Recesión gingival

La recesión gingival es una condición periodontal en la cual el margen de la encía se desplaza en dirección apical (hacia la raíz del diente) con respecto a su posición normal en la unión cemento-esmalte, dejando expuesta parte de la superficie radicular al medio bucal​. En otras palabras, el tejido gingival que normalmente cubre la base de la corona dental se retrae, descubriendo la raíz del diente. Esta situación también se conoce coloquialmente como retracción de encías. Desde un punto de vista clínico, la recesión gingival implica una pérdida de tejido de la encía y a menudo va acompañada de una reducción de los tejidos de soporte del diente (ligamento periodontal y hueso alveolar), aunque puede ocurrir con o sin pérdida ósea concomitante​.

La recesión gingival tiene relevancia tanto estética como funcional. Suele manifestarse en forma de “dientes más largos” por la exposición radicular, pudiendo generar preocupación cosmética en el paciente. Además, las raíces expuestas son vulnerables a la caries radicular y a la abrasión, y frecuentemente producen sensibilidad dental al frío, calor o tacto. Es un hallazgo común que aumenta con la edad: se estima que es prevalente en adultos mayores (prácticamente todos los mayores de 50 años presentan al menos un sitio con recesión), aunque no forma parte del envejecimiento normal inevitable. Puede aparecer incluso en adolescentes o adultos jóvenes si existen factores predisponentes. De hecho, estudios epidemiológicos indican que la recesión gingival es común en poblaciones de mediana edad y se incrementa significativamente después de la quinta década de vida, lo que llevó a proponer que podría estar vinculada al envejecimiento, aunque no se considera un proceso estrictamente fisiológico​. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., la retracción de encías es frecuente en adultos mayores, y si bien “toda una vida cepillándose los dientes con demasiada fuerza puede causar que las encías se retraigan”, la causa más común son las enfermedades periodontales​.

Componentes y características principales

Anatómicamente, la recesión gingival involucra varios componentes del periodonto. La encía marginal (o libre) es la porción de encía que rodea al diente y normalmente termina a nivel de la unión cemento-esmalte (UCE), que es el límite entre la corona y la raíz dental. Por debajo de este borde se encuentra la encía adherida (insertada) unida firmemente al hueso subyacente, la cual termina en la unión mucogingival (línea que separa la encía queratinizada de la mucosa alveolar móvil). En condiciones saludables, la encía cubre la raíz del diente hasta la UCE y existe una franja de encía queratinizada adherida. En la recesión gingival, el margen de la encía migra apicalmente por debajo de la UCE, dejando descubierta la superficie radicular. Si la retracción es leve, todavía puede quedar encía adherida cubriendo parte de la raíz; pero si la recesión supera la unión mucogingival, la mucosa oral móvil pasa a estar directamente contra la raíz dental, sin encía adherida remanente en esa zona. La magnitud de la recesión se mide clínicamente en milímetros, desde la UCE hasta el nuevo margen gingival apical. Es importante distinguir que la pérdida de inserción clínica total de un diente incluye tanto la recesión (encía perdida) como la profundidad de sondaje periodontal (despegamiento interno alrededor del diente)​. Un diente puede tener una recesión gingival evidente pero sondaje normal (si no hay bolsa periodontal), o viceversa; en ambos casos hay pérdida de inserción, pero su manejo clínico difiere.

