Concusión Dental

La concusión dental constituye una lesión traumática de los tejidos periodontales caracterizada por daño al ligamento periodontal sin desplazamiento visible del diente ni alteración en su posición habitual dentro del alvéolo. Esta afección se produce cuando fuerzas de impacto moderadas se transmiten a través de la estructura dental hacia los tejidos circundantes, causando inflamación localizada y un aumento de la sensibilidad a la percusión, sin provocar movilidad patológica significativa ni avulsión del elemento dentario. La concusión representa el grado más leve dentro del espectro de lesiones traumáticas que afectan al aparato de soporte dental.

En el contexto de la odontología moderna, la concusión dental adquiere relevancia como una entidad clínica frecuentemente subdiagnosticada debido a la ausencia de signos clínicos evidentes durante la inspección visual inicial. Su correcto diagnóstico y manejo resultan fundamentales para prevenir complicaciones a largo plazo como necrosis pulpar, reabsorciones radiculares patológicas o anquilosis dentoalveolar. La identificación temprana y el tratamiento adecuado de esta condición contribuyen significativamente a mejorar el pronóstico del órgano dental afectado, permitiendo la preservación de la integridad funcional y estructural de los tejidos periodontales y pulpares comprometidos por el trauma.

Componentes y características principales

Anatomía y tejidos involucrados

La concusión dental comprende primariamente una afectación del ligamento periodontal, estructura fibrosa compuesta por fibras colágenas organizadas en haces que conectan el cemento radicular con el hueso alveolar. Este complejo tisular contiene además elementos celulares como fibroblastos, osteoblastos, cementoblastos, células progenitoras mesenquimales y una rica red neurovascular responsable de la nutrición y sensibilidad de los tejidos periodontales. Durante el trauma concusivo, se produce un daño microscópico en estas estructuras, particularmente en las fibras de Sharpey que anclan el diente al hueso, junto con microhemorragias en el espacio periodontal que generan una respuesta inflamatoria localizada.

La membrana periodontal posee un grosor aproximado de 0.15 a 0.38 mm, variando según la edad del paciente, el tipo dentario y la función masticatoria. Este espacio limitado determina que incluso alteraciones inflamatorias mínimas puedan generar manifestaciones clínicas significativas como hipersensibilidad a la percusión. El edema resultante del trauma comprime las terminaciones nerviosas periodontales, principalmente fibras Aδ mielinizadas y fibras C amielínicas, desencadenando la sintomatología dolorosa característica. Adicionalmente, pueden verse afectados indirectamente los vasos sanguíneos que nutren al complejo pulpar a través del foramen apical, lo que explica la posibilidad de complicaciones pulpares secundarias a traumatismos concusivos aparentemente leves.

Clasificación y espectro de lesiones traumáticas dentales

La concusión dental se ubica en el extremo más leve del espectro de traumatismos dentoalveolares según la clasificación de Andreasen, que categoriza estas lesiones en función del tipo de tejidos afectados y la severidad del daño. Este sistema taxonómico posiciona a la concusión como una lesión de los tejidos periodontales de soporte, diferenciándola de otras entidades más severas como la subluxación (donde existe movilidad sin desplazamiento), la luxación extrusiva, intrusiva o lateral (con desplazamiento en diferentes direcciones) y la avulsión completa (exarticulación total del diente).

La distinción entre concusión y otras lesiones periodontales traumáticas se establece mediante criterios clínicos específicos: la ausencia de movilidad dental patológica, la preservación de la posición normal del diente en su alvéolo, y la presencia de sensibilidad aumentada a la percusión vertical u horizontal. Esta diferenciación resulta fundamental para el establecimiento de protocolos terapéuticos apropiados y la predicción del pronóstico. Cabe señalar que frecuentemente la concusión puede coexistir con fisuras o fracturas coronarias incipientes, lo que aumenta la complejidad diagnóstica y terapéutica de estos casos.

