncia hasta pequeñas cirugías– y cuándo conviene buscar ayuda de un especialista. Ojalá mi experiencia te sirva de guía para afrontar este proceso con tranquilidad y tomar las mejores decisiones para la salud bucal de tu hijo.

Qué significa que los dientes definitivos salgan mal

Cuando decimos que un diente definitivo “sale mal” nos referimos a que no está erupcionando en la posición adecuada o con la alineación correcta. En condiciones ideales, al caer un diente de leche el permanente debería ocupar su lugar de forma ordenada. Sin embargo, a veces los dientes permanentes emergen mal alineados o en posiciones incorrectas, lo cual puede afectar la estética de la sonrisa del niño y hasta provocar problemas de mordida o limpieza dental a largo plazo. En mi caso, noté que uno de los incisivos definitivos de mi hijo venía torcido y prácticamente montado sobre otro diente. Otros padres me han contado que sus hijos presentaron “dientes de tiburón” (dos filas de dientes, cuando el definitivo sale antes de caerse el de leche) o que un diente nuevo simplemente no aparecía cuando tocaba. Todas estas situaciones entran dentro de lo que llamaríamos dientes definitivos mal posicionados.

Ver uno o varios dientes definitivos saliendo mal puede ser desconcertante. Al principio pensé que quizá era algo raro, pero aprendí que es bastante común. Los dientes permanentes de los niños son más grandes que los de leche, así que muchas veces no caben bien en el espacio disponible, especialmente si la mandíbula es pequeña. Esto puede causar apiñamiento: que los dientes nuevos salgan torcidos, montados o encimados unos sobre otros. A mi hijo, por ejemplo, le faltaba espacio y por eso el diente definitivo buscó salida fuera de lugar. Además, unos dientes desalineados de pequeños pueden derivar en problemas de mordida de adultos y dificultar la higiene (al quedar comida atrapada donde el cepillo no llega bien).

Principales causas de dientes definitivos mal posicionados

Al profundizar en las causas, me tranquilizó saber que yo no había hecho nada “mal” como padre; en realidad son factores muy comunes los que pueden provocar estos desajustes. Las principales causas de que un diente definitivo salga torcido o mal colocado incluyen:

  • Genética y tamaño de la mandíbula: La herencia genética juega un papel importante en la forma y tamaño de la boca. Si el niño ha heredado una mandíbula pequeña o dientes muy grandes, es fácil que no haya suficiente espacio y los dientes permanentes salgan apiñados o montados. En familias donde los padres tuvieron ortodoncia o dientes apiñados, es más probable que los hijos también lo necesiten. Yo misma heredé de mis padres una sonrisa un tanto desalineada, así que esto tuvo sentido al ver a mi hijo.
  • Hábitos infantiles perjudiciales: Algunos hábitos orales en la primera infancia pueden afectar el desarrollo adecuado de los dientes y huesos. Chuparse el dedo pulgar, usar el chupete más allá de los 2-3 años, respirar habitualmente por la boca en lugar de la nariz o tener una deglución atípica (empujar los dientes con la lengua al tragar) son costumbres que pueden ejercer presiones anormales sobre la encía y los dientes en formación. Por ejemplo, mi hijo usó chupete hasta casi los 4 años y probablemente eso contribuyó a que su paladar fuera más estrecho. Estos hábitos prolongados pueden llevar a que los dientes definitivos erupcionen hacia afuera o torcidos.
  • Falta de espacio por pérdida o retención de dientes de leche: El momento en que se caen los dientes de leche es crítico. Si un diente de leche se cae o se extrae demasiado pronto, los dientes adyacentes pueden moverse y invadir ese espacio vacío; entonces, cuando quiera salir el definitivo, encontrará menos sitio y podría desviarse de su ruta. Por el contrario, si un diente de leche no se cae a tiempo y el permanente comienza a salir, pasa lo que mencioné antes: “diente de tiburón” o doble fila. El diente nuevo, al no poder ocupar su lugar, acaba saliendo por detrás o delante del de leche, dejando una sonrisa con piezas duplicadas. En la clínica me explicaron que esto causa problemas de espacio y alineación evidentes. De hecho, nosotros tuvimos que extraer un diente de leche que se aferraba a la encía mientras el definitivo ya asomaba detrás.
  • Otros factores médicos: Existen causas menos comunes pero posibles. Por ejemplo, un diente supernumerario (una pieza dental de más) puede empujar a los otros fuera de posición. También ciertas condiciones como traumatismos en la mandíbula en la infancia, o trastornos como quistes o encías muy fibrosas, pueden obstaculizar la erupción normal de un diente definitivo. Incluso problemas de salud bucal como caries muy avanzadas en dientes de leche o infecciones pueden dañar el germen del diente adulto o alterar su camino de salida. En nuestro caso no hubo nada de esto, pero es bueno saber que a veces la razón de un diente mal posicionado no es solo “estructura” o “hábito”, sino algún impedimento físico que conviene diagnosticar con una radiografía.