La recesión gingival puede presentarse de forma localizada (afectando a uno o pocos dientes) o generalizada en toda la boca, dependiendo de la distribución de los factores causales. Asimismo, la morfología del defecto puede variar: hay recesiones estrechas y alargadas en forma de “V”, y otras más amplias en forma de “U” que exponen una zona radicular más ancha. Estas características morfológicas clásicamente se describieron con la clasificación de Sullivan y Atkins, que tipificó las recesiones en cuatro categorías descriptivas: superficial-estrecha, superficial-ancha, profunda-estrecha y profunda-ancha​. Más utilizada en la práctica clínica es la clasificación de Miller (1985), que categoriza la recesión marginal en cuatro clases según su extensión y la condición del tejido interproximal. En la Clase I de Miller, la recesión no se extiende hasta la unión mucogingival y no hay pérdida ósea ni de papila interdental asociada. La Clase II describe una recesión que sí supera la unión mucogingival pero sin afectación interproximal (los tejidos de las papilas siguen intactos en altura). La Clase III implica una recesión que sobrepasa la unión mucogingival con pérdida de inserción o de altura ósea interdental adyacente al diente afectado; aunque parte de la papila aún puede cubrir la raíz, hay una merma interproximal que limita el potencial de recubrimiento completo. Por último, la Clase IV corresponde a una recesión extensa más allá de la línea mucogingival con destrucción ósea y de tejidos blandos interdentales severa, dejando espacios interproximales abiertos​. Esta clasificación orienta el pronóstico y la elección terapéutica, pues las recesiones Clase I y II suelen ser completamente cubribles mediante cirugía periodontal plástica, mientras que los casos Clase III tienen un pronóstico reservado de cobertura parcial y los Clase IV generalmente no son susceptibles de recubrimiento radicular completo.

En años recientes, con el avance en el entendimiento de estos defectos, se han propuesto sistemas de clasificación más integrales. Una de ellas enfatiza la condición del tejido interproximal para definir el tipo de recesión, dado que la presencia de pérdida ósea entre dientes es determinante en los resultados estéticos. En 2011, Cairo y cols. introdujeron una clasificación por Tipos de Recesión (RT): RT1 corresponde a recesiones sin pérdida de inserción interproximal (equivalente a Miller I o II en un sentido amplio); RT2 abarca recesiones donde ya existe pérdida de inserción/baja de altura interproximal, pero en grado igual o menor que la pérdida de inserción en la cara vestibular expuesta; RT3 implica que la pérdida de inserción interproximal es mayor que la vestibular, reflejando destrucción periodontal más avanzada en la zona interdentaria​. Este sistema ha demostrado ser más preciso y reproducible para describir defectos complejos y predecir la posibilidad de cubrir la raíz expuesta​. Junto con esta nueva clasificación, la periodoncia contemporánea ha introducido el concepto de “fenotipo periodontal” (antes denominado biotipo gingival) para describir las características del grosor gingival y la morfología ósea del paciente, ya que un fenotipo fino vs. grueso influye tanto en la predisposición a desarrollar recesión como en la elección de la técnica de tratamiento. En suma, las características principales de la recesión gingival incluyen la ubicación del margen gingival respecto a las estructuras anatómicas (UCE y unión mucogingival), la extensión de raíz expuesta, el estado de los tejidos interproximales y el fenotipo gingival del paciente, todos factores que el clínico debe evaluar al diagnosticar y planificar el manejo de este trastorno.

