
La sobremordida, conocida en terminología odontológica como «overbite», es una forma de maloclusión caracterizada por una superposición vertical excesiva de los incisivos superiores sobre los inferiores. En una oclusión considerada normal, los incisivos superiores cubren aproximadamente un tercio de la altura de los incisivos inferiores. Cuando esta cobertura excede dicho rango, se diagnostica una sobremordida aumentada o profunda.
Este tipo de maloclusión es de particular interés en la odontología moderna debido a su alta prevalencia y a las implicaciones funcionales y estéticas que conlleva. Una sobremordida no tratada puede derivar en problemas como desgaste dental prematuro, trastornos temporomandibulares, dificultades en la función masticatoria y alteraciones fonéticas, subrayando la importancia de su diagnóstico y manejo oportuno.
La sobremordida se evalúa considerando dos dimensiones clave:
La sobremordida también puede clasificarse según su severidad en leve, moderada o severa, y puede ser esquelética (relacionada con el crecimiento maxilofacial) o dentoalveolar (relacionada con la posición de los dientes). Además, se distingue entre sobremordida abierta (cuando hay falta de contacto entre los dientes anteriores) y profunda (cuando los incisivos superiores cubren completamente a los inferiores).
La sobremordida se desarrolla como resultado de una interacción compleja entre factores genéticos, hábitos orales y patrones de crecimiento craneofacial. Biológicamente, una sobremordida profunda puede asociarse a una rotación mandibular anterior, con una disminución del ángulo mandibular y un plano oclusal inclinado. Estos cambios morfológicos condicionan una mayor intrusión de los incisivos inferiores o una extrusión de los superiores, alterando la relación maxilomandibular.
Desde el punto de vista funcional, una sobremordida pronunciada puede generar desequilibrios oclusales, sobrecarga articular y adaptaciones musculares compensatorias. A nivel periodontal, la presión excesiva en los dientes anteriores puede inducir recesiones gingivales, movilidad dental y lesiones cervicales no cariosas.
Estudios recientes de imagen cefalométrica y tomografía volumétrica han permitido una caracterización tridimensional más precisa de las sobremordidas, facilitando la planificación ortodóncica individualizada. Asimismo, investigaciones actuales analizan la expresión de biomarcadores periodontales y musculares en pacientes con sobremordida severa, con el fin de comprender mejor sus bases fisiopatológicas.
El diagnóstico de la sobremordida incluye una combinación de exploración clínica, fotografías intraorales, modelos digitales y estudios radiográficos. Se utilizan herramientas como la cefalometría lateral para cuantificar el ángulo interincisal y la relación esqueletal. En casos complejos, la evaluación del área articular mediante resonancia magnética o CBCT es crucial para descartar alteraciones temporomandibulares asociadas.
Las opciones terapéuticas varían según la etiología, edad del paciente y grado de severidad. En niños y adolescentes, los tratamientos ortopédicos funcionales como el uso de placas activas, retenedores modificados o tracción extraoral pueden guiar el crecimiento maxilofacial. En adultos, se recurre a aparatología fija con anclaje convencional o anclaje esquelético (minitornillos o microimplantes) para controlar movimientos dentarios verticales. En sobremordidas severas de origen esquelético, la cirugía ortognática puede ser necesaria para armonizar la arquitectura facial.
Durante el tratamiento, es fundamental mantener una adecuada salud periodontal y control de hábitos para prevenir recidivas. La retención post-tratamiento juega un papel determinante, empleándose retenedores fijos linguales o removibles tipo Essix, según las necesidades individuales.
La ortodoncia moderna ha incorporado tecnologías digitales que optimizan el diagnóstico y tratamiento de la sobremordida. La planificación asistida por software CAD/CAM permite simular movimientos dentarios en tres dimensiones y prever posibles colisiones o interferencias. Además, los alineadores transparentes han demostrado eficacia en el manejo de sobremordidas leves a moderadas, gracias a su capacidad de realizar movimientos verticales mediante accesorios auxiliares.
El anclaje esquelético transitorio ha revolucionado el control vertical en ortodoncia, permitiendo la intrusión selectiva de incisivos o molares con mínima dependencia de la cooperación del paciente. Paralelamente, la investigación en biomateriales ha introducido nuevos arcos termodinámicos y sistemas de baja fricción que favorecen movimientos más eficientes y fisiológicos.
En el ámbito interdisciplinar, la colaboración entre ortodoncistas, cirujanos maxilofaciales y fisioterapeutas craneomandibulares ha mejorado el abordaje integral de los casos complejos. Asimismo, las tendencias actuales apuntan a un enfoque basado en la evidencia, incorporando algoritmos de inteligencia artificial para predecir resultados y personalizar intervenciones terapéuticas.
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