En la mayoría de los niños, la causa se reduce a una combinación de genética (ej.: mandíbula pequeña) y hábitos o tiempos de recambio dental. No te culpes: si tu peque tiene un diente fuera de lugar, lo importante es detectarlo a tiempo y corregir el rumbo, más que buscar culpables. A continuación te cuento los casos más típicos que podemos encontrar cuando hablamos de dientes definitivos “mal salidos”.

Casos comunes de dientes definitivos que salen mal

A lo largo de este proceso descubrí que “dientes definitivos mal salidos” es un término amplio que abarca varias situaciones diferentes. Voy a describir los casos más comunes que suelen preocupar a los padres, muchos de los cuales pueden solaparse en un mismo niño:

Dientes torcidos o apiñados

Este es quizás el caso más frecuente y el más visible: ves que los dientes nuevos salen torcidos, girados o inclinados, en distintas direcciones. A veces un diente definitivo sale girado respecto a su posición correcta, o los incisivos inferiores se apiñan (montados uno delante del otro) porque no caben en línea. Yo noté enseguida que las paletas (incisivos centrales superiores) de mi hijo no apuntaban del todo hacia adelante, sino un poco ladeadas. Los dientes torcidos suelen deberse a falta de espacio o genética, y pueden corregirse con tratamientos de ortodoncia en la mayoría de casos. Un detalle importante: algunos dientes pueden verse torcidos al erupcionar pero enderezarse ligeramente solos con la presión natural de la lengua y el crecimiento de la mandíbula. Me aferré a esa esperanza inicialmente, y aunque en casos leves puede pasar, si los dientes están muy torcidos o hacinados es poco probable que se alineen completamente sin ayuda profesional. Además, cuando los dientes quedan mal alineados, es fácil que se acumule sarro entre ellos y aparezcan caries a largo plazo, así que es algo que conviene vigilar.

Dientes montados o superpuestos

Hablamos de dientes montados (o superpuestos) cuando literalmente un diente nace montándose sobre otro porque no tuvo espacio a su lado. En la boquita de mi hijo vi cómo un colmillo definitivo superior intentaba salir y empujaba al incisivo lateral, quedando parcialmente por encima. Esta imagen de dientes encimados impresiona, pero es común en situaciones de apiñamiento severo. Los dientes montados suelen ocurrir en arcadas pequeñas donde varias piezas compiten por poco espacio, acabando unas por delante de otras. Además de lo estético, estos solapamientos pueden dificultar que el niño muerda bien o limpiar adecuadamente entre esos dientes montados. La buena noticia es que con aparatos de ortodoncia se puede recolocar cada diente en su sitio con el tiempo, creando espacio donde falta. En nuestro caso nos anticipamos con un mantenedor de espacio y más adelante con brackets para evitar que ese encimamiento dañara los dientes.

Diente definitivo retenido (que no sale)

Otro escenario que asusta mucho es cuando un diente definitivo simplemente no aparece cuando debería. Por ejemplo, a todos los compañeros de clase de tu hijo ya les salió el diente incisivo nuevo, y el de tu hijo ni asoma. Esto me pasó con un molar que tardó muchísimo en salir, y no sabíamos si venía o no. Las razones de que un diente permanente no erupcione pueden ser varias: puede estar retenido por un obstáculo (por ejemplo, el diente de leche no se cayó y bloquea el camino, o el diente está mal posicionado dentro del hueso), puede que no tenga suficiente espacio para salir y quede impactado bajo la encía, o en raros casos que el diente definitivo falte (agenesia). Lo primero que hicimos fue llevar al niño al dentista para una radiografía, y así confirmamos que el diente estaba ahí pero “encerrado”. Según los especialistas, los caninos superiores son de los que más frecuentemente se quedan incluidos (retenidos) por falta de espacio, ya que se forman en una zona alta del hueso y a veces no encuentran hueco porque otros dientes ocuparon su lugar. Cuando un diente definitivo no sale como debería, es importante evaluarlo pronto. En algunos casos se decide observar y esperar un poco más, pero si se sospecha que no va a poder erupcionar solo, el dentista puede optar por intervenciones (desde quitar el obstáculo, p. ej. extraer el diente de leche retenido, hasta hacer una pequeña cirugía para guiar al diente incluido fuera del hueso). Hablaremos de estas soluciones más adelante.