Principios biológicos y científicos fundamentales

Biomecánica del trauma dental

La concusión dental se produce cuando fuerzas de impacto moderadas se transmiten a través de la estructura dentaria hacia los tejidos periodontales circundantes. Desde una perspectiva biomecánica, este proceso implica la transferencia de energía cinética desde el agente traumático hacia la estructura dentoalveolar, generando una compresión transitoria del espacio periodontal. Los estudios de dinámica tisular han demostrado que impactos con magnitudes de fuerza entre 20 y 40 Newtons aplicados en ángulos específicos pueden generar concusiones sin provocar desplazamiento dental.

El vector y la distribución de fuerzas juegan un papel crítico en la determinación del tipo de lesión resultante. Los impactos frontales directos tienden a transmitir las fuerzas a lo largo del eje longitudinal del diente, mientras que los laterales generan momentos de flexión en la interfaz periodonto-radicular. La resiliencia natural del ligamento periodontal, conferida por su arquitectura fibrilar y su contenido hídrico, funciona como un mecanismo amortiguador que disipa parcialmente estas fuerzas. Sin embargo, cuando la magnitud del impacto supera el umbral de resistencia tisular, se producen microdesgarros en las fibras periodontales y disrupciones vasculares microscópicas que caracterizan histológicamente a la concusión.

Respuesta inflamatoria y procesos de reparación

Tras el trauma concusivo, se inicia una cascada inflamatoria caracterizada por vasodilatación local, incremento de la permeabilidad vascular y afluencia de células inflamatorias, principalmente neutrófilos y macrófagos, hacia el ligamento periodontal afectado. Esta respuesta está mediada por una compleja interacción de mediadores bioquímicos, incluyendo prostaglandinas, leucotrienos, citoquinas proinflamatorias (IL-1β, TNF-α, IL-6) y quimiocinas que modulan el reclutamiento celular y la progresión de la respuesta reparativa.

La fase inicial inflamatoria aguda, que persiste aproximadamente 48-72 horas, da paso a una fase proliferativa caracterizada por la migración y diferenciación de células mesenquimales progenitoras residentes en el ligamento periodontal. Estas células expresan factores de crecimiento específicos (PDGF, TGF-β, BMP-2) que estimulan la síntesis de matriz extracelular y la neoformación de fibras colágenas. La resolución completa del proceso inflamatorio y la regeneración estructural del ligamento periodontal generalmente se completan en un período de 7 a 14 días, dependiendo de la intensidad del trauma inicial y de factores biológicos individuales como la edad, el estado inmunológico y la presencia de comorbilidades.

Impacto neurovascular y alteraciones sensoriales

El incremento de la sensibilidad a la percusión, signo patognomónico de la concusión dental, deriva de la sensibilización de nociceptores periodontales por mediadores inflamatorios y la compresión mecánica de terminaciones nerviosas. Estudios electrofisiológicos han demostrado una disminución del umbral de activación de las fibras nerviosas periodontales tras traumatismos leves, así como alteraciones en la conducción neural que pueden persistir incluso después de la resolución aparente de los signos clínicos.

Paralelamente, las microhemorragias en el espacio periodontal pueden comprometer temporalmente la microcirculación local, generando áreas focales de hipoxia tisular. Esta alteración en la perfusión sanguínea, si bien generalmente reversible en concusiones no complicadas, tiene potencial para afectar secundariamente la vascularización pulpar, especialmente en dientes con ápices estrechos o calcificados donde el suministro vascular es más vulnerable. Investigaciones recientes utilizando técnicas de flujometría láser Doppler han evidenciado reducciones transitorias del flujo sanguíneo pulpar en dientes con diagnóstico de concusión, correlacionándose estas alteraciones con cambios en la respuesta sensorial pulpar a estímulos térmicos y eléctricos.

Procedimientos clínicos asociados

Diagnóstico y evaluación clínica

El diagnóstico de la concusión dental se fundamenta principalmente en la anamnesis detallada del evento traumático y la exploración clínica minuciosa. Durante la entrevista inicial, resulta esencial documentar el mecanismo del trauma, el tiempo transcurrido desde el incidente, intervenciones previas realizadas y la existencia de sintomatología asociada. La exploración física debe incluir la inspección visual de los tejidos blandos circundantes, evaluación de la posición y alineación del diente en el arco, tests de movilidad dental y pruebas de percusión vertical y horizontal.