Principios biológicos y científicos fundamentales

Bajo la recesión gingival subyacen mecanismos biológicos relacionados con la salud periodontal, la respuesta inflamatoria y factores mecánicos. Un principio fundamental es que la encía está estrechamente ligada al hueso alveolar subyacente: en condiciones normales, el margen gingival suele ubicarse aproximadamente a 1-2 mm por encima de la cresta ósea, manteniendo el llamado espacio biológico de inserción (epitelio de unión más tejido conectivo insertado al diente). Si ocurre una pérdida ósea o de inserción periodontal (como en la periodontitis), la encía tiende con el tiempo a migrar para restablecer ese espacio biológico, dando lugar a recesión. Por ello, la recesión gingival puede considerarse un signo clínico de pérdida de inserción periodontal y con frecuencia se asocia a enfermedad periodontal avanzada. De hecho, la gingivitis (inflamación superficial de la encía) por sí sola suele manifestarse con sangrado e inflamación sin desplazamiento del margen; pero cuando la inflamación progresa a periodontitis e involucra destrucción del ligamento periodontal y hueso de soporte, el tejido gingival pierde apoyo y tiende a retraerse apicalmente. En fases activas de periodontitis puede no apreciarse inmediatamente la recesión debido a la presencia de inflamación y edema (la encía inflamada puede permanecer alta a pesar de la pérdida ósea subyacente). Sin embargo, tras el tratamiento periodontal o al resolverse la inflamación, es común observar recesión post-terapéutica como resultado de la reducción del edema y la adaptación de la encía a un nivel de inserción ahora más apical. Por lo tanto, existe una componente inflamatoria-crónica: la placa bacteriana induce una respuesta inmune en la encía; si esta inflamación persiste, las fibras colágenas del tejido periodontal se destruyen y el epitelio de la bolsa periodontal se prolonga apicalmente. En encías de grosor muy delgado, el proceso inflamatorio puede generar perforación del tejido conectivo, uniendo el epitelio del surco con el epitelio oral externo y sustituyendo áreas de conectivo por epitelio​, lo que debilita la encía marginal y facilita su retracción. Una vez ocurrida la pérdida de inserción, la encía se reposiciona más abajo, exponiendo la raíz. En suma, desde el punto de vista biopatológico, la recesión gingival en contextos de enfermedad periodontal refleja la historia de inflamación crónica y destrucción de los tejidos de soporte.

No obstante, la recesión gingival no siempre implica periodontitis activa; puede presentarse en sitios con encías clínicamente sanas pero que han sufrido microtraumas repetidos o presentan condiciones anatómicas desfavorables. Uno de los mecanismos no inflamatorios más comunes es el trauma por cepillado dental. El cepillado vigoroso con técnica inadecuada (p. ej., movimientos horizontales bruscos) o con cepillos de cerdas duras puede erosionar gradualmente el margen gingival o provocar su inflamación crónica leve, llevando con el tiempo a recesión mecánica. Aunque la literatura científica no es totalmente concluyente respecto a la asociación entre cepillado y recesión –una revisión sistemática no halló evidencia firme de que el cepillado por sí solo cause recesión generalizada​– sí se ha observado que ciertos hábitos aumentan el riesgo: por ejemplo, el uso prolongado de cepillos duros y la técnica horizontal se han correlacionado con mayor prevalencia de recesiones localizadas​. En la práctica clínica, es común encontrar recesión en pacientes con muy buena higiene oral pero que aplican fuerza excesiva al cepillarse, especialmente en sectores anteriores o caninos donde la curvatura radicular puede predisponer a lesiones de cepillado. Además del cepillado, otros hábitos de higiene mal ejecutados pueden dañar la encía: un uso incorrecto del hilo dental (clavándolo con fuerza en la papila) puede cortar el tejido y causar recesión interdental con el tiempo​.

Los factores anatómicos y genéticos también juegan un papel crucial en la etiopatogenia de la recesión gingival. Individuos con un biotipo gingival fino (encías delgadas y festoneadas, con tabla ósea vestibular delgada) tienen mayor tendencia a la recesión, dado que un grosor menor de encía tolera peor la agresión de la placa o del cepillado. En encías delgadas, frente a una inflamación, es más probable que ocurra recesión que formación de bolsa periodontal, a diferencia de los biotipos gruesos donde la encía resistente tiende a formar bolsas antes que retraerse. Asimismo, la cantidad de encía queratinizada insertada importa: por años se consideró que una banda de encía queratinizada insuficiente (menor a 2 mm) predisponía a la recesión; si bien estudios posteriores han demostrado que es posible mantener la salud periodontal con encías muy reducidas siempre que haya excelente higiene, una encía insertada mínima puede ser menos resistente a la fricción y a la inflamación. La presencia de dehiscencias óseas (defectos en la pared ósea vestibular del diente) es otro factor predisponente importante: si la raíz dental carece de cobertura ósea en su porción coronal debido a la anatomía, la encía sobre esa área está sostenida solo por tejido conectivo; cualquier inflamación o trauma en dicha zona sin soporte óseo tenderá a producir recesión rápidamente. Este es el caso típico de dientes mal posicionados hacia fuera del arco (posición muy vestibular) o con prominencia radicular: la tabla ósea facial es muy delgada o inexistente, y la encía, delicada y vulnerable, puede retraerse ante mínimos insultos. Un frenillo insertado alto cerca del margen gingival también puede contribuir: la tracción constante de un frenillo muscular (por ejemplo, el frenillo labial mandibular) tira de la encía marginal hacia abajo, especialmente si la encía adherida es escasa, favoreciendo la recesión en la zona de inserción del frenillo. De igual modo, fuerzas oclusales anormales (trauma oclusal) se han implicado en la recesión: el bruxismo o apretamiento dental excesivo podría agravar la pérdida ósea marginal y propiciar recesión en algunos casos, aunque su papel es secundario comparado con la placa bacteriana.

