
En odontología, dentadura se define como el conjunto de las piezas dentales (dientes) presentes en la boca de un individuo, ya sea un ser humano o un animal. En los seres humanos, el término abarca tanto la dentición primaria (dientes de leche infantiles) como la dentición permanente del adulto. También puede referirse a la dentadura postiza, es decir, a las prótesis dentales que sustituyen a los dientes naturales perdidos. La dentadura humana cumple funciones vitales en la masticación de los alimentos y en la articulación del habla, siendo fundamental para la nutrición adecuada y la comunicación verbal. Por ello, su estado influye en la salud general y en la calidad de vida: una dentadura sana permite triturar la comida eficientemente para la digestión y pronunciar sonidos correctamente, mientras que problemas dentales pueden causar dificultad al comer, dolor e incluso afectar la autoestima y las relaciones sociales de una persona. En la especialidad de la odontología (rama de las ciencias de la salud que estudia los dientes y estructuras asociadas), el término dentadura tiene importancia central, pues engloba tanto el estudio de la dentición natural en distintas etapas de la vida como las intervenciones para restaurarla cuando se ve afectada. Un profesional odontólogo o dentista es el encargado de diagnosticar y tratar las afecciones de la dentadura, preservando su función y estética. En suma, la dentadura constituye un concepto amplio que abarca la dentición natural humana en sus dos fases de desarrollo, su comparación evolutiva entre especies, y las prótesis diseñadas para reemplazar dientes, siendo esencial en la salud bucodental y general del individuo.
Dentadura natural humana: La dentadura humana atraviesa dos etapas de desarrollo. La primera es la dentadura decidua o dentición primaria, formada por 20 dientes “de leche” que erupcionan desde los ~6 meses de edad del bebé y cumplen su función durante la infancia. Estos dientes temporales empiezan a ser reemplazados alrededor de los 6 años de edad por los dientes permanentes, un proceso que se extiende hasta la adolescencia. La dentición permanente del adulto consta típicamente de 32 dientes definitivos (16 en cada mandíbula). En cada arcada (superior e inferior), los dientes permanentes se organizan de forma simétrica: por cuadrante hay 2 incisivos frontales (especializados en cortar los alimentos), 1 canino (puntiagudo para desgarrar), 2 premolares (de superficie amplia para triturar) y hasta 3 molares (los más grandes, para moler). Esta distribución heterogénea define a la dentadura humana como heterodonta, con dientes de diversas formas adaptados a funciones específicas. Los terceros molares (muelas del juicio) suelen erupcionar entre los 17 y 25 años, pudiendo quedar retenidos si no hay espacio suficiente. Anatómicamente, cada diente consta de una corona visible recubierta de esmalte y de una o más raíces que se insertan en el hueso de la mandíbula o el maxilar. Los dientes están fijados al hueso mediante una articulación llamada gonfosis, donde el cemento radicular del diente se une al hueso alveolar por medio del ligamento periodontal, formando el periodonto o aparato de soporte dental. El esmalte dental que cubre la corona es el tejido más duro y altamente mineralizado del cuerpo humano (aproximadamente 96% hidroxiapatita cálcica), lo que le confiere gran resistencia al desgaste. Bajo el esmalte se encuentra la dentina (tejido más orgánico y elástico), y en el centro de cada diente está la pulpa dental, que contiene nervios y vasos sanguíneos. En conjunto, la dentadura natural conforma un sistema estructural complejo donde cada diente aporta a la integridad funcional de la arcada: la ausencia o alteración de uno de ellos puede afectar la mordida (oclusión), la distribución de fuerzas masticatorias y la estética de la sonrisa.
