29 mayo 2025

Aparato para ensanchar el paladar: Guía completa

¿Qué es un aparato para ensanchar el paladar? Soy ortodoncista y a lo largo de los años muchos padres me han preguntado en qué consiste el famoso aparato para ensanchar el paladar. Se trata de un dispositivo de ortodoncia infantil diseñado para ensanchar gradualmente el paladar (expansor palatino o disyuntor maxilar) cuando este es demasiado […]

¿Qué es un aparato para ensanchar el paladar?

Soy ortodoncista y a lo largo de los años muchos padres me han preguntado en qué consiste el famoso aparato para ensanchar el paladar. Se trata de un dispositivo de ortodoncia infantil diseñado para ensanchar gradualmente el paladar (expansor palatino o disyuntor maxilar) cuando este es demasiado estrecho. Básicamente, el expansor se fija en la parte superior de la boca (normalmente a los molares superiores) y, mediante un tornillo central, va separando lentamente ambos lados del paladar. Con esto se crea más espacio en la arcada dental superior, permitiendo que los dientes permanentes se coloquen correctamente y mejorando la mordida del paciente. En otras palabras, es un aparato que “hace sitio” en la boca del niño para corregir problemas de falta de espacio y maloclusión.

Este tipo de tratamiento pertenece a la ortodoncia interceptiva (ortodoncia temprana), que busca corregir problemas óseos del maxilar en niños en crecimiento antes de que sean más graves en la adultez. Por eso, el expansor de paladar se usa principalmente en niños y preadolescentes, aprovechando que la sutura del paladar aún no se ha cerrado por completo. Más adelante veremos la edad recomendada con detalle, pero adelanto que lo ideal es usarlo antes de los 12–13 años de edad (cuanto antes, mejor).

¿Cómo es físicamente un expansor de paladar?

Imagina una pequeña placa metálica (a veces combinada con acrílico) que encaja en el techo de la boca. Tiene un tornillo central con un orificio donde se inserta una llave para activarlo. Al girar esa llave, el tornillo separa las dos mitades del aparato, empujando suavemente los huesos del paladar hacia los lados. El expansor suele anclarse mediante bandas o apoyos en los molares posteriores, de forma que quede fijo en la boca del paciente sin que este pueda quitarlo (también existen modelos removibles, que mencionaré más adelante).

En resumen: un expansor palatino es un aparato ortodóntico que va pegado al paladar y sirve para corregir un paladar estrecho, ampliando la arcada superior de forma controlada y efectiva. Con ello conseguimos mejorar la alineación dental y la mordida, evitar extracciones innecesarias por falta de espacio y, de paso, a menudo mejorar la respiración nasal del paciente.

¿Cuándo se usa un aparato para ensanchar el paladar?

Seguramente te preguntes si tu hijo o hija realmente necesita un expansor de paladar. ¿En qué casos indicamos los ortodoncistas este aparato? La intención de búsqueda principal de quien investiga esto suele ser justamente saber cuándo hace falta usar un expansor y para qué problemas dentales sirve. Como especialista, solo recomiendo un disyuntor palatino cuando está justificado, y las indicaciones típicas son las siguientes:

  • Paladar estrecho u ojival: Esta es la razón principal. Si el maxilar superior del niño es demasiado estrecho o alto, el expansor permitirá corregir esa forma y ensanchar el arco. Un paladar estrecho (atrésico) suele detectarse porque los dientes superiores no encajan bien con los inferiores al morder, y puede deberse a genética o hábitos como chuparse el pulgar o uso prolongado de chupete. El paladar estrecho es la indicación número uno para usar el expansor. Si el paladar tiene un tamaño normal, no necesitamos expandir nada, pero cuando es ojival conviene actuar en la niñez para evitar problemas futuros.
  • Mordida cruzada posterior: Ocurre cuando la arcada superior es más estrecha que la inferior, haciendo que al morder algunos dientes de arriba queden por dentro de los de abajo. La causa suele ser el paladar estrecho, y un expansor puede corregir esta maloclusión transversal al ensanchar el maxilar. Corregir mordidas cruzadas a tiempo con un expansor evita tratamientos ortodónticos más complejos o cirugía en el futuro.
  • Apiñamiento dental (falta de espacio): Si en la radiografía vemos que no hay suficiente espacio para los dientes permanentes (por ejemplo, los colmillos vienen “montados” o hay dientes retenidos), expandir el paladar puede crear espacio extra. Esto previene tener que extraer dientes sanos más adelante por falta de sitio. En mi experiencia, muchos niños con apiñamiento dental se benefician del expansor para que sus dientes definitivos salgan alineados.
  • Dificultad respiratoria o deglución atípica: Algunos niños con paladares muy estrechos presentan respiración oral (respiran por la boca) o problemas al tragar y hablar. Al ensanchar el paladar, aumenta el espacio en las fosas nasales y puede mejorar la respiración nasal y la pronunciación. No todos los casos de roncopatía o apnea infantil se solucionarán con ortopedia, pero un expansor palatino a veces forma parte del tratamiento si el otorrino detecta que el maxilar superior estrecho contribuye a la obstrucción.
  • Mordida abierta anterior (en ciertos casos): Aunque la mordida abierta suele relacionarse más con hábitos linguales, un paladar estrecho con deglución atípica puede influir. Al expandir y corregir la postura de la lengua, algunos casos leves de mordida abierta mejoran. Sin embargo, la indicación clásica del expansor son las mordidas cruzadas y problemas transversales, más que las mordidas abiertas.
  • Tratamiento pre-quirúrgico o complementario: En adolescentes mayores o adultos jóvenes, a veces usamos expansores especiales como parte de un plan más amplio (por ejemplo, previo a una cirugía ortognática o combinado con una máscara facial para problemas de crecimiento). Por ejemplo, en casos de mordida clase III (mandíbula grande) usamos la máscara facial junto con el expansor para estimular el crecimiento hacia adelante del maxilar. También en ortopedia de adultos, el expansor tipo MARPE (que incluye mini-tornillos) puede intentar una expansión ósea cuando el paladar ya está más fusionado, evitando o retrasando una cirugía. De esto hablaré más adelante.

Antes de continuar, quiero enfatizar algo: la edad es clave. Este aparato funciona genial en niños porque la sutura palatina está abierta hasta la pubertad. ¿Cuándo se usa un expansor de paladar? Lo ideal es entre los 6 y 12 años, aproximadamente, aprovechando la etapa de crecimiento. Yo suelo evaluar a los pacientes alrededor de los 7 años; si detecto un paladar estrecho a esa edad, recomiendo expansor temprano para aprovechar al máximo la flexibilidad ósea. Después de los ~14 años el hueso palatino ya está casi osificado y la expansión es mucho más difícil (en adultos, para lograrlo se requiere cirugía en la mayoría de casos). Así que, cuanto antes se trate el paladar estrecho, mejor pronóstico y menos invasivo será.

¿Cómo funciona el expansor de paladar? ¿Cómo se coloca?

Pasemos ahora a la parte práctica: entender cómo se instala este aparato en la boca del paciente y cómo logra ensanchar el maxilar superior. Como ortodoncista, dedico mucho tiempo a explicar esto a los padres antes de comenzar el tratamiento, porque sé que puede sonar un poco aterrador al principio. Voy a describirte el proceso de forma clara y sencilla, tal como se lo explico a mis pacientes.

Colocación del expansor (paso a paso): Primero realizamos un estudio del caso y tomamos registros de la boca del niño. Hacemos moldes o un escaneo intraoral para confeccionar un expansor a medida que encaje perfectamente en su paladar. Una vez listo, colocamos el expansor en la boca: va posicionado en el cielo del paladar y lo fijamos a las muelas superiores con cemento dental (es parecido a colocar brackets, pero con bandas alrededor de las muelas). La cita de colocación es rápida y no duele nada, el niño solo sentirá algo de presión mientras ajustamos el aparato a sus dientes.

Después de cementarlo, enseño a los padres cómo activarlo. El expansor tiene un tornillo con un orificio, y se utiliza una llave especial para girarlo. Por lo general, indico que se gire la llave una vez al día (a veces en días alternos, según el caso). Cada giro es muy pequeño (un cuarto de vuelta) y genera una leve presión en los huesos del paladar. Con cada ajuste, las dos mitades del expansor se separan un poquito, empujando a la vez los lados del maxilar hacia afuera. Así es como “funciona” el expansor: aplicando una fuerza suave y gradual que separa la sutura palatina y ensancha el hueso maxilar.

Al activar el tornillo diariamente, el paladar se va ensanchando milímetro a milímetro. Este proceso se denomina disyunción palatina. Lo maravilloso es que el organismo del niño responde generando nuevo hueso en el espacio que vamos abriendo en la sutura. En otras palabras, el expansor estimula crecimiento óseo: no solo mueve dientes, expande el hueso de forma estable. Por eso, cuando terminemos el tratamiento, el maxilar superior habrá crecido en anchura y habrá ganado espacio de forma permanente para todos los dientes.

expansor palatino

En la fotografía anterior puedes observar un efecto muy típico: la aparición de un pequeño diastema (espacio) entre los incisivos centrales. Muchos padres se asustan al verlo, pero en la clínica siempre les explico que es una señal positiva de que el paladar se está expandiendo correctamente. Ocurre porque al ensanchar el maxilar, los dos incisivos de enfrente se separan un poco. No hay de qué preocuparse: ese espacio luego se corrige solo o con ayuda de la siguiente fase de tratamiento (ya sea con brackets o con un simple retenedor). De hecho, al finalizar la expansión solemos mantener el expansor unos meses sin activarlo o colocar un aparato de retención, para que el nuevo hueso formado se consolide y los resultados se mantengan.