Entre los factores sistémicos y ambientales, destaca el tabaquismo. Fumar no solo altera la respuesta inflamatoria periodontal y retrasa la cicatrización, sino que la nicotina causa vasoconstricción de los capilares gingivales, pudiendo enmascarar el sangrado pero contribuyendo silenciosamente a la degradación tisular. Los fumadores presentan más recesiones gingivales en promedio, y además el tabaco compromete el éxito de las terapias de recubrimiento radicular​. El consumo de tabaco sin humo (tabaco de mascar) causa un daño químico-crónico directo en la encía donde se coloca, provocando recesión localizada en el vestíbulo en contacto con el tabaco. Factores nutricionales como la deficiencia de vitamina C (escorbuto) históricamente se asocian a encías ulceradas y retracción gingival, debido a la alteración en la síntesis de colágeno. Algunas enfermedades sistémicas (diabetes no controlada, inmunosupresión) pueden agravar la inflamación periodontal y la destrucción de tejidos de soporte, aumentando el riesgo de recesión. Incluso ciertos casos raros, como secuelas de gingivitis necrosante severa (p. ej., angina de Vincent o GUNA), cursan con pérdida abrupta de encía y papilas que dejan secuelas permanentes de recesión. En resumen, la recesión gingival es una condición de etiología multifactorial: típicamente resulta de la combinación de inflamación crónica por placa bacteriana (gingivitis/periodontitis) y microtraumas mecánicos repetidos, sobre un sustrato anatómico susceptible (encía fina, poca inserción, dehiscencias) potenciado por hábitos o condiciones sistémicas adversas. El entendimiento de estos principios biológicos es esencial para abordar correctamente su prevención y tratamiento.

Procedimientos clínicos asociados

Diagnóstico

La identificación de la recesión gingival se realiza mediante examen clínico periodontal. El dentista o periodoncista inspecciona visualmente la línea gingival de cada diente, detectando áreas donde la raíz esté expuesta. Se utiliza una sonda periodontal milimetrada para medir la distancia desde la unión cemento-esmalte hasta el margen gingival en los sitios afectados, cuantificando en milímetros la recesión. Es importante registrar también la profundidad de sondaje periodontal en esos dientes para evaluar si existe bolsa periodontal adicional o solo retracción; este conjunto de mediciones permite calcular la pérdida de inserción clínica total. Durante la evaluación se anotan otros hallazgos relevantes, como la presencia de placa bacteriana o cálculo en la raíz expuesta, el grosor de la encía circundante (biotipo gingival), la posición del diente en el arco (si está malposicionado o en versión que explique la recesión) y la inserción de frenillos adyacentes. Con estos datos, el clínico puede determinar la causa probable (por ejemplo, recesión asociada a cepillado traumático en caninos con encía fina, versus recesión generalizada por periodontitis) y clasificar la severidad de cada caso. Las clasificaciones antes descritas (Miller, Cairo) forman parte del diagnóstico periodontal: por ejemplo, registrar una recesión Clase I de Miller en el canino superior derecho, de 3 mm de altura, ancho estrecho, fenotipo delgado. A menudo se toman fotografías clínicas y modelos de estudio o escaneos digitales para documentar la recesión y monitorear su progresión o evaluar los resultados tras el tratamiento.