Dentadura en odontología comparada: Desde una perspectiva anatómico-evolutiva, el término dentadura también se usa para describir el tipo de dentición característico de una especie animal. Así, se habla de dentaduras homodontas cuando todos los dientes son de forma similar (como ocurre en la mayoría de los peces y reptiles), y dentaduras heterodontas cuando hay distintos tipos de dientes especializados (como en los mamíferos). Por ejemplo, muchos vertebrados no mamíferos poseen numerosos dientes cónicos prácticamente iguales y con recambio continuo durante toda la vida (dentición homodonta polifiodonta), adaptados principalmente a sujetar o tragar presas enteras. En cambio, los mamíferos presentan una dentadura heterodonta con piezas diferenciadas (incisivos, caninos, premolares y molares) y generalmente solo dos generaciones de dientes (dentición difiodonta: decidua y permanente) a lo largo de la vida. Este patrón evolucionado, con dientes de formas especializadas y raíces insertadas en el hueso, mejora la eficacia masticatoria pero implica que una vez perdidos los dientes permanentes no hay recambio natural. De hecho, en la evolución de los vertebrados se observa una tendencia a reducir el número de dientes y la cantidad de renovaciones, a la par que aumenta la complejidad morfológica de cada pieza dental (de muchas piezas homodontas y recambio ilimitado en peces, a menos piezas heterodontas y recambio limitado en mamíferos). Algunos mamíferos incluso han perdido por completo ciertos tipos de dientes (adoncia evolutiva, como en ciertos hervíboros que carecen de incisivos superiores) o presentan dentaduras monofiodontas (solo una dentición sin recambio, por ejemplo en marsupiales como el canguro). El estudio comparado de las dentaduras en distintas especies ofrece información valiosa sobre la adaptación alimentaria y los hábitos de cada animal: por ejemplo, dentaduras especializadas de carnívoros con colmillos desarrollados para cazar, versus dentaduras de herbívoros con amplias superficies molares para moler material vegetal. En síntesis, la palabra dentadura en contexto evolutivo se refiere al conjunto y tipo de dientes de un animal, reflejando adaptaciones funcionales y filogenéticas.
Dentadura postiza (prótesis dental): El tercer significado principal de “dentadura” alude a las prótesis dentales removibles que reemplazan parcial o totalmente a los dientes naturales perdidos. Popularmente llamada dentadura postiza, se trata de un dispositivo protésico hecho a medida que devuelve al paciente desdentado una arcada dentaria funcional. Una dentadura postiza completa sustituye todos los dientes de una arcada (superior o inferior) cuando la persona ha sufrido la pérdida total de los mismos (edentulismo); en cambio, una dentadura parcial removible reemplaza solo los dientes faltantes, acoplándose a los dientes naturales restantes. Las dentaduras completas clásicas constan de una base rígida acrílica rosada que se adapta sobre la mucosa de las encías (cubriendo todo el paladar en el caso superior) y de dientes artificiales montados sobre dicha base. Los dientes protésicos suelen estar hechos de resina acrílica (polímero plástico) o de porcelana cerámica. El acrílico es más ligero y económico, y permite un mejor ajuste oclusal, mientras que la porcelana ofrece una apariencia muy similar al diente natural aunque puede ser más frágil ante caídas. En las prótesis parciales removibles, la estructura incluye típicamente un armazón metálico interno (de aleación de cromo-cobalto, por ejemplo) con ganchos o retenedores que abrazan a los dientes naturales adyacentes para dar estabilidad. La base de la prótesis parcial combina esa estructura metálica con acrílico rosado y dientes artificiales incorporados. Estas dentaduras parciales se encajan y apoyan en la encía y en los dientes presentes, restaurando la continuidad de la arcada. Por su parte, existen también dentaduras completas inmediatas, que son prótesis confeccionadas con anticipación y colocadas inmediatamente tras la extracción de los últimos dientes remanentes, proporcionando al paciente una dentadura transitoria durante la cicatrización de las encías. Después de unos meses, esta dentadura inmediata suele necesitar rebasados (ajustes de la base) o reemplazo por la prótesis definitiva adaptada a la encía ya cicatrizada. En resumen, las dentaduras postizas (completas o parciales) son elementos protésicos removibles diseñados para imitar los dientes y encías naturales en forma, color y función, permitiendo al paciente restaurar la apariencia facial, masticar alimentos e incluso mejorar el habla en ausencia de una dentadura natural intacta.