Duración del tratamiento: La fase de activación del expansor –cuando estamos girando el tornillo diariamente– suele durar unas 3 a 4 semanas aproximadamente. A veces incluso menos de un mes es suficiente para lograr la anchura deseada del paladar (cada caso es distinto). En mi experiencia, en torno a 15–20 días de activaciones es lo típico en expansiones rápidas en niños pequeños, y quizá algo más (4–5 semanas) en preadolescentes. Después de esta fase activa, el expansor permanece colocado varios meses más pero ya sin activarlo, cumpliendo una función de contención o mantenimiento. Mantener el aparato fijo sirve para estabilizar el hueso recién formado y evitar que el paladar vuelva a su posición inicial. Suele permanecer unos 6 meses de mantenimiento (a veces hasta 9-12 meses en total desde el inicio). Cada ortodoncista tiene su protocolo; en mi caso suelo dejarlo alrededor de 6 meses tras la última activación antes de retirarlo, y luego colocar un retenedor removible durante otros meses si es necesario.

En total, un tratamiento completo con expansor de paladar puede oscilar entre 6 meses y 1 año de duración, sumando fase activa y fase de retención. Durante ese tiempo, se programan visitas de control periódicas. Al principio suelo ver al paciente semanalmente o cada 15 días mientras activamos, para asegurarme de que todo va bien y hacer ajustes si hiciera falta. Luego las revisiones son mensuales mientras se consolida la expansión.

¿Es doloroso el proceso?

Esta es una de las preguntas más frecuentes de los padres. Puedo asegurar, basándome en la reacción de cientos de niños, que usar un expansor de paladar no suele doler. Los primeros días tras la colocación y en cada activación, el niño notará presión en los dientes y en el paladar, incluso una ligera molestia que describen como “tener congestión” o “picor en la nariz” a veces. Es normal, ya que estamos aplicando fuerza al hueso. Pero no es un dolor agudo, y esa sensación disminuye en pocos minutos u horas. La mayoría de los pacientes se adaptan rápidamente al expansor en unos días. Si hubiera alguna molestia mayor (poco común), se puede dar un analgésico suave como paracetamol y consultar al ortodoncista. En mi práctica casi nunca ha sido necesario medicar, los niños llevan esto mejor de lo que imaginamos.

Además de la presión, ¿qué nota el niño al llevar el expansor? Al principio todos refieren que “sienten algo raro en el paladar”. Es lógico: de repente tienen un aparato ocupando el techo de la boca. Aumenta la salivación los primeros días (fabrican más saliva de lo normal), y puede que hablen un poquito gangoso o con la lengua “torpe” al pronunciar ciertas letras. Les cuesta decir la R o la S perfectamente los primeros días. Pero aquí viene la buena noticia: en cuestión de 3–5 días el niño se acostumbra y habla casi normal, y en unas dos semanas ni se nota que lo lleva puesto. He visto pacientes que el primer día están muy conscientes del aparato, y al cabo de una semana prácticamente se olvidan de que lo llevan. Así de adaptable es la lengua y el cerebro de los peques.

Cuidados durante el tratamiento con expansor

Una vez colocado el expansor, siempre dedico una sesión a explicar los cuidados e higiene necesarios, tanto al niño como a sus padres. Un aparato de ortodoncia fijo requiere unas rutinas especiales para mantenerlo limpio y funcionando bien. Veamos los puntos más importantes:

  • Higiene oral minuciosa: Es fundamental mantener los dientes y el aparato limpios para evitar acumulación de placa bacteriana. Recomiendo cepillar después de cada comida (3 veces al día), usando un cepillo infantil convencional o eléctrico, prestando especial atención a la zona alrededor del expansor y la unión con las encías. Hay que cepillar también el paladar y el tornillo del expansor, pues ahí se pega la comida. A muchos padres les enseño a usar un irrigador de agua (Waterpik) para limpiar debajo del aparato, es muy útil para sacar restos de comida. También sugiero enjuague bucal sin alcohol apto para niños, una vez al día, para mantener las encías sanas (ojo: colutorios con alcohol pueden resecar, mejor evitarlos). Con supervisión y constancia, lograremos que no aparezca ni una caries ni inflamación de encías durante el tratamiento.
  • Alimentación adecuada: El niño puede comer con el expansor puesto, pero hay que hacer algunas adaptaciones de dieta para no despegarlo ni dañarlo. Los primeros días, mientras se acostumbra, mejor alimentos blandos (purés, tortilla, pasta, pescado) porque quizá le cueste masticar cosas duras. Tras esa fase inicial, podrá comer de todo salvo alimentos muy duros o pegajosos. Debemos evitar frutos secos, caramelos duros, chicles y toffees, turrones pegajosos, etc. Cualquier cosa que haya que morder con fuerza (por ejemplo manzanas enteras, zanahorias crudas) conviene trocearla antes. Y cuidado con alimentos que se puedan enredar en el aparato, como carnes fibrosas tipo bistec muy hecho o embutidos con nervio, porque se lían alrededor del tornillo. En general, con sentido común se puede llevar una dieta bastante normal. Pero insisto: nada de chicles ni caramelos masticables durante el tratamiento, porque se pegan al expansor y pueden aflojarlo.
  • Evitar manipulaciones indebidas: He tenido pequeños pacientes muy curiosos que no pueden evitar toquetear el expansor con la lengua (¡o con los dedos!). Hay que explicarles que no deben andar empujándolo ni jugando con él. Tampoco deben morder objetos duros (bolígrafos, juguetes) porque podrían despegar alguna banda. Si el expansor es removible (poco frecuente en niños), obviamente hay que usarlo las horas indicadas y no olvidarlo tirado… pero la mayoría son fijos, así que no hay que preocuparse de quitar y poner.
  • Control de activaciones: Normalmente los padres serán los encargados de girar la llave según las indicaciones que doy. Al principio puede imponer un poco hacer “clic” en el tornillo, pero les enseño en la clínica cómo hacerlo correctamente. Hay que seguir exactamente la pauta (por ejemplo, un giro al día durante 21 días). Si un día se olvidan, no pasa nada grave (el tratamiento se alarga un día más), pero no conviene hacer parones largos sin mi supervisión. La constancia es clave para el éxito: si se activa menos de lo prescrito, el paladar puede no expandir lo suficiente; y si alguien por error girase de más, podría causar molestias innecesarias. Por eso proporcionamos un calendario o tabla de activaciones para que los papás lleven la cuenta.

En caso de cualquier problema con el aparato (si se despega alguna parte, si el niño siente dolor agudo, si no consiguen girar la llave), siempre digo que me llamen de inmediato. No es común, pero si se llegara a despegar una banda de una muela, intentamos que siga colocada como un aparato de quita y pon hasta que puedan venir a la clínica a recementarlo. No intenten pegar nada en casa; si se suelta, se mantiene en su posición si es posible y acudan a consulta. La seguridad y comodidad del paciente es lo primero.

Por último, mencionar que tras retirar el expansor, muchas veces colocamos un retenedor o mantenedor del espacio durante unos meses. Puede ser un aparato removible tipo placa, para que el hueso que se creó no se encoja y los dientes se estabilicen en su nueva posición. Luego, según el caso, se valorará iniciar la fase de ortodoncia correctiva (brackets o alineadores) si aún quedan malposiciones dentales que corregir. En bastantes niños pequeños, el expansor por sí solo resuelve el problema principal y puede que no necesiten más que controles de crecimiento. En otros, será la primera fase antes de una ortodoncia completa en la adolescencia.

Tipos de expansores de paladar (fijo, removible, MARPE)

Hasta ahora me he centrado en describir el expansor fijo tradicional, que es el más usado. Pero conviene saber que no todos los expansores son iguales. Existen distintos tipos y diseños de aparatos para ensanchar el paladar:

  • Expansor fijo con bandas (tipo Hyrax): Es el más común en ortodoncia infantil. Consiste en una estructura metálica con un tornillo central (tipo Hyrax o similar) que se cimenta a las muelas mediante bandas metálicas. Permanece fijo 24 horas al día, lo que garantiza que la expansión es continua y no depende de la colaboración del paciente. Es ideal para expansiones significativas y para niños en dentición mixta o permanente temprana. Ventaja: muy efectivo y no requiere que el niño se acuerde de ponerlo. Desventaja: dificulta ligeramente la higiene y al principio molesta más por ser aparatoso.
  • Expansor removible de acrílico: Es parecido a una placa de quita y pon, fabricada en acrílico, con un tornillo igualmente para expandir. Se usa más raramente en niños, porque requiere mucha colaboración (el paciente debe llevarlo puesto la mayor parte del día). Suelen indicarse en casos leves o en niños muy pequeños en dentición temporal, donde un fijo podría interferir con dientes de leche. Ventaja: al ser removible, se puede retirar para limpiarlo y al comer, facilitando la higiene. Desventaja: si el niño no lo usa el número de horas indicado (mínimo 18 h/día), no cumplirá su función. Por eso hoy en día preferimos los fijos para garantizar el resultado.
  • Expansor asistido por microtornillos (MARPE): Es una variante para pacientes más mayores (adolescentes tardíos o adultos jóvenes). MARPE son las siglas en inglés de Expansión Palatal Rápida Asistida con Miniscrews. En este diseño, el expansor incorpora 4 pequeños tornillos de titanio que se anclan directamente al hueso del paladar. De este modo, la fuerza expansiva se aplica al hueso maxilar más que a los dientes, logrando abrir la sutura palatina incluso cuando está parcialmente fusionada. Se utiliza en chicos/as desde ~13 años hasta 20 y pico, que ya han pasado el punto donde un expansor convencional podría no funcionar. La colocación del MARPE requiere anestesia local en el paladar y se suele hacer con guía digital (tecnología 3D). Ventaja: permite expandir en edades donde un Hyrax tradicional no podría, evitando a veces cirugías mayores. Desventaja: es un procedimiento más invasivo, con tornillos en el hueso, y puede generar algunas molestias los primeros días (aunque en general los pacientes se adaptan bien). La activación suele ser igual (un giro al día) pero normalmente solo durante el primer mes; luego el aparato queda como contención unos 6 meses.

En la práctica diaria, para niños de entre ~6 y 12 años usamos expansores fijos de bandas casi exclusivamente. En niños muy pequeños (4-5 años) con problemas menores, podríamos hacer un aparato removible si es cooperador, pero no es lo habitual. Y para pacientes de 16 años en adelante con paladar estrecho severo, valoramos ya el MARPE o la expansión quirúrgicamente asistida. Cada caso es único: el ortodoncista decidirá el tipo de expansor adecuado según la edad del paciente, su dentición y la magnitud de expansión requerida.

Por cierto, quizás escuches nombres como “Disyuntor de McNamara” o “expansor tipo Haas”. Son simplemente variaciones de expansores: el de McNamara tiene unos acrílicos que cubren las superficies oclusales de los dientes (se usa en niños muy pequeños, con mordida abierta, para controlar la erupción), mientras que el Hyrax (otro nombre común) es todo metálico con bandas y suele usarse en dentición mixta tardía. El disyuntor Haas es similar al Hyrax pero con acrílico tocando el paladar para mayor contacto. En fin, son detalles técnicos; al final todos cumplen la misma función: ensanchar el maxilar. Como profesional, escogeré el modelo que mejor se adapte a las necesidades de tu hijo.

¿Cuánto cuesta un expansor de paladar?

Hablemos de cifras. Muchas familias tienen la duda económica: “¿Cuál es el precio de este aparato y del tratamiento?”. Es natural querer saberlo para planificar. Sin embargo, debo aclarar que el expansor de paladar suele ser parte de un tratamiento ortodóntico más amplio, por lo que raramente se cobra o se usa de manera aislada. Normalmente el coste del expansor está incluido dentro del tratamiento interceptivo en general (que luego puede incluir una fase de brackets). En mi consulta, por ejemplo, si indico un disyuntor es porque forma parte del plan global para corregir la mordida.

Dicho esto, te daré orientaciones de precio: En España, un expansor fijo infantil puede costar en torno a 250–400 € según la clínica. En la nuestra, el precio aproximado es 280 € para el aparato, pero insisto en que ese es el coste del dispositivo en sí; el tratamiento completo interceptivo puede tener un presupuesto mayor al incluir visitas, controles y posibles fases posteriores. En otros países puede variar: por ejemplo, en México un tratamiento con expansor ronda entre $5,000 y $20,000 MXN (unos 250 a 1000 USD al cambio) dependiendo de la severidad del caso y si se requieren otros aparatos luego.

Mi recomendación es que veas este gasto como una inversión en la salud bucodental futura de tu hijo. Al corregir a tiempo el paladar estrecho, a menudo evitamos tratamientos más complejos (y costosos) más adelante, como cirugías ortognáticas o extracciones dentales seguidas de ortodoncia prolongada. Además, muchos centros ofrecen facilidades de pago. No dejes de tratar un paladar estrecho por el costo: habla con tu ortodoncista, seguramente podrán ofrecerte un plan de pagos o alternativas.