Tratamiento no quirúrgico (conservador)

Ante un diagnóstico de recesión gingival, el primer paso es abordar los factores etiológicos. Si la recesión está asociada a inflamación periodontal activa, se instaura un tratamiento periodontal básico: profilaxis y raspado radicular para eliminar placa bacteriana, cálculo y toxinas de la superficie dental, promoviendo la salud de la encía. El control riguroso de la placa es fundamental; se refuerzan las instrucciones de higiene oral con el paciente, enseñando una técnica de cepillado suave (por ejemplo, técnica de Bass modificada u otra indicada según el caso) y uso adecuado de hilo dental o cepillos interproximales, a fin de evitar traumatismos adicionales. En casos donde el cepillado agresivo fue identificado como factor, se recomienda el uso de cepillos de cerdas suaves o extra-suaves y moderar la fuerza, incluso considerándose dispositivos eléctricos con sensor de presión para evitar la fricción excesiva. Junto a ello, si el paciente tiene hábitos nocivos (como clavar objetos en la encía, morderse las uñas, fumar tabaco, etc.), se aconseja eliminarlos. Cuando la sensibilidad dentinaria es el principal problema derivado de la recesión, se pueden aplicar agentes desensibilizantes sobre las raíces expuestas (barnices de flúor, nitrato de potasio, oxalatos, etc.) o recomendar dentífricos especiales para dientes sensibles, los cuales ayudan a ocluir los túbulos dentinarios y reducir las molestias. Si hay caries radiculares presentes, se procede a su eliminación y restauración con resinas compuestas u otros materiales adecuados. Algunas recesiones vienen acompañadas de lesiones cervicales no cariosas (como abrasiones o erosiones en forma de “cuña” en el cuello dental); en tales casos, puede valorarse la colocación de una restauración adhesiva para proteger la zona y mejorar la estética, aunque esto suele planificarse en conjunto con posibles intervenciones quirúrgicas posteriores. Es importante destacar que no todas las recesiones requieren tratamiento quirúrgico inmediato; si la causa se controla y el paciente no presenta queja estética o de sensibilidad, una actitud conservadora de observación y mantenimiento periódico es razonable, vigilando que la recesión no progrese.

Tratamiento quirúrgico (cirugía mucogingival)