Dientes “dobles” o en doble fila (dientes de tiburón)

Este caso suele ocurrir en la transición de dentición de leche a dentición permanente, y ¡vaya susto cuando no lo conoces! Consiste en que el diente definitivo empieza a salir antes de que se caiga el diente de leche correspondiente, de modo que por un tiempo ambos dientes conviven en la boca, uno delante o detrás de otro, dando la apariencia de una doble hilera de dientes. Popularmente a esto le llaman dientes de tiburón (porque los tiburones tienen varias filas). A mi hijo le pasó con un incisivo inferior: el diente nuevo asomó por detrás del de leche que seguía firme. Al principio me alarmé muchísimo, viendo literalmente dos dientes donde debería haber uno. Por suerte, aprendí que es más común de lo que parece. Lo más frecuente es que el diente permanente salga por detrás del de leche, y a veces la naturaleza se arregla sola: tarde o temprano el diente de leche acabará cayendo y el permanente se irá moviendo a su lugar con la presión de la lengua. En el caso de mi hijo, esperamos unas semanas a ver si aflojaba, pero como el “dientecito” de leche guía sin caerse y el definitivo ya había erupcionado bastante, el dentista decidió extraer el diente de leche obstinado. Fue un procedimiento sencillo en la clínica y, liberado el espacio, el diente nuevo pudo adelantarse un poco. Si ves una doble fila de dientes, mi consejo es que consultes al odontopediatra; a veces es necesario retirar el diente de leche para evitar que el definitivo erupcione en mala posición permanente. Y muy importante: nunca intentes arrancar el diente de leche en casa a la fuerza por tu cuenta, podría dolerle al niño o romperse la raíz. Siempre es mejor que lo evalúe un profesional.

Dientes definitivos fuera de lugar

Incluyo aquí esos casos en los que el diente permanente sale, pero erupciona en un lugar extraño, lejos de donde debería estar en la arcada. Por ejemplo, he visto casos en que un colmillo definitivo sale muy arriba en la encía (casi cerca del labio) o un incisivo que aparece muy atrás hacia el paladar. En parte, estos casos son consecuencia de los problemas anteriores (apiñamiento, obstrucciones, etc.): el diente busca cualquier resquicio para salir, aunque no sea en la posición correcta. En mi hijo, el canino que mencioné antes estaba saliendo por encima de donde correspondía, casi fuera de la línea de la sonrisa, porque ahí encontró hueco. Estos dientes fuera de lugar suelen requerir después tratamientos más complejos para llevarlos adonde pertenecen. La ventaja de detectarlo temprano es que se puede planificar con el ortodoncista cómo redirigir ese diente –a veces usando aparatos removibles que “empujen” en la dirección correcta, o mediante bracket y ligas que lo vayan atrayendo a su sitio. La odontopediatra me comentó que cuantos más dientes definitivos salgan descolocados, más importante es intervenir a tiempo, porque la mordida entera puede desajustarse.

Puede que veas dientes torcidos, dientes montados, dientes que no aparecen, dientes duplicados o dientes erupcionando fuera de lugar… o una combinación de varios. Yo pasé por dos de estas situaciones a la vez. La clave está en observar la boca de nuestros hijos durante el cambio de dientes y, ante cualquier anomalía notable, consultar con un especialista. A veces nos dicen que esperemos y vigilemos; otras, actuarán de inmediato. En el siguiente apartado te cuento qué pasos seguí yo al detectar el problema.