Las pruebas de sensibilidad pulpar constituyen un componente diagnóstico fundamental, empleándose comúnmente estímulos térmicos (prueba al frío con tetrafluoroetano o hielo, prueba al calor) y eléctricos (pulpómetro) para evaluar la integridad neurosensorial del complejo pulpar. Los resultados de estas pruebas deben interpretarse con cautela, considerando que es frecuente observar respuestas alteradas transitoriamente tras traumatismos incluso leves, sin que necesariamente indiquen daño pulpar irreversible. La exploración radiográfica convencional mediante técnicas periapicales con diferentes angulaciones permite descartar la presencia de fracturas radiculares o alteraciones del espacio periodontal. Sin embargo, la concusión dental típicamente no presenta signos radiográficos patognomónicos, lo que puede dificultar su diagnóstico diferencial exclusivamente por este medio.

El desarrollo de técnicas diagnósticas avanzadas como la tomografía computarizada de haz cónico (CBCT) ha mejorado significativamente la capacidad para detectar alteraciones sutiles en los tejidos periodontales y óseos periradiculares. El CBCT permite la visualización tridimensional del espacio periodontal, facilitando la identificación de microensanchamientos focales o irregularidades en su continuidad que podrían pasar desapercibidos en radiografías convencionales. Adicionalmente, técnicas como la flujometría láser Doppler y la oximetría pulpar ofrecen información valiosa sobre el estado vascular pulpar, aunque su aplicación en la práctica clínica cotidiana sigue siendo limitada por disponibilidad y costos.

Abordaje terapéutico y manejo clínico

El manejo terapéutico de la concusión dental se orienta fundamentalmente hacia el control del proceso inflamatorio, la preservación de la vitalidad pulpar y la monitorización de posibles complicaciones. En la fase aguda, se recomienda la prescripción de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como ibuprofeno o naproxeno para controlar la sintomatología dolorosa y modular la respuesta inflamatoria periodontal. La posología y duración del tratamiento farmacológico deben individualizarse según la intensidad de los síntomas y las características del paciente.

La implementación de medidas dietéticas específicas constituye un aspecto relevante del manejo inicial, recomendándose una alimentación semi-blanda durante los primeros días que evite la sobrecarga funcional del diente traumatizado. Igualmente importante es la instrucción en técnicas de higiene oral adaptadas, utilizando cepillos de cerdas suaves y complementando con enjuagues de clorhexidina al 0.12% durante la primera semana para controlar la carga bacteriana y prevenir complicaciones infecciosas.

A diferencia de traumatismos más severos, la concusión dental generalmente no requiere procedimientos de estabilización mediante férulas, exceptuando casos con lesiones concomitantes o cuando existe sensibilidad extrema que interfiere significativamente con la función masticatoria. En tales situaciones, puede considerarse la aplicación de férulas flexibles no rígidas durante un período máximo de 7-10 días, tiempo suficiente para permitir la resolución de la inflamación periodontal aguda sin propiciar procesos de anquilosis.

El seguimiento clínico y radiográfico constituye un componente esencial del protocolo terapéutico, recomendándose reevaluaciones a las 48-72 horas, 1 semana, 1 mes, 3 meses, 6 meses y anualmente durante al menos 3 años. Durante estas sesiones de control se deben repetir las pruebas de sensibilidad pulpar para monitorizar la evolución de la respuesta neurosensorial, prestando especial atención a signos de degeneración pulpar como la disminución progresiva de la respuesta a estímulos, cambios cromáticos coronarios o desarrollo de lesiones radiolúcidas periapicales.

Complicaciones potenciales y su manejo

Las complicaciones derivadas de una concusión dental no tratada o inadecuadamente monitoreada incluyen principalmente alteraciones pulpares y periodontales que pueden manifestarse en períodos variables tras el trauma inicial. La necrosis pulpar aséptica representa la complicación pulpar más frecuente, desarrollándose en aproximadamente el 3-6% de los casos de concusión en dientes permanentes completamente formados, porcentaje que se incrementa significativamente en dientes con ápices inmaduros o con antecedentes de traumatismos previos.