Cuando la recesión gingival compromete la estética de la sonrisa, produce gran sensibilidad que no cede con medidas tópicas, o bien progresa pese al control de placa, puede estar indicada la corrección quirúrgica. Las cirugías mucogingivales (o cirugías plásticas periodontales) engloban un conjunto de técnicas destinadas a corregir defectos de la encía en cuanto a su forma, posición o cantidad de tejido, incluyendo el recubrimiento de raíces expuestas. El objetivo principal de estos procedimientos es lograr que la raíz vuelva a estar cubierta por encía saludable, restaurando la apariencia natural y protegiendo el diente. Existen múltiples técnicas descritas, cuya elección depende del tipo y clase de recesión, del fenotipo gingival y de las preferencias/experiencia del clínico. En casos favorables (recesiones Clase I o II, tejido interdental intacto y mucosa flexible), una de las técnicas más empleadas es el colgajo desplazado coronalmente (también llamado injerto pediculado coronal). Consiste en un delicado reposicionamiento de la encía adyacente: se realiza un despegamiento parcial de la encía cercana al defecto y se estira o avanza hacia la corona, cubriendo la raíz expuesta, para luego suturarla en una posición más coronal. Esta técnica suele combinarse con el uso de un injerto de tejido conectivo subepitelial tomado del paladar del propio paciente, que se coloca bajo el colgajo avanzado. La combinación colgajo coronal + injerto conectivo se considera actualmente el “estándar de oro” para cubrir recesiones unitarias, ya que ofrece altos porcentajes de recubrimiento radicular completo y un resultado de tejido grueso y estable en el tiempo. Para defectos múltiples adyacentes en una misma arcada (p. ej., varias recesiones en los incisivos frontales), se han desarrollado enfoques que permitan tratarlos en una sola intervención: el colgajo avanzado múltiple extendido o técnicas de túnel subepitelial. En la técnica de túnel, se realiza un acceso mínimo sin incisiones verticales visibles, separando un túnel bajo la encía de todos los dientes afectados, a través del cual se inserta un injerto de tejido conectivo que cubre las raíces; luego la encía se desplaza conjuntamente hacia coronal. Esta técnica minimiza la morbilidad y evita cicatrices visibles, siendo muy estética. Otra opción clásica es el injerto gingival libre (injerto de encía autógeno) tomado del paladar: se coloca un pedazo de encía queratinizada de la zona donante directamente sobre la zona de recesión, fijándolo con suturas. Este método aumenta la encía adherida y cubre la raíz parcialmente; si bien es útil para crear encía donde casi no había (indicada en recesiones amplias con encía muy escasa), su resultado estético es inferior (el injerto puede quedar de color diferente) y hoy en día se prefiere el injerto conectivo subepitelial por razones estéticas. En casos de recesiones interproximales amplias o pérdida papilar concomitante, pueden emplearse técnicas combinadas de regeneración, utilizando membranas de regeneración tisular guiada colocadas bajo colgajos para intentar regenerar el soporte perdido junto con el recubrimiento de la encía, aunque el éxito es variable. Un aspecto crítico en todas estas cirugías es la liberación adecuada de la encía para que pueda moverse coronalmente sin tensión y la inmovilización con suturas finas, permitiendo que el coágulo se estabilice sobre la raíz para la reinserción de nuevas fibras.

En la última década se han introducido también nuevos materiales y métodos para el tratamiento quirúrgico de la recesión gingival, buscando reducir la invasividad y evitar la necesidad de un sitio donante en el paladar. Por ejemplo, están disponibles matrices dérmicas acelulares de origen humano (dermis procesada) y matrices de colágeno porcina que pueden usarse en lugar del injerto conectivo autólogo. Estas matrices se suturan bajo un colgajo mucogingival como sustitutos del tejido, sirviendo de andamiaje para la repoblación celular del paciente. Si bien los porcentajes de cobertura radicular con estas alternativas suelen ser ligeramente menores que con el tejido propio, ofrecen la ventaja de evitar una segunda herida quirúrgica y disminuyen el dolor postoperatorio, por lo que son una opción valiosa cuando el paciente no desea o no puede aportar un injerto conectivo​. Asimismo, se ha investigado el uso de agentes bioactivos para mejorar la regeneración periodontal en la zona de recesión. Un ejemplo es la aplicación de derivados de la matriz del esmalte (como la amelogenina derivada de proteína de esmalte, comercialmente EMDOGAIN), que se coloca sobre la raíz expuesta antes de reposicionar la encía, con la intención de estimular la formación de nuevo ligamento periodontal y hueso, favoreciendo un reinsertado más auténtico. También se han empleado concentrados plaquetarios autólogos (como el plasma rico en plaquetas PRP o plasma rico en fibrina PRF) que liberan factores de crecimiento para acelerar la cicatrización y potencialmente mejorar la integración del injerto. Para recesiones asociadas a lesiones cervicales no cariosas profundas, puede ser necesaria una combinación restauradora-quirúrgica: primero, realizar un recubrimiento radicular mediante injerto y colgajo, y posteriormente restaurar el defecto remanente con resina; o a la inversa, restaurar antes el soporte y luego cubrir con encía, logrando así un resultado armónico entre diente y encía​.