Dentadura y función biológica: La dentadura natural humana está integrada en sistemas biológicos complejos. Los dientes, como órganos mineralizados vivos, comienzan su desarrollo en la etapa embrionaria y erupcionan siguiendo un patrón temporal preciso a lo largo de la niñez (en el caso de los dientes primarios) y la niñez tardía/adolescencia (dientes permanentes). La erupción dentaria y el recambio de piezas están regulados genéticamente y por factores hormonales, asegurando que la dentadura permanente reemplace a la primaria en el momento adecuado para acompañar el crecimiento de los maxilares. Cada diente permanente se aloja en un alvéolo óseo y está unido al hueso mediante el ligamento periodontal, que actúa como un amortiguador que distribuye las fuerzas masticatorias al hueso alveolar. Este mecanismo permite que la carga al morder se transmita de forma fisiológica al hueso, estimulando su mantenimiento. De hecho, el contacto funcional de los dientes con el hueso (micro-movimientos transmitidos por el ligamento periodontal) es crucial para la homeostasis ósea: cuando se pierde un diente, la falta de estímulo mecánico en el hueso alveolar conlleva su reabsorción gradual (atrofia del reborde). Esa reabsorción ósea pos extracción es un fenómeno biológico bien documentado –tras la pérdida de los dientes, el reborde alveolar se va reduciendo en altura y espesor con el tiempo, alterando la anatomía de la mandíbula o maxilar- lo cual tiene implicaciones importantes para la estabilidad de futuras prótesis.
La dentadura natural desempeña funciones esenciales en la fisiología humana. En la masticación, los dientes actúan como la primera etapa del proceso digestivo: cortan, rasgan y trituran los alimentos, incrementando la superficie de las partículas para facilitar la acción de las enzimas digestivas más adelante. Una dentadura completa y bien alineada permite una masticación eficiente, mientras que la falta de dientes (parcial o total) reduce la capacidad de procesar ciertos alimentos, pudiendo derivar en problemas nutricionales o digestivos. Asimismo, los dientes anteriores (incisivos y caninos) colaboran en la fonación: su presencia y posición adecuada ayudan a la correcta pronunciación de fonemas (por ejemplo, para sonidos labiodentales o interdentales es imprescindible la interacción lengua-dientes). La ausencia de dientes frontales puede provocar defectos de pronunciación y sibilancias. Otro rol biológico de la dentadura es de soporte estructural facial: los dientes y sus raíces mantienen el tono del hueso alveolar y el soporte de los tejidos blandos circundantes (labios, mejillas). Cuando se pierden dientes y hueso, la cara puede adquirir un aspecto envejecido por la pérdida de soporte (colapso de las dimensiones verticales).