También merece la pena mencionar que, en ocasiones, la expansión del paladar puede eliminar la necesidad de poner brackets después, si el problema principal era solo transversal. Imagina que con solo el expansor logras que todos los dientes tengan espacio y encajen bien; ¡te ahorras una ortodoncia completa! (Aunque, sinceramente, en la mayoría de los casos sí habrá una fase 2 con brackets o alineadores para perfeccionar la posición dental).

El precio del expansor es relativamente asequible comparado con otros aparatos. Y cuando forma parte de un tratamiento más grande, piensa que estás adelantando una parte importante de la corrección ortodóntica. Siempre digo: más vale invertir ahora en la sonrisa de tu hijo que pagar las consecuencias de no tratar un problema a tiempo.

Riesgos y consideraciones finales

Para que este artículo sea verdaderamente útil, debo hablarte también de los riesgos o inconvenientes asociados al expansor de paladar. En buenas manos y con un paciente colaborador, es un tratamiento muy seguro y efectivo. Pero, como todo procedimiento, existen consideraciones importantes:

  • Riesgos si no se realiza correctamente: Un expansor mal indicado o mal manejado puede causar problemas. Por eso solo un ortodoncista cualificado debe planificar este tratamiento. Si alguien intenta expandir un paladar que no lo necesita o aplica fuerzas excesivas, podría haber complicaciones: desde molestias en la articulación temporomandibular (mandíbula) hasta alteraciones en la mordida o incluso afectar las raíces de los dientes. Repito, esto no ocurre cuando el tratamiento está bien diagnosticado y controlado – en mi experiencia nunca he tenido un efecto adverso serio – pero es mi deber advertir que no es un aparato para usarse a la ligera o sin supervisión. Siempre acude a un especialista en ortopedia maxilar si crees que tu hijo requiere un expansor.
  • Molestias iniciales: Ya mencionamos que los primeros días hay algunas incomodidades (presión, dificultad para pronunciar, exceso de saliva). Algunos niños también refieren irritación en la lengua o pequeñas rozaduras en el lado de la lengua por contactar con el aparato. Si eso ocurre, se pueden aplicar enjuagues con agua y sal o un gel de ácido hialurónico para mucosas, y suele curar rápido. Las encías a veces se enrojecen un poco alrededor de las bandas si no se cepilla bien, pero con buena higiene se evitan inflamaciones.
  • Fractura o despegado del aparato: En casos raros, una soldadura del expansor podría fracturarse (por un impacto fuerte, por ejemplo) o despegarse una banda. Si el expansor se rompe en medio del tratamiento activo, habría que fabricar uno nuevo y recolocarlo, lo cual alarga el proceso. Por eso cuidarlo y no forzarlo es crucial. Afortunadamente, son aparatos resistentes diseñados para niños, así que esto casi no ocurre si se siguen las recomendaciones (¡tocamos madera!).
  • Apariencia y psicología: A nivel estético, el expansor no se ve por fuera; está dentro de la boca. Así que los niños no suelen acomplejarse por ello. Sin embargo, es normal que al principio algunos se sientan cohibidos al hablar o sonreír hasta que se acostumbran. Aquí el apoyo de los padres es vital: hacerles ver que es algo temporal, que muchos niños lo usan (puedes mostrarles fotos de otros pacientes o incluso buscar juntos “expansor paladar niños” en Internet para que no se sientan solos). La actitud positiva hace una gran diferencia. He tenido pacientes que presumen orgullosos su “aparato mágico” que les va a arreglar la sonrisa.
  • Resultados variables en adultos: En pacientes adultos (ya con crecimiento óseo completado), un expansor convencional no logrará abrir el paladar. Si se intenta ejercer fuerza en un paladar totalmente osificado, los dientes pueden inclinarse pero el hueso no cede, causando una expansión solo dental, insuficiente y potencialmente inestable. Para adultos, la opción es la expansión con asistencia quirúrgica (SARPE), donde un cirujano realiza cortes en el hueso y luego se usa un expansor, o el mencionado MARPE en algunos casos límite. Menciono esto para dejar claro que en pacientes mayores de 16-18 años, un expansor sin cirugía tiene resultados limitados, y no debe forzarse más allá de cierto punto.

Tras abordar los posibles riesgos, quiero tranquilizarte: en niños, el expansor de paladar es un tratamiento muy agradecido. Los peques se adaptan rápido, los cambios se ven en pocas semanas (¡eso emociona mucho tanto a padres como a ellos mismos!), y solucionamos problemas que de adulto hubieran requerido tratamientos invasivos. Como ortodoncista, es de mis aparatos favoritos por el impacto positivo que tiene en la salud y desarrollo facial de los niños. Además, no afecta la autoestima como podrían hacerlo otros aparatos más visibles; al contrario, muchos niños mejoran su confianza al poder respirar mejor y al saber que sus “dientecitos chuecos” tendrán espacio para ordenarse.