El cuidado postoperatorio tras la cirugía mucogingival es esencial para el éxito. Se indica al paciente mantener una higiene rigurosa pero suave (muchas veces se evita el cepillado directo de la zona operada por 2 semanas, usando enjuagues antibacterianos como la clorhexidina en su lugar). Las suturas se retiran usualmente a los 10-14 días y se evalúa la cicatrización. Es normal cierto grado de inflamación o incluso moretones en las primeras semanas. A largo plazo, el mantenimiento periodontal profesional periódico (limpiezas) y el excelente control de placa en casa son críticos para conservar el resultado, ya que la acumulación de placa podría inducir inflamación y recaída de la recesión. Del mismo modo, se enfatiza en evitar reanudar hábitos traumáticos (el paciente debe continuar con la técnica de cepillado atraumática permanentemente). Con el tratamiento adecuado, las recesiones gingivales pueden ser estabilizadas o cubiertas, mejorando la salud periodontal y la calidad de vida del paciente (menos sensibilidad y mejor estética).

Avances e innovaciones actuales

En el campo de la periodoncia, la comprensión y abordaje de la recesión gingival han evolucionado considerablemente. Un avance destacado fue la ya mencionada redefinición de las clasificaciones de recesión en el marco del Taller Mundial de 2017 de la Federación Europea y la Academia Americana de Periodoncia. En esa nueva clasificación global se incorporó el sistema de Recession Type (RT) de Cairo, enfatizando la evaluación de la pérdida de inserción interproximal para un mejor pronóstico, y se recomendó sustituir el término biotipo por fenotipo periodontal para describir de forma más precisa las características gingivales de cada paciente​. Esto refleja una tendencia científica hacia una caracterización más personalizada del riesgo: hoy se reconoce que pacientes con fenotipo delgado requieren un enfoque preventivo especial para evitar la recesión (p. ej., controles más frecuentes, técnicas de cepillado menos abrasivas), y que los resultados de ciertas técnicas quirúrgicas dependen en parte de esos factores individuales. Actualmente, existen métodos objetivos para medir el grosor gingival, como sondas periodontales con marcas especiales o incluso el uso de scanner intraoral/CBCT para evaluar la dimensión del tejido y hueso, lo que ayuda a planificar mejor las cirugías mucogingivales.

Otra área de innovación son las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas. En años recientes se popularizó la denominada Técnica de Pinhole (Pinhole Surgical Technique), un método en el cual mediante un pequeño orificio en la encía (en vez de incisiones amplias) se introducen instrumentos especiales para desinsertar el tejido y avanzar la encía sobre la raíz expuesta. Esta técnica, desarrollada en la década de 2010, promete resultados estéticos sin suturas visibles y con menor morbilidad, aunque requiere destreza y su evidencia a largo plazo aún se está acumulando. De manera similar, técnicas como VISTA (Vertical Incision Subperiosteal Tunnel Access) representan enfoques microquirúrgicos que buscan minimizar el trauma quirúrgico al acceder y liberar el tejido subepitelialmente. La microcirugía periodontal, apoyada en magnificación con lupas o microscopio quirúrgico e hilos de sutura ultra finos, ha mejorado la precisión en estos procedimientos, permitiendo una adaptación más exacta de los injertos y colgajos, lo que redunda en cicatrices prácticamente imperceptibles y mejores porcentajes de recubrimiento radicular. Por otra parte, se está investigando el papel de las terapias láser en el manejo de las recesiones: los láseres de diodo o erbio se han empleado para realizar frenectomías (eliminación de frenillos que causan tracción) de forma menos invasiva y para descontaminar superficies radiculares antes de un injerto, aunque como complemento más que como sustituto de la cirugía convencional.