Qué hacer cuando detectamos el problema

Cuando noté que los dientes definitivos de mi hijo no venían como esperaba, sentí una mezcla de alarma y ganas de actuar de inmediato. Te comparto lo que hice y lo que recomiendan los expertos hacer en cuanto detectamos un diente mal posicionado:

  • Mantén la calma y observa (pero no por mucho tiempo): Al principio es normal asustarse. Tómate un momento para evaluar la situación con calma. Si el niño no se queja de dolor agudo ni hay una emergencia, generalmente hay tiempo para actuar con prudencia. Observa si el diente de leche implicado está flojo o no, cuánto ha salido el definitivo mal colocado, y si hay síntomas asociados (molestias, dificultad para masticar, heridas en la encía, etc.). Por ejemplo, yo estuve unos días monitoreando si el diente de leche de mi hijo aflojaba por sí solo mientras el nuevo aparecía. Algunas veces pequeños desalineamientos pueden corregirse solos en unas semanas (especialmente si son leves y el diente de leche cae), así que un poquito de paciencia inicial no está de más. Pero ojo, “observar” no significa dejar pasar meses: si ves que algo claramente no marcha bien (dientes permanentes muy fuera de sitio, mordida que no encaja, dolor, o simplemente pasan semanas sin cambio) hay que dar el siguiente paso.
  • Pide cita con un odontopediatra u ortodoncista infantil: Éste fue mi siguiente paso y el más importante. Un odontopediatra (dentista infantil) revisará la boca del niño y usualmente hará una radiografía para ver la posición de los dientes definitivos dentro del hueso. En nuestro caso, la radiografía panorámica confirmó el estado de todos los dientes en desarrollo y ayudó al diagnóstico. Si no cuentas con un odontopediatra cercano, un dentista general también puede valorar, pero idealmente busca uno con especialidad infantil u ortodoncista pediátrico, ya que están acostumbrados a estos casos. Acudir al especialista temprano es la solución más eficaz para corregir los dientes definitivos mal posicionados, pues permite evaluar la necesidad de tratamiento cuanto antes. Yo tenía dudas de si era “muy pronto” llevar a mi hijo (tenía 7 años en ese momento), pero tanto me insistieron que mejor antes que después, que no lo dudé. Si tu hijo tiene los dientes de arriba que no encajan con los de abajo, o ves que su mordida está desviada, no esperes: una revisión temprana puede evitar problemas mayores.
  • Sigue las indicaciones temporales del dentista: Tras la evaluación, el odontopediatra nos dio un plan. En nuestro caso, indicó extraer el diente de leche retenido y colocar un pequeño aparato mantenedor de espacio. Cada caso es distinto: puede que el dentista te diga “vamos a esperar unos meses a ver si se cae solo” (bajo seguimiento), o que proponga intervenir de inmediato. Confía en su criterio y cumple con las citas de seguimiento que te programe. Yo salí de la primera consulta con mucho alivio porque entendí qué pasaba y qué haríamos. También nos explicaron que no era algo raro ni grave, simplemente requería corregirlo a tiempo.
  • No intentes remedios caseros ni forzar la situación: Un punto importante que aprendí es que tratar de solucionar por uno mismo puede ser contraproducente. Ni se te ocurra intentar alinear un diente a la fuerza empujándolo con el dedo, por ejemplo; podrías lastimar al niño o dañar el diente en desarrollo. Tampoco saques un diente de leche en casa bruscamente con hilos u otros métodos de “leyenda urbana”. Como mencioné antes, si un diente de leche se resiste a caer, deja que sea el dentista quien decida si y cuándo extraerlo de forma segura. Nuestra tentación fue “ayudar” a que se moviera el diente de leche flojo, pero nos contuvimos y menos mal. Cualquier intervención en casa sin conocimiento puede complicar más las cosas.
  • Cuida la higiene y vigila mientras tanto: Mientras llega la cita o durante el periodo de espera/seguimiento indicado por el odontólogo, mantén una buena higiene bucal del niño. Dientes mal colocados atrapan más restos, así que asegúrate de que cepille bien (ayúdale en las zonas difíciles). En mi caso, yo supervisaba el cepillado especialmente alrededor del diente que salió torcido, para evitar acumulación de placa allí. También vigilaba si cambiaba algo: si el niño empezaba a quejarse de dolor, si el diente de leche finalmente se aflojaba, etc., para reportarlo en la siguiente consulta.

Seguir estos pasos me ayudó a manejar la situación sin sentirme desbordado. Lo esencial es contar con la evaluación de un profesional de confianza lo antes posible, porque él nos guiará en el proceso. En nuestro caso concreto, tras detectar el problema y consultar, pasamos a la fase de tratamiento que te describo ahora.