A nivel bioquímico, la composición extraordinariamente resistente del esmalte se debe a cristales de hidroxiapatita (fosfato cálcico) altamente organizados. Sin embargo, este mineral puede disolverse en medios ácidos: la caries dental es precisamente un proceso patológico en el cual los ácidos producidos por bacterias de la placa bacteriana desmineralizan el esmalte y la dentina. Cuando los restos de alimentos ricos en azúcares quedan en la boca, ciertas bacterias (especialmente Streptococcus mutans y otras) fermentan esos azúcares generando ácidos orgánicos que bajan el pH local. Un pH por debajo de 5.5 induce la salida de minerales (calcio y fosfatos) del esmalte, formando lesiones iniciales blancas opacas por desmineralización. Si el proceso continúa, se crea una cavidad (agujero) irreversible en el diente –la caries propiamente dicha– que puede progresar hacia la pulpa causando dolor e infección. Según el Instituto Nacional de Investigación Dental de EE.UU., la caries es un daño estructural del diente causado por los ácidos producidos por las bacterias de la placa, y puede llevar a dolor, infección e incluso pérdida del diente si no se trata adecuadamente. Es una de las patologías más comunes que afectan a la dentadura humana en todo el mundo. Otro proceso patológico relevante es la enfermedad periodontal, que compromete los tejidos de soporte de los dientes (encías, ligamento periodontal, hueso). La forma inicial, la gingivitis, es una inflamación reversible de las encías por acumulación de placa bacteriana; pero si progresa a periodontitis, la infección provoca destrucción del hueso alveolar y del ligamento periodontal, resultando en la pérdida de inserción del diente. La periodontitis crónica es una causa líder de aflojamiento y pérdida dental en adultos. Además, la pérdida dental por caries o periodontitis puede iniciar un círculo vicioso: los dientes adyacentes al espacio tienden a moverse o inclinarse, y el diente opuesto (antagonista) puede extruirse, alterando la oclusión y dificultando la higiene, lo que favorece nuevas patologías. Por eso, la ausencia de piezas en la dentadura natural se asocia con mayores riesgos de problemas adicionales si no es tratada.
En el caso de las dentaduras postizas, también intervienen principios biológicos en su funcionamiento. Aunque están hechas de materiales inertes, su correcta adaptación a la boca permite aprovechar fenómenos físicos y fisiológicos para su estabilidad, como la succión entre la base protésica y la mucosa (efecto de sellado periférico en las completas superiores) o el apoyo sobre las áreas resistentes del reborde alveolar. Sin embargo, una consecuencia inevitable del uso prolongado de dentaduras completas sobre el hueso sin dientes es la reabsorción continua de ese hueso debido a la falta de estímulo periodontal –lo que obliga a rebasar (ajustar) o reemplazar periódicamente las prótesis para mantener el ajuste conforme la encía y el hueso cambian de forma. El uso de dentaduras removibles puede alterar ligeramente la capacidad sensorial oral: los pacientes con prótesis completas tienen menos sensibilidad a la temperatura o la textura de los alimentos debido a la barrera acrílica que cubre el paladar y las encías. También puede disminuir la fuerza masticatoria máxima comparada con dientes naturales, ya que la prótesis se apoya solo en la mucosa y no está anclada al hueso como los dientes originales. Aun así, las dentaduras bien confeccionadas y ajustadas restablecen en gran medida la función masticatoria y la estética. Es importante señalar que las prótesis requieren buenos cuidados de higiene: si no se limpian adecuadamente, pueden acumular placa y dar lugar a estomatitis subprotésica (infección por hongos, típicamente Candida albicans, en la mucosa bajo la dentadura). Biológicamente, la mucosa oral bajo una prótesis removible sufre cierto grado de atrofia por la presión crónica, de modo que los odontólogos recomiendan dejar las dentaduras en remojo por la noche para permitir que los tejidos descansen y se mantengan sanos.
Evaluación y diagnóstico de la dentadura: El examen clínico de la dentadura es parte rutinaria de la atención odontológica. Incluye la inspección visual de cada diente para detectar caries, fracturas u otras lesiones, la palpación y examen de las encías alrededor de cada pieza, y la revisión de la oclusión (cómo encajan los dientes superiores con los inferiores). También se utilizan radiografías dentales (intraorales y panorámicas) para evaluar estructuras no visibles directamente: caries interdentales, estado de las raíces, hueso alveolar y presencia de dientes retenidos. Mediante estas exploraciones, el dentista puede confeccionar un odontograma, que es el esquema de la dentadura del paciente indicando los dientes presentes, ausentes, restaurados o con patología. Un diagnóstico completo de la dentadura abarca identificar enfermedades activas (caries, gingivitis/periodontitis), maloclusiones o apiñamientos, desgastes excesivos (por ejemplo, por bruxismo), e incluso alteraciones del desarrollo dental (como agenesias o dientes supernumerarios). La evaluación de la dentadura incluye asimismo valorar la estética de la sonrisa y la funcionalidad al masticar y hablar, aspectos importantes para la planificación de tratamientos.