Mi consejo final: Si tu ortodoncista te ha sugerido un expansor de paladar para tu hijo, puedes tomar la decisión con tranquilidad. Infórmate, pregunta todas tus dudas (espero que muchas queden resueltas con este artículo), y confía en el proceso. Los beneficios superan con creces a las molestias temporales. Y si aún tienes inquietudes, busca una segunda opinión; pero que sea de otro especialista acreditado.

Como profesional, me encanta ver la cara de sorpresa de los papás al comparar las fotos de antes y después de la expansión: “¡Mira cuánto se ensanchó su sonrisa!”. Es un cambio notable y muy positivo. Y saber que con ello hemos prevenido problemas futuros no tiene precio.

Para terminar, a continuación incluyo una sección de Preguntas Frecuentes que recopila las dudas más comunes que solemos responder en la consulta sobre este tema, junto con sus respuestas claras y directas. ¡Espero que te sean útiles!

Preguntas frecuentes

¿El aparato para ensanchar el paladar sirve en adultos o solo en niños?

Principalmente sirve en niños y adolescentes jóvenes porque sus huesos todavía se pueden expandir fácilmente. En adultos, la sutura del paladar ya está fusionada, por lo que un expansor tradicional no podrá abrir el hueso. En casos adultos se recurre a técnicas como el expansor MARPE con mini-tornillos (para intentos en adultos jóvenes) o a una cirugía de expansión palatina asistida (SARPE) combinada con expansor. Es decir, en mayores de ~16-18 años solo funciona con ayuda de cirugía ortognática o aparatos especiales, no de forma ortopédica natural.

¿Se puede ensanchar la mandíbula inferior con algún aparato?

No exactamente de la misma forma. La mandíbula (maxilar inferior) es un hueso único sin sutura central, por lo que no se puede “expandir” abriéndolo como el paladar. En pacientes en crecimiento, la mandíbula se ensancha por sí sola con el crecimiento y con aparatos funcionales podemos influir en su forma, pero no existe un “expansor de mandíbula” equivalente. A veces en la arcada inferior colocamos barras o aparatos para redirigir la erupción de los dientes o expandir un poco la forma de la arcada dental (no el hueso en sí). Pero en general, cuando hablamos de expansor nos referimos al paladar (maxilar superior). Si la mandíbula inferior es muy estrecha, se corrige alineando dientes inferiores o en casos extremos con cirugía.

¿Cuánto tiempo tarda en notarse el efecto del expansor de paladar?

¡Muy pronto! En cuestión de semanas se empieza a notar. A los 7-10 días muchos padres ya ven que los dientes frontales se separan un poquito (signo de que el paladar se está expandiendo). Hacia las 3-4 semanas, la mordida cruzada suele corregirse y hay visiblemente más espacio en la arcada superior. Aunque el aparato permanezca varios meses, los resultados iniciales se ven en pocas semanas de activación. Por ejemplo, la apertura del paladar puede ser de 4 a 10 mm en un mes, dependiendo de cuánto necesitemos. Este cambio se refleja en la sonrisa del niño rápidamente. Eso sí, internamente el hueso tarda más en consolidar, por eso mantenemos el expansor puesto aunque ya veamos la mejoría.

¿Duele o molesta mucho llevar el expansor?

Como comenté en detalle antes, no suele doler. Se siente presión en los dientes y el paladar, especialmente justo tras girar la llave cada día, pero es una molestia leve que desaparece pronto. Los primeros días al comer y hablar el niño puede notar el aparato y resultarle un poco incómodo (como un zapato nuevo hasta que “da de sí”). Puede haber leves rozaduras en la lengua o las mejillas, pero suelen ser mínimas con expansores bien diseñados. En general, los niños se adaptan en menos de una semana y llevan una vida normal con el expansor. Si hubiera dolor fuerte (muy raro), se debe contactar al ortodoncista para revisar que todo esté correcto.

¿Afecta el expansor de paladar al habla del niño?

Solo temporalmente. Al principio, los niños pueden tener dificultad para pronunciar algunos sonidos, sobre todo los que requieren poner la lengua en el paladar (la R, la RR, la S, la L…). Es común que hablen gangoso o con ceceo leve los primeros 2 o 3 días. Pero la adaptación del habla es rápida: la lengua aprende a articular con el expansor en su sitio en cuestión de días. Tras una semana, la mayoría habla casi igual que antes. Algunos padres me dicen que su hijo recuperó su dicción normal en 48 horas. En casos aislados puede persistir un ligero ceceo durante todo el tratamiento, pero es poco frecuente. Además, al mejorar la posición del paladar, a largo plazo la pronunciación de ciertos sonidos (como la “ñ” o la pronunciación nasal) incluso mejora en niños que tenían el paladar muy alto.