Tratamientos recomendados para corregir dientes definitivos mal posicionados

Al conocer el diagnóstico, una de mis mayores inquietudes era qué tan difícil o largo sería arreglar esos dientes torcidos de mi hijo. La verdad, me alivió saber que hay muchas opciones de tratamiento efectivas hoy en día. Dependiendo de la edad del niño, la gravedad del caso y la causa del problema, el dentista u ortodoncista puede recomendar distintas intervenciones. Te resumo los tratamientos más habituales que se usan para corregir los dientes definitivos que han salido mal:

  • Ortodoncia interceptiva o infantil (aparatos tempranos): En niños pequeños, a veces se utilizan aparatos removibles o fijos que guían el crecimiento de la mandíbula y la posición de los dientes desde temprano. Esto se llama ortodoncia interceptiva. Nosotros empezamos con un aparato simple para ensanchar un poco el espacio donde faltaba sitio. Estos dispositivos (por ejemplo, expansores del paladar, placas con tornillos, etc.) se ponen a edades tempranas, cuando el niño todavía tiene mezcla de dientes de leche y definitivos. Ayudan a preparar la boca para que los permanentes entren correctamente en su lugar. En mi experiencia, al principio a mi hijo le costó acostumbrarse a dormir con el aparato, pero en pocas semanas ya ni lo notaba, ¡y evitamos que los dientes se montaran aún más!
  • Brackets u ortodoncia tradicional: Los brackets metálicos de toda la vida (o sus variantes estéticas de zafiro, cerámica, etc.) son el tratamiento más conocido para alinear dientes torcidos. Consisten en pequeñas piezas adheridas a los dientes unidas por un arco, que van ejerciendo presión para mover los dientes a la posición deseada. Suelen usarse cuando ya están prácticamente todos los dientes definitivos presentes, generalmente a partir de los 11-12 años en adelante, aunque en algunos niños se colocan antes en fases separadas. En nuestro caso, el ortodoncista nos comentó que probablemente cuando mi hijo termine de mudar los dientes, necesitaremos brackets para perfeccionar la alineación lograda. Los brackets logran cerrar espacios, descruzar dientes montados y alinear la sonrisa en un par de años promedio (el tiempo exacto varía según la complejidad). Vale la pena señalar que no existe forma casera de enderezar dientes sin ortodoncia – cualquier método milagroso que veas en internet puede ser riesgoso. Así que, si tu hijo tiene los dientes definitivos desalineados, asume que algún tipo de aparato ortodóntico será necesario para corregirlos de forma segura.
  • Alineadores transparentes (Invisalign u otros): Hoy en día existen alternativas a los brackets tradicionales, como los alineadores transparentes tipo Invisalign. Son férulas de plástico casi invisibles que se van cambiando periódicamente para mover los dientes gradualmente. La desventaja es que suelen usarse cuando ya han salido todos los dientes definitivos, por lo que en niños muy pequeños no aplican. Sin embargo, para adolescentes o preadolescentes con todos sus dientes permanentes, puede ser una opción estética y cómoda (siempre y cuando el caso sea apto para alineadores). Es algo a considerar más adelante; de hecho, mi hijo, cuando sea mayor, quizás pueda optar por este sistema si no quiere brackets visibles. En cualquier caso, tanto con brackets como con alineadores, el control de un ortodoncista experto es fundamental.
  • Extracciones estratégicas: A veces, para lograr una buena alineación, es necesario quitar alguna pieza dental que esté sobrando o estorbando. Esto puede sonar drástico, pero no te asustes: hablamos de situaciones específicas donde la extracción soluciona el problema de espacio. Por ejemplo, si un diente de leche obstaculiza la salida de un definitivo, se extrae el de leche (como hicimos con mi hijo). En casos de apiñamiento severo, el ortodoncista podría recomendar incluso extraer algún premolar definitivo para hacer hueco y que el resto se alinee (esto se valora mucho y es más común en adolescentes si realmente no hay espacio de otra forma). También, si hay dientes supernumerarios (dientes de más), lo usual es extraer ese diente extra para que no cause más problemas. En la Clínica nos explicaron que cuando el problema está causado por falta de espacio, a veces hay que extraer algunas piezas temporales o permanentes para ganarlo, y así permitir que los demás dientes se coloquen correctamente. Cada caso es único, pero no hay que temerle a una extracción indicada por el especialista: suele ser rápida y los niños se recuperan pronto.
  • Mantenedores de espacio: Este es un dispositivo simple pero muy útil en odontopediatría. Si un diente de leche se ha perdido demasiado pronto (ya sea por un golpe, caries o extracción necesaria), el dentista puede colocar un mantenedor de espacio: básicamente, un aparatito que mantiene abierto el hueco dejado, impidiendo que los demás dientes se muevan hacia él. De esta forma, cuando llegue el momento de que salga el diente definitivo, encontrará el espacio adecuado y erupcionará en la posición correcta. A mi hijo le colocaron uno en un molar donde perdió un diente de leche antes de tiempo. Son aparatos fijos o removibles muy sencillos (como una pequeña banda con un alambre en el espacio) que el niño lleva sin mayor molestia. Gracias a esto, el molar permanente pudo salir después sin desviarse.
  • Cirugías menores o procedimientos especiales: En ocasiones particulares, el odontólogo puede realizar pequeñas intervenciones quirúrgicas. Un ejemplo es la exposición quirúrgica de un diente retenido: si un diente definitivo está atrapado bajo la encía (incluido) y no sale, el cirujano puede descubrirlo (retirar un poco de encía/hueso) y quizás colocar un bracket o aditamento para traccionarlo hacia afuera. Otro ejemplo es la extracción de un diente supernumerario que mencionamos antes, que se hace con cirugía menor. Y en casos muy severos de maloclusión por problemas óseos, podría contemplarse una cirugía ortognática en la adolescencia, aunque esto es excepcional y solo si hay deformidades de mandíbula importantes. La mayoría de los niños no requerirán nada tan invasivo; por suerte, la ortodoncia resuelve casi todo. Pero está bien saber que existen procedimientos avanzados para casos complejos. En la historia de mi hijo, no necesitamos nada de esto, pero me quedé tranquila sabiendo que, de haber hecho falta, hay soluciones para prácticamente cualquier problema dental.