Tratamientos de la dentadura natural: La odontología dispone de múltiples terapias para conservar o recuperar la salud de la dentadura natural. En casos de caries incipientes, se realizan restauraciones (empastes) eliminando el tejido desmineralizado y rellenando la cavidad con materiales bio-compatibles (resinas compuestas del color del diente, amalgamas metálicas, etc.). Si la caries es muy profunda afectando la pulpa dental, se recurre a la terapia de endodoncia (tratamiento de conducto radicular) para eliminar el nervio infectado y conservar la estructura dental sellándola luego con una corona. Las enfermedades periodontales requieren procedimientos de raspado y alisado radicular para eliminar el sarro subgingival, cirugías periodontales en casos avanzados, y un mantenimiento riguroso para evitar recidivas. Cuando existen malposiciones dentarias o discrepancias en la mordida, el especialista en ortodoncia puede indicar aparatos (brackets, alineadores) para corregir la alineación de la dentadura, mejorando la función masticatoria y la higiene. Un aspecto crítico en el mantenimiento de la dentadura natural es la prevención: profilaxis periódicas (limpiezas dentales profesionales), aplicación de flúor y sellantes en dientes susceptibles, y educación en higiene oral, todo lo cual ayuda a prevenir caries y enfermedad periodontal que comprometerían la dentadura. A lo largo de la vida del paciente, el dentista lleva un control de la integridad de la dentadura –por ejemplo, verificando la erupción adecuada de la dentición permanente en niños, o monitoreando el desgaste y la estabilidad de la dentición en adultos mayores– para intervenir oportunamente si surgen problemas.
Reemplazo de piezas dentarias ausentes: Cuando se pierde uno o más dientes, es fundamental restaurar la integridad de la dentadura no solo por estética sino para mantener la función y evitar las consecuencias del espacio vacío (desplazamientos dentarios e insuficiente masticación). Dependiendo de cada caso, existen varias soluciones protésicas. Si la pérdida es de una o pocas piezas, una opción es una prótesis fija convencional, comúnmente llamada puente dental, que consiste en una estructura protésica cementada sobre los dientes vecinos tallados (pilares) para suspender un diente artificial en el espacio del diente ausente. Otra solución de rehabilitación son los implantes dentales osteointegrados: tornillos de titanio colocados quirúrgicamente en el hueso maxilar/mandibular que actúan como raíces artificiales, sobre los cuales se atornillan o cementan coronas protésicas. Los implantes permiten reponer dientes individuales sin afectar a los dientes adyacentes y ofrecen una solución fija muy estable a largo plazo. Para pérdidas múltiples o totales, además de las mencionadas dentaduras removibles completas o parciales, existen también prótesis híbridas como las sobredentaduras implantosoportadas: en pacientes edéntulos, se pueden instalar 2 o más implantes y confeccionar una dentadura completa que se ancla sobre estos implantes mediante aditamentos (retenedores tipo barra, bolas, imanes, etc.), logrando así una sobredentadura mucho más estable que una convencional. Estudios clínicos han demostrado que las sobredentaduras mandibulares retenidas por dos implantes mejoran significativamente la calidad de vida oral de los pacientes edéntulos, al ofrecer mayor retención y eficacia masticatoria. La planificación del tratamiento prostodóntico requiere impresiones precisas de la boca (ahora a menudo realizadas con escáneres intraorales digitales en lugar de moldes de yeso tradicionales), registros de la mordida para determinar la dimensión vertical y la oclusión deseada, y selección del color y forma de dientes protésicos para armonizar con la fisonomía del paciente. La confección de una dentadura completa convencional suele implicar varias visitas: toma de impresiones preliminares y finales, registro de la relación mandibular (mordida) con rodetes de cera, pruebas de dientes montados en cera para verificar estética y fonética, y finalmente la entrega de la prótesis terminada en acrílico. Una vez entregada la dentadura, el odontólogo verifica puntos de presión y ajusta selectivamente para eliminar roces que lesionen la mucosa. Se instruye al paciente sobre su uso y cuidado, programando controles para ajustes posteriores. En el caso de dentaduras inmediatas, como se mencionó, la prótesis se coloca el mismo día de la extracción dental, evitando al paciente pasar por un periodo sin dientes, pero generalmente requerirá refabricación o rebase tras 6 meses debido a los cambios en la encía durante la cicatrización. En cuanto a la prótesis parcial removible, su elaboración implica diseñar una estructura metálica exacta para que los ganchos se adapten a los dientes pilares y se logre estabilidad; a veces se requieren coronas en esos dientes pilares para mejorar el soporte y la retención de la prótesis. Todos estos procedimientos (puentes fijos, implantes, prótesis removibles) pertenecen al campo de la prostodoncia o rehabilitación oral. El éxito del tratamiento protésico se mide tanto en la adaptación clínica (buena función masticatoria, ausencia de dolor o lesiones en la encía, habla clara) como en la satisfacción del paciente con el resultado estético. Es común que tras la entrega de una dentadura postiza completa, se programe un control a la semana para aliviar puntos dolorosos, y controles periódicos cada 6-12 meses para evaluar el estado del reborde alveolar y la necesidad de ajustes. Un cuidado adecuado por parte del paciente (limpieza diaria de la prótesis, no dormir con ella colocada salvo indicación, manejo cuidadoso) prolonga la vida útil de la dentadura artificial y mantiene la salud de los tejidos orales subyacentes.
La odontología es un campo en constante evolución, y el estudio y tratamiento de la dentadura se benefician de continuos avances tecnológicos y científicos. Uno de los desarrollos más notables de los últimos años es la digitalización de los procesos protésicos. Actualmente, mediante sistemas CAD/CAM (diseño y fabricación asistidos por ordenador), es posible escanear en 3D las arcadas del paciente y diseñar virtualmente una dentadura postiza con ajuste optimizado, para luego fresarla en máquinas automatizadas o incluso imprimirla en impresoras 3D especializadas. Estas dentaduras digitales ofrecen una precisión de ajuste muy alta y reducen el número de sesiones clínicas necesarias. La tecnología de escaneo intraoral y fabricación aditiva ha agilizado la producción de prótesis: por ejemplo, se pueden obtener bases protésicas más exactas y dientes dispuestos de forma ideal según la oclusión virtual planificada. Asimismo, se han introducido materiales innovadores, como las resinas impresas en 3D de alta resistencia y las bases protésicas flexibles de nylon que mejoran el confort (prótesis flexibles sin ganchos metálicos visibles). En el campo de los implantes dentales, las investigaciones se han enfocado en superficies de implante mejoradas para acelerar la osteointegración, así como en técnicas de colocación guiada por ordenador para mayor exactitud en la posición implantaria. Esto ha dado pie al concepto de “carga inmediata”, donde en ciertos casos se puede instalar una prótesis fija provisoria sobre implantes el mismo día de la cirugía, evitando al paciente un periodo sin dientes. También ha cobrado fuerza el uso de implantes cigomáticos (más largos, anclados en el hueso cigomático del pómulo) para rehabilitar dentaduras superiores en pacientes con atrofia ósea severa sin necesidad de injertos. En cuanto a materiales de restauración de dientes naturales, las cerámicas de última generación (porcelanas reforzadas con disilicato de litio, zirconia translúcida) permiten confeccionar coronas y puentes prácticamente indistinguibles de un diente real, devolviendo estética y función a dientes muy deteriorados.