¿Qué pasa si no se corrige un paladar estrecho a tiempo?

Si un paladar ojival no se expande en la infancia, las consecuencias en la adolescencia/adultez pueden ser más complejas. Un paladar estrecho no corregido suele llevar a: mordida cruzada bilateral, apiñamiento severo que obliga a extraer piezas permanentes, problemas periodontales (encías retraídas por falta de espacio), problemas funcionales de mandíbula (desgastes, molestias ATM) y a veces problemas respiratorios crónicos (por respiración bucal). Y lo peor: ya de adulto, para ensanchar el paladar la única vía efectiva suele ser la cirugía ortognática para separar el maxilar superior, un procedimiento mayor en un hospital. Por eso insistimos tanto en tratar el paladar estrecho en la niñez. Se evitan tratamientos invasivos futuros. Hay un dicho en ortodoncia: “paladar estrecho tratado a tiempo, sonrisa amplia y sana para siempre”. Puede sonar exagerado, pero tiene mucho de cierto.

¿Después del expansor será necesario usar brackets?

Depende del caso. En muchos casos sí, el expansor es la fase I del tratamiento y luego viene la fase II con brackets o alineadores para alinear todos los dientes perfectamente. El expansor corrige la anchura del hueso y crea espacio, pero no mueve por sí solo cada diente a su posición ideal. Así que es común que tras retirarlo pongamos frenillos para colocar cada diente en su sitio óptimo. En otros casos no es necesario: por ejemplo, un niño de 7 años con mordida cruzada y algo de espacio justo puede usar expansor, solucionarse el problema transversal y luego simplemente controlamos la erupción de dientes. Si esos dientes erupcionan rectos gracias al espacio creado, quizá evite los brackets. Cada paciente es único. Tu ortodoncista te informará del plan completo: a veces ya desde el inicio te dirá “haremos expansor y luego brakets”, o en otros “probamos solo expansor y vemos si hace falta algo más”. En cualquier caso, la combinación de expansor + brackets es muy efectiva para lograr una oclusión perfecta.

¿Cómo limpiarse los dientes correctamente con el expansor colocado?

La higiene requiere un poquito más de dedicación, pero es sencilla una vez establecida la rutina. Hay que cepillarse después de cada comida, sin excepción. Se usa un cepillo normal o eléctrico, inclinándolo para limpiar bien entre el aparato y las encías de todos los dientes. Asegúrate de cepillar también el frente del expansor y el paladar alrededor del tornillo. Recomiendo añadir un irrigador de agua: con él se limpia por debajo del aparato y salen restos que el cepillo no llega. Se puede usar hilo dental en los espacios que sea posible (aunque con el aparato fijo algunos contactos están cubiertos, pero en los dientes frontales por ejemplo sí se puede pasar hilo). Finalmente, enjuagar con un colutorio infantil (sin alcohol) ayuda a mantener todo fresco. Es importante que los padres supervisen el cepillado cada noche al menos, para confirmar que el niño está limpiando bien el expansor. Un truco: hacer “sonreír grande” al niño y revisar que no queden restos pegados al aparato ni placa en los bordes gingivales. Con constancia, la higiene con expansor se vuelve tan rutinaria como cepillarse normalmente, solo toma un par de minutos extra.

Espero que esta guía haya resuelto todas tus dudas sobre el aparato para ensanchar el paladar. Como ortodoncista, mi objetivo es informarte con honestidad y acercarte tranquilidad. Si tu hijo necesita un expansor, ya sabes que es un tratamiento común, efectivo y realizado por el bien de su futuro dental y facial. ¡Gracias por leer y confiar en mi experiencia profesional! Estoy a tu disposición para cualquier otra consulta que tengas.

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Dra yolanda Martín cleardent
Odontóloga
La Dra. Yolanda Martín López es una experta en ortodoncia y ortodoncia invisible, que ha consolidado su carrera en Clínicas Cleardent con un enfoque en tratamientos de vanguardia para la alineación dental. Desde sus inicios en odontología general, su dedicación y compromiso con la mejora continua la llevaron a especializarse en ortodoncia en 2012, convirtiéndose en una profesional de referencia en ortodoncia invisible. Su habilidad para adaptarse a las necesidades de cada paciente garantiza resultados precisos y personalizados, reflejando su pasión por la excelencia en cada tratamiento.

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