La prevención se basa en: revisiones dentales periódicas, detección temprana de irregularidades y eliminación de malos hábitos orales a tiempo. Yo hubiera deseado saber que un simple chupete o el dedo podían influir tanto en la sonrisa futura. Nunca es tarde para actuar, pero cuanto antes empecemos a cuidar estos detalles, más probable que nuestros hijos no tengan mayores contratiempos con sus dientecitos definitivos.

Consejos prácticos para padres

Para finalizar, quiero compartirte algunos consejos prácticos que a mí me sirvieron (o que aprendí en el camino) al enfrentar el tema de los dientes definitivos mal posicionados de mi hijo.

  • Mantén la calma y transmite seguridad a tu hijo: Los niños perciben nuestra angustia. Si te nota muy preocupado o hablando del tema con miedo, probablemente él/ella también se asuste o se sienta avergonzado de sus dientes. Yo cometí ese error al inicio (mi cara de susto lo decía todo) y mi hijo comenzó a preguntar si algo “malo” le pasaba. Aprendí a explicarle con naturalidad que “uno de tus dientes nuevos necesita ayuda para colocarse bien, vamos a ayudarlo”. Le dije que era algo común, que muchos niños usan aparatos y luego tienen sonrisas hermosas. En cuanto yo me mostré más tranquilo y positivo, mi hijo también lo estuvo.
  • Involucra a tu hijo en el proceso: Dependiendo de la edad, puedes hacer que el niño participe activamente en su tratamiento. Por ejemplo, llévalo contigo al dentista y deja que haga preguntas (mi hijo le preguntó a la ortodoncista si podría comer caramelos con el aparato puesto, ¡jaja!). También puede escoger el color de las ligas de sus brackets cuando llegue el momento, o personalizar su estuche del alineador, etc. Si lo haces partícipe, sentirá que esto es algo de lo que él también tiene control y lo llevará mejor. Nosotros hicimos un calendario donde mi hijo iba tachando los días de uso del mantenedor de espacio, celebrando cada mes cumplido.
  • Busca apoyo y comparte experiencias: A mí me ayudó mucho hablar con otros padres en la sala de espera de la clínica. Descubrí que no era el único pasando por esto, que la hija de otra mamá también tenía “colmillos de vampiro” que corrigieron con brackets, o que el sobrino de alguien tuvo dientes de tiburón y ahora tenía sonrisa normal. Compartir anécdotas te quita un peso de encima y te da perspectiva. Incluso hay foros y grupos online de padres hablando de ortodoncia infantil donde puedes leer consejos. Solo recuerda, cada caso es distinto, pero el apoyo emocional ayuda.
  • Sigue las indicaciones del especialista en casa: Una vez en tratamiento, asegúrate de cumplir con las recomendaciones diarias. Si le ponen brackets, que use los elásticos si se los indican, que acuda a los ajustes puntualmente, etc. Si lleva un aparato removible, que lo use las horas prescritas. Nuestra ortodoncista recalcó que la colaboración en casa marca la diferencia en los resultados. Hubo días que mi hijo no quería ponerse su aparato, pero con paciencia y explicándole por qué era importante, lo logramos. Busca maneras de motivarlo, por ejemplo, elogiar su constancia: “¡qué bien estás usando tu aparato, se nota tu esfuerzo!”.
  • Cuida la autoestima de tu hijo: Por último, pero vital: hazle saber que su sonrisa vale mucho tal y como es, y que el tratamiento es para su bienestar. Algunos niños pueden sentirse cohibidos por tener “los dientes chuecos” o llevar un aparato. Recuérdale que eso no define lo guapo/a que es, que muchos niños pasan por lo mismo y que al final todo es para que pueda sonreír sin preocupaciones. Mi hijo al principio no quería mostrar sus dientes en la escuela porque decía que estaban “feos”. Hablamos sobre cómo cada uno crece a su ritmo, que esos dientes torcidos eran temporales y que lo importante era mantenerlos limpios y sanos. Poco a poco recuperó confianza. Celebrábamos los avances (“mira, ya se te nota más espacio aquí”, “¡qué valiente en el dentista, lo estás haciendo genial!”). Un niño emocionalmente apoyado afronta mucho mejor cualquier tratamiento.