Los signos clínicos sugestivos de necrosis pulpar incluyen la ausencia progresiva de respuesta a estímulos térmicos y eléctricos, cambios cromáticos coronarios (oscurecimiento o tonalidad grisácea) y desarrollo de sintomatología dolorosa espontánea o a la percusión. Radiográficamente, se puede evidenciar obliteración del conducto radicular por calcificación distrófica, reabsorciones radiculares internas o externas, o desarrollo de lesiones radiolúcidas periapicales. Ante la confirmación diagnóstica de necrosis pulpar, el tratamiento endodóntico convencional constituye la terapéutica indicada, adaptando el protocolo a las características específicas del caso (grado de desarrollo radicular, presencia de calcificaciones, etc.).

Otra complicación relevante es la calcificación progresiva del espacio pulpar o metamorfosis cálcica, proceso caracterizado por la deposición acelerada de dentina terciaria reactiva que conduce a la obliteración parcial o completa de la cámara pulpar y conductos radiculares. Esta entidad, que puede desarrollarse en el 4-24% de los dientes con antecedentes de concusión, representa un mecanismo defensivo pulpar ante la agresión traumática, pero puede complicar significativamente procedimientos endodónticos futuros si fueran necesarios. Los estudios longitudinales indican que aproximadamente un 10-16% de los dientes con metamorfosis cálcica progresiva desarrollarán eventualmente necrosis pulpar, lo que justifica su seguimiento periódico a largo plazo.

En el ámbito periodontal, las complicaciones incluyen reabsorciones radiculares externas inflamatorias o por reemplazo, anquilosis dentoalveolar y pérdida de inserción localizada. La reabsorción radicular inflamatoria se asocia a daño pulpar y periodontal combinado, mientras que la reabsorción por reemplazo y la anquilosis dentoalveolar representan alteraciones en los procesos regenerativos del ligamento periodontal, conduciendo a la fusión directa entre el cemento radicular y el hueso alveolar, con consecuencias funcionales y estéticas potencialmente significativas, especialmente en pacientes en crecimiento.

Avances e innovaciones actuales

Desarrollos en métodos diagnósticos

Los avances tecnológicos han revolucionado las capacidades diagnósticas en traumatología dentoalveolar, permitiendo la detección precoz de alteraciones tisulares microscópicas previamente indetectables. La tomografía computarizada de haz cónico (CBCT) con resoluciones submilimétricas posibilita la evaluación tridimensional del espacio periodontal, la identificación de microfracturas radiculares y la detección temprana de procesos reabsortivos incipientes. Los protocolos de adquisición de imágenes específicamente desarrollados para traumatismos dentales, con campos de visión reducidos y parámetros optimizados, han mejorado significativamente la precisión diagnóstica mientras se minimiza la exposición radiológica del paciente.

Las tecnologías basadas en bioluminiscencia y fluorescencia han comenzado a aplicarse experimentalmente para la evaluación in vivo de la vitalidad pulpar, superando las limitaciones de las pruebas de sensibilidad convencionales que evalúan exclusivamente la función neural. Dispositivos como el pulpómetro láser Doppler, la oximetría de pulso dental y la termografía infrarroja proporcionan información cuantitativa sobre el flujo sanguíneo pulpar y la actividad metabólica tisular, permitiendo valoraciones más objetivas y reproducibles de la condición pulpar tras traumatismos.

En el ámbito molecular, el desarrollo de biomarcadores específicos para daño periodontal y pulpar ha abierto nuevas posibilidades diagnósticas. La determinación de niveles de proteínas específicas y mediadores inflamatorios en fluido crevicular gingival o saliva, como metaloproteinasas de matriz (MMP-8, MMP-9), proteína de unión a calcio S100A8/A9, fosfatasa alcalina y aspartato aminotransferasa, ha demostrado correlacionarse con el grado de daño periodontal, ofreciendo potencial para pruebas diagnósticas mínimamente invasivas capaces de predecir la evolución y pronóstico en casos de concusión dental.