En el ámbito científico, una de las fronteras más apasionantes es la regeneración dental bioingenieril. Durante mucho tiempo se consideró que los humanos, al ser mamíferos difiodontos, no podían formar nuevos dientes más allá de la dentición permanente. Sin embargo, investigaciones recientes en biotecnología buscan estimular el crecimiento de una “tercera dentición” mediante diversas estrategias. Por ejemplo, un equipo de científicos en Japón ha desarrollado un fármaco experimental capaz de inducir la formación de nuevos dientes: este medicamento, que bloquea ciertas señales inhibidoras del desarrollo dental, logró que animales de laboratorio generaran piezas dentales adicionales, y en 2024 iniciará los primeros ensayos clínicos en humanos adultos. De tener éxito, hacia 2030 podría existir un tratamiento farmacológico para regenerar dientes perdidos –un avance revolucionario que algún día quizá reduzca la necesidad de dentaduras postizas. Paralelamente, grupos de investigación en bioingeniería están explorando el cultivo de dientes en laboratorio a partir de células madre. Investigaciones han conseguido ya formar tejido de esmalte artificial y estructuras dentinarias a partir de células madre pulpares. La visión a largo plazo es combinar andamiajes de ingeniería de tejidos, factores de crecimiento y células madre para bioimprimir o cultivar un diente completo que pueda implantarse en el maxilar del paciente. Aunque este objetivo podría estar a décadas de distancia, los expertos consideran plausible que en el futuro la regeneración dental alcance un punto donde sea posible “reponer” un diente perdido con uno nuevo biológico completamente funcional. Otra línea de innovación es la edición genética (p. ej., usando CRISPR) para reactivar genes del desarrollo dental dormidos: recordemos que evolutivamente los mamíferos perdieron la capacidad de regenerar dientes continuamente a cambio de dentaduras más especializadas. Comprender y manipular esas rutas génicas podría permitir reactivar procesos de dentición. En suma, las tendencias actuales van encaminadas no solo a mejorar los sustitutos artificiales de la dentadura (prótesis e implantes más estéticos, cómodos y funcionales) sino a eventualmente superar las limitaciones biológicas que impiden a los humanos regenerar sus dientes perdidos. Mientras esos avances llegan, millones de personas en el mundo siguen beneficiándose de las dentaduras tradicionales y los implantes osteointegrados. De hecho, la odontología digital y la implantología han elevado notablemente el estándar de cuidado protésico: hoy en día, por ejemplo, es posible confeccionar prótesis implantosoportadas de arcada completa (como el sistema All-on-4) en 24-48 horas post-cirugía mediante flujo de trabajo digital, devolviendo al paciente una dentadura fija inmediata. Los materiales biomiméticos también están en desarrollo, como recubrimientos para prótesis que liberan agentes antimicrobianos o estimulan la respuesta de la encía para minimizar la inflamación.
En conclusión, el concepto de dentadura abarca un amplio espectro que va desde la dentición natural humana y su estudio comparado hasta las prótesis dentales artificiales que la sustituyen. Una definición enciclopédica de “dentadura” incluye su composición y clasificaciones (dientes primarios vs. permanentes; dentición humana heterodonta vs. otros tipos zoológicos; prótesis completas vs. parciales), los principios biológicos de su funcionamiento normal (fisiología masticatoria, mantenimiento óseo, etc.) y de sus enfermedades (caries, periodontitis), los procedimientos clínicos para cuidarla o rehabilitarla (tratamientos odontológicos, fabricación de prótesis), así como las últimas innovaciones que prometen transformar este campo. La dentadura, natural o artificial, seguirá siendo objeto de investigación y mejoras continuas, dado su papel central en la salud, la alimentación y la comunicación humanas. Las tecnologías emergentes y la ciencia de vanguardia anticipan un futuro en el que conservar o incluso regenerar una dentadura completa sea cada vez más viable, garantizando a las personas una mejor calidad de vida a través de una salud bucal óptima.