En definitiva, atravesar el proceso de que los dientes definitivos salgan mal puede ser desafiante, pero con información, apoyo profesional y mucho cariño, se supera. Yo he visto la transformación en la sonrisa de mi hijo y en nuestra tranquilidad como familia. Espero que todo lo que te he contado te ayude a tomar las riendas de la situación con más seguridad. No dudes en consultar a tu dentista ante cualquier inquietud; ellos están ahí para guiarnos. Al final, ver a nuestros hijos sonreír con confianza es la mayor recompensa a este esfuerzo.

Preguntas frecuentes sobre los dientes definitivos que salen mal

¿Por qué salen torcidos o mal posicionados los dientes definitivos de los niños?

Principalmente por falta de espacio en la boca o por hábitos y genética. Si el niño tiene la mandíbula pequeña o los dientes definitivos son grandes, pueden apiñarse y salir torcidos. También chuparse el dedo, usar chupete prolongadamente o respirar por la boca son factores que desvían la posición dental. La herencia genética influye mucho (padres que tuvieron dientes torcidos suelen tener hijos con el mismo patrón). Además, si un diente de leche no se cae a tiempo y el permanente sale, causará una erupción en mala posición. En resumen, es una combinación de espacio disponible, hábitos infantiles y genética la que explica por qué a muchos peques se les salen mal los dientes.

¿Qué hacer si el diente permanente sale y el de leche no se ha caído (diente “doble”)?

Lo primero: no entrar en pánico, es más común de lo que parece. Observa si el diente de leche empieza a aflojarse en unos días. Si no, lleva al niño al odontopediatra. Seguramente el dentista recomendará extraer el diente de leche que obstaculiza, para dejar espacio al definitivo. Esta extracción es sencilla con anestesia local. Tras quitar el “diente de más”, el permanente suele moverse poco a poco a su lugar correcto ayudado por la lengua. Mientras esperas la cita, no intentes quitar tú el diente de leche bruscamente en casa, podrías hacer daño. Mantén la zona limpia y explicarle al niño que el dentista le ayudará. En la mayoría de casos, solucionando esto pronto, no quedan secuelas y el diente definitivo se alineará con el tiempo (a veces con un pequeño empujón de ortodoncia si hiciera falta).

¿Por qué un diente definitivo no sale?