Innovaciones terapéuticas y enfoques regenerativos

El paradigma terapéutico en traumatología dental ha evolucionado hacia enfoques biológicamente orientados que promueven la regeneración tisular y preservan la vitalidad pulpar. La aplicación de terapias basadas en factores de crecimiento derivados de plaquetas (PDGF), proteínas morfogenéticas óseas (BMPs) y concentrados plaquetarios autólogos (plasma rico en plaquetas, fibrina rica en plaquetas) ha demostrado potencial para acelerar la cicatrización periodontal y estimular procesos regenerativos en tejidos comprometidos por traumatismos.

La terapia fotobiomoduladora mediante láser de baja potencia representa otra innovación con evidencia creciente de efectividad en el manejo de traumatismos dentoalveolares. La irradiación con longitudes de onda específicas (típicamente 630-980 nm) y parámetros dosimétricos optimizados ha demostrado efectos bioestimulantes que modulan la respuesta inflamatoria, promueven la angiogénesis y aceleran la regeneración tisular. Estudios clínicos controlados han evidenciado que la aplicación de terapia láser en dientes con diagnóstico de concusión reduce significativamente la prevalencia de necrosis pulpar tardía y promueve la resolución más rápida de la sintomatología asociada.

En el campo de la endodoncia regenerativa, el desarrollo de protocolos de revascularización pulpar mediante desinfección mínimamente invasiva del sistema de conductos y estimulación del sangrado periapical ha transformado el abordaje de dientes traumatizados con ápices inmaduros. Esta aproximación, que facilita la migración de células madre mesenquimales desde los tejidos periapicales hacia el espacio pulpar, ha demostrado potencial para promover el desarrollo radicular continuado y el establecimiento de un tejido pulpar-like con capacidad funcional, reduciendo las complicaciones asociadas a tratamientos endodónticos convencionales en dientes con formación radicular incompleta.

Tendencias en prevención y manejo poblacional

La prevención primaria de traumatismos dentoalveolares ha ganado relevancia en las estrategias de salud pública odontológica. El desarrollo de protectores bucales personalizados con materiales de última generación que combinan propiedades de absorción de impacto y confort ha mejorado su aceptación y utilización en actividades deportivas de riesgo. Estudios epidemiológicos demuestran que la implementación de programas preventivos estructurados, que incluyen la utilización sistemática de protectores bucales en deportes de contacto, ha reducido significativamente la incidencia de traumatismos dentoalveolares, incluidas las concusiones dentales.

La educación y entrenamiento especializado de profesionales de primera línea de atención (médicos de urgencias, pediatras, profesores, entrenadores deportivos) en el reconocimiento y manejo inicial de traumatismos dentales representa otra estrategia con impacto significativo en el pronóstico. La difusión de protocolos simplificados de actuación inmediata y el desarrollo de aplicaciones móviles específicas para orientar el manejo prehospitalario de estas lesiones han contribuido a optimizar las intervenciones durante la denominada «fase de oro» tras el traumatismo, período crítico que influye determinantemente en el resultado terapéutico final.

Desde una perspectiva de salud pública, diversos sistemas sanitarios han implementado registros centralizados de traumatismos dentoalveolares que permiten la monitorización epidemiológica, la identificación de factores de riesgo poblacionales y la evaluación de la efectividad de intervenciones preventivas. Estas bases de datos, integradas con historiales clínicos electrónicos, facilitan además el seguimiento longitudinal de casos y la implementación de protocolos estandarizados de atención basados en evidencia, contribuyendo a la mejora continua de los resultados clínicos en el manejo de la concusión dental y otras lesiones traumáticas del aparato estomatognático.

Dr Ismael Cerezo Director Médico Grupo Cleardent
Director Médico
El Dr. Cerezo, director médico de Clínicas Cleardent, es reconocido por su compromiso con la excelencia en implantología y cirugía oral. Con una destacada experiencia internacional en técnicas avanzadas, lidera un equipo que ofrece tratamientos de vanguardia, priorizando la salud y satisfacción del paciente. Su formación en cirugía guiada, carga inmediata y regeneración ósea le permite ofrecer soluciones integrales y de alta calidad, posicionando a Cleardent como referente en el sector odontológico.

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