En el ámbito de la regeneración, las terapias con células madre y bioingeniería de tejidos representan la frontera de la investigación. Estudios experimentales exploran la posibilidad de cultivar tejidos gingivales equivalentes en el laboratorio a partir de fibroblastos del paciente, o el uso de andamios tridimensionales impregnados con factores de crecimiento que induzcan la regeneración de encía y ligamento periodontal perdido. Si bien estos enfoques aún no están disponibles en la clínica diaria, en el futuro podrían ofrecer soluciones para regenerar tejidos periodontales sin necesidad de injertos autólogos. Del mismo modo, la genética y la proteómica están siendo aplicadas para entender la susceptibilidad individual a la recesión: se buscan marcadores genéticos o moleculares que identifiquen a pacientes con mayor riesgo de retracción gingival, lo que podría permitir intervenciones preventivas tempranas (por ejemplo, un paciente genéticamente predispuesto podría recibir recubrimientos profilácticos de encía en áreas vulnerables antes de que ocurra la recesión).

En cuanto a la evidencia científica actual, las revisiones sistemáticas y metaanálisis continúan refinando las recomendaciones de tratamiento. Por ejemplo, las investigaciones confirman que, en general, los procedimientos con injerto de tejido conectivo ofrecen los resultados más predecibles y estables en cobertura radicular, alcanzando cobertura completa en un alto porcentaje de sitios Clase I y II​. Al mismo tiempo, se están evaluando las alternativas menos invasivas: estudios recientes muestran mejoras en los diseños de matrices de colágeno para imitar mejor las propiedades del tejido gingival, y ensayos clínicos reportan resultados cada vez más cercanos a los del injerto autólogo, expandiendo las opciones para pacientes reticentes a la cirugía tradicional. También se investigan protocolos combinados, como el uso simultáneo de factores de crecimiento derivados de plaquetas con injertos, que han mostrado acelerar la maduración del tejido y la recuperación postoperatoria.

Por último, desde una perspectiva de salud pública y prevención, organizaciones internacionales están haciendo hincapié en la concienciación y educación sobre las enfermedades periodontales para reducir la incidencia de recesión gingival. La Federación Dental Internacional (FDI), por ejemplo, ha lanzado iniciativas globales para promover la salud periodontal​, insistiendo en la detección temprana de problemas gingivales en la atención primaria odontológica. Se promueve que los dentistas informen a los pacientes sobre la técnica de cepillado apropiada y los riesgos de la recesión, especialmente en poblaciones jóvenes, de modo que la incidencia de recesiones inducidas por trauma se minimice. La tendencia moderna es abordar la recesión gingival de forma integral: combinando la terapia clínica basada en la evidencia con la gestión de factores de riesgo y la educación del paciente. De este modo, el manejo de la recesión no solo implica “cubrir raíces expuestas”, sino mantener la salud periodontal a largo plazo.

En conclusión, la recesión gingival es un desafío común en odontología que refleja la interacción compleja entre factores biológicos (inflamación, anatomía periodontal) y conductuales. Afortunadamente, gracias a los avances científicos y clínicos, hoy se dispone de un arsenal de técnicas efectivas para diagnosticar, prevenir y tratar la recesión con alto grado de éxito, devolviendo función, salud y estética a los tejidos gingivales. Como en muchos aspectos de la odontología, la prevención y la intervención temprana siguen siendo la mejor estrategia: preservar la encía es preservar el soporte fundamental de los dientes, clave para una sonrisa saludable de por vida.​

Dr Ismael Cerezo Director Médico Grupo Cleardent
Director Médico
El Dr. Cerezo, director médico de Clínicas Cleardent, es reconocido por su compromiso con la excelencia en implantología y cirugía oral. Con una destacada experiencia internacional en técnicas avanzadas, lidera un equipo que ofrece tratamientos de vanguardia, priorizando la salud y satisfacción del paciente. Su formación en cirugía guiada, carga inmediata y regeneración ósea le permite ofrecer soluciones integrales y de alta calidad, posicionando a Cleardent como referente en el sector odontológico.

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