Hay varias causas posibles. Una común es que no tenga espacio para erupcionar y quede impactado (atascado) bajo la encía. También puede ocurrir que el diente de leche anterior no se haya reabsorbido bien y retenga al permanente dentro. Otra posibilidad es que el diente definitivo esté desviando su camino (erupcionando en dirección incorrecta) o que exista un obstáculo físico como encía muy dura o incluso un quiste. En casos menos frecuentes, puede ser que falte ese diente (agenesia dental) y por eso nunca salga. Si notas que a tu hijo no le aparece un diente cuando a los demás niños sí, consulta al dentista. Él evaluará con radiografías la causa. Las soluciones van desde simplemente esperar un poco más bajo control, hasta hacer espacio con ortodoncia, extraer el diente de leche que esté estorbando, o en algunos casos realizar una pequeña cirugía para ayudar al diente a salir. Cada caso es único, por eso es vital la evaluación profesional.

¿Se pueden enderezar solos los dientes definitivos torcidos, o es necesario poner brackets?

Depende de la severidad. Los pequeños desajustes a veces se corrigen algo solos conforme la boca crece: por ejemplo, dientes que inicialmente están un poco chuecos pueden alinearse ligeramente al caer otros dientes de leche y empujar la lengua. Sin embargo, las malposiciones moderadas o severas no se van a corregir por sí mismas completamente. Si los dientes permanentes están visiblemente torcidos, montados o separados, lo más probable es que necesiten ortodoncia para alinearse bien. No existe un método casero o “ejercicio” que los coloque en su sitio sin ayuda; de hecho, intentar enderezarlos uno mismo puede ser peligroso. En mi experiencia, esperé algunos meses a ver si mejoraban solos, pero al ver que no, iniciamos el tratamiento ortodóntico. Los brackets u otros aparatos son la forma más efectiva y segura de corregir la posición dental. La buena noticia es que hoy en día hay opciones muy cómodas y discretas (brackets estéticos, alineadores) y el resultado vale la pena: una dentadura bien alineada de por vida.

¿A qué edad se debe llevar al niño al ortodoncista por primera vez?

La recomendación general es hacer una primera evaluación de ortodoncia alrededor de los 6-7 años de edad. A esa edad, normalmente ya han erupcionado los primeros incisivos y molares permanentes, y el especialista puede detectar problemas de espacio o mordida temprano. No significa que a esa edad le vayan a poner brackets de inmediato (en muchos casos solo vigilarán hasta que sea el momento oportuno), pero sí pueden indicar aparatos interceptivos si ven algo importante a corregir cuanto antes. En todo caso, si notas antes de los 6 años algún problema serio (por ejemplo, el niño no puede masticar bien por la mordida, o los dientes de leche están extremadamente apiñados), puedes llevarlo incluso antes. Yo llevé a mi hijo a los 7 años y medio, apenas vi el diente torcido, y fue el momento justo. Algunos niños no necesitarán tratamiento hasta los 12 o más, pero es mejor que un ortodoncista confirme que todo va bien en esa ventana de los 6-8 años. Y obviamente, sigue las indicaciones de tu dentista pediátrico: él te dirá si es hora de consultar al ortodoncista o si conviene esperar un poco más manteniendo revisiones.

Atravesar la etapa de los dientes definitivos mal alineados o mal ubicados puede generar muchas dudas y miedos, pero con la información adecuada y la ayuda de profesionales podemos afrontarla con éxito. En mi caso, ver la transformación de la sonrisa de mi hijo –de unos dientecillos torcidos y montados a unos dientes alineándose correctamente– ha sido tranquilizador. Sobre todo, aprendí que no estamos solos: es un problema común y solucionable. La clave está en detectar a tiempo, buscar orientación especializada y acompañar a nuestros hijos con paciencia y cariño durante el proceso. Cada visita al dentista, cada aparato ajustado, es un paso más hacia esa sonrisa sana y hermosa que deseamos para ellos. Si estás pasando por esto, ánimo: con un poco de esfuerzo hoy, le estarás regalando a tu hijo una salud bucodental óptima de por vida. ¡Su sonrisa definitiva lo va a valer!

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Dra yolanda Martín cleardent
Odontóloga
La Dra. Yolanda Martín López es una experta en ortodoncia y ortodoncia invisible, que ha consolidado su carrera en Clínicas Cleardent con un enfoque en tratamientos de vanguardia para la alineación dental. Desde sus inicios en odontología general, su dedicación y compromiso con la mejora continua la llevaron a especializarse en ortodoncia en 2012, convirtiéndose en una profesional de referencia en ortodoncia invisible. Su habilidad para adaptarse a las necesidades de cada paciente garantiza resultados precisos y personalizados, reflejando su pasión por la excelencia en cada tratamiento.

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